Irák - 10 de septiembre de 2022
Ante disputas y peleas entre los de arriba, en medio de un mar de hambre, desocupación y miseria:
Irrumpen los explotados en lucha política de masas tomando el palacio de gobierno
¡Expropiación sin pago y bajo control obrero de la industria petrolera!
Las armas deben estar puestas al servicio del pueblo, no del saqueo imperialista y sus socios locales
¡Hay que desarmar a los generales y comandantes burgueses! ¡Un hombre un fusil!
Solo un gobierno obrero y campesino podrá sacar a las masas de la miseria y unificar a toda la nación
¡Por los Estados Unidos Socialistas de Magreb y Medio Oriente!
La semana pasada sectores de las masas iraquíes irrumpieron en el edificio de gobierno, en medio de la fortificada “Zona Verde” (donde se encuentran todas las sedes de gobierno y diplomáticas importantes) de Bagdad. Se bañaron en las piletas y anduvieron por los lujosos parajes de la residencia del primer ministro al grito de “disolución del parlamento y todo el gobierno de corruptos”. Paralelamente hubieron marchas multitudinarias en varias ciudades del sur de Irak.
Muchos de los que allí estuvieron hacía 3 semanas que venían acampando afuera del parlamento. Moqtada Al Sadr, un clérigo chiita del sur de Irak, había llamado a tomarse el parlamento a principios de agosto en contra de los intentos de nombrar otro primer ministro que no fuera él.
Al Sadr venía negociando los cargos del gobierno con la burguesía chiita pro iraní. El día 29 de agosto, Al Sadr dio un discurso público donde manifestó su renuncia a pelear todo cargo político y llamó a que los manifestantes se retiren de las calles de Bagdad, pero el sector que estaba movilizado se negó a irse y dejar que asumiera un nuevo gobierno hambreador y avanzó sobre las instalaciones de gobierno. En su acción, más explotados se sumaron, hartos de tanta desocupación y miseria.
Ni bien las masas irrumpieron en el edificio de gobierno, intervino el ejército con armamento pesado y balas de plomo, dejando más de 40 muertos y 700 heridos. El propio Al Sadr condenó semejante acción públicamente, apoyando la represión, dejando en claro que “prefiere un gobierno de corruptos antes que esta violencia contra las instituciones” y llamando a que “no se hagan ni siquiera marchas pacíficas” y “se retiren inmediatamente”. Los tenían que sacar de las calles, porque, entre medio de sus disputas, los explotados vieron una oportunidad de poder destituir a tantos gobernantes que se encargan de dejarlos en la más terrible desocupación y miseria. Las disputas entre Al Sadr y los pro iraníes son por quién ocupa el puesto de garante del saqueo del petróleo para las Siete Hermanas que se roban el oro negro de Irak, pero todas sus fuerzas, sus guardias armadas están en primer lugar para aplastar a las masas, y todos apoyan al ejército cuando se trata de reprimir a los explotados sublevados.
La contrarrevolución en Irak: el petróleo se lo embolsa el imperialismo y las masas no tienen más que miseria
Semejante acción que empujó a la toma del palacio de gobierno, a las marchas en el sur de Irak, y a posteriores marchas que se dieron luego, fue motorizada por las condiciones de miseria que se viven en el país. A pesar de ser el segundo exportador de petróleo de la OPEP y que tiene planificado aumentar su producción para exportar más a Europa, continúan siendo persistentes los cortes de luz a causa de la escasez de electricidad. La tasa de desocupación sobrepasa el 30%, llegando al punto tal que ni siquiera los estudiantes de ingeniería en petróleo ven una salida laboral cuando se reciban. En el país del Tigris y el Éufrates no hay agua potable en los hogares.
¿A dónde van semejantes riquezas de petróleo que hay en Irak? Se la roban las petroleras imperialistas, y dejan al pueblo en la miseria. Eso es lo que ven las masas, por eso arremetieron contra el gobierno ni bien se abrió una brecha entre los de arriba, que rápidamente la cerraron y llamaron a una nueva negociación y posibles elecciones anticipadas para legitimar el nuevo gobierno que acuerden. Todavía continúan negociando y se cuidan muy bien de no abrir nuevas brechas, pues saben que en cualquier momento las masas pueden irrumpir nuevamente.
Una nación partida en tres donde cada burgués local quiere ser el garante del saqueo imperialista
Al Sadr había ganado las últimas elecciones que se hicieron octubre, pero sin lograr los 2/3 que se necesitan para ser electo primer ministro. Además, los dirigentes del otro sector en disputa habían mandado a sus partidarios a ocupar el parlamento, tal cual lo hizo Al Sadr hace un mes, desconociendo los resultados de estas elecciones. Desde ese momento es que ambas fracciones de la burguesía chiita vienen disputando quién se queda con el puesto de Primer Ministro, teniendo en cuenta que este puesto le corresponde a los chiitas y que solo hay lugar para uno de ellos. Es que tras la invasión del 2003, los yanquis impusieron un régimen de dominio basado en sus cañoneras, donde comandaron a dirigentes sunnitas, chiitas y kurdos para que cada uno controle a las masas en su parte del territorio, y un gobierno de unidad nacional entre los representantes de ellos.
Los yanquis no pueden imponer directamente el orden que necesitan, ni ante las disputas burguesas ni para aplastar a las masas. Es que se vieron obligados a retirar sus tropas de Irak debido a la lucha contra la guerra de la clase obrera norteamericana. Es esta la que le ata las manos al imperialismo para poder realizar toda aventura contrarrevolucionaria en el mundo semicolonial. Por eso los yanquis tienen que seguir recurriendo a las fracciones burguesas de Irak y sus bandas paramilitares. Ser quién lidera el trabajo sucio a cuenta de las petroleras en esta situación, y los negocios que vienen con ello, es de lo que se trata la disputa actual entre Al Sadr y los proiraníes.
La salida para los explotados parte de expropiar a las petroleras y terminar con el saqueo
No importa cuál de los dos sectores se termine quedando con el puesto de Primer Ministro, nada bueno habrá allí para las masas. Es que todos seguirán garantizando el saqueo del petróleo iraquí. Ya sea que asuma el gobierno Al Sadr o Al Sudani, las petroleras imperialistas seguirán siendo las verdaderas ganadoras. Irak seguirá siendo un pozo de petróleo donde las Siete Hermanas tienen conectada una manguera para extraer las riquezas y no pagar más que por el mantenimiento y la custodia de la misma, dejando a las masas en extrema miseria.
Por ello, la única salida para la clase obrera y los explotados parte de expropiar sin pago a toda la industria petrolera, sin pago y bajo control obrero. ¡Hay que recuperar la riqueza para los iraquíes! ¡Fuera el imperialismo! ¡Detengamos el saqueo! Así como se irrumpió en las oficinas de gobierno, ¡hay que tomarse los pozos de petróleo!
Las armas deben estar al servicio del pueblo, no de las petroleras. ¡Hay que desarmar a las fuerzas burguesas, todas al servicio de las petroleras, y tomar sus armas! ¡Un hombre, un fusil! Hay que poner en pie milicias obreras y campesinas para defendernos de todas sus guardias de seguridad. ¡Disolución de la casta de oficiales del ejército! ¡Comités de soldados rasos que se pasen del lado de los comités de obreros y campesinos!
¡Paso a los Shora, los consejos de obreros y campesinos pobres, que se coordinen por localidad, región y a nivel nacional!
¡Abajo el régimen del protectorado iraquí y todos sus lacayos locales! ¡Por un gobierno provisional revolucionario obrero y campesino!
Una misma pelea junto a las masas iraníes y de todo Medio Oriente
La lucha de las masas iraquíes contra todas las fracciones burguesas que garantizan el protectorado yanqui plantea la unidad con los trabajadores iraníes. Es que ambos enfrentan el mismo enemigo de los ayatollahs, que con su Guardia Contrarrevolucionaria Islámica reprime a los trabajadores iraquíes sublevados y a los iraníes cuando ganan las calles, como lo vienen haciendo los últimos años.
En la sublevación de la clase obrera y los campesinos pobres de Irak y de Irán está la llave de la unidad y revertir la derrota histórica que significó la división de las filas obreras entre chiitas y sunnitas que profundizó a grados extremos el imperialismo con sus sirvientes tras la guerra Irak-Irán de los ’80, que dejó millones de muertos. Es que una irrupción del conjunto de las masas explotadas iraquíes (sunnitas, chiitas y kurdas) junto con los obreros de Irán soldaría la unidad de todas las filas obreras y de los explotados contra un enemigo claro: el imperialismo que saquea la región con sus petroleras y sus sirvientes de todo tipo y color, hasta los ayatollahs contrarrevolucionarios.
Esta es precisamente la tarea en todo Magreb y Medio Oriente. Combatir contra todos los ocupantes en Siria desde la resistencia que hoy gana las calles. Destruir al estado de Israel junto a la resistencia palestina que no se rinde. Derrocar a las dictaduras de Sudán, Egipto, al gobierno de unidad de Líbano. Es una misma pelea de todos los explotados en toda la región. ¡Por los Estados Unidos Socialistas del Magreb y Medio Oriente!
El gran aliado es la clase obrera de los países imperialistas
Fueron los trabajadores norteamericanos los grandes aliados de las masas iraquíes que con su lucha impusieron el retiro de las tropas yanquis y el debilitamiento de todo el estado iraquí. Ellos le atan las manos al ejército yanqui a que no pueda pisar Irak.
Hoy los obreros en EEUU, en Europa y en todos los países centrales están recibiendo el ataque de sus burguesías imperialistas con carestía de la vida, intentando hacerles pagar los costos de su crisis. Le quieren imponer las condiciones de los obreros iraquíes.
Le va la vida al proletariado norteamericano y europeo levantar como parte de sus demandas en la lucha contra su burguesía imperialista las demandas del mundo semicolonial que sus imperialismos oprimen y saquean. ¡El enemigo está en casa y son las siete hermanas y sus estados mayores imperialistas!
En Medio Oriente, EEUU y Europa, ¡una misma clase contra un mismo enemigo! |