28 de julio de 2017
A la 55 Asamblea Anual Antiguerra
A los Zengakuren [Federación Japonesa de Asociaciones de Estudiantes Autoorganizados]
Al Comité de la Juventud Antiguerra
A La Liga Comunista Revolucionaria de Japón - Fracción Marxista Revolucionaria (JRCL-RMF)
Camaradas
Saludamos la 55 Asamblea Antiguerra, que se realiza en un momento crucial para la clase obrera mundial.
El reformismo, el stalinismo y renegados del marxismo le quisieron hacer creer a los trabajadores que el capitalismo saldría del crack mundial del 2008 sin atacar todas las conquistas de la clase obrera de forma decisiva, sin golpes contrarrevolucionarios y sin guerras. Anunciaron -como lo hicieron corrientes socialimperialistas como el NPA francés, el PTS de Argentina, el SWP inglés y demás renegados del marxismo, junto al stalinismo- que el imperialismo dominaba el planeta expandiendo la democracia. El reformismo le quiere vender a los trabajadores que existe un sistema capitalista juvenil y floreciente cuando éste ya está decrépito y en estado de putrefacción; y cuando lo que expande no es democracia sino fascismo y guerra.
Aquí y allá, el reformismo le ató las manos a la clase obrera para que ésta no pudiera responder a la altura de la feroz guerra que largó el sistema capitalista imperialista mundial contra la clase obrera internacional a partir de 2008.
Desde la FLTI / Colectivo por la Refundación de la IV Internacional, compañeros, saludamos entonces vuestra Asamblea Antiguerra. Ustedes están encabezando los combates de los trabajadores japoneses contra el gobierno antiobrero de Abe, socio del imperialismo yanqui. Llaman a derrotar la máquina de guerra imperialista. Han planteado que su enemigo está en casa, mientras que sus aliados no son más que los trabajadores y los pueblos oprimidos del mundo y del Pacífico en particular. Es que allí tendrá la fuerza decisiva la clase obrera japonesa, siendo capaz de unir sus reclamos y combates contra el imperialismo, con los obreros chinos, coreanos, filipinos, etc.
Saludamos la lucha que dimos en común, en la misma barricada de los explotados en los combates del Magreb y Medio Oriente y de Siria en particular, donde enfrentamos al genocida Bashar Al Assad, las masacres del sicario Putin y del imperialismo.
Juntos combatimos a las aristocracias y burocracias obreras de los sindicatos y al stalinismo, que en este año 2017, al cumplirse el centenario de la victoria de la revolución de octubre, sigue vivo y aún traicionando y llevando a crueles derrotas a la clase obrera mundial.
Es que, luego del '89 y la entrega definitiva de la URSS al imperialismo, la burguesía resguardó a los partidos stalinistas de todo el mundo para que, desde los sindicatos y las organizaciones de lucha de las masas, sigan cumpliendo su pérfido rol contrarrevolucionario de colaboración de clases. Lo sostuvieron como fuerza contrarrevolucionaria de la restauración capitalista, como en Cuba, China, Vietnam, etc. Contaron, para ello, con los liquidadores de la IV Internacional, los renegados del trotskismo. Ellos, entregando el programa del socialismo revolucionario, se pasaron abiertamente al campo del stalinismo, renunciando a la lucha por la revolución socialista. Así devinieron ellos en un neostalinismo.
Camaradas,
Participamos de esta Asamblea Antiguerra en el centenario de la heroica revolución de octubre, que demostró que el proletariado mundial podía hacerse del poder y que su victoria sólo era posible con el triunfo de la revolución socialista mundial, o de lo contrario toda conquista se perdería.
Eso afirmaban los internacionalistas de Kienthal y Zimmerwald, los marxistas revolucionarios del siglo XX. Rendimos homenaje entonces a quienes hace 100 años impulsaron al proletariado a tomar el cielo por asalto.
Denunciamos a los traidores, a la lacra stalinista que entregó esa enorme conquista que significó la URSS. Más que nunca sostenemos que la única salida inmediata a la bancarrota del sistema capitalista, a los padecimientos inauditos de las masas explotadas del mundo y a las guerras y genocidios -que no hacen más que profundizarse en el siglo XXI- es la victoria de la revolución socialista. Hoy como ayer, para lograrla, habrá que ayudar al proletariado internacional a sacarse de encima la loza del stalinismo, los renegados del marxismo y todas las burocracias obreras que a cada paso, compradas por el sistema capitalista mundial, traicionan sus combates y entregan todas sus conquistas.
Luchemos juntos por recuperar las conquistas perdidas. No cesará nuestro combate hasta que triunfe la revolución socialista a nivel internacional. Ese es nuestro mejor homenaje a la revolución de octubre y a los combates actuales de la martirizada clase obrera mundial.
Los bolcheviques, tomando el poder junto a los internacionalistas de Europa, fueron los que demostraron cómo derrotar las guerras imperialistas y a sus propias pandillas imperialistas y sus ofensivas contrarrevolucionarias en el mundo. El grito de guerra fue "el enemigo está en casa" y llamaron a la clase obrera a dar vuelta el fusil contra sus propios verdugos y a la victoria de la revolución socialista. No hay otra salida posible al atolladero de crisis, barbarie, fascismo y guerra al que lleva este sistema en bancarrota. La alternativa hoy más que nunca sigue siendo socialismo o barbarie.
Por eso gritemos juntos: ¡Que viva la revolución de octubre! ¡Paso al internacionalismo militante!
Camaradas,
Hoy vemos una nueva onda expansiva del crack mundial del 2008. Hoy un nuevo huracán del crack golpea a los BRICS, abriendo crisis, recesión y estancamiento que amenazan con llevar a la ruina a Brasil, India, Sudáfrica; y una crisis que ya golpea las puertas de Rusia y China.
El mercado mundial capitalista se ha achicado. La capitalización de las empresas en las principales bolsas del mundo se redujo en un 50%. El comercio internacional se estancó. Las transacciones financieras internacionales se contrajeron en un 33%. El precio de las materias primas tuvo una baja espectacular. Sin ir más lejos, el valor del petróleo cayó de 140 dólares el barril en 2011 a 50 dólares en la actualidad. Los bancos imperialistas siguen acopiando bonos basura.
A 8 años de bancarrota capitalista vemos cómo este sistema se ha sostenido. Fue gracias a los agentes del gran capital, que en el movimiento obrero se han dedicado a deshacer todo intento de ofensiva revolucionaria de masas que desde 2008 golpea al planeta. Desorganizaron, desde las burocracias sindicales y los partidos socialimperialistas, la ofensiva de la clase obrera europea, clavándole una puñalada por la espalda a lo más avanzado de la misma, como a las revoluciones en Grecia, Ucrania y a los combates de la clase obrera francesa. Sometieron a la clase obrera del viejo continente al Maastricht imperialista.
Sostuvieron al asesino Putin, que actúa como un verdadero gendarme a cuenta del capitalismo mundial en toda la zona de Eurasia.
En América Latina, con el Foro Social Mundial y el stalinismo entregaron Cuba al imperialismo, a la resistencia colombiana y, con la farsa de la "revolución bolivariana", entregaron el ascenso revolucionario de las masas de ese continente.
Mientras tanto sostenían un pacto con el carnicero Obama, ese Bush tiznado que no fue más que el gran organizador en la trastienda de la masacre de las masas de Medio Oriente y el que encabezó uno de los ataques más grandes a la clase obrera norteamericana arrebatándole todas sus conquistas. Sostuvieron al "izquierdista" Sanders, que con su verborragia "socialista" engañó a los trabajadores norteamericanos para luego llevarlos a los pies de la Clinton.
Camaradas,
La mayor de las tragedias se produjo cuando el imperialismo concentró todas sus fuerzas para parar esta ofensiva revolucionaria de las masas. Ello sucedió en Ucrania y en Siria, donde se contuvo la oleada revolucionaria iniciada en 2011 en Túnez; y en Europa con los acontecimientos revolucionarios de Grecia que amenazaron con expandirse al este europeo.
Hoy, el resultado de esta política se concentra en la Siria martirizada y con las masas de Medio Oriente, como en Yemen, Marruecos, Bahrein, Egipto y las mismas masas palestinas masacradas a mansalva.
En Siria, 600.000 explotados fueron asesinados en una cruel guerra contrarrevolucionaria. Ello equivale a dos veces y media la destrucción que causaron las bombas de Hiroshima y Nagasaki juntas a la salida de la segunda guerra mundial en Japón. El napalm y fósforo blanco se volvió moneda corriente para aplastar una heroica revolución de masas y escarmentar allí a todos los trabajadores y pueblos oprimidos del mundo.
Siria quedó invadida y partida. Su revolución fue ensangrentada, cercada y entregada desde adentro por la cínica burguesía sunnita en la conferencia de Astana, que garantiza la sobrevivencia del régimen genocida de Al Assad.
Esta ofensiva contrarrevolucionaria se encubrió en los cinco continentes con la así llamada "guerra contra el terrorismo islámico": una siniestra política de las direcciones traidoras y del stalinismo en particular, que presentaron al fascista Al Assad, al sicario contrarrevolucionario Putin y a los mandarines esclavistas de China como los más grandes aliados de los explotados del mundo. Todos desarrollaron una islamofobia que fue la base de apoyo que tuvo el imperialismo para consumar su masacre en todo Medio Oriente y seguir robando el petróleo y las riquezas de toda esa región.
Camaradas
Las distintas potencias imperialistas han logrado frenar una ofensiva revolucionaria y tirarle su crisis a las masas. Ahora ha comenzado una disputa abierta entre ellas por el mercado mundial que se ha achicado terriblemente. El capitalismo sigue sin salir de la crisis. Una brutal guerra comercial ha comenzado.
La Alemania imperialista aliada a Francia se ha subido al barco de la UE de Maastricht y ha comenzado a disputarle abiertamente a EEUU zonas de influencia.
El Japón imperialista ha quedado unido por miles de lazos a los piratas yanquis, con los que piensa terminar de dominar y controlar el Pacífico.
El gobierno de Trump ha roto los pactos, como el del Atlántico y el Pacífico, con los que EEUU con Obama intentaba mantener su supremacía en la política y economía mundial. Los piratas yanquis votaron "EEUU primero" y rompieron los acuerdos comerciales con Alemania y la UE de Maastricht. Anunciaron que llevarán a una comisión del parlamento para sancionar a todas las empresas que comercien con EEUU haciendo dumping. Cerraron las fronteras con México desde donde Alemania con sus 2000 empresas inundan el mercado norteamericano. Profundizaron el embargo sobre las cuentas de la nueva oligarquía y aristocracia gran rusa. Esto indica que marchan a disputar el acuerdo de Putin con la Merkel que le permite a ésta recibir gas barato directamente desde Rusia sin pasar por la Ucrania bajo control yanqui. De eso se trata las últimas sanciones de EEUU a Rusia, de impedir la finalización de dicho gasoducto llamado Nordstream 2.
La crisis, el crack y el achicamiento del mercado mundial han llevado ya a una guerra comercial abierta que plantea la siguiente cuestión: si a EEUU le va bien, a la Europa imperialista de Maastricht le irá mal, y viceversa.
La política de "EEUU primero" también significa que éste, para mantener su supremacía, debe encerrarse y patear las barreras aduaneras del mundo y de sus competidores.
"EEUU primero" significa que EEUU duplica su presupuesto militar y multiplica por mil la producción de fuerzas destructivas.
Ya Trump ha proyectado una inversión de 700 mil millones de dólares para gastos militares, lo que equivale a dos tercios del presupuesto de los 28 países de la OTAN. Y los yanquis ya empezaron a gastar a cuenta. En base a esta inversión en el aparato industrial militar -a la que se suman 280.000 millones de dólares para las empresas de alta tecnología de investigación balística- se explica el crecimiento de 1,6% de la economía norteamericana de los últimos 3 años: es la guerra... el desarrollo de una economía para la destrucción.
Camaradas
La ofensiva militar y contrarrevolucionaria del imperialismo ya empezó.
Las batallas que se preparan por el control del Pacífico no son las primeras. Hay que hablar claro.
Los bombardeos norteamericanos en 2017, comparados con años anteriores, en Afganistán, Irak, Siria, Yemen han aumentado un 50%. EEUU tiró 15 mil bombas de alto poder destructivo en el planeta en los primeros cuatro meses de este año. Ha dejado naciones masacradas, no solo Siria, sino también Yemen...
La catástrofe de Hiroshima y Nagasaki está aquí, con armas convencionales de un poder destructivo inclusive superior al de las bombas nucleares que se tiraron al final de la segunda guerra en Japón.
Y esto es solo un anticipo de lo que tiene preparado el imperialismo para salir de su crisis, si la clase obrera mundial no lo detiene.
Trump dijo que "no hay potencia dominante que no gane una guerra"... y hace rato que los yanquis no pueden ganar una abiertamente porque los trabajadores de su país no se lo permiten, como no lo permitieron ni en Vietnam ni en Irak en 2008. Y sin embargo, con el apoyo de las direcciones traidoras, creando una campaña siniestra de islamofobia, comenzaron a sentar las bases del regreso de EEUU con sus cañoneras disparando abiertamente en Medio Oriente, como lo vemos en Raqa y Deir ez Zor en Siria y Mosul en Irak, con la excusa de la "lucha contra el terrorismo".
Esta enorme victoria imperialista es lo que permite hoy ir a éste a ofensivas superiores en el Pacífico y amenazar con atacar militarmente a Corea del norte. Ha encontrado allí un nuevo "eje del mal": a la pandilla contrarrevolucionaria de Kim Jong Un. Éstos serían los "nuevos terroristas nucleares"... la excusa perfecta para preparar un ataque militar a gran escala.
La amenaza militar contra Corea del Norte es también parte de una ofensiva estratégica de EEUU y Japón para semicolonizar china. Esta vez, el plan del imperialismo en China es no sólo romper sus barreras aduaneras limitando el comercio con EEUU, sino también su objetivo es quedarse con todas las empresas del estado que den ganancias y que abastecen a las transnacionales imperialistas en ese país. Este es el plan imperialista que expresa la enorme tensión que hay en el Mar de la China.
Los yanquis, si quieren dominar completamente el Pacífico, deben revertir la derrota que le propinaron las masas coreanas en el año 1952. Deben recuperar desde el paralelo 38 hasta la frontera con China y transformar a esa península en una gran colonia que le permita luego terminar de semicolonizar o inclusive partir a China.
En este momento esto significa que EEUU y Japón deben imponerle a China que ésta obligue a su aliado Kim Jong Un a desarmarse y a rendirse. Debe mandar hombres a su frontera con Corea. Ya Trump hizo responsables a los mandarines chinos de cualquier acción militar que lleve a cabo Kim.
Para esto, EEUU -mientras pone todo su arsenal de guerra en operaciones militares en el Pacífico- se encuentra también negociando durísimas sanciones comerciales contra Corea del Norte para cercarla, y embargando el norte de la Península para multiplicar por mil los padecimientos del pueblo coreano, sometido a una hambruna crónica.
En Corea del Norte, un bloqueo de este tipo en este momento ES UN GOLPE DE LA MISMA ENVERGADURA O SUPERIOR A UNA BOMBA NUCLEAR. Es que esta sanción y embargo económico a esta nación se desarrolla en momentos en que en Norcorea se vive una de las peores sequías de su historia, quizás superior a la de fines de los '90 que costara 2 millones de muertos.
¿Qué es lo que todos temen? Un estallido de los hambrientos, los esclavos de Corea del Norte, que derroten a los Kim, tomen su armamento, se unifiquen con los obreros de Corea del Sur y reabran el camino de la revolución coreana que golpee duramente a las fronteras chinas y subleve a la clase obrera de ese país.
La asesina autocracia de los Kim quiere sostenerse con manu militari controlando a las masas y administrando sus negocios del contrabando de armas y de la comisión que cobra esa burguesía esclavista en fábricas cárceles que producen para las transnacionales que están en Corea del Norte, en frontera con Corea del Sur y que ellos administran. Con sus bravatas militares y mostrando un mínimo arsenal atómico y misilístico, busca chantajear al imperialismo para que reconozca su régimen como el gendarme de Corea. Los Kim, de forma tardía, quieren que EEUU los reconozcan como el garante contrarrevolucionario de estabilidad en la región y que sean quienes ataquen y disciplinen a su clase obrera (una de las más castigadas y superexplotadas del mundo), cuestión que vienen cumpliendo muy bien desde la segunda guerra mundial.
Pero la ofensiva contrarrevolucionaria del imperialismo yanqui no da respiro. Sus estrategas saben perfectamente lo que está en juego en la región. Lo quieren obligar a Kim Jong Un a rendirse, tal como se rindió la burocracia stalinista de la URSS, que tenía un arsenal de 6000 ojivas nucleares y terminaron todos como gerentes del City Bank y socios menores de la Merkel y la Basf y la E.ON en el saqueo alemán. Quieren la rendición, como con el chavismo en Venezuela o con Lula y el PT de Brasil, o como lo hicieron los Ayatollahs iraníes, que actuaron como tropas gurkas del imperialismo yanqui contra la revolución siria.
La política imperialista, para profundizar su ofensiva contrarrevolucionaria sobre China y el control definitivo del Pacífico -donde pasa el 40% del comercio mundial, mayoritariamente a cargo de las transnacionales- es crear agentes directos del imperialismo en Corea y en toda la región. Ello incluye echar a la pandilla de los Kim, ya sea con invasión, con cercos y bloqueos, o recreando una fracción proyanqui al interior del ejército norcoreano. Todo con un solo objetivo: imponer la relación de fuerzas y demostrar que EEUU es LA potencia del Pacífico.
Pero el imperialismo no tiene las manos libres al interior de EEUU y de Japón, puesto que no cuenta -ni ha conquistado aún- un apoyo de masas para acciones contrarrevolucionarias a gran escala. Mucho menos un ataque nuclear de las potencias imperialistas tendría este apoyo a nivel internacional.
Pero esto no significa ni se puede descartar que en su ofensiva económica, política y militar contra Corea del Norte, no busque cambiar esa relación de fuerzas a nivel internacional.
Por ello, un salto en las conflagraciones militares, inclusive nucleares, comienza a estar puesta a la orden del día no sólo en Corea, sino en toda esa región, en el nuevo período histórico de contraofensiva imperialista que se está abriendo.
El gobierno de Trump ya ha hecho responsables directos de lo que haga el régimen de Kim y ha amenazado no solo a China, sino también a Rusia. Hacia allí va dirigida la ofensiva estratégica del imperialismo yanqui, que no es otra que disputarle a Alemania y la Europa de Maastricht los mercados ruso y chino. Alemania lo disputa por ahora solo comercialmente y los yanquis además militarmente.
El proletariado mundial debe prestar una enorme atención a los acontecimientos y las guerras que están en ciernes en el Pacífico. Quizás, de ello dependa la vida de la generación actual y la siguiente del proletariado.
A no dudarlo que la guerra comercial entre los bloques imperialistas que se están formando, disputándose a dentelladas el mercado mundial, mañana terminarán como los buitres, picoteándose por la presa, es decir, abriendo el camino a la III guerra mundial, que comenzará, si el proletariado no lo impide, como terminó la segunda: con bombazos nucleares.
Camaradas
¡Este sistema imperialista debe morir! Por delante sólo depara hambruna, fascismo y guerras.
Mientras tanto, esta Nueva Izquierda de Syriza, Podemos, stalinistas y renegados del trotskismo, ha declarado que su combate es por ampliar la democracia. Ellos son los herederos de la política contrarrevolucionaria centralizada desde Moscú en el siglo pasado; del FSM que viene de enterrar los procesos revolucionarios de las últimas décadas. Son la Nueva Izquierda que han formado un movimiento llamado "democracia real". Allí también se han organizado supuestos "anticapitalistas" de palabra y renegados de la lucha por el socialismo en los hechos. Esta gente hace rato que ha roto con la lucha por la revolución socialista... pero ahora ya ha inclusive renunciado a hablar de ella. Se escudan en la democracia burguesa que sale de la misma cloaca que el fascismo y la guerra: el sistema capitalista mundial.
Camaradas
El aplastamiento de la revolución siria es la que abrió la posibilidad de un ataque militar concentrado en Corea del Norte. Envalentonó al imperialismo y su poder destructivo. Le permitió a éste tomar confianza para largar un ataque en gran escala a las conquistas de la clase obrera mundial.
Las derrotas de Medio Oriente, la entrega de Cuba al imperialismo, los combates entregados de la clase obrera europea son los que en última instancia crearon las condiciones para que el imperialismo pueda llenar de sangre el Pacífico.
En toda esa región la primera tarea de la clase obrera es combatir por expulsar, disolver y desmantelar todas las bases militares imperialistas japonesas y yanquis de esa región... de Japón a Corea del Sur, de Chile a Filipinas, y expropiar e incautar todos los bienes del imperialismo, sus transnacionales y sus bancos que saquean a los 15 países del Trans Pacífico (inclusive China).
Las obligaciones de los obreros japoneses, como plantean ustedes, valientes comunistas revolucionarios de Japón, es desarmar al imperialismo japonés y expulsar a las bases yanquis de ese país. Los obreros japoneses deben forjar una férrea unidad con los obreros norteamericanos, que tienen en sus manos paralizar la mayor máquina de guerra contrarrevolucionaria del planeta. Ese es el camino para unificarse con los obreros chinos y coreanos para destruir y demoler ese pacto infame de los yanquis y Japon que esclaviza al Pacífico y al mundo entero.
Las guerras que están en curso solo las pararán la clase obrera, si es capaz de distinguir que atrás del gobierno fascista contrarrevolucionario de los Kim hay una clase obrera, que trabaja como esclava en maquilas y los campos de arroz, que de forma desesperada lucha por sobrevivir en medio de una hambruna generalizada que ha comenzado.
Solo la clase obrera surcoreana luchando contra el gobierno lacayo del imperialismo de Moon Jae In de Corea del Sur podrá, unido con sus hermanos del norte, derrotar a la banda de asesinos contrarrevolucionarios de la dinastía de los Kim y conquistar una Corea unificada, socialista e independiente.
Los trabajadores del Pacífico y del mundo deben saber que si Corea del Norte es derrotada e invadida por el imperialismo, ésta y toda la península será sometida a un martirio y esclavitud un millón de veces superior a la impuesta por los mismos Kim. Se impondrá allí un arsenal militar y nuclear imperialista con un millón de veces más capacidad destructiva que el de los Kim hoy. Basta mirar las naciones oprimidas invadidas y aplastadas por las fuerzas de la contrarrevolución y el imperialismo en Medio Oriente para percibir el grado de barbarie y retroceso nacional que éste impone como fuerza vencedora en los pueblos que oprime.
Solo la clase obrera de la península de Corea y de todos los países del Pacífico, avanzando a la revolución socialista, podrá parar las guerras contrarrevolucionarias que están en gestación.
El grito de guerra de los trabajadores de Corea del Sur y del Norte no puede ser otro que el de: "una sola nación, una sola Corea socialista sin transnacionales, sin los Kim, sin bases militares extranjeras, que garantice el pan y el trabajo digno para todos y la independencia nacional". La revolución coreana completará la tarea que el stalinismo en el año '52 abortó, que es, expulsar al imperialismo yanqui y sus agentes de toda la península de Corea... barrerlos desde el paralelo 38 hasta el mar. Este es el único camino para terminar con toda aventura destructiva de los chacales del Pacífico.
Camaradas
La tarea del momento no es otra que reagrupar las filas del proletariado mundial para parar esta ofensiva contrarrevolucionaria del imperialismo.
Las masas no se han rendido. Ni la resistencia siria, ni las masas palestinas, ni mucho menos la clase obrera norteamericana han sido sacadas de escena.
En Latinoamérica, las burguesías bolivarianas se derrumban de rodillas, entregando las naciones de ese subcontinente al imperialismo. Así lo han hecho Maduro en Venezuela, los Castro entregando Cuba, Morales en Bolivia o Kirchner en Argentina. Ahora, el imperialismo viene a por todo y la clase obrera presenta batalla, con heroicas huelgas, como los mineros y docentes de Perú y Colombia, o con la lucha de los trabajadores de Argentina y de la poderosa clase obrera brasilera.
En el África negra, el movimiento obrero nuevamente se pone de pie exigiendo justicia por los mineros que trabajaban en las minas de la Anglo American, asesinados el 16/8/2012 en Marikana (Sudáfrica).
Los sinvergüenzas de las pandillas imperialistas y sus secuaces del G20 reunidos en Hamburgo se han percatado de que aún están muy lejos de asentar sus victorias parciales actuales. Allí, la juventud rebelde y los obreros avanzados de Europa le hicieron recordar, con el infierno desatado en las calles de Hamburgo, que la clase obrera está de pie y no se ha rendido. Los que se han rendido han sido sus direcciones traidoras. Ese fuego del infierno de Hamburgo hay que llevárselo a todos los explotadores del planeta. En él deben arder también todas las direcciones que traicionan a la clase obrera mundial.
¡Hay que parar las masacres y genocidios y las guerras contrarrevolucionarias que están en curso contra los explotados del mundo entero!
Hay que terminar de derrotar al stalinismo y sus secuaces, los renegados del marxismo, que han salvado por ahora al sistema capitalista mundial.
Hay que poner en pie una conferencia y un frente de lucha internacional para romper el cerco y parar la masacre a las masas sirias, de Yemen, de Egipto y todo Medio Oriente. Una conferencia internacional y frente de lucha para unir y centralizar el combate de la clase obrera mundial para parar toda agresión militar del imperialismo y las fuerzas contrarrevolucionarias contra la clase obrera del Pacífico.
Ha llegado la hora de la unidad de los internacionalistas para centralizar su combate en todo el mundo. Ha llegado la hora de dispersar las fuerzas del reformismo, los traidores de la revolución proletaria. No podemos perder más tiempo.
¡Reagrupemos las fuerzas del marxismo revolucionario internacional! ¡Derrotemos los escollos del stalinismo y los renegados del marxismo que le impiden la victoria a la clase obrera y sus combates!
¡Luchando por la revolución socialista, derrotemos al régimen burgués, al imperialismo y sus guerras!
Para que la clase obrera viva, el imperialismo debe morir.
Colectivo por la Refundación de la IV Internacional / FLTI