Ante el hambre, la desocupación, la falta de productos básicos y la renuncia del Primer Ministro:
Las masas no dejan las calles de todo el país y se enfrentan al ejército
¡Gobierno provisional revolucionario obrero y campesino!

En la tarde del 15/7 el primer ministro interino Saad Hariri, representante de la burguesía sunnita, renunció a su cargo luego de una reunión con el presidente Aoun (de la burguesía cristiana y aliado a la burguesía chiita de Hezbollah) porque no pueden formar gobierno. La crisis de los de arriba se profundiza.
En ese mismo día, el dólar aumentó de 19000 a 21000. Ya no se consigue nafta, ni medicamentos y no hay electricidad. Hartos de esta situación las masas volvieron a las calles. Cortaron las principales rutas del país. Hubieron protestas en las principales ciudades como Beirut, Trípoli, Sidón y Tiro, en las cuales hubo choques con el ejército, que fue a desalojar los cortes con gases lacrimógenos y tanquetas. Ya el día anterior habían ingresado a la casa del ministro del interior Mohamed Fahmy, un ex oficial del ejército que dirige la represión en Líbano, luego de hacer retroceder a las fuerzas de represión.
¡Que caiga el presidente y todo régimen del pacto de Taif tutelado por la ONU de “unidad nacional” entre la burguesía sunnita, cristiana y Hezbollah! ¡Desarme de las bandas paramilitares de Hezbollah y todas las fuerzas de represión!
¡Por comités de soldados rasos que desobedezcan a sus generales y sus órdenes de reprimir al pueblo! ¡Hay que avanzar a poner en pie los comités de trabajadores y las clases medias arruinadas del campo y la ciudad!¡Por un gobierno provisional revolucionario obrero y campesino!
El levantamiento de Líbano es hermano de la resistencia siria, la lucha de la clase obrera y el pueblo iraní contra las ayatollahs, la sublevación en Irak y el combate del pueblo palestino contra el ocupante sionista. Es una sola lucha enfrentando al mismo enemigo: las petroleras imperialistas y sus distintos agentes con los que saquean la región y hunden a las masas en la miseria. En Magreb y Medio Oriente, ¡una misma intifada!