Victoria imperialista que ha derrotado
provisoriamente a la nación afgana
LAS TAREAS DE LA CLASE OBRERA MUNDIAL CON SUS HERMANOS, LOS PUEBLOS OPRIMIDOS AGREDIDOS POR EL IMPERIALISMO
Presentamos en este periódico las Tesis sobre la guerra del Comité Organizador del Trotskismo Principista (Cuarta Internacional). En estas páginas avanzamos en el programa y las tareas de acción revolucionaria inmediatas que surgen del desarrollo actual de la guerra. El mismo lo ponemos como moción para la acción de las organizaciones obreras y de masas y como propuesta para avanzar y dar pasos en la reunificación de las filas del trotskismo principista, que permita identificar con claridad a los que se mantienen en un programa revolucionario bajo los agudos embates de la revolución y la contrarrevolución mundial. Nuestra lucha por un Kienthal y Zimmerwald para reunificar las filas del trotskismo principista contra los renegados de la IV Internacional, encuentra un terreno fecundo en los agudos enfrentamientos de la revolución y la contrarrevolución.
La derrota nacional de Afganistán por parte del imperialismo angloyanqui y de la Alianza del Norte y demás fracciones burguesas de los señores de la guerra y la tierra, ha disgregado al país y lo ha hecho retroceder a bombazos limpios definitivamente a la Edad Media. Fragmentado en territorios en poder de los señores de la guerra, luchas interétnicas alentadas por facciones burguesas que compiten en servilismo a las potencias imperialistas, con “aduanas” internas donde se cobra “peaje” por transitar. Al hambre, la sequía y la parálisis económica del país ha sucedido un escenario de más hambre y opresión, donde las masas indefensas sólo atinan a huir del genocidio que está en curso.
Centenares de miles se hacinan semicongelados de frío y en condiciones terribles de hambre y enfermedad, en campamentos de refugiados en las fronteras con Pakistán e Irán. Contra todos los panoramas angélicos de mujeres felices y liberadas, se esconde que éstas sólo han reemplazado la “burqa” pashtún por el “chodairi” tradicional de las afganas del norte, pero siguen tan imposibilitadas de caminar tranquilas por la calle como antes, y ahora no están seguras frente a los ataques y las violaciones, ni dentro de sus casas.
Los trotskistas llamamos a los trabajadores y los pueblos del mundo a alinearse incondicionalmente con los trabajadores y el pueblo afgano contra el imperialismo. Sabíamos que, tras las bombas y una derrota militar de la nación afgana, el régimen que de esa derrota iba a surgir sería mil veces más hambreador y terrorista que el Talibán, como los hechos ya lo están demostrando, con una nación partida, bajo control de bandas armadas cipayas del imperialismo, que se disputan entre sí las rutas del comercio, las comisiones de los futuros gasoductos, usando a las masas como carne de cañón. Es que, con la derrota nacional de Afganistán, este país ha quedado atado con dobles y triples cadenas al imperialismo.
¡Esto vuelve a mostrar, por si no fuera suficiente ilustración toda la historia del siglo XX, que el imperialismo sigue siendo en el siglo XXI aún más que nunca, reacción en toda la línea!
Esta derrota nacional del pueblo afgano pone en dificultades al proletariado y las masas en lucha en el resto de los frentes de batalla en la guerra de clases que enfrentan revolución y contrarrevolución. Pero el imperialismo angloyanqui apunta no tan sólo a quedarse con el botín de Afganistán fragmentado que mañana sea partido, como el Kosovo, entre las potencias imperialistas: prepara nuevos ataques, como contra Irak. ¡Y mañana irán por la revolución palestina, la vanguardia de las masas explotadas del mundo!
El proletariado de los países imperialistas va a ser la primera víctima del fortalecimiento relativo que han logrado los imperialismos, especialmente el angloyanqui, gracias al triunfo provisorio en Afganistán. Este proletariado, que hoy no ha reaccionado en apoyo a sus hermanos de clase, debido a que está atrapado en la trampa de sus direcciones traidoras, está ya sufriendo un enorme castigo en los EE.UU. e Inglaterra, mientras se preparan nuevas aventuras bélicas, al compás de la crisis que empuja a los monopolios a mayores y más decisivos avances en su dominio del planeta. En estos países, y en EE.UU. especialmente, si hoy vemos afianzarse y profundizarse un bonapartismo que ha barrido de un golpe las libertades democráticas formales de que se jactaban estas potencias, y multiplicarse los despidos y los ataques a las conquistas obreras al compás de la recesión que empeora, veremos mañana surgir el fascismo, para ponerse a tono con sus hazañas en los países semicoloniales y prepararse para futuras guerras interimperialistas por el nuevo reparto del mundo.
Mientras en Kandahar, Osama Bin Laden y el Mullah Omar de forma cobarde, después de haber abandonado el poder y la absoluta mayor parte del territorio sin disparar un tiro ni expropiar al imperialismo, están resistiendo para desde allí negociar su participación en un gobierno fogoneado por la ONU, el imperialismo, etc., la heroica resistencia en Kunduz ha demostrado que los 10.000 milicianos chechenos, pakistaníes y árabes, como las gloriosas brigadas internacionales de la Revolució!n Española de los años ’30, no son mercenarios, sino que han ido allí a luchar convencidos de que la lucha en Afganistán, por el triunfo afgano, es la misma lucha que en Chechenia y en el resto de los pueblos oprimidos de Medio Oriente y Asia.
Por eso los trotskistas gritamos bien fuerte: ¡Viva la heroica resistencia y la lucha ¡ las brigadas antiimperialistas, obreras y campesinas que resisten en Kunduz! ¡Fuera la burguesía talibán que abandonó el campo de batalla sin tirar un solo tiro, ni tocar uno solo de los intereses imperialistas en la región!
Se ha perdido una batalla y no la guerra, y aún en el territorio mismo de Afganistán, por el síndrome de Vietnam, el imperialismo no ha podido poner tropas en el terreno, con lo que no se puede terminar de consolidar su victoria en un solo acto, por lo que no ha podido hacer valer su victoria en forma contundente.
¡Fuera el imperialismo de Afganistán! ¡Fuera los bombardeos y las tropas imperialistas, fuera la ONU y sus personeros! Ningún futuro les espera a los afganos en manos del imperialismo que lo ha masacrado, levantando una y otra vez gobiernos títeres o agentes directos que han venido expoliando y oprimiendo a los obreros y a las masas. A cada profundización del nivel de sujeción al imperialismo, se profundiza el hambre, la miseria, la masacre.
¡Fuera de Afganistán el rey, los reyezuelos, Rabbani, la ONU, Bush, Blair y sus enjuagues contra las masas! ¡Por un gobierno obrero y campesino basado en el armamento generalizado de la clase obrera y el campesinado, de la burguesía y los señores de la guerra!
¡Por una verdadera Asamblea Nacional revolucionaria con delegados uno cada mil habitantes, que recupere a la nación afgana, que rompa con el imperialismo y les dé la tierra a los campesinos, que nacionalice el comercio exterior, resuelva un plan económico obrero y popular al servicio de las masas explotadas de Afganistán y la región, liquide todo estado confesional y levante el derecho democrático de autodeterminación de las distintas etnias para impedir toda opresión que imponen las burguesías étnicas sobre sus propias clases obreras y campesinado y sobre el resto de las etnias!
Nada puede esperar la clase obrera de las direcciones burguesas, como lo demuestra la cobarde huida del talibán, la entrega y la traición de Arafat al pueblo palestino, y la entrega y la cobardía de todas las burguesías nacionales de Medio Oriente, sirvientes del imperialismo.
¡Abajo el gobierno cipayo de Musharraf de Pakistán, y todos los gobiernos títeres y agentes directos del imperialismo contra las masas de la región! El proletariado y las masas pakistaníes deben retomar el camino de sus luchas y huelgas generales, y la acción antiimperialista, organizándose en forma independiente de las direcciones burguesas que los usan para discutir sus negocios en el reparto de Afganistán, rompiendo con las madrasas y los mullahs y formando comités obreros y campesinos armados.
¡Fuera las petroleras yanquis, inglesas, holandesas, francesas, españolas y de toda Europa, y sus sirvientes las petroleras australianas, generadoras todas ellas de guerras y ataques a las masas! ¡Por la nacionalización sin pago y de la producción petrolera y su puesta en funcionamiento bajo control obrero! La guerra nacional en Afganistán es hermana de las luchas de liberación nacional contra el imperialismo de todo Medio Oriente, el Magreb, y Asia Central, incluyendo a las ex repúblicas soviéticas.
Las bandas armadas de los carniceros alentadas y dirigidas por los monopolios petroleros y el gobierno de Bush que los representa, buscan quedarse con los 3 billones de riquezas petroleras que descubrieron en Kazajistán, Uzbekistán y Tayilistán. Son esas burguesías, socias menores de los imperialistas, las sostenedoras de la Alianza del Norte, con el respaldo de Putin y la burguesía gran rusa. ¡Abajo las nuevas burguesías tayika, uzbeka y kazaja, socias menores de la rapiña de las petroleras imperialistas! ¡Por la restauración de la dictadura del proletariado y de gobiernos obreros y campesinos en esas repúblicas ex soviéticas!
¡Abajo Putin y la burguesía gran rusa, verdaderos patrocinadores de la Alianza del Norte, que intentan fortalecer su posición para discutir en mejores condiciones su porción de la renta petrolera frente al imperialismo! Esta nueva burguesía canalla, surgida de las entrañas del stalinismo en la ex URSS, está siendo hoy utilizada como en los Balcanes, como el imperialismo utilizó a Milosevic y los nacionalistas gran serbios para aplastar a los bosnios y apoderarse del Kosovo, para después reventar Yugoslavia y mandar al mismo Milosevic y a sus secuaces a prisión.
No hay lugar, ante la ofensiva imperialista, en medio de la crisis económica mundial, para nuevas naciones independientes. El capital financiero imperialista va por todo. A las burguesías nacionales que hoy usa para aplastar a la nación afgana los va a mandar al basurero de la historia cuando ya no le convenga, como ha hecho ahora con Bin Laden y sus socios talibán.
La clase obrera rusa debe ponerse a la cabeza de parar el genocidio del pueblo checheno y levantar las banderas de autodeterminación de los pueblos oprimidos. El proletariado y el pueblo rusos deben comprender que un pueblo que oprime a otro pueblo no puede ser libre, y unirse a los trabajadores y al pueblo tayikos, uzbekos, kazajos, kirguises, en la lucha por poner en pie gobiernos Obreros y Campesinos, hacia una Federación Libre y Voluntaria de Repúblicas Obrero-Campesinas de Asia Central, que pongan las enormes riquezas de esa región al servicio de los explotados y no de la rapiña imperialista, como un eslabón decisivo en la lucha por la restauración de la dictadura del proletariado bajo formas revolucionarias en los ex estados obreros en liquidación.
¡Abajo la burocracia y la aristocracia obrera blanca, de la AFL-CIO Norteamericana, lacaya de Bush, y de la TUC inglesa subordinada a Blair, copartícipes ambas de la carnicería y la rapiña imperialista! ¡Fuera el demagogo Sweeney, el matón de Hoffa y todos los dirigentes traidores y guardiacárceles del imperialismo en las organizaciones proletarias de las masas!
Para la clase obrera de los países imperialistas, el enemigo está en casa. Si se asienta el triunfo imperialista contra la nación afgana, se extienden los ataques imperialistas contra otros pueblos del mundo, será también una derrota de las clases obrera norteamericana y británica. Estas deben ponerse hoy más que nunca, de pie contra el régimen de terror, despidos y explotación que ha pegado un salto en los EE.UU., Canadá e Inglaterra como se muestra en el ataque a sus conquistas, los cientos de miles de despidos y en el recorte de libertades formales.
La clase obrera de los países imperialistas debe luchar por la derrota de los ejércitos de sus propias burguesías imperialistas, deben imponer con los métodos de la clase obrera, los piquetes, el boicot, las huelgas generales, la paralización de la maquinaria de guerra imperialista. Debe poner en pie grupos de autodefensa para defender a los inmigrantes asiáticos, árabes, que están siendo agredidos por bandas fascistas y reprimidos y encarcelados con los mejores métodos de Videla y Pinochet, en las cárceles de EE.UU. e Inglaterra. Debe paralizar la máquina de guerra con boicot en los puertos y en las fábricas de armas. La tarea del momento es dar vuelta el fusil contra las castas de oficiales de las tropas imperialistas. Así los trabajadores y el movimiento negro estarían retomando el camino de la lucha contra la guerra de Vietnam. Los trabajadores ingleses deben sacar las lecciones de lo que significó el triunfo de Thatcher y el imperialismo angloyanqui en la guerra de Malvinas, que no sólo sometió a los pueblos latinoamericanos con fraudulentas y enormes deudas externas, sino que sometió con golpes contrarrevolucionarios a la clase obrera británica, especialmente a los heroicos mineros ingleses que fueron derrotados en 1985 después de un año de huelga, con miles de despidos y las minas privatizadas y cerradas.
¡Abajo los pactos sociales con que la socialdemocracia,, el stalinismo reciclado y las burocracias sindicales traidoras atan a la clase obrera europea a sus burguesías en aras de la “democracia”, el “capitalismo con cara humana”, etc.! ¡La clase obrera europea debe romper los pactos sociales con que la socialdemocracia y el stalinismo reciclado la atan y subordinan a los carniceros imperialistas de la V República francesa, de la Alemania imperialista y demás potencias europeas. La clase obrera europea debe ponerse a la cabeza y sublevar a los millones de inmigrantes pakistaníes, argelinos, turcos, kurdos, etc., que en Alemania, Francia, España, etc., son el sector más explotado, y dejar que de su mano entre la revolución!
La heroica lucha de Seattle y Génova que conmovió desde adentro a las potencias imperialistas, no puede quedar en manos de las ONG, los Verdes, la socialdemocracia, etc., que pretende darle un “rostro humano” a la explotación imperialista. En mano de esas direcciones pequeñoburguesas subordinadas a sus burguesías imperialistas, se transformó en un movimiento totalmente impotente ante la guerra de Afganistán. ¡Fuera las ONG, las fundaciones imperialistas, etc., que lo han transformado en un movimiento de presión y de conmiseración con los pueblos oprimidos!
¡Fuera de Afganistán la ONU, esa cueva de ladrones al servicio de los imperialistas! Los imperialistas europeos como aves de rapiña se preparan para reclamar su parte del botín sangriento. Ellos fogonean un gobierno de unidad apoyado en tropas de países musulmanes con la presencia de contingentes alemanes, italianos, etc., para asegurarse de que les toque una parte bien jugosa de los negocios de un Afganistán transformado en un protectorado repartido entre las potencias imperialistas, como es hoy Kosovo.
¡Abajo la burocracia restauracionista castrista, que ha traicionado a cada paso la revolución latinoamericana, entregando a El Salvador, Nicaragua, etc., y hoy a Colombia, mientras llenó de banderas norteamericanas La Habana, en solidaridad con el carnicero Bush! La respuesta de su socio Bush fue inmediata, con el levantamiento de hecho del embargo, y el avance a pasos agigantados de la restauración capitalista en el estado obrero cubano. La lucha por la defensa del estado obrero cubano y sus conquistas queda en las manos de la clase obrera y las masas campesinas de todo América Latina y de la misma clase obrera cubana, para que la Cuba obrera esté al servicio de la revolución obrera y socialista y de la lucha antiimperialista en toda América Latina. La clase obrera y el pueblo cubanos deben derrotar a la burocracia castrista, entregadora de la revolución cubana, al igual que ayer Gorbachov, Deng Xiao Ping, y demás traidores stalinistas, entregaron a los estados obreros, transformándose de casta parasitaria de las conquistas obreras en burguesía restauracionista ¡Por un movimiento continental de las organizaciones obreras y campesinas de América Latina que impongan la ruptura con las burguesías cipayas, para luchar contra el imperialismo y en solidaridad con las masas explotadas de Asia y Medio Oriente!
El siglo XXI ha comenzado con la heroica revolución palestina que ha conmovido a todo el equilibrio de fuerzas que desde la Segunda Guerra Mundial se basaba en un verdadero portaaviones gigante instalado en tierra, que es el estado sionista-fascista de Israel, para mantener controladas a las masas de la región. Allí, en la revolución palestina, está hoy la vanguardia de la revolución mundial y de la guerra de clases.
¡Viva la heroica revolución palestina, vanguardia de la revolución en Medio Oriente! ¡Por la destrucción del Estado de Israel, abajo el ejército sionista fascista que ocupa nuevamente ciudades y campamentos palestinos! ¡No a los engañosos altos al fuego y acuerdos de paz, que sirven para que Arafat y los sionistas, a las órdenes del imperialismo, intenten desarmar y derrotar al proletariado y a las masas! ¡Por una Palestina laica, democrática y no racista bajo un gobierno obrero y campesino de las masas insurrectas y sus organismos de lucha y sus milicias, en marcha hacia una Federación de Repúblicas Obrero-Campesinas de Medio Oriente!
En la revolución palestina se libra una de las batallas decisivas de la guerra entre revolución y contrarrevolución mundial. La suerte de la clase obrera de los pueblos oprimidos de América Latina y el mundo está indisolublemente ligada al destino de estos combates decisivos.
***
Victoria imperialista que ha derrotado provisoriamente a la nación afgana
Sigue la guerra en la revolución palestina, en Pakistán, Chechenia, Argelia e Indonesia
TRIUNFO IMPERIALISTA INESTABLE CONTRA LA NACIÓN AFGANA
1- Estamos en un momento de un salto cualitativo en la guerra de Afganistán. El mismo podría definirse de la siguiente manera: importantísima victoria imperialista que ha derrotado provisoriamente a la nación afgana, sin que el imperialismo angloyanqui pueda aprovecharla totalmente para asestarle un golpe decisivo a la revolución mundial.
Esta es nuestra definición provisoria.
2- La llegada de la Alianza del Norte a Kabul, en su vertiginosa ofensiva, fue recibida con la algarabía mayoritaria de la población, como sucediera en la mayoría de las ciudades conquistadas por esta Alianza que ya domina más de la mitad del territorio y ciudades afganas. Este vigoroso y fulminante avance en pocos días, estuvo basado en:
a) La destrucción de los objetivos militares del talibán por bombardeos devastadores de la aviación angloyanqui, que debilitaron en extremo las líneas de defensa del territorio y permitieron el avance ciudad por ciudad de la Alianza del Norte.
b) El otro punto de apoyo para semejante avance fue la desmoralización que impuso en las masas la dirección burguesa reaccionaria talibán, que hacia adentro, mientras la nación era atacada por el imperialismo, mantuvo su misma política contrarrevolucionaria de opresión hacia su propio pueblo, y sin tocar uno solo de los intereses imperialistas.
Es más, se replegó cobardemente sin disparar un solo tiro, dejando a las milicias solidarias en los frentes de batalla, como sucedió hoy en Kanduz, mientras el grueso de sus fuerzas se replegaban hacia el sur, con lo que aquellas quedaron expuestas a verdaderas masacres.
c) El avance vertiginoso de la Alianza del Norte hasta Kabul fue acompañado por levantamientos dirigidos por facciones burguesas de las distintas etnias que pueblan Afganistán desde el norte hacia Kabul, en distintas ciudades y provincias, como Jalalabad, Mazar i Sharif, etc.
3- Pero la base más importante de esta ofensiva de la Alianza del Norte hasta Kabul no se puede entender si no definimos que Afganistán es una nación multiétnica. Multiétnica significa que hay distintas etnias, cada una con su lenguaje, su cultura, inclusive con sus clases dominantes específicas, totalmente relacionadas a otras naciones vecinas -como los uzbekos, los tayikos, que son la base fundamental de la Alianza del Norte-, totalmente imbricadas con las burguesías restauracionistas de Uzbekistán y Tayikistán; éstas, a su vez, controladas y aliadas a Putin, es decir, la gran burguesía eslava de rusia que, como representante de todas ellas, está reunida con Bush en Estados Unidos, negociando las partes y las migajas de las riquezas petroleras, gasíferas y del trafico de opio que les van a quedar a la caída del Talibán.
4- Por ello, todo régimen de dominio de las clases dominantes en Afganistán, es el régimen opresor facciones burguesas de una etnia o nacionalidad sobre otras, a las que oprime también. Es así que el régimen talibán está sostenido en la etnia pastún, que es la mayoritaria, ya que a ella pertenece el 40% de la población. A la vez, a esa misma etnia pertenecen un 20% de paquistaníes que se concentran en la frontera con el sur de Afganistán (unas 20 millones de personas).
Como vemos, estamos hablando de naciones armadas ficticiamente a la salida de la segunda guerra mundial y del reparto del mundo que de ella surgió, con la retirada del imperialismo inglés, la derrota del Eje Alemania-Japón-Italia, el triunfo yanqui, y el mantenimiento de la URSS y sus pactos contrarrevolucionarios cuya máxima expresión fueron Yalta y Potsdam.
Un ejemplo de ello es la división entre la India y Pakistán, provocada por el imperialismo inglés en su retirada, así como también la división de Bangladesh y Pakistán, que siguió la misma suerte. Justamente, el dominio del régimen talibán se impuso en 1996 en una batalla despiadada sobre las otras etnias minoritarias, apoyado por el imperialismo yanqui para estabilizar la región. La Alianza del Norte estaba apoyada en Rusia y en Irán.
Las famosas medidas como la del uso obligatorio del velo (burqa) para las mujeres, fueron recibidas de forma alborozada en Kabul en 1996 cuando ganó el talibán, ya que los “mujaidines” de la Alianza del Norte, en sus años de dominio como etnias minoritarias, habían violado sistemáticamente a toda mujer mayor de cinco años.
5- Así, la etnia dominante, es decir, la fracción burguesa dominante, se quedaba con el corazón de los negocios. Al controlar el aparato estatal central, se enriquecía, por el control del tránsito del comercio por el territorio, del contrabando, del tráfico de opio, y el control de los impuestos del conjunto de la nación, relegando a un segundo plano a las fracciones burguesas y oligarcas de las etnias derrotadas.
Pero a la vez, el Talibán es únicamente uno de los partidos políticos de la etnia pashtún. Los talibanes son únicamente la fracción más fuerte de los señores de la guerra y de la tierra pashtunes, que lograron unificar y disciplinar a los otros señores pashtún y a las masas de su etnia, y oprimir a las demás. Fue el régimen de este partido pashtún el que se impuso en 1996, con el apoyo imperialista.
Este régimen talibán dejó de ser funcional cuando se descubrieron y confirmaron las enormes reservas gasíferas y petroleras en las ex repúblicas soviéticas como Turkmenistán, Uzbekistán, etc., y cuando, entonces, Afganistán pasó a ser un lugar clave y estratégico en el control de esas rutas. Es que la burguesía talibán quiso comenzar a regatear y a negociar de igual a igual con las potencias imperialistas su tajada y su comisión por el paso del petróleo, el gas, la heroína, el opio, etc., utilizando como chantaje los atentados terroristas. Ni el imperialismo angloyanqui, ni -de forma secundaria- las burguesías uzbeka y tayika, están dispuestas a repartir los casi cuatro billones de dólares de riquezas en Asia Central.
6- Sin embargo, este avance de la Alianza del Norte parece haber terminado en Kabul, adonde habría viajado Rabbani, el ex presidente destituido por los talibanes en 1996, agente directo de la burguesía uzbeka, tayika y gran rusa.
En la etnia mayoritaria pashtún, hacia el sur, el imperialismo ha impulsado y promovido un levantamiento de los señores de la tierra y del comercio a fin de organizar un partido antitalibán de la etnia pashtún, que en el futuro se integre a un gobierno de coalición proimperialista. Inclusive, podremos ver a generales y grandes señores talibán en la zona sur, incorporarse a este negocio. Por ello, estamos viendo, mientras escribimos estas tesis, verdaderos levantamientos en distintos pueblos y ciudades del sur, y especialmente en Kandahar, la capital de esa región y feudo de los talibanes, proceso que hoy está en curso y no definido.
Junto a esto, en la ciudad de Kunduz en el norte, donde es fuerte la etnia pashtún, habría una feroz resistencia de más de 15.000 milicianos protalibán armados, árabes, chechenos, pakistaníes, sobre la que se está realizando un ataque masivo e incesante de bombardeos angloyanquis.
EL TALIBÁN: LA BURGUESÍA NACIONAL, SOCIA DE LOS NEGOCIOS DEL IMPERIALISMO, LLEVA A LA NACIÓN AFGANA A LA DERROTA
7- Ha quedado claro en la vida misma que los talibanes de “guerreros valerosos e invencibles”, no tienen absolutamente nada. Son, tan solo, la expresión de un partido armado, mayoritario, de la etnia pashtún, que unificó al conjunto de esa burguesía e impuso un régimen bonapartista sobre el conjunto de la nación afgana, y que hoy retrocede del campo de batalla como lo ha hecho históricamente la burguesía nacional, la que prefiere inclusive suicidarse que tirar un solo tiro hacia su amo imperialista. Así sucedió con Allende en Chule en 1973 -o como hiciera Perón en el ’55 en la Argentina, que decía que al golpe gorila de la Libertadora lo enfrentaba con los bomberos, y cuando llegaron los primeros bombazos se tomó la cañonera paraguaya y dejó inermes a los obreros en la Plaza de Mayo.
Es que la burguesía nacional no puede enfrentar al imperialismo hasta el final porque es su socia menor, está imbricada y subordinada a él por miles de lazos de sus negocios. Y por eso, así, vemos a la misma burguesía pashtún que osó chantajear al imperialismo, pasarse rápidamente de bando en la guerra actual, y a los talibanes amenazar -como Hussein ayer con la “madre de todas las batallas”-, con el “poder destructivo de Alá”, las “tormentas de aviones” y demás estupideces, para terminar huyendo sin disparar un solo tiro contra el imperialismo, ni tocando ni una de sus propiedades, ni organizando un levantamiento de masas para enfrentarlo, puesto que teme más a las masas movilizadas e insurgentes que al bombardeo masivo y destructor del imperialismo angloyanqui.
8- Se confirma así nuestra tesis sobre la derrota del Ejército Rojo en los ’80, que esbozamos en el último BIOI; de cómo éste fue derrotado por tener una política de contención de la revolución iraní para que su onda expansiva no entrara a las repúblicas soviéticas musulmanas del Asia Central, y no una política de expropiación .con la que la guerra se hubiera ganado rápidamente, como lo hizo ahora la Alianza del Norte-. Pero ese Ejército Rojo actuaba con una política contrarrevolucionaria y era dirigido por una burocracia que se había pasado, primero con Andropov y después con Gorbachov, de agente indirecto a agente directo del imperialismo y de la restauración capitalista.
Se corre el velo así, ante los nuevos hechos de la vida misma, de las falacias del “Vietnam ruso de los ’80” y demás estupideces pregonadas por el imperialismo -y por los capituladores del centrismo, que en esa década acompañaron con un brutal giro a la derecha el curso restauracionista de la burocracia gorbachoviana.
9- Es que la guerra actual se ganaba y se gana en unidad de acción militar con la nación afgana e inclusive en la trinchera talibán, pero luchando -antes y durante la misma- por una dirección proletaria de la guerra. Una dirección proletaria llamará a darles todas las garantías de autodeterminación a las etnias y nacionalidades oprimidas dentro de Afganistán; que garantizará darle la tierra a los campesinos oprimidos por la burguesía uzbeka, tayika y hazara e inclusive pashtún; que atacará los bienes imperialistas en la región para darles trabajo, pan educación y salud a los explotados. Que llamará a los trabajadores uzbekos, tayikos, etc., a levantarse para luchar juntos contra el imperialismo para nacionalizar el petróleo, el oro, la producción del algodón, etc., bajo control de sus trabajadores. ¡Ese es el misil más poderoso para derrotar y paralizar a la Alianza del Norte y enfrentar a las tropas y bombardeo angolyanqui!
Pero esto solamente podía hacerlo un gobierno obrero y campesino revolucionario que tomará la dirección de la guerra, que llamará a extender la revolución a Pakistán y a todas las repúblicas asiáticas, como avanzada de la grandiosa revolución palestina.
Un gobierno obrero y campesino que hubiera armado al conjunto de la población, y que hiciera lo opuesto a lo que hizo la canalla talibán con las heroicas milicias obreras y campesinas que habían ido a combatir desde Pakistán y Chechenia, a las que dejaron totalmente desarmadas en las líneas del frente para que las masacraran, usadas como carne de cañón para cubrir la espalda de los talibanes que huyeron hacia el sur de Afganistán con todo el dinero robado del Banco Central.
El curso de la guerra en Afganistán no hace más que reafirmar que, a comienzos del siglo XXI, estamos frente a un exacerbamiento del problema nacional -tal como lo planteamos en las Tesis de 1989-, que expresa en forma laberíntica la lucha de clases, y que es expresión de que el imperialismo es reacción en toda la línea, que no puede permitir el surgimiento de nuevas naciones independientes, e incluso, ni siquiera la continuidad del status de semicolonias de países como Afganistán, a los que necesita transformar nuevamente en colonias y protectorados.
Es decir, como plantea la tesis-programa de la Revolución Permanente contra toda la canalla stalinista que pregona la colaboración de clases del proletariado con la burguesía nacional -y como lo demuestran centenares de revoluciones estranguladas-, el curso de la guerra hoy, en Afganistán, vuelve a demostrar con sangre que solamente el proletariado acaudillando a los campesinos pobres y todos los explotados, puede liberar a la nación oprimida.
Es decir, la guerra nacional contra el imperialismo, como ayer en las manos de Galtieri en Malvinas, de Hussein en Irak, y hoy en las manos del talibán, es un seguro callejón a la derrota; porque el triunfo de la nación oprimida en la lucha contra el imperialismo es imposible si no la toman en sus manos no sólo la clase obrera de Afganistán, sino la de los Estados Unidos, de las potencias europeas, de Pakistán, de Tayikistán y demás repúblicas turcomanas, con la consigna de nacionalización del petróleo y el gas y su puesta a explotación bajo control obrero, como parte de la lucha por restaurar la dictadura del proletariado en esas ex repúblicas soviéticas.
MIENTRAS EN KUNDUZ Y KANDAHAR SE RESISTE, LA GUERRA NACIONAL SE TRANSFORMA EN GUERRA CIVIL INTERÉTNICA
10- Estamos presenciando entonces un enorme triunfo parcial y provisorio del imperialismo en Afganistán, y la derrota y el retroceso del régimen talibán que controló desde 1996 y como agente del imperialismo, y oprimiendo a otras etnias y a las masas, los negocios del conjunto de la burguesía de Afganistán. Esta guerra nacional que por ahora otorga un triunfo categórico al imperialismo sobre la nación afgana, que la ata con dobles y triples cadenas de sumisión, represión, entrega y hambre, parece estar entrando en un proceso de guerra civil, ya sea de resistencia del talibán en focos de esa nación, ya sea en levantamientos controlados por la burguesía pashtún opositora -agente directa del imperialismo en este momento. Por el control de Kandahar, y en una disputa de las facciones burguesas de las distintas etnias por quedar colocadas, cada una controlando un territorio, para negociar el reparto con el amo yanqui y las fuerzas de la ONU que, a partir de ahora, deben comenzar a capitalizar ese triunfo. Es decir, deben definir qué estado, qué régimen y gobierno controlado por ellos es el que logra imponerse en la región, que garantice el control de las rutas del petróleo desde el norte al mar arábigo, el negocio del opio y la heroína, base fundamental para los monopolios farmacéuticos imperialistas y el comercio en la zona.
11- Mientras exista esta guerra civil interétnica en la que ha devenido la derrota nacional, y mientras no se establezca un régimen de control imperialista estable en la región, que garantice la “pax imperialista” para los monumentales negocios que se preparan en el Asia Central, el triunfo imperialista no estará consolidado. Es más, hasta que no estén totalmente despejadas las rutas del sur que unen el Asia Central con el Mar Arábigo -el futuro corredor petrolero-, no habrá terminado en última instancia la guerra nacional transformada en guerra civil interétnica, siendo ésta la última o penúltima fase de una guerra nacional en la que la nación afgana salió derrotada, y la que definirá en última instancia, el grado de esa derrota, que depende, como veremos más adelante, no sólo de las condiciones nacionales sino y sobre todo, internacionales.
Hablamos de una guerra triunfante por parte del imperialismo contra la nación afgana, pero que ha derivado en un proceso de guerra civil en la medida en que el imperialismo no ha logrado en una nación multiétnica, imponer un triunfo militar en el territorio con tropas propias, que garantice una disciplina de todas las fracciones burguesas y una derrota y aplastamiento decisivo de las facciones burguesas que como el talibán, se les ha ocurrido enfrentarlo, aunque más no sea propagandísticamente y como chantaje.
Es que el triunfo imperialista actual no logra imponer un Kosovo, es decir, transformar a Afganistán en lo que el imperialismo necesita, un verdadero protectorado bajo tropas de ocupación. Cuestión que tratarán de hacer con la mascarada de la ONU, lo que les permitirá disciplinar definitivamente a las fracciones burguesas de las distintas etnias afganas, y sobre todo terminar de desarmar y controlar a las milicias de esos reyezuelos a los que mañana se les puede ocurrir -como lo hiciera el talibán- regatear y chantajear por las migajas de la renta petrolera y de los negocios imperialistas en la región.
Es decir, esta es una tarea a lograr. E inclusive esta situación puede llevar a que, si el imperialismo ve dificultoso la imposición de un gobierno de la ONU, amanece con guerras fraticidas interétnicas para desgastar, dividir, y para lograr, en futuros actos, nuevos triunfos decisivos.
SE FORTALECE EL IMPERIALISMO ANGLOYANQUI CONTRASUS PROPIAS CLASES OBRERAS, MIENTRAS PREPARA NUEVOS ATAQUES CONTRA LOS PUEBLOS OPRIMIDOS, LA REVOLUCIÓN Y LA CONTRARREVOLUCIÓN SIGUEN ENFRENTÁNDOSE EN OTRAS BATALLAS DE LA GUERRA DE CLASES
12- Estas son las enormes contradicciones que se plantean en la resolución a favor del imperialismo, sobre todo el angloyanqui, de su triunfo en la guerra. Por ello hemos planteado, al inicio de estas tesis, la definición del momento actual como de importantísima victoria imperialista que ha derrotado provisoriamente a la nación afgana, sin que el imperialismo yanqui pueda aprovecharla totalmente para asestarle un golpe decisivo a la revolución mundial.
Pero estamos hablando de contradicciones que no cambian el carácter de triunfo contrarrevolucionario obtenido por el imperialismo en Afganistán, y que tiene enormes consecuencias para el período inmediato, a nivel de la lucha de clases mundial.
Desde este punto de vista, estamos frente a un enorme golpe a la clase obrera mundial. Es que estamos frente a una enorme batalla, que puede abrir una coyuntura con fuertes rasgos reaccionarios, no sólo en la región, sino a nivel mundial.
Es que en lo inmediato se fortalece el imperialismo angloyanqui frente a sus propias clases obreras. Ya estamos viendo los giros derechistas y bonapartistas de los regímenes en los Estados Unidos y en Inglaterra. Ahí están los tribunales militares para juzgar a los “terroristas” inmigrantes en EE.UU., la ley de prisión sin pruebas, por mera sospecha de “terrorismo”, en Inglaterra y Canadá, ampliando aún más los poderes de la policía, y la guerra que estos regímenes imperialistas les han declarado a sus propias clases obreras, como hemos venido planteando, como lo demuestra el millón de despidos en los Estados Unidos sólo desde el 11 de septiembre a la fecha.
Para la clase obrera de los pueblos oprimidos, es también un enorme golpe con el que el imperialismo pasar a la ofensiva con nuevas políticas de saqueo y sumisión. Basta ver que a cada cañonazo triunfador del imperialismo en Afganistán, en Argentina se cerraban más y más las brechas entre de la Rúa, Cavallo y los gobernadores peronistas para intentar un gobierno de unidad nacional que prepare nuevos ataques decisivos a la clase obrera argentina, por dar solo un ejemplo.
Pero como dice nuestra definición, estas importantes victorias no pueden ser aprovechadas totalmente, en lo inmediato, para darle un golpe decisivo a la revolución mundial -por más que por el momento y en la coyuntura primero fuertes elementos reaccionarios-. Es que la guerra nacional de Afganistán es una de las batallas en las que se enfrentan la revolución y la contrarrevolución mundial.
Por eso afirmamos que es una victoria imperialista en una batalla importantísima, pero no en la guerra de la revolución y la contrarrevolución que se enfrentan en el inicio del levantamiento obrero y campesino en Pakistán, en las batallas decisivas de la gloriosa revolución palestina, en la heroica resistencia chechena contra las tropas del ejército blanco de Rusia, y en la apertura de una situación revolucionaria en Argelia. Y estos son los combates que todavía hay que dar, enfrentamientos entre revolución y la contrarrevolución que todavía está por venir.
Es que, si bien el imperialismo queda por el momento mejor posicionado en este enfrentamiento entre revolución y contrarrevolución a nivel mundial, pese a lo importante de esta victoria no ha logrado ganar la guerra decisiva de la revolución y la contrarrevolución que se han puesto en el centro de la situación mundial.
No negamos la hipótesis de que este triunfo imperialista en esta batalla pueda significar una derrota estratégica del proletariado mundial, en la medida que éste y las masas del mundo se retiren sin dar pelea. Pero esto para nada está escrito que vaya a suceder, sino más bien todo lo contrario.
LOS IMPERIALISMOS CONRREN TRAS EL REPARTO DEL BOTÍN
13- Es indudable que por esta contradicción del imperialismo angloyanqui triunfador, le cueste capitalizar en un solo acto la enorme conquista que logró: es que debe garantizar un régimen de dominio impuesto a través de la ONU, y con todas las facciones burguesas regionales y de las propias etnias afganas hoy vencedoras.
Pero lo que es más importante y decisivo es que las potencias imperialistas europeas, de resolverse un gobierno de la ONU, tendrán también un corredor directo a través de las mismas para intervenir en el terreno -sobre el que no dispararon un solo tiro y al que hoy afanosamente intentan llegar, sobre la base de esta relación de fuerzas existente.
Así, Alemania, en el día de ayer, ha resuelto por primera vez desde la segunda guerra mundial, el envío de 4.000 soldados de tierra a Afganistán. Tony Blair, de Inglaterra llamó a una reunión a Francia y a Alemania para negociar su supremacía como socio de los yanquis en un gobierno de la ONU en Afganistán y de forma caricaturesca y patética, en esa reunión de Inglaterra, Francia y Alemania, se colaron de prepo todas las potencias europeas menores para no quedar por fuera del reparto del botín. Corrieron presurosos los Berlusconi de Italia, Aznar de España, Bélgica, Holanda, etc.
LA CRISIS ECONÓMICA MUNDIAL EMPUJA A LAS POTENCIAS IMPERIALISTAS A NUEVAS AVENTURAS BÉLICAS Y ACCIONES CONTRARREVOLUCIONARIAS
14- Es que el motor que fogonea, y que es el trasfondo material de semejante tensión internacional no eso otro que el desarrollo y los saltos cualitativos que está teniendo la crisis económica mundial que amenaza a poner a los EE.UU. mismos al borde de un crar y una dispersión como la de los ’30, o bien de una crisis recesiva agónica como la que lleva diez años en Japón.
Es que esta crisis económica del ’97 ha puesto en funcionamiento el reloj de la historia para definir, en el próximo período en el enfrentamiento entre revolución y contrarrevolución y las guerras, el período indefinido abierto en 1989. Estamos frente a batallas de la revolución y la contrarrevolución que aceleran o retrasan el reloj de la historia que puso a andar acontecimientos internacionales históricos.
Porque en última instancia lo que se define en estas batallas de Argelia, Afganistán, Palestina, Chechenia, Pakistán, es quién será ganador de las potencias imperialistas que terminará de colonizar definitivamente como protectorados a los ex estados obreros en liquidación hoy restaurados por burguesías cipayas. Y es allí donde se darán y se terminarán de dar las batallas decisivas de la guerra de clases.
Y para ello, para esas guerras de conquista, las potencias imperialistas en lucha por ahora económica y política durísima entre ellas, deberán, para llegar primero a ese reparto del botín, derrotar estratégicamente a sus propios proletariados, sobre todo al norteamericano y al inglés, o bien convencerlos con el peso de la aristocracia obrera, al alemán y al francés, para que lo acompañen a aventuras bélicas y contrarrevolucionarias un millón de veces superiores a las que hoy estamos presenciando.
Es que, desde este punto de vista, el acuerdo actual del imperialismo angloyanqui con sus siervos actuales de Putin y las burguesías uzbeca y tayika para el control sobre Afganistán no es para nada un acuerdo estratégico. Es que Putin, Rabbani (el ex presidente afgano tayiko), y la burguesía uzb eka y kazaja, después de los servicios prestados, serán tirados a la basura igual que ayer Milosevic, a los bombazos si es necesario. Porque las enormes riquezas de petróleo, gas, oro, algodón, y de la mano de obra esclava china, es decir, de los nuevos mercados, deben ir a parar a manos imperialistas, con guerras superiores de destrucción, con nuevos mercados y zonas de influencia conquistadas con nuevas luchas (¿y guerras?) interimperialistas, que permitan al sistema imperialista mundial agónico salir de su crisis crónica que lo hunde desde el ’97 y recrear un nuevo ciclo económico expansivo mundial sobre la base de las peores barbaries para la clase obrera mundial y la civilización humana.
SE AGUDIZA LA CRISIS DE DIRECCIÓN DEL PROLETARIADO MUNDIAL, LA POLÍTICA CÍNICA Y ENTREGUISTA DE LAS BURGUESÍAS NACIONALES, Y EL ROL CONTRARREVOLUCIONARIO DE LAS BUROCRACIAS Y LA ARISTOCRACIAS OBRERAS DE LOS PAÍSES IMPERIALISTAS
15- Desde el punto de vista inmediato está claro que el momento que se puede abrir es reaccionario, pero para nada está planteado tocar el clarinete de retirada de la revolución: es el momento del reagrupamiento de fuerzas, de dar saltos decisivos en la resolución de la crisis de dirección de la humanidad, pues esta es la causante, la ley determinante en última instancia que decidirá la definición del período histórico abierto en 1989.
En estos acontecimientos hemos visto cómo se ha puesto al rojo vivo la crisis de dirección revolucionaria del proletariado, y podemos sacar lecciones que entren en la carne y la sangre de la vanguardia revolucionaria del proletariado mundial de que en última instancia no ha sido la fortaleza del imperialismo y sus bombas ni ninguna debilidad intrínseca, ni el “atraso de la consciencia” de las masas afganas la que ha permitido este enorme triunfo imperialista en la batalla de Afganistán: ha sido la política cobarde y traidora en la guerra nacional de la burguesía nativa talibán, su carácter también opresor de la nación afgana la que abrió el camino al avance de la Alianza del Norte sostenida por la aviación yanqui.
Son asimismo el resto de las burguesías nacionales étnicas afganas las que controlan y tienen maniatados a sus esclavos trabajadores agrícolas y urbanos, con sus ejércitos burgueses con los que intentan controlar territorios para controlar una tajada de los negocios imperialistas. Estas direcciones burguesas de las etnias afganas junto al talibán son las que permitieron un triunfo imperialista que vuelve en lo inmediato imposible una acción independiente de masas después de semejante derrota nacional. Levantamiento de masas independiente que solamente puede suceder si enfrenta al imperialismo y a los señores de la tierra, que abra el camino a que el proletariado encabece la lucha por la resolución de las tareas democrático-nacionales como caudillo del conjunto de la nación oprimida. Es esta derrota nacional la que por todo un período va a impedir que las masas atadas con dobles cadenas puedan aprovechar, en un sentido revolucionario, las enormes brechas que se abren en las alturas, por la actual guerra civil afgana interétnica entre las burguesías y las disputas interimperialistas por el control del botín.
Como siempre, romper esas cadenas dependerá de nuevos saltos de la revolución palestina, de nuevos saltos de la revolución en Pakistán, del inicio de la resistencia de la clase obrera norteamericana y mundial.
16- Pero fue también la dirección “talibán” contrarrevolucionaria, y mucho más traidora que esta, del proletariado mundial, la que hizo posible el triunfo imperialista en esta batalla: nos referimos a la aristocracia obrera norteamericana y europea que al mando de los sindicatos y partidos obreros traidores, como la AFL-CIO y las centrales sindicales europeas son socios menores en el saqueo de sus propias burguesías imperialistas y reciben monedas por ello, para mantener atenazadas y sometidas a la clase obrera de los países imperialistas.
Son responsables las direcciones stalinistas que como el castrismo le han entregado una nueva batalla sin tirar un tiro al imperialismo yanqui, como fue esa marcha en La Habana de solidaridad con Bush y los piratas angloyanquis con millones de banderas yanquis, traición que en última instancia abre el camino a futuras intervenciones contrarrevolucionarias directas del imperialismo yanqui en el continente latinoamericano.
Son responsables las direcciones pequeñoburguesas neostalinistas, socialdemócratas, verdes, anarquistas del movimiento globalifóbico, que durante más de un mes y medio de bombardeos no hicieron una sola marcha o acción antiimperialista, y fueron todos a Qatar a discutir sobre la contaminación ambiental y el futuro de las ballenas.
17- Desde el punto de vista de nuestra lucha por regenerar y refundar la IV Internacional, la tarea del momento no es otra que sacar las lecciones revolucionarias de estas primeras y enormes batallas para reagrupar a las fuerzas principistas del trotskismo internacional. Sin ninguna duda, las corrientes centristas burocráticas, y las alas liquidacionistas, traicionaron abiertamente en esta guerra a la nación afgana. Como por ejemplo en Argentina, por su pasividad y complicidad con los regímenes burgueses, donde después de haber intervenido en las elecciones con legalidad y acceso a los medios masivos de comunicación, en medio de la guerra no sólo se negaron a utilizarlos para hacer una enérgica campaña en la clase obrera argentina y convocar a una acción antiimperialista en las calles, sino que después de sacar un millón y medio de votos se subordinaron al stalinismo para hacer una marcha después de dos meses cuando la nación afgana ya está derrotada. Ellos son tan capituladores como los Alain Krivine y los Hadry de Lutte Ouvriere que firman y hacen marchas por que intervenga la ONU en Afganistán. ¡Traidores!
Pero donde se va a definir la evolución en el período inmediato, de las corrientes centristas burocráticas, será en las lecciones que saquen de esta guerra. Los que insistan en echarle la culpa de la derrota al “atraso de las masas”, las que digan que semejante derrota de la nación oprimida y el triunfo imperialista se trata de un “triunfo de las masas porque se liberaron del talibán y conquistaron democracia”, las que insistan con un “gobierno de la ONU que garantice la paz”, será un paso decisivo para avanzar hacia su “4 de agosto”.
18- Nuestra lucha por un Kienthal y Zimmerwald para reagrupar a las fuerzas principistas del trotskismo, lejos de retroceder, se ha puesto más vigente que nunca. En el medio de batallas decisivas, la lucha por un reagrupamiento revolucionario de los trotskistas es urgente.
La actualidad que se tuvo ante la guerra desde sus inicios, las lecciones revolucionarias de estas primeras batallas y sus resultados y los programas que de ellas surjan, serán las bases principistas para dar un salto en el reagrupamiento de las fuerzas sanas del movimiento trotskista en todos los países.
Toda pasividad y exclusivismo nacional pueden transformarse en una tragedia para las fuerzas principistas que resisten, en momentos en que la mayoría de las corrientes del movimiento trotskista marchan a pasos agigantados hacia su “4 de agosto”.
Comité Organizador del Trotskismo Principista
(Cuarta Internacional)
|
|
La Alianza Norte en Kabul
Marines yanquis invadiendo Afganistán
Protesta contra la guerra en Londres
|