Voces Desde Medio Oriente
Contra el hambre y el saqueo, han comenzado choques decisivos de las masas…
Enormes revueltas y estallidos de masas embisten la ciudadela del poder
Los trabajadores y el pueblo pobre del Líbano se ponen de pie y enfrentan en las calles al gobierno, al régimen que, bajo el mando del imperialismo, sus transnacionales y sus bancos que han impuesto miseria, hambre, desempleo y una redoblada opresión. Una enorme acción espontanea de la clase obrera y los explotados de todo el país, con la chispa de Trípoli se ha extendido como reguero de pólvora a la capital Beirut y a todo el país.
Desde hace una semana, las movilizaciones y cortes de ruta no paran. La libra libanesa se devaluó aún más y el dólar llegó a estar 9000, cuando hace casi un año estaba 1500. El precio de la harina está por las nubes y el pan se hace inaccesible. En los últimos días, los casos de COVID-19 aumentaron y el gobierno decretó una cuarentena y cierre completo, sin pago de salarios ni posibilidad de ingresos para los trabajadores y el pueblo pobre en un intento de descargar la brutal crisis económica en Líbano sobre ellos. Así, las revueltas volvieron el lunes 25 a la plaza Nour en Trípoli, donde hubo enfrentamientos con el ejército comandado por Hezbollah, que fue llamado a desalojar las calles con los tanques. Tras horas de combate, el ejército finalmente desalojó, pero la bronca volvió al otro día y se realizaron nuevas movilizaciones y bloqueos de carreteras tanto en Trípoli como en la capital Beirut. Hasta ahora hubo un muerto y varios heridos, y las protestas continúan.
Nada parece detener los combates en las calles que comenzaran en 2019 y que, bajo el redoblado ataque de los capitalistas y el imperialismo, han comenzado choques decisivos de las masas, que desde Trípoli y Beirut, se han levantado en acciones insurreccionales.
Esta embestida revolucionaria de los explotados abre una verdadera crisis revolucionaria, agudiza la crisis y división de los de arriba sobre cómo mejor aplastar a las masas, que no dejan las calles, enfrentando la represión y desacatando el estado de sitio decretado por el gobierno de Hariri. El estado pone todo su aparato represivo en acción para aplastar el levantamiento. Ha utilizado infiltrados de los servicios de inteligencias para atacar a las masas desde adentro de las marchas, atacando, marcando y persiguiendo a los mejores activistas.
Decretaron la ley marcial para aplastar las protestas con el ejército. Las Fuerzas Armadas bajo el mando del Hezbollah, disparan a su propio pueblo. Después de venir de hacer el trabajo sucio como tropas gurkas masacrando a la revolución siria a cuenta del imperialismo, ahora juega un papel fundamental disparando a los explotados del Líbano. Sus hombres de negocios han quedado totalmente desprestigiado, son odiados por las masas. La juventud combativa y el pueblo vela sus mártires en estas jornadas revolucionarias y los cientos de heridos que caen bajo las balas del ejercito asesino dirigido por Hezbollah.
Las calles del Líbano son la prueba viviente del siniestro papel que juega el Hezbollah. A estos hombres de negocios, que tienen las manos manchadas de sangre de masacrar en Siria, Macron y las transnacionales imperialistas, los consideran imprescindibles para aplicar su plan de recolonización y dominio del Líbano. El Hezbollah, como verdugo de su propio pueblo, ha dejado al desnudo no solo su supuesto “antiimperialismo” y su falacia “antisionista”, que funcionaron como engaños y puñaladas por la espalda contra los explotados de todo Medio Oriente sostenidos por los partidos stalinistas y de las corrientes socialimperialistas.
Sus fusiles resguardan las fronteras del sionismo, sus policías y bandas parapoliciales atacan y aterrorizan a los refugiados sirios y palestinos, sus oficiales no apuntan los fusiles contra el imperialismo ni contra el sionismo, sino que están para masacrar y aplastar al pueblo hambriento. El Hezbollah ha quedado como una verdadera pandilla multimillonaria que a medida que impuso las peores penurias sobre su pueblo, queda al desnudo que no solo actuó como gurka en Siria, sino que fueron los que garantizaron el contrabando de petróleo que sacaban en acuerdo con Assad desde Siria para exportarlo por mar a Israel.
Las masas explotadas, que están en pie de lucha desde el 2019, con la chispa de Trípoli que incendió al país, han dado un salto en su embestida contra los capitalistas. La revolución libanesa comienza a dar sus primeros pasos en una verdadera acción insurreccional de las masas en todo el país, con piquetes en las zonas industriales, barricadas y bloqueos en las principales carreteras, chocando abiertamente contra las fuerzas represivas del estado y desarrollando a cada paso organismos de lucha independiente de las masas desde donde se organizan y se agrupan los obreros, los jóvenes desocupados, las clases medias arruinadas.
La sublevación de los de abajo ha comenzado. Se sublevaron los barrios más pobres del Líbano, como Bab Tabeneh, uno de los más grandes de Trípoli, donde el 80% está desocupado y condenado al hambre, encabezaron los combates en las calles enfrentándose con la policía. Las Municipalidades, los Ministerios y demás edificios gubernamentales, junto con los bancos, fueron incendiados por las masas como vimos en el 2019. En su embestida también comienzan a incendiar las comisarías y chocan abiertamente con las fuerzas represivas que han sido apertrechados por el imperialismo francés con tanquetas y fragatas. Las fuerzas del Ejército de los oficiales del Hezbollah han pedido totalmente el control de la situación, poniendo en cuestión si serán capaces de resguardar los intereses imperialistas cuando, deslegitimados, no pueden movilizar fuerzas contrarrevolucionarias, pues perdieron también el control de su propia base que está sublevada.
¡Son ellos o nosotros! Solamente la clase obrera y las masas insurrectas expropiando a los expropiadores pueden liberar a la nación y conquistar el pan, tienen que tomar la resolución de la crisis en sus manos.
¡LA REVOLUCION LIBANESA HA COMENZADO! La tarea del momento es que se conquiste el armamento generalizado de las masas en lucha y la organización de milicias obreras, campesinas y de soldados rasos.
El camino para conquistar el pan es la expropiación sin pago y bajo control los trabajadores y del pueblo pobre de los bancos, las transnacionales y todos los capitalistas. Conquistar la nacionalización de la banca y el monopolio del comercio exterior, rompiendo todos los acuerdos de sometimiento y saqueo que se firmaron con el imperialismo.
La revolución Libanesa es un eslabón de una sola cadena revolucionaria que se extiende a Sudán, Irak, Túnez, con la resistencia siria y sobre todo con la lucha junto al pueblo palestino por expulsar al ocupante sionista… ¡Por la destrucción del Estado sionista-fascista de Israel! ¡Fuera Al Assad! ¡Una misma cadena revolucionaria en todo Magreb y Medio Oriente!
Las masas necesitan una dirección revolucionaria, que derrote a los partidos socialimperialistas, arranque de sus sucias manos las limpias banderas de la revolución socialista.
Esta solo se conquistará a condición de ponerse a la cabeza de los combates, en guerra contra el reformismo y peleando incansablemente contra la influencia de la burguesía. Combatiendo desde las organizaciones de la clase obrera en todo el mundo por romper el aislamiento de la revolución, llamando decididamente a los obreros de Francia y EEUU a parar la máquina de guerra de Macron y Biden, que abastecen con pertrechos militares al Líbano y Túnez para aplastar las insurrecciones de las masas.
Son momentos decisivos, hay que conquistar las condiciones de la victoria y la dirección que las masas merecen para triunfar.
El reformismo que ayer sostuvo a los gobiernos y regímenes del Magreb y Medio Oriente, mira para otro lado, mientras sostienen a los verdugos de los trabajadores. La revolución estalla en sus narices y en sus combates se ponen de pie las fuerzas que saldarán cuentas con sus entregadores. Las fuerzas para refundar la IV Internacional están en las calles del Líbano, de Irak, de Sudán, de la martirizada Siria, su triunfo está en las calles de París, Nueva York y las metrópolis imperialistas.
Los stalinistas y los renegados del trotskismo sostienen al Hezbollah…
Como ayer en Siria, hoy en la revolución libanesa:
La Nueva Izquierda, una vez más, en la trinchera de los hambreadores del pueblo
Los explotados del Líbano que ganan las calles en una enorme acción revolucionaria, fueron los que le propinaron la mayor derrota al ejército sionista en 2006, que huyó como rata ante una heroica resistencia de las masas libanesas que se levantaron contra la invasión. Ante semejante triunfo de la clase obrera y los explotados del Líbano, que ponía al rojo vivo la destrucción del estado sionista-fascista de Israel, se concentraron todas las direcciones para contener esa lucha revolucionaria y que no se subleven las masas palestinas. Sostuvieron al Hezbollah para que se montara sobre el triunfo de los trabajadores y el pueblo libanés y su grandiosa derrota al imperialismo y al sionismo.
Sostenido por la ONU, el Hezbollah fue erigiéndose por encima de este triunfo sobre el sionismo, imponiendo un control férreo sobre los explotados, entrando como socio en los negocios fundamentales del estado libanés y formando parte del gobierno. Esta pandilla burguesa del Hezbollah hizo enormes negocios, desde el estado, en construcción, electricidad, agua, telecomunicaciones, etc. Esta se asociaba al imperialismo y surgía como una nueva burguesía millonaria, que se encaramó en el poder junto al resto de las fracciones burguesas pro-imperialistas. Ese régimen y gobierno antiobrero fueron los que les volvieron imposible la vida a los explotados del Líbano.
Mientras son los encargados de matar a las masas en lucha, sale a la luz que los magnates del Hezbollah fueron los que se enriquecieron con el contrabando de petróleo que sacaban en acuerdo con Assad desde Siria para exportarlo por mar a Israel, quedaron al descubierto, luego de la explosión en el puerto, que desde allí contrabandeaban todo el petróleo y las riquezas saqueadas de la Siria ensangrentada, a medida que el pueblo libanés era sometido al hambre.
El combate en las calles del Líbano es una batalla decisiva. Allí se definen en gran medida las próximas batallas. En las calles de Beirut, Trípoli y todo el Líbano, hay que saldar cuentas con todas las pandillas que ahogaron en sangre la revolución en Siria. Las actuales batallas se desarrollan en un claro ángulo de 180º de las direcciones de la Nueva Izquierda ubicada en la trinchera del Hezbollah, que cuida las fronteras del sionismo.
Esto lo han comprendido los explotados y por eso hoy se levantan contra ellos. En sus acciones revolucionarias distinguen quiénes son sus enemigos y quiénes son sus aliados. Comprendieron que a medida que se impuso el genocidio sirio, se profundizó la ofensiva del sionismo contra las masas palestinas y a las masas libanesas les impusieron penurias inauditas.
Por eso la revolución libanesa se pone de pie contra los verdugos de la revolución siria y los trabajadores entienden que para vivir hay que demoler todas las instituciones del régimen infame y que este debe caer.
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