¡Abajo el gobierno del Taliban, el nuevo custodio de los negocios del imperialismo!
¡Abajo el pacto de Doha entre los talibanes y la Alianza del Norte bajo el mando norteamericano!
Asamblea nacional afgana libre y soberana
Para recuperar la nación, romper con el imperialismo, obtener la tierra, para conquistar el pan, salario digno y trabajo para todos
¡Desarme del Taliban y todos los señores de la guerra! ¡Armamento generalizado de los obreros y campesinos pobres!
¡Por un gobierno provisional revolucionario obrero y campesino!
En Afganistán los yanquis se han retirado, dejando al Taliban a cargo de custodiar los negocios. Así había sido pactado en Doha (Qatar). Allí, bajo el mando norteamericano, se habían reunido los representantes de esta burguesía con el ex gobierno afgano títere de los yanquis ligado a la coalición burguesa conocida como “Alianza del Norte”. La intención yanqui era, como lo declararon todos los participantes de esa conferencia, hacer un régimen de unidad, con gobierno del Taliban, haciéndole un traspaso del poder ordenado. Es decir, se había decidido que ante la retirada yanqui sea el Taliban quien quede al frente del gobierno afgano, siempre y cuando este sea la garantía que las empresas norteamericanas sigan haciendo los mismos negocios y en medio de una repartija de poder. Los yanquis se fueron y al Taliban les dejaron las armas y el control de las instalaciones y equipamiento del ejército, incluyendo ahora el aeropuerto.
Sin embargo, el traspaso no fue ordenado. Porque ni bien comenzaron a retirarse las tropas yanquis, el estado se comenzó a desintegrarse a gran velocidad. Todavía los yanquis no se habían retirado del todo y el presidente afgano Ashraf Ghani huyó. El Taliban se apresuró entonces para llegar a Kabul y mantener un firme control sobre las masas, impedir, reprimir y masacrar cualquier intento de levantamiento. Es decir, el pacto de Doha había entrado en crisis, ya que una parte se había desvanecido. Todavía cuenta con su pata “talibana” pisando Kabul y la mayoría de Afganistán, honrando abiertamente el pacto de Doha. Pero su otra pata, la de la Alianza del Norte, intenta volver a ponerse de pie después de su estrepitoso derrumbe, y poder jugar su rol de controlar parte de Afganistán. Por eso pide desde lejos volver a entrar en los negocios, como lo ha pronunciado Ashraf Ghani desde EAU. También usa a sus partidos-ejército para hacer una especie de guerra de guerrillas en algunas provincias del norte afgano donde son mayoría, como lo están haciendo en el valle de Panjshir. Incluso realizan algunas marchas, donde levantaron las banderas afganas opuestas a las del Taliban. Su objetivo de que se instaure tal cual pactado el régimen del pacto de Doha, hoy reivindicado por Biden y por los gobiernos de Francia y Alemania que viajaron también a Doha.
También están las fracciones burguesas que no han entrado al acuerdo. La prensa imperialista internacional las ha llamado “ISIS-K”. Su forma de negociar es mediante el terrorismo burgués, es decir indiscriminado, con atentados como el ocurrido en el aeropuerto donde para negociar su parte sus bombas asesinaron a cientos de mujeres y niños. Su objetivo es abrir una negociación y entrar en el pacto de Doha.
Pero por otro lado también ha habido marchas de mujeres afganas en la capital, Kabul, en lucha por sus derechos a votar, trabajar, estudiar, etc. Hicieron marchas durante 3 días consecutivos el pasado jueves, viernes y sábado. En este último día, fueron reprimidas con gases lacrimógenos por las fuerzas del Taliban.
¡Abajo el pacto de Doha! ¡Asamblea nacional afgana libre y soberana! ¡Armamento generalizado de obreros y campesinos pobres!
Ante esta situación, ¡Ahora es el momento para asestarle un golpe revolucionario al régimen en crisis, antes de que se termine de asentar el Taliban como custodio yanqui! Ya se retiraron los yanquis, los asesinos más grandes de Medio Oriente, ahora los campesinos pobres y trabajadores afganos, sin importar nuestra etnia y religión, debemos luchar codo a codo contra el Taliban. ¡Que el león afgano muestre sus dientes y se saque de encima a las últimas hienas! ¡Abajo el nuevo gobierno del Taliban!
¡Abajo el pacto de Doha del Taliban y la Alianza del Norte bajo el mando del imperialismo norteamericano! ¡Fuera toda injerencia del imperialismo y todos sus agentes!
¡Por una Asamblea Nacional revolucionaria, con delegados 1 cada 10.000 habitantes, revocables en cualquier momento por sus electores, y que no gane más que el salario medio de un obrero! Esta asamblea debe romper con el imperialismo para recuperar la nación afgana, darle la tierra a los campesinos, nacionalizar el comercio exterior, y resuelva un plan económico obrero y popular a favor de las masas explotadas de Afganistán. Esta asamblea debe garantizar el derecho a la autodeterminación de las distintas etnias y nacionalidades.
¡Por acceso a la educación pública, libre, gratuita y de calidad! Como ya se lucha en las marchas en las calles de Kabul: ¡igualdad de derechos para las mujeres! ¡Libertad de reunión y asociación!
Necesitamos el derecho a hacer sindicatos, y organizaciones de trabajadores y campesinos pobres donde podamos pelear por nuestros derechos de un salario digno, trabajo para todos, y así conquistar el pan en cada hogar de los trabajadores afganos. En los últimos días Afganistán ha vivido una grave devaluación de su moneda, que ha licuado el salario de los trabajadores, sumado al hecho de que muchos no pueden retirar su sueldo por las restricciones impuestas a los retiros bancarios. El imperialismo yanqui y sus socios menores y agentes se han robado hasta las reservas de Afganistán, mientras los trabajadores padecen hambre, escasez y una enorme desocupación. Los niños son llevados como esclavos a trabajar en las plantaciones de opio. ¡Basta ya! ¡Devolución de los 8 mil millones de dólares de la reserva afgana que los yanquis tienen incautadas! ¡Inmediato aumento de salario igual a la canasta familiar indexado según el aumento del costo de vida! ¡Reducción de la jornada laboral para repartir las horas de trabajo y que todos los desocupados entren a trabajar! ¡Hay que liberar de la esclavitud a los niños llevados a las plantaciones de opio a levantar las cosechas por los señores de la guerra!
Para que la asamblea sea verdaderamente libre y soberana, necesitamos terminar con los partidos-ejército de los hombres de negocios, todos al servicio del imperialismo, y conquistar el armamento generalizado de los trabajadores y los campesinos pobres. ¡Desarme del Talibán y de todos los señores de la guerra! ¡Armas para el pueblo; un hombre un fusil! ¡Tomemos las armas que los yanquis les dejaron a sus nuevos guardianes talibanes para poder derrotarlos y llevar adelante nuestra lucha!
¡Por un gobierno provisional revolucionario obrero y campesino!
Nada puede esperar la clase obrera de las direcciones burguesas, ni del Talibán, el nuevo custodio de los negocios de los yanquis que está imbricado con miles de lazos y negocios comunes con el imperialismo, ni de la Alianza Norte que durante 20 años gestionó la ocupación imperialista, fomentando la miseria y el hambre y defendiendo el saqueo a la nación afgana.
¡Las riquezas de Afganistán no pueden seguir en manos de señores de la guerra ni hombres de negocios aliados del imperialismo! ¡Hay que expropiar la tierra de las grandes extensiones para poner a funcionar granjas colectivas, repartir la tierra entre los campesinos pobres y nacionalizar la banca en un banco estatal único, y con él garantizar que todos los trabajadores y el pueblo pobre pueda retirar sus ahorros y sus salarios, y dar créditos baratos a los campesinos! Allí está la fuente de alimentos donde poder cultivar trigo y que haya pan para todos. Esta es la fuente de riquezas desde donde se cultiva la amapola que se utiliza para el opio, insumo fundamental de medicamentos. Expropiando sin pago los laboratorios donde se fabrica la morfina y otros opiáceos, como así también las riquezas que se encuentran en los yacimientos de litio, cobalto, gas, petróleo, y a todas las transnacionales, recuperaremos nuestros recursos para saciar el hambre de nuestra ensangrentada nación y conseguir, al fin, la anhelada libertad.
Todo esto solo lo podrá garantizar un gobierno provisional revolucionario obrero y campesino, basado en los organismos de autodeterminación armados de las masas, los shoras, que hay que poner en pie en cada ciudad, región y coordinar a nivel nacional.
¡Una misma pelea en toda la región!
Debemos unir fuerzas con nuestros hermanos en Irán, que se levantan contra una burguesía totalitaria como la que se busca imponer aquí en Afganistán. ¡Un mismo puño contra un mismo enemigo!
La lucha del pueblo afgano vive también en los combates que dan las masas en todo Medio Oriente, como Siria, Palestina o Irak, contra sus regímenes, que solo favorecen al imperialismo y empobrecen a los trabajadores y el pueblo.
La pelea en Afganistán está indisolublemente unida a la lucha de la clase obrera pakistaní que supo marchar, sublevarse y cruzar la frontera para ir a combatir contra la invasión yanqui en 2001. A ellos también los llamamos a pelear contra los opresores aliados al imperialismo, y reconocer el derecho a la autodeterminación a la nación pashtun, que parte de su territorio se encuentra en Pakistán.
La clase obrera afgana es parte de la clase obrera de la región, y su lucha es parte de una misma pelea con los trabajadores de Uzbekistán, Tayikistán, Kirguistán, es decir, por restaurar la dictadura del proletariado bajo formas revolucionarias en las ex repúblicas musulmanas soviéticas.
La lucha por un Afganistán obrero y campesino debe ser en camino a una federación de repúblicas obreras y socialistas en toda el Asia central.
Nuestros aliados son los trabajadores de las metrópolis imperialistas
Si los yanquis se fueron fue esencialmente por la lucha de los trabajadores norteamericanos que golpearon al plexo al imperialismo norteamericano. Desde hace años, sobre todo en 2006-2008, los trabajadores norteamericanos y su movimiento antiguerra paralizaron los puertos y ganaron las calles masivamente. Marcharon contra la operación “Margen Protector” de ofensiva sionista sobre Gaza, financiada y comandada por Obama en 2014. El año pasado la clase obrera y el pueblo negro en EEUU protagonizaron una enorme sublevación donde el mismo presidente Trump terminó escondido en un bunker debajo de la Casa Blanca. Por eso fueron los trabajadores norteamericanos los que le impusieron al imperialismo que tenga que retirar sus tropas y que este no tenga el poder de fuego suficiente para nuevas aventuras contrarrevolucionarias e invasiones. Ni siquiera puede utilizar a su gendarme sionista frente a las revoluciones de Magreb y Medio Oriente.
La izquierda proimperialista oculta esto. Habla de que el Taliban derrotó al imperialismo yanqui, escondiendo el pacto entre ambos en Doha, y sobre todo sin tomar en cuenta la lucha de clases. Los que verdaderamente le han impuesto un límite al imperialismo yanqui en sus invasiones son las masas, no una fracción burguesa local con la que hace negocios.
Es una izquierda islamofóbica que se pasó años calumniando a la clase obrera de Magreb y Medio Oriente y su combate, negando su existencia, llamándola “terrorista”, “pueblos bárbaros”, aislando sus revoluciones del conjunto de los trabajadores del planeta. Esta izquierda traidora apoyó abiertamente a Al Assad, Putin y los Ayatollahs iraníes, que han ahogado a las masas sirias en un baño de sangre, perpetrando uno de los más sangrientos genocidios del siglo XXI. Ellos sostienen al sionismo, gendarme del imperialismo, con su política de los “dos estados” para Palestina. Ellos se encargaron de someter a la clase obrera a sus verdugos, especialmente al Partido Demócrata de los carniceros imperialistas yanquis con el pretexto de “enfrentar a Trump”.
Contra esta izquierda sirviente del imperialismo, llamamos a la clase obrera de los países centrales, especialmente a la clase obrera norteamericana, a seguir marchando contra las aventuras guerreristas contrarrevolucionarias de su gobierno. El retiro de las tropas yanquis es un paso gigantesco, pero todavía nos queda bastante camino por recorrer. Los trabajadores europeos ya marchan en apoyo a los refugiados afganos. ¡Este es el camino! En las calles de las capitales imperialistas triunfaremos definitivamente derrotando al imperialismo. Desde Nueva York, Paris y Londres a Kabul, ¡Una misma lucha, un mismo enemigo!
Abu Muad
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