24/01/15 La llegada a la casa de León Trotsky en Coyoacán Lugar donde funcionó el Estado Mayor Revolucionario de la IV Internacional en vida de Trotsky, donde cayera de su puesto de combate a manos del stalinismo “…somos las nuevas generaciones que peleamos por mantener los hilos de continuidad, que le hemos declarado la guerra sin cuartel al stalinismo y a los falsificadores del trotskismo…” Por la tarde, pude dirigirme a Coyoacán y visitar la casa de León Trotsky. Tomé fotos, porque es difícil describir la sensación que produce el lugar. Han transformado la casa y la tumba de nuestro dirigente en un paseo turístico. Por fuera, la fachada, parece un centro cultural. Allí hacen jornadas de cine, de lectura y actividades culturales varias que nada tienen que ver con la obra de su antiguo residente. En la entrada se venden libros de “marxismo” y prendedores y objetos de recuerdo con la cara de León Trotsky. Las habitaciones que no fueron conservadas tal cual tienen en sus paredes fotos que permiten que un guía turístico vaya contando en pocas palabras la vida del revolucionario. En una pared un árbol genealógico deja ver el ensañamiento con el que el stalinismo persiguió al dirigente de la IV Internacional y hasta el último de su familia. Sus nietos desaparecidos, sus hijas, hijos y yernos asesinados, o forzados a la muerte por la burocracia, sólo han dejado con vida a un nieto, que es el responsable de que su casa hoy sea un “museo”. Las primeras sensaciones al ver todos esto son de rabia. Pero cuando uno se adentra y recorre las habitaciones, que fueron dejadas con sus muebles y objetos originales, uno comienza a sentirse como en su casa. Allí está su biblioteca llena de libros, sus instrumentos con los que se grababa para que luego sus secretarias pasaran a papel sus elaboraciones. Es una casa humilde, puede verse eso. En una modesta casa funcionaba la dirección de nuestro partido, su centro internacional. El estudio de Trotsky está tal cual lo vemos en fotos sosteniendo periódicos. Un escritorio, una pequeña cama para descansar, algunos libros. Uno puede imaginar las citas y las conversaciones que se dieron allí, esa pequeña habitación donde se elaboró y se dio vida al programa de fundación de nuestro partido mundial. Y esa pequeña habitación, donde el stalinismo dio el golpe final, luego de muchos intentos fallidos. Según nos cuentan, al ser atacado, Trotsky pelea contra su atacante y al llegar su seguridad detiene a sus hombres para que no asesinen a golpes a este Jaques Monard (falsa identidad de Mercader) para poder interrogarlo. Trotsky muere al día siguiente en el hospital mientras que su sicario al salir de prisión es recibido con honores y condecorado con la orden “Lenin” por la burocracia restauracionista de la URSS. Un escalofrío me recorre el cuerpo. ¡”Lenin” se llama la medalla! Sigo recorriendo la casa, cuando puedo detenerme frente a su tumba, donde fueron enterradas sus cenizas, un cartel me deja leer que 250 mil obreros y explotados siguieron la caravana por las calles de México que llevaba los restos de nuestro dirigente. En otro cartel observo una frase de Trotsky en la que plantea que él estaba seguro de que su participación en la Revolución Rusa no había sido su tarea más importante, estaba convencido que el Partido Bolchevique dirigido por Lenin hubiera llevado aún sin él al triunfo la revolución. Que su tarea imprescindible era la pelea contra el stalinismo, mantener la continuidad del programa marxista revolucionario, para que nuevas generaciones lo retomaran y volvieran a llevar al triunfo a la revolución socialista. Él estaba seguro, y acá estamos, somos las nuevas generaciones que peleamos por mantener los hilos de continuidad, que le hemos declarado la guerra sin cuartel al stalinismo y a los falsificadores del trotskismo, que han bastardeado su nombre y han traicionado una y mil veces a la clase obrera, los que queremos dirigirla para llevarlos al triunfo. ¡El trotskismo debe volver a México! Para que su programa dirija el combate de los explotados. ¡Qué honor! Con su combate y tradición revolucionaria los explotados mexicanos permitieron que uno de los revolucionarios más grandes de todos los tiempos pudiera continuar su tarea y gracias a ello hoy estamos aquí. En esta tierra y frente a su tumba gritamos ¡Viva el camarada León Trotsky! ¡Viva la IV Internacional! ¡Viva la revolución socialista internacional. |