13 de mayo de 2015
¡Viva la heroica lucha de los jornaleros de San Quintín!
¡Sus demandas son las de todo el movimiento obrero a uno y otro lado de la frontera!
Para hacer realidad su grito de guerra: “¡Ni una lucha aislada más!”
Hay que conquistar ya un:
¡Congreso de los trabajadores y campesinos pobres de México y EEUU!
El pasado 17 de marzo, en el poblado de San Quintín, Baja California, se sublevaron miles de jornaleros contra las condiciones de esclavitud laboral que les imponen la patronal nativa y extranjera. Con jornadas laborales de alrededor de 15 hs., salarios que no superan los $120 diarios, sin ningún derecho, ni seguro social -donde los trabajadores mueren en las puertas de los hospitales por no recibir atención médica-, ni vivienda digna, donde las mujeres trabajadoras son abusadas sexualmente por patrones y capataces violadores, donde la sed de ganancias de la patronal succiona hasta la última gota de sangre de niños que mueren de desnutrición, atropellados, intoxicados por los fertilizantes, por picaduras de insectos, etc., levantando las cosechas y valorizando con su energía vital los productos que luego se exportan a EEUU para que esta patronal se llene los bolsillos de dólares contantes y sonantes, mientras paga los salarios en pesos cada vez más devaluados. Se trata de uno de los sectores más oprimidos de la clase obrera mexicana, verdaderos parias que son dejados a su suerte por la aristocracia y burocracia obreras, y en los cuales los dirigentes reformistas nunca pensaron.
Estas son las condiciones de millones de trabajadores del campo y la ciudad, las condiciones del México maquila y del régimen del TLC, con más de dos millones de trabajadores agrícolas y de 500.000 niños y jóvenes menores de 18 años que levantan las cosechas de los terratenientes y las transnacionales imperialistas, generando con el desgaste de sus músculos, sus huesos y su cerebro las ganancias multimillonarias de la patronal esclavista. Condiciones impuestas con el garrote de la burocracia charra, el asesinato de miles de luchadores campesinos, obreros y estudiantes a manos del Estado, su policía y ejército, y de las bandas fascistas del narco.
Son las condiciones impuestas por Wall Street y las burguesías nativas, ya sean bolivarianas o del TLC, a millones de esclavos del mundo colonial y semicolonial desde la Patagonia Argentina, donde millones de trabajadores golondrinas recorren el país todos los años de norte a sur levantando las cosechas y los que quieren organizarse para enfrentar a la patronal por sus justas demandas son desaparecidos por la policía asesina de la Kirchner; son las condiciones de millones de explotados al interior de Brasil que no tienen documentos y no entran en ninguna estadística oficial, impuestas con métodos de guerra civil por las bandas fascistas de los fascendeiros y el Estado asesino de Russeff; son las condiciones sostenidas en Honduras por el régimen del golpe militar de la Chiquita Briand, la United Fruit y la base militar yanqui; y las condiciones de millones de trabajadores de todas las repúblicas bananeras de América Latina. Son las condiciones que empiezan a imponerse en la Cuba capitalista de los Castro entregando la tierra a Cargill y Monsanto.
No se trata, como dicen algunos intelectuales burgueses “progresistas”, de supervivencias del porfiriato. De lo que se trata es de las condiciones impuestas por el México del TLC, de un salto en la penetración imperialista en los últimos años, que significó para millones de campesinos el despojo de sus tierras, la necesidad de migrar a EEUU como mano de obra de segunda o al interior de México emplearse como jornaleros levantando las cosechas de los terratenientes parásitos y de las transnacionales imperialistas. De la entrega de la tierra, de Pemex, del agua y demás recursos naturales. De una nueva vuelta de tuerca en el sometimiento de la nación al imperialismo. De lo que se trata es de la liquidación histórica de las supervivencias de las conquistas de la revolución de 1910.
¡Fuera gringos de México y de toda América Latina! ¡Abajo el TLC y el NAFTA! ¡Abajo todos los tratados que atan a la nación al imperialismo! ¡No al pago de la deuda externa!¡Abajo la reforma energética y la nueva ley de aguas! ¡Renacionalización sin pago y bajo control obrero de Pemex! ¡Expropiación sin pago de todas las transnacionales y de la oligarquía terrateniente! ¡Nacionalización de la tierra! ¡Por la expropiación sin pago y puesta a producir bajo control de sus trabajadores en granjas colectivas de todas las fincas capitalistas que explotan obreros! ¡La tierra para el campesino! ¡Por una nueva reforma agraria!
Los jornaleros de San Quintín se sublevan... y en su combate marcan un angulo de 180º con la política de las corrientes de la izquierda reformista agrupadas en el Foro Social Mundial.
Para conquistar sus justas demandas los trabajadores de San Quintín desconocieron los acuerdos firmados a sus espaldas por la burocracia charra de las CTM (Confederación de Trabajadores de México, la CROM (Confederación Regional Obrera Méxicana) y la CROC (Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos); pararon la producción y con sus piquetes de huelga cerraron la autopista Transpeninsular que llega hasta San Diego, enfrentaron la feroz represión de la policía y del ejército, quedando en ese momento alrededor de 200 jornaleros detenidos, y hasta el día de hoy han mantenido paralizada la producción, provocando a la patronal perdidas millonarias.
A la vez han intentado romper su aislamiento impuesto por la burocracia charra y la izquierda reformista, buscando y conquistando en cierta medida la unidad con los trabajadores de la ciudad y con los trabajadores de EEUU, organizando movilizaciones conjuntas a ambos lados de la frontera y consiguiendo el apoyo de los trabajadores en lucha de la cadena de tiendas El Super de EEUU quienes se movilizaron en su apoyo junto a otras organizaciones obreras y campesinas y aportaron tres toneladas de alimentos al fondo de huelga para sostener la lucha de los jornaleros, demostrando de esa manera que lo que los separaba a unos de otros no era el Río Bravo, sino la política de colaboración de clases de las corrientes de la izquierda reformista, quiénes durante años han dividido a los obreros mexicanos y de EEUU sometiéndolos a sus respectivas burguesías.
Así, mientras en EEUU decían “cualquiera menos Bush”, y los Castro llamaban a votar por Obama, mientras les prometían a los millones de trabajadores inmigrantes latinos derechos de ciudadanía a través de las leyes de Obama y el partido Demócrata; en México decían “¡México, sin PRI!” sometiendo, solapadamente algunos y más abiertamente otros, a la clase obrera al PRD, que era pintado como un partido progresista por el Foro Social Mundial, y por esa vía al régimen del TLC.
Su lucha es una verdadera bofetada a quienes, como el PCM y decenas de “grupos independientes” que se reivindican “marxistas-leninistas”, verdaderas colaterales del stalinista PCM, mientras defienden todos los días un programa mínimo reformista, predican en el movimiento obrero la necesidad de “organizarse y luchar por el socialismo” en un futuro indeterminado. Marcando un angulo de 180º con las direcciones reformistas agrupadas en el Foro Social Mundial, los jornaleros de San Quintín demuestran que para conseguir lo más mínimo, como ser un pequeño aumento de salario, jornada laboral de ocho horas, un día de descanso semanal, afiliación al Instituto Mexicano de Seguridad Social, derecho a organizarse sindicalmente, vivienda digna y servicios básicos de agua, luz y electricidad, derecho a estudiar y a divertirse para la juventud, abolir el derecho de pernada que ha impuesto de hecho la patronal, etc.; hay que pelear por todo.
Por eso, mientras los padres de los 43 jóvenes desaparecidos pelean por el boicot electoral si no aparecen sus hijos, mientras la burguesía ha lanzado una enorme campaña mediática llamando a participar en las elecciones, la mayoría de las corrientes de la izquierda reformista plantean que “da lo mismo votar o no”, pero que “hay que luchar”, como si no importara si el régimen se relegitima con millones de votos o no; otras han planteado que boicot en Guerrero sí, y en el resto del país hay que votar a Morena de López Obrador; otras no menos reformistas como el MTS llaman a levantar el boicot en Guerrero y sostienen que hay que anular el voto inscribiendo la consigna “nos faltan 43”; mientras tanto los jornaleros de San Quintín, demostrando un millón de veces más perspicacia que los señores dirigentes de la izquierda reformista que no se cansan de hablar de la “conciencia atrasada de los obreros”, han tomado en sus manos el llamado de los padres de los 43 y se han pronunciado por el boicot electoral, comprendiendo que la lucha económica, en esta época de decadencia imperialista, de contrarreformas, sólo puede triunfar como lucha política de masas.
El Estado asesino responde con una feroz represión
Es por eso que en la madrugada del sábado 9 de mayo los jornaleros han sido nuevamente víctimas de la feroz represión del Estado y su Policía Federal Preventiva, que alrededor de las cinco de la mañana arremetió contra los jornaleros que estaban convenciendo a sus compañeros de no entrar a trabajar. La policía entró a la Colonia Nuevo San Juan Copala, en la delegación Vicente Guerrero, reprimió con balas de goma y gases, y persiguió a los jornaleros que pedían mantener el paro hasta sus casas, ingresando en ellas y golpeando a mujeres y niños. Esto desató el justo odio de los jornaleros quienes con piedras y palos repelieron el ataque de la policía incendiando dos patrulleros y una tanqueta. El saldo fue de más de 70 trabajadores heridos, muchos de gravedad, y diez detenidos como rehenes, de los cuales los jueces piden $7.000.000 por cada uno a modo de fianza. ¡Basta de represión! ¡Comités de autodefensa para defendernos de la represión del estado, de la burocracia charra y de las bandas fascistas del narco! ¡Disolución de las fuerzas represivas! ¡Libertad incondicional a todos los presos por luchar! ¡La rebelión de los esclavos no es delito, es justicia de clase! ¡Abajo el gobernador represor Francisco Vega de Lamadrid! ¡Tribunales obreros y populares para juzgar y castigar a los políticos represores y patrones violadores!
Los jornaleros de San Quintín no pueden quedar aislados,
para que su lucha triunfe:
¡Congreso internacional de trabajadores y campesinos pobres de EEUU y México ya!
La lucha de los jornaleros de San Quintín no puede quedar aislada, a merced de la feroz represión del Estado asesino. Sus demandas son las demandas de todo el movimiento obrero a uno y otro lado de la frontera. Cuanto más se impusieron las condiciones del régimen del TLC en México, más el proletariado de EEUU vio perder una a una sus conquistas, y les fueron impuestas cada vez más condiciones de vida miserables. Cuanto más golpea el imperialismo yanqui al proletariado del mundo colonial y semicolonial, más avanza en imponer esas mismas condiciones a su propio proletariado. Por eso el proletariado de EEUU debe romper con la política de sometimiento a Obama que impone la izquierda reformista y tomar en sus firmes manos el combate de sus hermanos de clase del México del TLC. Para que la lucha de los jornaleros de San Quintín triunfe hay que hacer realidad su grito de guerra: “¡Ni una lucha aislada más!”. Ellos, junto con los padres de los 43 que pelean por la aparición con vida de sus hijos tienen toda la autoridad para convocar a poner en pie un Congreso Internacional de Trabajadores Ocupados y Desocupados, Despedidos y de Campesinos Pobres, junto al Movimiento Estudiantil Combativo, con delegados de base, rotativos y revocables, de México y EEUU que sesione ya mismo en San Quintín. Las fuerzas para conquistarlo están en las organizaciones obreras y campesinas que se pronunciaron por el triunfo de su combate y se movilizaron en su apoyo como los trabajadores de la cadena de tiendas El Super, junto a los trabajadores en lucha de comidas rápidas, los petroleros, los trabajadores portuarios que luchan contra las guerras de Wall Street y la juventud obrera afroamericana que se subleva contra la policía asesina de Obama, junto a las diversos sindicatos y organizaciones campesinas que se movilizaron en su apoyo dentro de EEUU; y en México, la Nueva Central de Trabajadores (NCT), en la cual están el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) y diversas secciones de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), junto a las diversas organizaciones campesinas que se movilizaron en su apoyo, y las decenas de organizaciones que se reunieron en la Convención Nacional en Guerrero. Allí podrían organizarse los miles de trabajadores de Pemex despedidos. ¡Que vuelva a ponerse de pie la asamblea interuniversitaria y la asamblea politécnica! ¡Que la dirección del EZLN y el Sub comediante Moisés dejen de mirar para otro lado y se pongan al servicio de romper su aislamiento, y las armas para que surjan las milicias obreras y campesinas!
¡Hay que romper el aislamiento de los jornaleros! ¡La lucha de los padres de los 43 y de los jornaleros de San Quintín es la misma lucha! ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos! ¡La lucha de los jornaleros debe triunfar! ¡Hay que conquistar el boicot! ¡Abajo la trampa electoral! ¡Milicia obrera y campesina para aplastar a las bandas fascistas del narco, a la burocracia charra y abrir el camino a la huelga general revolucionaria! ¡Abajo el régimen del fraude del PRI, PAN y PRD! ¡Fuera Peña Nieto! ¡Que se vayan todos! ¡Gobierno obrero y campesino! ¡Una misma lucha revolucionaria a un lado y otro del Río Bravo! ¡Hay que expropiar a ese 1% de parásitos de Wall Street!
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