8 DE MARZO 2019
¡PASO A LA MUJER TRABAJADORA!
En este 8 de marzo, día internacional de lucha, las trabajadoras de todo el mundo ganamos las calles. Es un día de lucha y de combate en primer lugar contra el imperialismo. Millones de las nuestras pararán y entrarán a la lucha no solo en el mundo semicolonial, sino también en las capitales de las potencias imperialistas de Europa, EEUU y Japón. Allí están los más grandes verdugos de la clase obrera mundial y de las mujeres en particular.
En Wall Street, en el Bundesbank, en la City de Londres se junta un 1% de parásitos, que se han quedado con el 50% de las riquezas del planeta. Ahí está el salario que le roban a la clase obrera y en particular a las mujeres trabajadoras. Ahí están las riquezas que saquean de los pueblos oprimidos. Allí están las guarderías, las escuelas, los salarios por hijo, las lavanderías, los hospitales que nos niegan, dejándonos vivir como trabajadoras de segunda en este podrido sistema capitalista mundial.
Las trabajadoras que hoy entran al combate en las capitales de las potencias imperialistas tienen en sus manos la llave para combatir en las entrañas mismas a la bestia imperialista, junto a las mujeres explotadas que lo enfrentamos en todo el mundo colonial y semicolonial. El imperialismo es el más grande enemigo de las trabajadoras y los explotados de todo el mundo.
La clase obrera y su avanzada, las mujeres trabajadoras, tienen en sus manos la llave para terminar con el saqueo de los pueblos oprimidos y con las operaciones militares contrarrevolucionarias con las que los piratas imperialistas y sus socios menores en los países oprimidos, roban sus riquezas. Para parar las guerras de masacre contra los pueblos oprimidos hay que poner nuevamente en pie la marcha del millón contra la guerra; hay que ocupar Wall Street, poner de pie al movimiento negro, el sector más explotado de los países imperialistas junto con los inmigrantes
Desde los países imperialistas se organizaron los más grandes feminicidios, como en Siria o Yemen, donde, sosteniendo a Al Assad, Putin y demás burguesías nativas, se ha aplastado a las mujeres y los trabajadores por el “delito” de combatir por el pan y la libertad.
Desde allí y desde la ONU surgen las voces de los partidos social-imperialistas, ahora llamados “socialistas democráticos”, como Podemos de España, Sanders de EEUU, Syriza de Grecia, los Laboristas de Londres, que le quieren hacer creer a las trabajadoras de Europa, EEUU y todo el mundo que luchando por la “democracia real” y sometiendo a las mujeres obreras a la burguesía y sus cantos de sirena, “nos podremos liberar de tanta opresión e ignominia”. Nos quieren hacer creer que sin expropiar y desarmar a la oligarquía financiera mundial y sus fuerzas contrarrevolucionarias, los trabajadores y las mujeres trabajadoras doble y triplemente oprimidas, podremos conquistar la igualdad por la que luchamos.
¡Mentira! Aunque adornen sus listas de candidatos a diputados con algunas de las “nuestras” que hace rato están en el campo del enemigo; por más que nombren a algunas de ellas como “progresistas” y “democráticas” para engañarnos; por más que intenten maquillar el saqueo y las masacres imperialistas; aunque nos quieran hacer creer que en los parlamentos burgueses –donde funcionan los políticos de los patrones y los banqueros- conseguiremos nuestras más justas demandas, como el derecho al aborto o terminar con la opresión religiosa, etc., ya no nos pueden seguir engañando.
¡Las nuestras no son ellas! Nuestras compañeras son… las que marchan en sus caravanas migrantes, junto a desposeídos de todo el planeta, cruzando el Mediterráneo o buscando cruzar el Rio Bravo para conseguir una vida digna. No solo nos esclavizan… sino que también nos reprimen, nos violan, nos secuestran nuestros hijos ante cada frontera de cada país imperialista al que intentamos llegar.
Las nuestras son las que se mueren trabajando 15 horas por día en las fábricas de Bangladesh o en las fábricas-cárceles de China. Las nuestras son las que comen con sus hijos en los comedores de los barrios y soportan las bombas asesinas de los piratas imperialistas y sus socios fascistas. Las nuestras son las que aún buscan justicia por sus compañeros mineros asesinados por luchar por sus derechos por la Angloamerican, como en Marikana, Sudáfrica. Las nuestras son las que perdieron a 43 hijos en Ayotzinapa. Las nuestras son las presas políticas sirias, palestinas y vascas que son torturadas y violadas en las cárceles de los regímenes opresores. Las nuestras son las que combaten con los Chalecos Amarillos, las que se sublevan en todo el mundo…
Las nuestras no son ni tenemos nada que ver con las Clinton, las Merkel ni con las Alexandria Ocasio-Cortez y demás candidatas social-imperialistas del Partido Demócrata de los piratas imperialistas yanquis, sus cárceles de la CIA y sus tropas contrarrevolucionarias y fascistas de la OTAN. En el Estado Español no tenemos nada que ver con Manuela Carmena que apoya la operación especulativa de Chamartín que beneficia al BBVA; ni con Ana Botín del Banco Santander, Arrimadas, Cifuentes, Susana Díaz y todas las empresarias y políticas burguesas, que apoyan el golpe de estado de la monarquía en Catalunya.
Ni mucho menos, como en Argentina, tenemos nada que ver con la Lospenato y las burguesas peronistas, que asociadas al gobierno y los patrones, han largado el más feroz ataque de los últimos años al movimiento obrero. Y no tenemos nada que ver con la Kirchner, vocera de la iglesia, del papa Franscisco y de esa cueva de pedófilos del Vaticano.
Nosotras, las mujeres trabajadoras, somos parte de la clase obrera mundial. Luchando por la revolución socialista, y como su parte más aguerrida y combativa, nos liberaremos.
Por eso hacemos nuestro el apotegma que la liberación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos.
En este 8 de marzo nos movilizamos y luchamos por que se pare el mundo, los barcos, las fábricas, las escuelas, las oficinas, el transporte… ¡Que se pare todo! Aunque los traidores de los partidos social-imperialistas y las burocracias sindicales corruptas miren para otro lado. Nosotros miramos hacia adelante, como parte de la clase trabajadora exclamamos…
¡De pie junto a las mujeres de Bangladesh, India y China que enfrentan las feroces condiciones laborales en las que nos hacen producir las grandes transnacionales y por millones salen a la huelga!
¡De pie junto a las obreras de Matamoros, México que sobrepasan a la burocracia charra y salen a pelear por sus derechos, paralizando las maquilas en la frontera con EEUU!
¡De pie junto a las mujeres que en Francia se ponen los Chalecos Amarillos al grito de “Macron dimisión”!
¡De pie junto a las mujeres catalanas que pelean por su independencia contra la monarquía de los Borbones!
¡De pie junto a las mujeres del Magreb y Medio Oriente que en la avanzada, en Sudán, Argelia o Irán, o en la resistencia, como en Siria, Palestina o Yemen, son la vanguardia del combate revolucionario de los explotados por el pan, contra los regímenes cipayos del imperialismo!
¡De pie junto a las migrantes que con sus hijos escapan del hambre y la miseria en enormes caravanas por Latinoamérica hacia la frontera de Estados Unidos!
¡De pie junto a las trabajadoras de Argentina, Chile, Brasil, Venezuela y toda América Latina, que hoy sufren una nueva ofensiva contrarrevolucionaria de Trump y los yanquis, en colaboración con todas las cobardes burguesías nativas!