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¡Fuera las manos del reformismo y su pseudo-teoría de “revolución democrática” de la revolución obrera y socialista que ha empezado en Libia, Túnez y Egipto!
Ante la heroica revolución que se ha iniciado en Túnez, Egipto y Libia se ha conjurado una Santa Alianza de todas las corrientes del movimiento obrero mundial que van desde el NPA francés y toda la izquierda norteamericana hasta el SWP inglés, pasando por las direcciones del ELAC y el PTS argentino. Los explotados, con el proletariado como su vanguardia, en su lucha por el pan, encabezan acciones independientes de masas, derrocan gobiernos y dislocan regímenes autocráticos, derrotan a la policía en las calles, ponen en pie verdaderos organismos autoorganizados de doble poder locales y regionales, arman las milicias obreras, derrotan a la burocracia sindical, confraternizan con los soldados rasos y en algunos lugares –como en Libia- parten al ejército, se toman las fábricas y los pozos petroleros de las transnacionales más poderosas del mundo, como en el canal de Suez y el este de Libia… y a estas acciones revolucionarias, las corrientes de los renegados del trotskismo la llaman “revoluciones democráticas” y levantan como consigna de poder “Asambleas Constituyentes”. Así quieren ocultar el verdadero carácter obrero y socialista de la revolución que ha empezado; que como toda revolución en los países coloniales y semi coloniales, tiene tareas democráticas que resolver como la independencia nacional y la revolución agraria, pero que cómo una vez mas lo demuestra la cadena de insurrecciones en el Magreb, estas tareas sólo pueden ser resueltas integras y efectivamente por la revolución socialista. Las masas del Magreb en un ángulo de 180° opuesto al programa de los renegados del trotskismo Estos “teóricos”, amantes de la democracia burguesa, no le llegan ni a los tobillos a las masas revolucionarias del Magreb que ya comprendieron que para conquistar el pan, hay que demoler al estado burgués y derrotar al imperialismo. Los partidos reformistas jamás llamaron al proletariado mundial a derribar a los gobiernos y regímenes capitalistas y a atacar la propiedad de los monopolios imperialistas y las burguesías nativas como única manera de conquistar el pan, resolver las demandas mínimas y democráticas y hacer que los costos de la crisis mundial la paguen los capitalistas. Jamás fue su programa el que hoy imponen en las calles con miles de muertos y heridos las masas revolucionarias de Túnez, Egipto, Libia y todo el Norte de África y Medio Oriente. En última instancia, estos fóbicos a las insurrecciones revolucionarias armadas, están llamando a que, una vez que las masas derrocan a sus gobiernos, lo que deben hacer es cambiar las armas por un voto en una “Asamblea Constituyente” o por la conquista de “nuevos sindicatos para discutir salarios” porque aterrorizados chillan, caracterizan, “teorizan”, “agitan”... que no hay condiciones para otra cosa. Los gramscianos del PTS afirman “… la principal debilidad es, como señalamos, la baja subjetividad revolucionaria con la que entra a este proceso luego de tres décadas de restauración burguesa. Las masas, en particular sus sectores avanzados, salen a la lucha pero sin una estrategia clara para derrotar el poder de la burguesía en vistas de imponer su propio estado, lo que impide llevar la lucha hasta el final” LVO 415, 24 de febrero de 2011. Los renegados del trotskismo reeditan la vieja teoría y programa del estalinismo El estalinismo justificaba su accionar en el mundo semicolonial con su pseudo-teoría de “revolución por etapas” planteando que todavía en algunos sectores del planeta “había resabios feudales” por lo cual sí estaba planteado hacer una revolución democrático-burguesa en aquellos países y por esa vía sometía al proletariado a la burguesía nativa. Los renegados del trotskismo con su “revolución democrática” son aún más desfachatados que la mismísima burocracia del Kremlin. Hoy nadie puede dudar que en el conjunto de los países semicoloniales y coloniales quienes controlan la tierra y toda la economía son un puñado de transnacionales imperialistas. No hay ningún sector burgués “independiente” que pueda jugar un rol progresivo en una “revolución democrática”, porque todas las fracciones de las burguesías nativas son socias del imperialismo. Cuando las masas vienen de dislocar a sus gobiernos y regímenes, conquistando embriones de soviet armados y han puesto en el centro de la cuestión la lucha por el Poder, estos pregoneros de la “revolución democrática” –o sea, burguesa- plantean que el curso a seguir es… realizar “Asambleas Constituyentes” y/o poner en pie “grandes sindicatos” como primer etapa de la revolución. Así lo afirma el PO el 17 de febrero en su periódico “… La reivindicación de una Asamblea Constituyente inmediata, sería la más adecuada a la etapa actual de la revolución y de la organización y conciencia de las masas” Estas corrientes reformistas han devenido en continuadores del programa estalinista. Por más que cada Agosto hagan sus homenajes a Trotsky, ante cada revolución no hacen más que levantar el programa de Stalin. La izquierda reformista de la “revolución democrática” a los pies del “democrático” Obama que comanda la contrarrevolución Las masas se encuentran peleando por “libertades democráticas”, chillan los reformistas. Pero jamás la van a poder conquistar bajo la “Asamblea Constituyente”, como quieren hacerles creer los renegados del trotskismo al proletariado mundial, sin antes demoler el estado burgués y hacerse del poder. Esto demuestra que el reformismo es incapaz incluso de plantear un programa claro para que las masas resuelvan las tareas democráticas. Trotsky en su trabajo titulado “¿A dónde va Francia?” planteaba como fue que los bolcheviques en 1917 utilizaron la consigna de “pan, paz y tierra”: luchar por la paz significaba “la movilización revolucionaria de los soldados contra el mando y la organización de la fraternización en el frente”; luchar por el pan significaba “la expropiación de la tierra y de las reservas de trigo de los terratenientes y los especuladores y el monopolio del comercio de trigo en manos del gobierno de los obreros y campesinos”; luchar por la libertad quería decir “la toma del poder por los soviets, la expropiación de los terratenientes , el control obrero de la producción”. Las corrientes de los renegados del trotskismo niegan que en el norte de África y Medio Oriente, para conquistar la verdadera democracia es necesario que la amplia mayoría de la nación, que son los obreros y las masas explotadas, sea la que tome el poder en base a sus organismos soviéticos y armamento generalizado imponiendo una república obrera que al decir de Lenin, es un millón de veces más democrática que la más democrática de las repúblicas burguesas dominadas por el imperialismo. Los renegados del trotskismo que rechazan el programa para el triunfo de la revolución obrera y socialista que ha comenzado en el Magreb, terminan por dejar el poder en manos de cualquier burguesía opositora que se vista de “democrática”, todas controladas y supervisadas por el imperialismo. ¡La revolución obrera y socialista que ha empezado debe triunfar! Contra estas corrientes, los trotskistas afirmamos que la única posibilidad de cumplir las demandas democráticas más mínimas y elementales es con el triunfo de la revolución obrera y socialista. En este punto ningún estado mayor de las corrientes del proletariado mundial puede alegar confusión. Hay dos programas y dos estrategias para el proletariado mundial: de un lado los trotskistas que peleamos por que las masas revolucionarias tomen el poder y expropien a los expropiadores como única manera de conquistar todas sus demandas, incluidas las democráticas; y del otro lado se han ubicado el conjunto de la izquierda reformista y los renegados del trotskismo, continuadores del menchevismo y el estalinismo, y su pseudo-teoría de “revolución democrática” que no es más que la expropiación de la revolución obrera y socialista. ¡Fuera las manos de los renegados del trotskismo de las limpias banderas de la IV Internacional! Ha llegado la hora de la revolución obrera y socialista. Sus enemigos son Wall Street, los parásitos imperialistas y las direcciones traidoras pagas por el capital, que impiden que la clase obrera derrote a los explotadores. Secretariado de Coordinación Internacional |