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El NPA francés al comando de todas las direcciones reformistas del proletariado mundial ¿“Anticapitalistas”? ¡Socialimperialistas! El NPA se niega a luchar por la expropiación de los monopolios al interior de las potencias imperialistas En la “Contracumbre” de Madrid de mayo del 2010, en pleno combate revolucionario de las masas griegas, el Nuevo Partido Anticapitalista (NPA) votó luchar por una “Europa social”. Es decir, no había que derribar a los gobiernos que atacaban las conquistas del proletariado europeo. Hoy, para impedir que la clase obrera de Europa ponga su fuerza al servicio del triunfo de la revolución del Norte de África y Medio Oriente, levantan una política impotente de presión sobre los gobiernos imperialistas que oprimen al mundo colonial y semicolonial, y que mandan a la miseria a las masas explotadas de todo el mundo. En un mitin del "Frente 14 de enero" en París el 23/02, el NPA dijo: “la mejor solidaridad para con la revolución árabe es combatir a nuestro propio gobierno exigiendo la anulación de la deuda externa de estos países y la restitución a los pueblos de las fortunas de los dictadores confiscadas con la complicidad de Francia”. Así, el NPA reafirma que es una corriente socialimperialista, que defiende los intereses de la burguesía imperialista francesa. Frente a la guerra civil en Libia: una política pacifista y a los pies del “frente democrático” En Túnez (ex colonia francesa), donde las masas revolucionarias derribaron a Ben Alí, el NPA impulsa, junto a la burguesía “opositora” y la burocracia sindical de la UGTT –todos parte del Consejo de Protección de la Revolución-, una “Asamblea constituyente” para sostener al gobierno de “transición” y someter a la clase obrera al “frente democrático”. Allí estarán el 19 y 20 de marzo donde, como votó el Foro Social Mundial de Dakar en enero, harán una reunión de las “organizaciones sociales” y una manifestación. Todo para montar un dique de contención para que las masas no avancen en destruir al estado burgués. Siempre en defensa de los intereses de la V República francesa Cuando el NPA exige “la ruptura de todos los contratos comerciales con Libia”, se subordina a la burguesía francesa que, mediante Sarkozy, reconoció al gobierno de Benghazi y apoya a los burgueses “rebeldes” para quedarse con el petróleo libio. Una vez más el NPA defiende los intereses de su imperialismo. Ya lo había hecho en el 2009. Ante la lucha revolucionaria de las masas de Guadalupe y Martinica por aumento de salario y contra la carestía de la vida, su vocero, Besancenot, dijo a las masas de esas colonias francesas que los “contribuyentes franceses” y su estado nacional no podían pagar el aumento, que debían exigirlo a sus patrones y al gobierno local. El NPA, para legitimarse, se camufla de trotskista La burguesía imperialista, cuando los gobiernos necesitan redoblar su ataque, teme que la clase obrera europea, que no está derrotada, pelee como en Medio Oriente y el Norte de África, Por eso el NPA se viste de trotskista, para mejor contener a las masas. Deben posar de trotskistas e internacionalistas con sus “colectivos de trabajadores y jóvenes inmigrantes”. Es que toda la izquierda reformista francesa, con la burocracia sindical y estudiantil, en las movilizaciones de octubre pasado hacía cordones de seguridad contra los “vándalos”. Así llamaban a la juventud desocupada de las cités que incendió Francia al grito de “haremos todas las noches de París una Bagdad”. Así tratan los representantes de la aristocracia y burocracia obreras a los hijos de los obreros del Norte de África, que hoy conmueven al mundo con sus combates revolucionarios. Hoy el NPA quiere hablar de la IV Internacional. Pero uno de sus fundadores, la LCR, en su XV congreso del 2003 sacó de sus estatutos la lucha por la dictadura del proletariado llamando a “construir una nueva fuerza política amplia y pluralista, radicalmente anticapitalista y resueltamente democrática” para poner en pie una “nueva izquierda”. En el ‘89, con la caída de los estados obreros, la LCR huía del trotskismo y decía, para justificar sus adaptaciones al stalinismo, que Trotsky y la IV Internacional se habían equivocado. Julian Juarez |