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Chile

La izquierda reformista reedita la vieja política del stalinismo para subordinar a la vanguardia obrera y juvenil al régimen burgués…

De la “vía pacífica al socialismo” a la “vía pacífica para derrotar al régimen pinochetista y conseguir la democracia”

Quienes combaten hoy en las calles de Chile son los nietos e hijos de los obreros que, como parte del ascenso revolucionario de masas a nivel mundial, en los ’70 protagonizaron la revolución de los Cordones Industriales, órganos embrionarios del poder obrero, que habían surgido con los trabajadores tomándose las fábricas de los capitalistas y poniéndolas a producir, a pesar y en contra del gobierno “socialista” de Salvador Allende. 
Aquella enorme revolución sufrió en carne propia la criminal y traidora política de la “vía pacífica al socialismo”, que era impulsada por Allende del Partido Socialista, el Partido Comunista y Fidel Castro desde La Habana, quien viajó a Santiago para sostener a Allende y decir que Chile no debía ser una “nueva Cuba”. Esta política, también sostenida abiertamente por el MIR, creó las mejores condiciones para que se imponga en 1973 la “vía sangrienta a la dictadura” del chacal Pinochet quien, como sirviente de la ITT y la CIA imperialistas, largó una brutal masacre, durante 17 años, contra lo mejor de la clase obrera y los explotados de Chile.
Hoy, la izquierda reformista que habla de “Asambleas Constituyentes democráticas”, de “Plebiscitos vinculantes”, etc., quiere imponerle a la juventud y a la clase obrera la misma trampa con que engañaron a las masas revolucionarias el ‘73. Quieren hacerle creer a los explotados que hay una “vía pacífica” para derrotar al régimen de los milicos asesinos, de la derecha, la Concertación y el Partido Comunista. ¡Pero si el régimen pinochetista que impera en Chile se impuso a sangre y fuego, bombardeando La Moneda y largando un terrible genocidio contra las masas revolucionarias! 
Hoy todas las corrientes que hablan de “Asamblea Constituyente” y “plebiscitos” quieren hacer creer que ese régimen, impuesto mediante una masacre y un genocidio fascista, puede dar algo “pacífica y democráticamente” a las masas, cuando incluso el alcalde de Santiago, Pablo Zalaquett de la UDI, ha llamado a intervenir a las Fuerzas Armadas para el próximo 11 de septiembre en caso de que no sea suficiente con la represión de los pacos asesinos. ¡Este es el verdadero régimen cívico-militar: el de los generales asesinos de la dictadura, de la entrega de la nación al imperialismo, de la Constitución pinochetista del ‘80! Estas corrientes terminan planteando que se puede conquistar la “democracia” sin aplastar a la casta de oficiales asesinos de la dictadura, que se roban el 10% del cobre chileno y son el pilar fundamental del régimen cívico-militar y del estado burgués.
Por el contrario, los trotskistas revolucionarios afirmamos que sólo un Gobierno provisional revolucionario obrero y campesino, que rompa con el imperialismo y eche abajo al régimen cívico-militar, pinochetista-concertacionista de la Constitución del ’80, podrá resolver las demandas de trabajo, educación, salud y vivienda gratuitas, renacionalizando el cobre sin indemnización y bajo control de los trabajadores, entregándole tierra al campesino pobre. Únicamente un gobierno así, basado en los organismos de autodeterminación y democracia directa, y en el armamento generalizado de las masas, surgido de la derrota de la oficialidad del ejército pinochetista genocida, podrá asegurar, incluso, una Asamblea Constituyente libre, soberana y democrática.
Esta izquierda “democrática” pretende hacer creer que hay una “vía pacífica para derrotar al régimen pinochetista de la Constitución del 80”. Con esta política, que ni siquiera plantea el “socialismo” sino la democracia en general, intentan engañar a las masas y someter su enorme movilización revolucionaria nuevamente a los pies del infame régimen pinochetista.
Opuesto a esta política, la vanguardia del movimiento de masas en Chile, lejos de creer en “vías pacíficas” y “democráticas” para conquistar sus demandas, ya ha sacado esta lección y comprende muy bien que solo triunfará en las calles, con los métodos de lucha de lucha y autoorganización de la clase obrera y los explotados. Por ellos comienza a organizar sus asambleas, tomas, comités de lucha, y sus comités de autodefensa en cada toma de colegio, facultad, huelga y en cada marcha y barricada.
¡Los estudiantes secundarios que hoy encabezan el combate son los hijos y nietos de los obreros revolucionarios de los Cordones Industriales de los ’70! ¡Que vuelvan a ponerse en pie los gloriosos Cordones Industriales para esta vez llevarlos al triunfo!