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Los pasos de Chávez: 
de “nacionalismo burgués” a eficaz agente directo del imperialismo

¿Por qué el imperialismo y Wall Street velan por la salud de Chávez? En Venezuela con Chávez se dio la emergencia de un gobierno nacionalista burgués bastante sui generis que intentó utilizar al movimiento de masas y su propio rol expropiador de la revolución proletaria para negociar con el imperialismo parte de la renta petrolera y la plusvalía arrancada a los trabajadores. 
A esto lo hizo estatizando a grado extremo a las organizaciones obreras, con sus Ministerios de Trabajo y su central sindical totalmente dependiente del gobierno. Es que los gobiernos bonapartistas sui generis no existirían utilizando la movilización de las masas contra el imperialismo si no las controlan férreamente a éstas, estatizando sus organizaciones.

Con la profundización de la crisis económica mundial capitalista, el imperialismo no da lugar a ningún regateo y en el continente dice “AMERICA para los norteamericanos”. Así fue que en el año 2009 en Honduras, ante un intento bolivariano tardío, los yanquis respondieron con un golpe militar contra el gobierno de Zelaya.

Hoy, estamos en el momento en que el gobierno bonapartista sui generis es cada vez más bonapartista y menos sui generis. Por ello, lejos de cooptar, enfrentan cada vez más directamente a las masas.
Por eso, una vez que pasó el peligro revolucionario del continente, estos gobiernos burgueses expropiadores de la revolución, cada vez más, han devenido como agentes directos del imperialismo. Y ese es el proceso de Chávez y de todos los gobiernos nacionalistas burgueses de la historia del capitalismo en la época imperialista. Es que la burguesía nativa es socia menor del imperialismo en todos sus negocios porque de él y de ellos dependen.

Una vez más se confirma la total y absoluta vigencia de la teoría-programa de la Revolución Permanente, escrita por la IV Internacional que decía: “Con respecto a los países de desarrollo burgués retrasado, y en particular de los coloniales y semicoloniales, la teoría de la revolución permanente significa que la resolución íntegra y efectiva de sus fines democráticos y de su emancipación nacional tan sólo puede concebirse por medio de la dictadura del proletariado, empuñando éste el poder como caudillo de la nación oprimida y, ante todo, de sus masas campesinas”. 
“El problema agrario, y con él el problema nacional, asignan a los campesinos, que constituyen la mayoría aplastante de la población de los países atrasados, un puesto excepcional en la revolución democrática. Sin la alianza del proletariado con los campesinos, los fines de la revolución democrática no sólo no pueden realizarse, sino que ni siquiera cabe plantearlos seriamente. Sin embargo, la alianza de estas dos clases no es factible más que luchando irreconciliablemente contra la influencia de la burguesía liberal-nacional”.