La lucha contra la guerra y la Enmienda Ludlow
22 de marzo de 1938
Shachtman: Opino que el problema se reduce a lo siguiente, como un resumen de las discusiones que hemos realizado en el Comité Nacional [del Socialist Worker Party]: en EEUU existe ahora un sentimiento considerable contra el peligro de la guerra, al mismo tiempo entre la clase obrera e incluso entre elementos burgueses; este sentimiento ha sido fortalecido por la guerra en China, por el incidente del Panay, por el presupuesto militar sin precedentes de Roosevelt y por la inestabilidad general de la situación en Europa. Sienten que EEUU se arrojará a la guerra dentro de dos o tres años.
Justamente ahora no existe absolutamente ninguna duda de que 99%, si no más, de la opinión de las masas contra la guerra es puramente pacifista. Eso es perfectamente comprensible. Una posición revolucionaria sobre la guerra se limita a un círculo muy pequeño de radicales y marxistas. Nuestro problema es avanzar en la práctica nuestra posición proletaria revolucionaria básica en relación a la guerra, en contraposición a la agitación pacifista general, y al mismo tiempo, participar en un movimiento anti-guerra más amplio, que significa, actualmente, participar en un movimiento que es, si no fundamentalmente, entonces predominantemente pacifista, e incluso nacionalmente patriótico. El PS [Partido Socialista] y los partidarios de Lovestone se han unido ahora y han constituido lo que llaman el “Comité para mantener a Norteamérica fuera de la guerra”. En esencia, es lo mismo que el viejo movimiento de Muenzenberg -la Liga contra la guerra, etc.-, excepto que la declaración programática de este Comité está más a la derecha que el movimiento de Muenzenberg.
Trotsky: ¿Quiénes son los dirigentes de este Comité?
Shachtman: Norman Thomas, Lovestone y Homer Martin fueron sus portavoces, pero no sé si Martin es miembro del Comité. Hizo un discurso antiguerra, pero al mismo tiempo patriótico. Cuentan con varios generales retirados que son aislacionistas. Es difícil afirmar hasta dónde se desarrollará este movimiento. Hasta este momento continúa en las manos de este Comité; no está basado en ninguna organización. Ahora planean un congreso nacional.
Trotsky: ¿El Comité tiene ahora alguna influencia?
Shachtman: No. Refleja las aspiracionesdel norteamericano medio:contra la guerra en Europa y en Asia y contra el envío de tropas; pero si nos atacan, nos defenderemos, etc. Nosotros, por ejemplo, tuvimos un problema concreto en Cleveland, donde tenemos un camarada muy activo, Cochran. El PS y los partidarios de Lovestone organizaron un mitin de masas con Charles Beard y Homer Martin como oradores. El PS y los partidarios de Lovestone se acercaron a nuestro camarada con la propuesta de que fuese el patrocinador del mitin. Él nos escribió preguntándonos si lo autorizábamos. Lo autorizamos, pero no de forma muy entusiasta. Más tarde, en las discusiones que tuvimosen el CP [Comité Político] habíamos cambiado de idea tomó otro camino, porque ellos tenían oradores, nosotros no. Cochran iba a ser el patrocinador, pero no iba apoder hablar.
Cannon: Eso aúnno está clarificado; le dijimos que intentara hablar.
Shachtman: Pero no creo que vaya a hablar. Formalmente, los socialistas y los partidarios de Lovestone tampoco tenían oradores.
Nosotros adoptamos un programa sobre la guerra en el que se adelantaban una serie de reivindicaciones mínimas. Sobre la base de estas reivindicaciones redactamos un modelo deresolución para que fuese adoptada en los sindicatos y circulase por todas partes.
La posición es extremadamente difícil, y pienso que ninguno de nosotros ve con plena claridad el desenlace; y existe el enorme peligro de que al ingresar en un llamado movimiento de masas contra la guerra -pacifista por naturaleza- descuidemos la educación revolucionaria de la vanguardia. Al mismo tiempo, no entrar en este movimiento nos deja aún en una posición principalmente propagandística.
Cannon: Sobre la cuestión de este Comité, apareció de esta forma: Norman Thomas invitó a su casa a un par de docenas de individuos -escritores, viejas señoras que están a favor de la paz, partidarios de Lovestone y Liston Oak-, pero a ninguno de nosotros. Oak propuso que nos invitaran, pero se negaron. Decidieron celebran un mitin en el que hablarían hombres como La Follete -ya conocen su política-, un general retirado, Thomas y Wolfe, quien hablaría por los partidarios de Lovestone. Algunos camaradas piensan que debíamos ir a este organismo. Pero no lo hicimos; lo combatimos. En su verdadera naturaleza, es una caricatura del asunto Barbusse. Están poniendo en pie comités en otros Estados y buscan celebrar un congreso en Washington. Su llamamiento es a los ciudadanos, no a los obreros. [Le entregan la copia manuscrita de su llamamiento a Trotsky]
El otro aspecto de la cuestión es la Enmienda Ludlow. El Comité tomó posición contra ella. Minneapolis adopta una política distinta en el Northwest Organizer, y Cochran, en Cleveland, se opone a nuestra posición sobre la Enmienda. Su postura es más o menos como la tuya, a pesar de que no conoce tu carta. La posición del comité ha variado un poco desde entonces, pero todavía requiere ser clarificada. Luego, subsiste la cuestión de si debemos presentar resoluciones contra la guerra en los sindicatos. En tal caso, presentaríamos estaresolución en Minneapolis y la popularizaríamos como la resolución de Minneapolis.
Dunne: Ya presentamos la resolución.
Cannon: Aquí está. Esperamos tener una crítica cuidadosa de ella.
[Todos los presentes leen la resolución]
Trotsky: Empezaré con la Enmienda Ludlow como una cuestión práctica que, creo, puede llevarnos concretamentea la cuestión general. No puedo estar de acuerdo con la posición del CN, ni con la primera ni con la segunda, la moción propuesta por Shachtman contra la moción de Burnham y creo quede Gould, y que fueadoptada por el CN. Cuando leescribí sobre esto al camarada Cannon en una carta privada, no imaginé en ese momentoque esta cuestión se convertiría en algo tan importante en la vida de EEUU. Esa es la razón por la que en esta carta formulé mi propia posición sin insistir en la necesidad de que la organización norteamericana reconsiderase la cuestión. Pero ahora por los periódicos y especialmente por los camaradas presentes aquí, he visto que la cuestión tomaba un nuevo desarrollo y quepuede jugar un gran papel. Esta cuestión, importante en sí misma, es también sintomática para nuestra política en general.
La declaración del CN afirma que la guerra no puede detenersepor medio de un referéndum. Eso es absolutamente correcto. Esta afirmación es parte de nuestra actitud general hacia la guerra, como desarrollo inevitable del capitalismo, y que no podemos cambiar ni abolir la naturaleza del capitalismo por medios democráticos. Un referéndum es un instrumento democrático, pero nada más ni nada menos. Para refutar las ilusiones de la democracia no renunciamos a ella, mientras no seamos capaces de reemplazarla por la creación de un estado obrero. En principio, no veo absolutamente ningún argumento que pueda obligarnos a cambiar nuestra actitud general hacia la democracia en este caso del referéndum. Pero debemos utilizar ese instrumento tal como usamos las elecciones presidenciales o las elecciones en St. Paul; peleamos enérgicamente por nuestro programa.
Decimos: el referéndum Ludlow, como otros medios democráticos, no puede detener las actividades criminales de las sesenta familias, que son incomparablemente más fuertes que todas las instituciones democráticas. Esto no significa que renuncie a las instituciones democráticas o a la lucha por el referéndum o a luchar por darles el derecho a votar a los ciudadanos norteamericanos de 18 años. Yo estaría a favor de iniciar una lucha sobre esto: la gente de 18 años es suficientemente madura para ser explotada y, en consecuencia, también para votar. Pero esto es sólo un paréntesis.
Ahora, naturalmente, sería mejor si pudiésemos movilizar inmediatamentea los obreros y campesinos pobres para derrocar a la democracia y sustituirla por la dictadura del proletariado, que es el único medio para evitar las guerras imperialistas. Pero no podemos hacerlo. Vemos que amplias masas del pueblo buscanmedios democráticos para detener la guerra. Esto tiene dos aspectos: uno es totalmente progresivo, esto es, la voluntad de las masas para detener la guerra de los imperialistas, la falta de confianza en sus propios representantes. Ellos dicen: “sí, enviamos gente al Parlamento [Congreso], pero queremos controlarlos en esta importante cuestión que significa la vida y la muerte para millones y millones de norteamericanos. Este es un paso absolutamente progresivo. Pero juntoa esto unen la ilusión de que pueden lograr este objetivo sólo con esta medida. Nosotros criticamos este engaño. La declaración del CN es enteramente correcta al criticar este engaño. Cuando el pacifismo proviene de las masas, es una tendencia progresiva, con ilusiones. Podemos desbaratar las ilusiones no mediante decisiones a priori, sino durante la acción común.
Creo que podemos decirles a las masas, que debemos decirles abiertamente: “queridos compañeros, nuestra opinión es que deberíamos establecer la dictadura del proletariado, pero todavía esa no es la opinión de ustedes. Ustedes creen que podemos mantener a Norteamérica fuera de la guerra mediante un referéndum. ¿Qué harán ustedes? Dicen que no tienen suficiente confianza en el presidente ni en el Congreso elegido por ustedes y que quieren refrenarlos por medio de un referéndum. Bien, muy bien, estamos totalmente de acuerdo con ustedes en que deben aprender a decidir por ustedes mismos. En este sentido, el referéndum es algo bueno y lo apoyaremos. Ludlow propuso esta Enmienda, pero no peleará por ella. Él no pertenece a las ‘60 familias’, pero sí a las ‘500’. Él ha lanzadoesta consigna parlamentaria, pero este combate es muy severo y sólo puede ser dirigido por los obreros, los campesinos y las masas; y nosotros lucharemos con ustedes. La gente que propuso estos medios no desea lucharpor ellos. Les decimos esto por adelantado”.
Entonces, nos convertiremos pronto en los paladines de este combate. En cada ocasión favorable, decimos: “esto no es suficiente, los magnates de la industria de guerra tienen sus contactos, etc. etc.; debemos tambiénrefrenarlosa ellos; debemos establecer el control obrero de la industria de guerra”. Pero sobre la base de este combate en los sindicatos nos transformamos en los líderes de este movimiento. Podemos decir que es casi una regla. Debemos avanzar con las masas, y no sólorepetir fórmulas, sino hablar de talforma que nuestras consignas se hagan comprensibles para las masas.
El mayor ejemplo histórico es el del Partido Bolchevique ruso. Lo repetiré porque es significativo. Desde elinicio de este siglo hasta 1917 -durante casi veinte años- estuvimos luchando contra los llamados socialistas-revolucionarios o populistas. Su propaganda era a favor de la expropiación de la tierra y su división en partes iguales. Nosotros denunciábamoseste programa como utópico. Decíamos que bajo el capitalismo esto es imposible y quebajo el socialismo se trataba no de división, sino de colectivización. La lucha duró casi veinte años. Tomó forma teórica en 1883, con la creación de los primeros grupos intelectuales marxistas de Plejánov y Axelrod, y se agudizó en este siglo. La línea de demarcación más importante era la del programa agrario. En 1917, los campesinos adoptaron el programa de los socialistas-revolucionarios -muchos congresos adoptaron este programa: expropiación de la tierra y división en partes iguales entre los campesinos. ¿Qué hicimos en esta situación? Declaramos: “ustedesno quieren adoptar nuestro programa. En su lugar, han adoptado el de los socialistas-revolucionarios. Aquel tiene dos partes: la expropiación de la tierra, que es un paso absolutamente progresivo; pero la otraparte -la división en partes iguales- es totalmente utópica. Sin embargo, ustedes deseanhacer esta experiencia. Estamos dispuestos a darlo [este paso] con ustedes. Pero les decimos por adelantado que los socialistas-revolucionarios son incapaces de llevar a cabo su propio programa. Que son pequeñoburgueses y, en consecuencia, dependientes de la gran burguesía. Este no es nuestro programa, pero los ayudaremos a ejecutarlo; este programa que está enmarañado de ilusiones.
La situación actual es distinta: no es una situación revolucionaria. Pero la cuestión puede volverse decisiva. El referéndum no es nuestro programa, pero es un evidente paso adelante; las masas demuestran que quieren controlar a sus representantes en Washington. Nosotros decimos: “es un paso progresivo que ustedes deseen controlar a sus representantes. Pero ustedes tienen ilusiones y las criticaremos. Al mismo tiempo, los ayudaremos a ejecutar su programa. El patrocinador del programa los traicionará tal como los socialistas-revolucionarios traicionaron a los campesinos rusos”.
La última moción del CN sobre esta cuestión no es correcta: que votaremos a favor de la Enmienda Ludlow en los casos en que sea necesario asegurarle una mayoría contra los estalinistas -discúlpenme, pero eso es totalmente burocrático. ¿Cómo pueden decir en una reunión de masas: “nos mantendremos al margen y veremos cómo resulta la votación”? Eso es incomprensible para las masas. Debemos convertirnos en los paladines del movimiento. Debemos publicar folletos y explicar toda nuestra posición. Pero en las reuniones de los sindicatos y de los campesinos debemos decir que somos los auténticos defensores del movimiento. Pero este movimiento, como la cuestión del Partido Obrero, debe relacionarse con un programa concreto, opuesto al programa de los partidarios de Lovestone-Thomas. Estoy absolutamente de acuerdo en que no debemos tener nada que ver con el “Comité para mantener a Norteamérica fuera de la guerra”. Pero sobre esta cuestión tampoco podemos seguir en una posición inactiva. Debemos estudiar su programa y criticarlo. En este caso, la consigna más comprensible, progresiva y revolucionaria es el control obrero de la industria militar, porque todo el mundo sabe que ellos instigan la guerra. Nosotros decimos: “trabajadores, ustedes hacen progresar la industria no para el avance de la patria, sino para los patriotas de la guerra. El control de la industria de la guerra es parte del control de la industria en general”.
[Cita un folleto publicado por el “Comité para mantener a Norteamérica fuera de la guerra” y continúa:]
Esta no es una cuestión norteamericana, como afirma esto, sino que es un asunto de los trabajadores. Creo que también debemos considerar la consigna de que no nos oponemos, naturalmente, a una guerra contra los conquistadores -pero ésta debe ser dirigida por un ejército de obreros y campesinos, bajo el control de los sindicatos, bajo un gobierno de obreros y campesinos. Un ejército así no tendría objetivos imperialistas, pero si fuese atacado, etc., etc. Este programa [señala el folleto citado más arriba] debe examinarse concretamente. Hemos indicado que no es una cuestión de «cooperación norteamericana para la paz internacional», sino de cooperación de la clase obrera norteamericana con los obreros de los demás países por la paz. Vuelvo a nuestra consigna transitoria, el control de la industria de guerra y posiblemente la expropiación de las ‘60 familias’, comenzando por la expropiación de las industrias de guerra.
Cannon: ¿Piensas que el programa sindical debería contener un punto a favor de la Enmienda Ludlow? También creo que si no podemos lanzar directamente la expropiación de las industrias de guerra, entonces por lo menos plantear el control obrero de las industrias de guerra.
Trotsky: Esta gente [señalando el folleto] no es ni siquiera buena pacifista. Ellos dicen: “no queremos ningún incremento en el ejército, en los armamentos”. Y lo que existe. ¿está bienentonces? Nosotros decimos que el ejército que existees un ejército contra los trabajadores y para la guerra. Si ellos fueran genuinos pacifistas al menosdirían: “abolir el ejército”.
Nosotros queremos cambiar el carácter del ejército -que los obreros y campesinos sean armados, que reciban educación militar bajo el control de los sindicatos-; eso no es pacifismo. Nosotros decimos control obrero de la industria de guerra como paso hacia la expropiación;eso no es pacifismo.
Cannon: ¿Qué quieres decir con el gobierno obrero y campesino?
Trotsky: Se puede considerar desde dos puntos de vista: como un capítulo pasado en la historia de Norteamérica, se puede discutir sólo hipotéticamente, y como un capítulo en la educación de las masas. Amplias masas lo comprenderán en un sentido democrático parlamentario, pero nosotros trataremos de explicarlo en un sentido revolucionario. Pero nuevamente diremos: “ustedes no pueden aceptarlo como una dictadura del proletariado y de los campesinos pobres. A ustedes les gustaría poner candidatos obreros y campesinos en la papeleta. Nosotros los ayudaremos. Si estos candidatos son elegidos y son la mayoría, ¿nos haremos responsables de su programa? No, no. Su programa no es suficiente. Aquí está nuestro programa. En el Congreso continuaremos siendo una minoría. Entonces comenzaremos a remarcar la necesidad no sólo de candidatos independientes, sino de candidatos con un programa. Es muy posible que, bajo nuestra influencia y la de otros factores, llegue a existir un gobierno de John Lewis, La Follete y La Guardia, y lo llamarán gobierno obrero-campesino. Entonces nos opondremos a él con toda la fuerza.
En 1917 les dijimosa los obreros y campesinos: “ustedes confían en los socialistas-revolucionarios y en los mencheviques; entonces, oblíguenlos a tomar el poder contra el capitalismo”. Ese fue un paso correcto. Pero nosotros seguimos oponiéndonos a Kerensky. Si hubiese roto con los capitalistas y hubiese formado una coalición con los mencheviques y los socialistas-revolucionarios, hubiésemos continuado en la oposición, pero este gobierno hubiera sido para nosotros un paso hacia la dictadura del proletariado. Materialmente, no tuvimos este gobierno, pero para la educación de las masas, para separarlas de los mencheviques y de los socialistas-revolucionarios, esto fue muy importante. Nosotros aceptamos este gobierno contra la burguesía y lesdijimos a las masas: “siustedes los obligan a tomar el poder contra los capitalistas, nosotros los ayudaremos”.
Shachtman: ¿Cómo distingues entre nuestro apoyo a la Enmienda Ludlow y nuestra actitud sobre los programas de desarme, el arbitraje internacional, etc.?
Trotsky: No tienen ninguna relaciónuno con el otro. La Enmienda Ludlow es solamente un camino para que las masas controlen a su gobierno. Si la Enmienda Ludlow es aceptada e integrada a la Constitución, absolutamente no será análogo al desarme, sino a la inclusión delderecho a votar a los mayores de 18 años. Yo diré: “los jóvenes mañana serán carne de cañón; hoy deben tener derecho a votar”. Eso no tiene nada que ver con el desarme, ya que les enseñaré a los jóvenes la defensa revolucionaria, no el desarme. Es un medio democrático, ni más ni menos.
Cannon: En relación a semejante organismo como este Comité, ¿crees que era correcto no unirse ni maniobrar en él, sino atacarlo directamente?
Trotsky: Sí. Criticarlos, atacarlos no sólo porque no son revolucionarios, sino que ni siquiera son pacifistas. Son agentes encubiertos del imperialismo. Sí, creo que debemos atacarlos despiadadamente. Creo que si vemos el programa de Bryan, encontraremos que era más radical antes de la guerra. Después se hizo Secretario de la Guerra. Pero su programa era más radical que este Comité. |