Este nuevo aniversario del asesinato del camarada León Trotsky, encuentra al revisionismo y los liquidadores de la IV Internacional, buscando liquidar toda continuidad y que no quede rastros de la teoría, el programa y el combate de la obra más importante del camarada Trotsky que fue fundar la IV Internacional.
Los acontecimientos de 1989 encontraron a los renegados del trotskismo a los pies del stalinismo que entregaba los ex estados obreros al imperialismo
En momentos en que el stalinismo entregaba los ex estados obreros, la URSS, China, Vietnam (como ahora Cuba) al imperialismo, los renegados del trotskismo se encontraban -al igual hoy- a sus pies. Ellos habían seguido como alma al cuerpo al stalinismo y sus partidos estallaban a fines de los ’80 y los ’90. Las leyes de la historia demostraban ser más fuertes que cualquier aparato. Los renegados del trotskismo que habían usurpado la IV Internacional le habían dado vuelta la espalda, durante todo el período de la postguerra, a los enormes combates de la clase obrera del este europeo y la ex URSS contra la burocracia stalinista.
Los que hacía ya rato habían roto con el programa de la IV Internacional culpaban de semejante catástrofe del derrumbe de los ex estados obreros a las masas, a su supuesta “conciencia atrasada” y al bolchevismo. Acusaron, en una verdadera cruzada y santa alianza, al trotskismo de ser “sectario” durante toda la postguerra. Así, terminaron lavándole la ropa sucia nuevamente al stalinismo, que ya se había transformado en agente directo del imperialismo y devenido en una nueva clase poseedora.
Con la caída de los estados obreros surgió una gran subversión contra el marxismo. A fines de los ’80 y los ’90, todo hilo de continuidad con el programa revolucionario de la IV Internacional y sus lecciones había sido cortado. Con una abierta ruptura con el trotskismo, los que continuaban hablando en su nombre ya solo lo falsificaban. Así, con una verdadera crisis y estallido, y sin continuidad histórica de sus combates, entró la “IV Internacional” al siglo XXI.
Los hoy llamados “anticapitalistas”, como la LCR francesa, renegaban abiertamente de la dictadura del proletariado. Otros, lamentaban la caída de la burocracia stalinista y desde ese momento la sostienen abiertamente. Eran y son los que atan la suerte de la clase obrera a las direcciones que a cada paso la traicionan.
Otros, como la LIT de hoy insistían y siguen insistiendo sobre la enorme “victoria” que significó la “caída de la burocracia” como una “revolución democrática victoriosa” y no como lo que fue: la derrota de una conquista histórica y el derrumbe del estado obrero. Aún hoy tienen que explicar cómo puede ser una victoria la caída de la burocracia de un estado obrero cuando éstos fueron disueltos.
Otros, como el PTS de Argentina, veían un estado obrero en descomposición hasta ya entrada la primera década del siglo XXI, dándole poderes suprahistóricos a la burocracia stalinista cuando ya estaba en manos privadas y del imperialismo toda la propiedad de la economía planificada. Ni hablar de China, cuando el nuevo partido de los mandarines chinos puso a la clase obrera más numerosa a producir para la economía mundial bajo condiciones de esclavitud.
Ante la caída del stalinismo, la IV Internacional era el único lugar desde donde se podía hablar al movimiento
obrero mundial. En nombre del trotskismo, el oportunismo legitima al stalinismo y a los traidores del FSM
Luego del ‘89, los renegados del trotskismo, que habían estallado profundamente, y tras haberse convertido en los más grandes destructores del programa revolucionario, le dan una sobrevida al stalinismo para que siga traicionando al proletariado mundial. Cuando viene la primera oleada de lucha revolucionaria tras la caída de los estados obreros, a fin del siglo XX y principios del XXI, que tuvo lugar con un enorme proceso de lucha en las colonias y semicolonias; con el stalinismo totalmente deslegitimado por la entrega de los ex estados obreros, el trotskismo era desde el único lugar donde se podía hablar en nombre del socialismo y de la izquierda. Esta vez, en nombre de él, el oportunismo usurpando de las banderas de la IV Internacional, legitimó al stalinismo maltrecho que la burguesía acomodaba haciéndolos dirigir a los sindicatos de forma contrarrevolucionaria y sosteniendo a las burguesías nativas en el mundo semicolonial. Surgía así una nueva dirección contrarrevolucionaria reagrupada por el gran capital, el Foro Social Mundial (FSM).
Los ex trotskistas fueron el flanco izquierdo del nuevo reagrupamiento internacional contrarrevolucionario que fue el FSM, dándole vida al stalinismo y sus desechos para que siga traicionando las revoluciones a nivel internacional como lo hizo desde el FSM junto a las burguesías nativas. En nombre del trotskismo se legitimó a toda la burguesía bolivariana que expropió la revolución latinoamericana. Se llamaba a votar a Chávez y Morales “críticamente”… a exigirles que éstos “hagan el socialismo”, mientras se defendía a la burocracia castrista que ya había iniciado un curso abierto a la restauración capitalista. Recordemos que Alan Woods fue quien le entregó el programa de transición a Chávez, y un larguísimo etc.
Ante el crack del 2008, el imperialismo centraliza a todos sus agentes. La IV Internacional en manos de los renegados del trotskismo, es llevada a los pies de la burguesía y al pantano las direcciones contrarrevolucionarias
La respuesta del imperialismo frente a su bancarrota con el crack del 2008 fue reclutar a todos sus agentes al interior del movimiento obrero para contener la ofensiva de masas que amenazaba con barrer el dominio imperialista y abrir un nuevo 68/74. El FSM jugó todo su rol. Hoy ya se ve con claridad cómo se retira de la arena histórica con los Maduro, los Ortega, los Morales, los Kirchner, los Lula, los ayatollahs iraníes, matando de hambre y a los tiros al pueblo, luego de haber abortado la lucha antiimperialista de la clase obrera del mundo semicolonial. Con los Castro impuso un pacto con Obama que le permitió al imperialismo yanqui amortiguar a su interior los duros golpes que significaron los combates de las masas de Irak y Afganistán que lo obligaron a retirarse de Irak.
El imperialismo no logró salir de su bancarrota hasta nuestros días. Aquí y allá trata a sus agentes como limones exprimidos. Ante el crac de las potencias imperialistas, y para sostener a sus gobiernos en crisis y jaqueados por las masas, surge la así llamada “Nueva Izquierda”.
El paso de mando a sus continuadores de la “Nueva Izquierda” lo organizaron en las últimas reuniones de ese Foro Social Mundial en 2013 y 2015 en Túnez junto al Podemos y Syriza. Allí impusieron su programa de “el enemigo es el ISIS” que utilizó el imperialismo y sus agentes para masacrar y aplastar los procesos revolucionarios iniciados en 2011 en el Magreb y Medio Oriente. Una “Nueva Izquierda” socialchovinista, que entra a la historia con las manos manchadas de sangre de lo más avanzado de la revolución mundial.
Estos partidos, sostenidos por los viejos partidos comunistas europeos, por los viejos renegados del trotskismo hoy devenidos en “anticapitalistas” y por desechos de la socialdemocracia, son los que constituyen esta nueva horneada de menchevismo. Ya en el ’89 se había cortado todo hilo de continuidad con el programa del bolchevismo. El crac del sistema capitalista mundial llevó a los que ya hace rato habían renegado del marxismo, a una nueva ofensiva reaccionaria y de falsificación del marxismo. Pregonaban el partido de “Lenin y Jean Jaures”, las convergencias entre Trotsky y Gramsci, repetían con gritos a más no poder que “el socialismo no iba más ni siquiera en Cuba” tal cual decía Fidel Castro. Colgado a los faldones del stalinismo y su vieja política de colaboración de clases y revolución por etapas, pregonaron y pregonan la expansión de la democracia burguesa para que la clase obrera, a través de ella, consiga nuevas conquistas y eleve su nivel de vida.
Llegan a la desfachatez de plantear, como hace Varoufakis y la izquierda de Syriza, que la Europa imperialista de Maastrich se puede democratizar con una asamblea constituyente europea. Como el PTS de Agentina y el FIT, se desviven en el parlamento burgués en presentar proyectos de leyes junto a los partidos de la oposición burguesa para que la clase obrera recupere o logre nuevas conquistas.
En Inglaterra, con el SWP inglés sostienen al partido laborista, el más grande agente de la City de Londres, socio de los tories en el saqueo y la explotación del mundo colonial y semicolonial por parte del imperialismo inglés. Son defensores de los partidos de la Corona en sus colonias, tal cual la ISO en Zimbabwe llamando a votar, muy suelto de cuerpo, al MDC.
En América Latina, ante la bancarrota del stalinismo y del FSM, rápidamente han formado sus frentes amplios y partidos de “Nueva Izquierda”, que no son más que remedos de frente populares y de colaboración de clase con la burguesía. Allí vimos a la LIT votando a Petro en Colombia, un demócrata pequeñoburgués sostenido por la gran burguesía de Antioquia. O, encabezando como hace la UIT, la lista del Frente Amplio de Perú, sostenida por el stalinismo y fracciones de pandillas burguesas que huyen rápidamente de los partidos tradicionales para mejor engañar a las masas posando de “izquierdistas”.
La particularidad de la tragedia que estamos viviendo en este período histórico con nuestro partido mundial, la IV Internacional, es que luego de renegar mil veces de ella, de su teoría y su programa, luego de utilizarla –como vimos- para sostener y resucitar al stalinismo tal cual a “Lázaro”, terminaron, en nombre de ella, disolviéndola en esta “Nueva Izquierda”. Allí han y están ensuciando las limpias banderas de la IV Internacional con los partidos de la contrarrevolución stalinista, que la burguesía preservó para controlar desde los sindicatos al movimiento obrero a nivel internacional.
Por supuesto que ya hace rato que los “anticapitalistas” están disueltos en Podemos y Syriza, están dentro del partido laborista, son el ala izquierda de Sanders en EEUU para someter a la clase obrera al Partido Demócrata, mientras pregonan “frentes antifascistas” contra Trump para sostener a la Clinton y Obama.
Estamos ante una nueva reedición de la vieja teoría de revolución por etapas y de frentes populares del stalinismo, defendida abiertamente por ex trotskistas que ya hace rato cruzaron el Rubicón. Hoy, 78 años después de su asesinato, le rinden “homenaje” al camarada Trotsky, cuando están con sus asesinos en partidos comunes traicionado a la clase obrera mundial.
Para los trotskistas, en la IV Internacional no hay lugar para aquellos que están colgados a los faldones de la burguesía con el frente popular. Allí están revolcándose con stalinistas, no solamente revisando al marxismo sino actuando directamente como fuerza contrarrevolucionaria, donde el imperialismo los está probando, como en Siria.
Es que esta “Nueva Izquierda” entró a la lucha de clases con las manos manchadas de sangre. En Medio Oriente sostuvieron a Al Assad, quien junto al sionismo, EEUU y demás potencias imperialistas, es el más grande genocida de la clase obrera en el siglo XXI. Ninguno pasó la prueba de la revolución siria.
Unos directamente hicieron pasar al perro Bashar, sostenido por el asesino Putin, como un “aliado de los pueblos oprimidos”, cuando fue quien hizo el “trabajo sucio” del imperialismo de masacrar la revolución siria.
Por otro lado, existen quienes lo encubren planteando que en Siria hay una “guerra de dos bandos reaccionarios”. Un “abstencionismo” que sólo le sirvió a Al Assad y su gobierno para tener las manos libres de aplastar una revolución, que era entregada desde adentro por los generales del ESL.
Otras corrientes de la “Nueva Izquierda” terminaron a los pies de los generales burgueses “democráticos” del ESL. Tal es el caso del SWP inglés, el NPA francés y la LIT-CI. Le pidieron a EEUU que pare la guerra decretando la prohibición de vuelos en el espacio aéreo de Siria o bien, enviándole armas y pertrechos a la resistencia… Mientras era el propio EEUU los quien sostenía al perro Bashar y se encargó que los generales burgueses del ESL entregasen una a una todas las ciudades rebeldes.
Con la III Internacional stalinista, junto a ex trotskistas que se apropiaron de la IV Internacional y sus banderas, políticos pequeño-burgueses y con la sombra de la burguesía, se constituye esta “Nueva Izquierda”. Así han surgido los sustitutos del Foro Social Mundial: una “Nueva Izquierda” defensista de las distintas pandillas imperialistas que hoy se disputan el botín del mercado mundial.
La actualidad y vigencia de la teoría y el programa del trotskismo y la IV Internacional. Hay que recuperar la IV Internacional del fango a la que la llevaron el oportunismo y el revisionismo para reagrupar las fuerzas para refundarla.
Como plantea el Programa de Transición de la IV Internacional: “Los requisitos previos objetivos para la revolución proletaria no solo han ‘madurado’; empiezan a pudrirse un poco. Sin una revolución socialista, y además en el periodo histórico inmediato, toda la civilización humana está amenazada por una catástrofe. Todo depende ahora del proletariado, es decir, principalmente de su vanguardia revolucionaria. La crisis histórica de la humanidad se reduce a la crisis de la dirección revolucionaria”.
Escritas hace 80 años, las premisas objetivas del Programa de Transición mantienen plena vigencia. El reformismo y el revisionismo se asentaron destruyendo estas premisas para terminar sosteniendo al sistema capitalista en bancarrota. Los destructores de la IV Internacional prepararon su pasaje al stalinismo, con un brutal revisionismo del marxismo y del legado de la teoría y programa trotskista. Hace años corrientes como el SWP inglés y el PTS de Argentina por ejemplo, vienen pregonando las convergencias de Trotsky y Gramsci, un confeso teórico y militante del stalinismo.
Por esta traición a la IV Internacional, se ha agudizado a grado a grado extremo la crisis de dirección. Las fuerzas productivas están totalmente descompuestas, la tardanza en resolver la crisis de dirección puede llevar al camino de la guerra si el proletariado no da una respuesta. Los choque políticos y económicos en la actual guerra comercial, mañana serán conflagraciones militares interimperialistas, o por interpósitas personas, etc.
A 78 años del asesinato del camarada Trotsky, el combate es bajo las banderas de la IV Internacional. El reformismo se desenmascara día a día. Ya no pueden hacer pasar siquiera las limosnas como conquistas. En su lucha, la clase obrera aquí y allá plantea “jalones de socialismo”. La pelea es por reagrupar las fuerzas revolucionarias e internacionalistas La teoría y el programa de la IV Internacional para la revolución socialista sigue intacta. Se trata de recuperar la IV Internacional del fango a la que la llevaron el oportunismo y el revisionismo para reagrupar las fuerzas para refundarla.
En este nuevo aniversario del asesinato de Trotsky, llamamos a las fuerzas que se reivindican del trotskismo y resisten el pasaje de los ex trotskistas al campo del stalinismo, a transformar el próximo mes de septiembre, en el que se cumplen 80 años del Congreso de fundación de la IV internacional, en un mes de lucha y combate por recuperarla.
El programa que levantó el trotskismo hoy se vuelve un arma poderosa contra los que lo traicionaron y lo entregaron. Reproducimos aquí extractos de un manifiesto de la FLTI del año 2010 en el 70 aniversario del asesinato de León Trotsky, a modo de aporte en el combate por reagrupar a las fuerzas revolucionarias y por recuperar las banderas de la IV Internacional. |
Extractos del Manifiesto de la FLTI del 2010,
ante el 70º aniversario del asesinato de León Trotsky
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Revista "Quatrieme Internationale"
Militantes trotskistas de la IV Internacional
en Johanesburgo, Sudáfrica 1934
Facsimil de las resoluciones de la
Conferencia de la fundación de la IV Internacional
Tatu Tao, dirigente de la sección
vietnamita de la IV Internacional
Trotsky junto a dirigentes de la
juventud de la IV Internacional
Trotsky en el soviet revolucionario de Petrogrado en 1919
Leon Trotsky fundador de la IV Internacional
y del Ejército Rojo de la URSS
Discurso de Trotsky en la Universidad de Copenhague en 1932
Segundo Congreso de la III Internacional Comunista, 1920
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