El golpe militar del 15/7... un golpe contrarrevolucionario tardío Hacía tiempo que la casta de oficiales quería intervenir ante el asentamiento de la fracción burguesa erdoganista y el desplazamiento de los negocios de las otras, porque el propio partido militar se encontraba entre las excluidas. Erdogan había nombrado a nuevos generales y nuevos mandos en el ejército, había trasladado al control de las instituciones de gobierno –bajo control del AKP- el comercio del armamento y de cobrar las comisiones por el tránsito del gas. Pero no pudo dar el golpe en ese entonces. Tuvo que esperar hasta el 15 de julio pasado. Es que del 2013 al 2015, las masas estaban en las calles. Intentar un golpe en esa situación hubiera abierto el peligro de que éstas arremetan directamente contra el estado turco y lo derroten. Los generales tenían que esperar a que Erdogan aplaste a las masas. Dejaron así que su gobierno lidie con ellas. Paralelamente, mientras Erdogan iba haciendo todo esto, también se fue asentando en las instituciones del estado y desplazando al partido militar. Ya para cuando había “terminado su trabajo” de aplastar a las masas, Erdogan había constituido una policía propia… unos servicios de inteligencia paralelos… ya había comprado oficiales de las fuerzas armadas adictos a su fracción… ya tenía a una línea de jueces y fiscales que responden a él. Por eso el golpe del pasado 15 de julio fue tardío, porque cuando lo intentaron, ya el partido militar había perdido peso. Ya Erdogan era mayoría. Erdogan no quería ser un “limón exprimido”, es decir, que se encargara de aplastar a las masas y luego venga la oficialidad golpista al poder y lo tire a la basura. Entonces se adelantó. Cuando se enteró que se venía el golpe (gracias a sus servicios de inteligencia paralelos), evaluó la situación y vio que era mayoría en las fuerzas armadas, en la policía, en la justicia, en los ministerios… y también contaba con las bandas del AKP y su base social. Por eso, en lugar de arrestar a los golpistas antes, dejó correr el golpe, para luego derrotarlo y utilizar la situación generada para profundizar a paso acelerado el proceso de bonapartización que ya venía haciendo.
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