Para ello, a comienzos de 2012, crearon guerras fraticidas. Pero eso no duró mucho, pues las masas advirtieron la jugada sucia y se retiraron de esos campos de batalla “inventados”.
Entonces, impusieron el hambre, especulando que muchos de los que nos habíamos armado y organizado las milicias venderíamos nuestras armas para poder subsistir. Pero no fue así, por el contrario, las masas se movilizaban fusil en mano, para reclamar sueldos por discapacidad, subsidios y aumento de salarios.
La burguesía siguió intentando. Esta vez consolidando un ejército y fuerzas de represión, pero aún así no lograron controlar los estallidos armados que expresan la situación de ver que las demandas de la revolución aún no han sido conquistadas.
Uno de los últimos intentos de la burguesía fue organizar bandas reaccionarias que asalten a los “katibas” (lugares donde se organizan los grupos que combatieron en la revolución) al grito de “somos el pueblo, no queremos “katibas”, queremos una policía y un ejército único. Sométanse o disuélvanse”. En un principio, parecía que el accionar de esas bandas iba a tener el efecto que la burguesía deseaba, ya que lograron desintegrar momentáneamente uno de los más grandes “katibas” que operan en la ciudad de Benghazi. Pero rápidamente las masas advirtieron la maniobra y como respuesta quemaron casi todas las comisarías de la ciudad (quedan sólo dos). Y no sólo eso, sino que, poco a poco, el “katiba” que se había disuelto comenzó a reorganizarse.
Últimamente, la acción más desesperada y descarada de este rejunte de burgueses por continuar con el plan de desarme fue liberar a más de 3.000 khadafistas que estaban encerrados en una de la cárceles más grandes del país en las afueras de Benghazi. Diariamente estos khadafistas llevan adelante atentados, explosiones, matanzas de las “personalidades menores de la revolución”. De esa manera buscan una excusa para que se haga necesario un ejército y una policía única que esté bajo el mando del presidente de la “Nueva República Libia” y así dar un enorme paso en el plan de desarme, disolviendo a los “katibas” que se mantienen en pie a lo largo del país.
Una y otra vez, estos intentos de la burguesía por desarmar a las masas que lucharon heroicamente para derrocar a Khadafy han fracasado. Las “katibas” siguen organizadas. Los que luchamos contra Khadafy nos negamos a entregar las armas.
Junto con ello, hace aproximadamente tres semanas que comenzó en Brega, al este del país, una protesta por parte de los trabajadores petroleros, en reclamo por mejoras en las condiciones de trabajo, aumento de salario y más control en la exportación de la producción. Esta última demanda se debe a que los números de la cantidad de dinero que entra al país por la exportación de petróleo no son claros y es evidente que hay burgueses que se lo están robando.
Como forma de protesta, los trabajadores petroleros paran la producción intermitentemente. Hace aproximadamente una semana, se sumaron a la lucha los trabajadores del sur del país, y también en Zawia, al este del país. A esto también se sumaron protestas de los portuarios, que son apoyadas por desocupados.
Esta situación ha generado caos en todo el país, con cortes de luz y agua, sobre todo en la capital, donde al día de hoy van cuatro días sin tener agua, incluso en los barrios más “caretas” de la ciudad.
Los cortes de luz recorren toda la costa del país, llegando incluso a seis horas sin el servicio esencial.
Por su parte, el rejunte de burgueses del CNL juega al desgaste de las protestas, prestando muy poco oído y tratando de silenciar la situación, mientras otros sectores más reaccionarios critican las medidas y acusan de vagos y retrasados a quienes las llevan adelante.
Hasta ahora, ninguno de los “katibas” se ha declarado formalmente en apoyo a las medidas, pero existe un apoyo moral por parte de los combatientes, como así también hay ex-combatientes, que están por fuera de sus “katibas”, organizados en las protestas.
Estas son las condiciones en las que podemos dar pasos decisivos para unir a los trabajadores en lucha, desocupados, petroleros y portuarios con los combatientes de las “katibas”, para conquistar las demandas de la revolución. Una revolución que sólo puede triunfar si la clase obrera toma el poder.
Pero para ello, para poder poner a las masas en el poder, aunque sus conciencias avancen día a día, es necesario poner en pie una dirección revolucionaria. Es necesario consolidar una unión katibas-trabajadores. Es fundamental que los grupos rebeldes armados que siguen organizados y que saben que no sólo las armas son importantísimas, sino que también lo es el hecho de seguir organizándose, levanten las demandas básicas que exigen las masas, poniéndose a la cabeza de la lucha por conseguirlas.
Es necesario tirar abajo y desconocer totalmente esa fantochada del Congreso Nacional General libio, conformado por burgueses que vivieron toda su vida fuera de Libia y no tiraron ni una bala para sacar al dictador. Hay que llamar a un Congreso Nacional de todos los “katibas” y a las organizaciones de masas, hay que expropiar sin pago y poner bajo control obrero las petroleras que exprimen día a día el país, llevándose todas las riquezas.
Esta sería la mejor ayuda para poder enviar realmente ayuda al pueblo oprimido de Siria que está siendo masacrado por el cerdo Bashar, Irán, y Hezbollah, a cuenta de Obama y la OTAN.
¡Hay que poner en pie comités de obreros, ocupados y desocupados, y de los milicianos en armas!
¡Hay que coordinar y centralizar la lucha de la clase obrera y las katibas!
¡Abajo el gobierno de los ex–khadafistas y arribistas!
¡Por un gobierno de los trabajadores en lucha y el pueblo en armas!
Corresponsal
Desde el Movimiento de Milicias Revolucionarias de Libia