Argentina - 02 de junio de 2021
En el pico de la pandemia, los trabajadores son obligados a morir de hambre desocupados o trabajar arriesgando la vida, sin vacunas ni condiciones sanitarias, por la traición de la burocracia sindical y piquetera
El “plan sanitario” criminal de Fernández
y los capitalistas para la clase obrera
En el mayor pico de contagios y muertes por Covid-19, los Fernández con DNU y con acuerdos por arriba con Larreta y los gobernadores, definen “confinamientos” sanitarios parciales y temporales con el único propósito de resguardar las ganancias de los capitalistas y las transnacionales.
Mientras tranquiliza a la pequeña-burguesía y las clases medias gorilas habilitando la apertura casi total de la actividad comercial, millones de explotados son obligados a trabajar, y a utilizar los medios de transporte público para dirigirse a ellos, con o sin “confinamiento”. Sin vacunas ni condiciones sanitarias mínimas, cada vez más flexibilizados y precarizados, los trabajadores “esenciales” son llevados a morir en fábricas tumba o en las escuelas por ir a trabajar. El “plan sanitario” para cuidarnos de los Fernández es criminal.
En Toyota y Acindar, como en todas las fábricas y establecimientos del país, la tasa de contagios por Covid-19, que supera largamente la media nacional, aumenta cada día aunque el cínico de Fernández diga que los trabajadores no se infectan en las fábricas. En tanto, los trabajadores desocupados y sin techo son condenados al hambre y al virus: tienen prohibido exigir una mayor ración de comida y vacunas para no morir.
Es que las medidas del gobierno, de “confinamiento” y de “liberación parcial” del mismo, por decreto y con un mayor control policial sobre el movimiento obrero expresan una mayor bonapartización del régimen. Este con la excusa de la pandemia no duda en reprimir toda movilización y lucha de los trabajadores ocupados y desocupados por condiciones mínimas para no morir, si esta escapa al férreo control de las direcciones colaboracionistas con el gobierno, quien impone medidas a la medida de la UIA, los banqueros y el FMI. Estas no son para cuidar a los trabajadores del virus sino para resguardar las ganancias de los capitalistas y la entrega de la nación al imperialismo. Está claro que el virus enferma, pero el capitalismo y sus gobiernos son lo que matan.
Esto no sería posible sin la traición de la burocracia sindical y piquetera, que actúan como ministros sin cartera o como funcionarios directos del gobierno de los capitalistas. Ellos con su traición y entrega nos atan las manos para luchar por vacunas para todos los trabajadores, tocando la propiedad de los capitalistas, uniendo a ocupados y desocupados en un mismo combate. Ellos entregaron nuestro salario y condiciones laborales, llevaron a los trabajadores desocupados a la mendicidad, y hoy entregan nuestras vidas porque nos llevan a morir infectados trabajando o de hambre desocupados.
Los Fernández, sostenidos por la burocracia sindical y piquetera, les garantizan a los capitalistas millones de obreros produciendo sin gastar un centavo en el resguardo de sus vidas. Por ello, en el pico de la pandemia, el gobierno necesita diferir el alto número de contagios para no tener miles de trabajadores muertos apilados en los hospitales con “confinamientos” semanales y parciales sin perjuicio de los capitalistas. Sus cálculos son simples: reducir un tanto el alza de contagios para liberar cierta cantidad de camas, dándole “respiro” a un sistema de salud ya colapsado y a los trabajadores de la salud, especialmente los enfermeros, totalmente agotados. Es que luego de más de un año de pandemia están destruidos por las intensivas y extensas jornadas de trabajo, sin vacaciones ni francos y con salarios de miseria. Expuestos al virus y sin estar todos vacunados, es un sector que cuenta con cientos de muertos.
La ruina del sistema sanitario, vaciado durantedécadaspor distintos gobiernos para el pago de deuda fraudulenta, así como la precarización de los trabajadores de la salud, fue por la entrega de la burocracia sindical del traidor Daer, que en un pacto social con Fernández dejó a miles de trabajadores del sector expuestos al contagio y a morir mientras puso la salud del conjunto de los trabajadores y explotados del país en las manos criminales del gobierno y del FMI. Fernández le pagó muy bien los servicios prestados a estos carneros, que tienen las manos manchadas de sangre, con un salvataje de 11.400 millones a las obras sociales que manejan a su antojo.
El “plan sanitario” de los de arriba no resuelve nada epidemiológicamente ni contempla la carestía de la vida y la inflación que hace trizas los ya míseros salarios de los trabajadores, que subalimentados y mal nutridos son una víctima fácil del coronavirus. En el “país de las vacas” ya no se puede comer ni siquiera un trozo de carne cuando los capitalistas y las cámaras empresariales del sector continúan haciendo fortunas.
Fernández no toma “medidas improvisadas” o que “llegan tarde” para los trabajadores como insistentemente dice la izquierda parlamentaria del FIT-U. No está en el gobierno para declarar de “utilidad pública” ningún laboratorio a favor de obtener vacunas para los trabajadores sino para defender los intereses de la burguesía y garantizar el pago de la deuda fraudulenta al FMI sobre la vida y los huesos de la clase obrera, arrancándole una mayor tasa de plusvalía. Los burócratas de la CGT y la CTA, “confinados” en sus mansiones de lujo y departamentos en Puerto Madero son los garantes de este crimen hacia la clase obrera para saciar la sed de ganancia de los capitalistas.
¡Basta ! ¡No podemos dejar la saludy la vida de los trabajadores en manos de los Fernández y los capitalistas! ¡Solo los trabajadores podemosconquistar vacunas, trabajo y salario para defender nuestras vidas!
Tenemos que ganar las calles nuevamente, hay que tomar el ejemplo que comenzaron los colectiveros auto-convocados como los de la Línea 60 que llevaron a cabo piquetes y movilizaciones por vacunas. Hay que generalizar la huelga de los portuarios y marítimos que paralizaron el comercio exterior por vacunas para no morir. Ese es el únicocamino para todos los trabajadores ocupados y desocupados del país. Está en juego la vida de los que producimos las riquezas y hacemos funcionar el país. Tenemos que unificar nuestras fuerzas contra la farsa de “plan sanitario” criminal del gobierno de los Fernández, de Larreta y los gobernadores.
Es de vida o muerte derribar el infame pacto social que la burocracia sindical y piquetera tiene con los Fernández, la UIA, la oligarquía y los banqueros.
La salida es poner en pie un Comité Nacional de Lucha cuya principal resolución sea echar a la burocracia traidora de la CGT y la CTA para poder conquistar vacunas y condiciones sanitarias mínimas para todos los trabajadores ocupados y desocupados del país.
Hay que desconocer todos los acuerdos de patentes y expropiar el laboratorio de AstraZeneca en Garín y todos los laboratorios y farmacéuticas. Esta medida sería un mínimo resarcimiento del saqueo de la nación por parte de los monopolios y el imperialismo.
Hay que expropiar todas las clínicas y sanatorios privados sin pago y bajo el control de sus trabajadores. La lucha es por la triplicación del presupuesto de salud sobre la base del no pago de la deuda. ¡Fuera el FMI!
La tarea inmediata es poner en pie un Comité Nacional de Salud Pública bajo el control de los trabajadores y sus organizaciones con los mejores profesionales, científicos y el CONICET para diseñar un plan de salud ya mismo para cuidar la vida de la clase obrera.
Desde los sindicatos, las organizaciones obreras y los movimientos de desocupados combativos hay que organizar un PLAN DE EMERGENCIA OBRERO Y POPULAR. Poniendo en pie, en primer lugar, comités obreros de seguridad e higiene elegidos en asambleas que paren ya mismo la producción. Nuestra vida estáen riesgo... ¡Sin vacunas no vamos a trabajar ! ¡Cuarentena para todos los trabajadores con el 100% de salario !
Es urgente, para que ninguna familia obrera sin trabajo pase hambre, expropiar las grandes cadenas de supermercados, la tierra y las “vaquitas” de la oligarquía. Estas estarán al servicio de alimentar a los únicosrealmente esenciales de este sistema capitalista podrido, los trabajadores.
Por trabajo y salario igual a la canasta familiar de 100 mil pesos para todos los trabajadores del país. Si este sistema no puede garantizar la vida ni un pedazo de pan a sus esclavos merece morir.
Ninguna de estas medidas puede ser garantizada por un gobierno de los capitalistas como el de los Fernández. La llave para alcanzarlas está en manos de la clase obrera y sus organizaciones en lucha contra la propiedad de los explotadores. Es que “Los capitalistas no pueden ceder algo a los obreros más que cuando están amenazados por el peligro de perder todo” (L.T. ¿A dónde va Francia?)
La clase obrera tiene que pesar nuevamente como en diciembre de 2017, contra este Macri edulcorado, cuando combatimos la reforma previsional sobrepasando a la burocracia sindical para imponer el paro general y enfrentándonos contra la policía asesina con toneladas de piedras sobre el Congreso. De lo que se trata es de poner en pie el poder de los explotados con asambleas, piquetes y la huelga general. En el camino de conquistar un gobierno provisional revolucionario obrero y popular, basado en organismos de autodeterminación de las masas. Este será el único que podrá garantizar un Plan de Salud de Emergencia, rompiendo con el imperialismo y expropiando a los expropiadores para proteger y resguardar la salud y la vida de las masas.
¡Son ellos o nosotros!
Nicolas Cramer
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