“El Organizador Obrero Internacional” N° 35
27 de mayo de 2022
Presentación
Durante el siglo XXI la clase obrera mundial no ha dejado de pelear
un solo día contra la catástrofe capitalista y la ofensiva imperialista
El sistema capitalista en putrefacción se sostiene por las direcciones cobardes y traidoras que este le impone a la clase obrera
Presentamos esta nueva edición de “El Organizador Obrero Internacional”, vocero del Colectivo por la Refundación de la IV Internacional / FLTI.
Las condiciones de crisis del sistema capitalista, que amenazan con llevar a la civilización humana a la barbarie y a la guerra, han sido extensamente desarrolladas en el Suplemento Especial de “El Organizador Obrero Internacional” del mes de abril.
Un nuevo artículo titulado “Se acelera la crisis y bancarrota de la economía mundial capitalista”, que da continuidad y respuesta a la evolución de la catástrofe de este sistema en putrefacción, que está provocando la hambruna generalizada a millones de obreros del planeta, abre la presente edición de nuestro periódico internacional.
Sobre estas condiciones objetivas de crac capitalista se profundiza la lucha de clases, los padecimientos insoportables de las masas y los procesos de crisis, guerras y revoluciones.
Es que en estos últimos tres años de bancarrota del sistema capitalista, la clase obrera no dejó de pelear. Lo hizo en EEUU, chocando con la policía asesina y los supremacistas blancos, mandando a Trump al cajón de los recuerdos… Vaya paradoja: toda la izquierda reformista, desde el Partido Comunista y las corrientes social-imperialistas como la ISO de EEUU, hasta renegados del trotskismo de todos los colores y continentes, se sentían simpatizantes de Sanders, de los “socialistas democráticos” de EEUU. Así colocaron a la clase obrera y la juventud rebelde norteamericana como furgón de cola del “ala izquierda” burguesa imperialista del Partido Demócrata. Así nació el monstruo llamado Biden… producto del “frente anti Trump” del Partido Demócrata, apoyado, insistimos, por el Partido Comunista Cubano, toda la izquierda norteamericana y mundial y la mayoría de los renegados del trotskismo en particular.
Estas corrientes hoy se rasgan las vestiduras contra la “expansión de la OTAN” y su intervención contrarrevolucionaria en el Este Europeo y en los cinco continentes, cuando ellas vienen de apoyar, sostener y llamar a votar al comandante en jefe de la OTAN que es Biden y los yanquis.
Ha emergido una “Nueva Izquierda” de stalinistas y corrientes que han roto abiertamente con la IV Internacional, retomando la vieja política del Partido Comunista de apoyo a los imperialismos “democráticos” durante Yalta
La llamada “Nueva Izquierda” de hoy está tras los pasos de los pactos de “coexistencia pacífica” que selló Stalin con Churchill y Roosevelt. Estas corrientes reeditan la política que llevó adelante el stalinismo tanto en los años ’30 como en la segunda posguerra, de apoyo a todos los frentes de colaboración de clases en Occidente, estrangulando así mil y un procesos revolucionarios.
La tragedia actual es que esta pérfida política la están consumando e impulsando corrientes que provienen del trotskismo y la IV Internacional.
Una de las mayores pruebas de esto, como no nos cansaremos de denunciar, es su apoyo a Sanders en EEUU, quien actuó como “pata izquierda” del Partido Demócrata y le dio sus votos a Biden, el jefe contrarrevolucionario de la OTAN. El stalinismo norteamericano, la ISO y otras corrientes social-imperialistas quisieron venderle a la clase obrera de EEUU y el mundo que el imperialismo en total bancarrota puede tener una política “democrática” para saquear el planeta. Una mentira infame. El imperialismo se sostiene con guerras, atacando a su propia clase obrera, controlando las rutas comerciales y zonas de influencia para obtener superganancias de los países que oprime.
Una política escandalosa: la “Nueva Izquierda” latinoamericana apoyando los frentes burgueses que vienen a desviar las ofensivas revolucionarias de masas
De ello se trata el rol de estos frentes de colaboración de clases. Esta política es la continuidad de la aplicada por el stalinismo que llevó a decenas de derrotas de la revolución mundial: atar la suerte de la clase obrera a sus verdugos “democráticos”, “progresistas” o “antineoliberales” (como les gusta llamarlos ahora), todos agentes directos del imperialismo, para que luego, como la otra punta de la misma soga, las fuerzas represivas y el fascismo aplasten y aniquilen a la vanguardia.
Esto es lo que sucedió en Bolivia y en Colombia, donde los “cantos de sirena” de Morales y Petro terminaron con Camacho y Áñez dando un golpe fascista en 2019 y con paramilitares regando todos los ríos de Colombia con la sangre de los obreros y la juventud rebelde.
Los frentes de colaboración de clases anestesian a la clase obrera y los explotados, echan agua al fuego de los procesos revolucionarios, debilitan y liquidan al ala izquierda, para que luego se asienten gobiernos y regímenes bonapartistas que estabilicen el control de la burguesía, luego de que acciones independientes de masas pusieran en riesgo su dominio.
En América Latina corrientes como la LIT-CI, la UIT-CI y de forma más “crítica” el PTS, aliados a la “izquierda” cubana, han llamado a votar críticamente, o sea, a apoyar políticamente a los que consideran gobiernos y frentes “progresistas” como Castillo en Perú y Boric en Chile.
Estas corrientes confraternizan con la izquierda burguesa de los Kirchner en Argentina “contra la derecha”, tal como lo hacen con los parlamentarios del MAS de Arce y Morales en Bolivia, a los que les piden que resuelvan todos los problemas de la clase obrera.
En Brasil, de forma nefasta, llaman a apoyar al frente popular de colaboración de clases de Lula con Alckmin, como lo hacen los “anticapitalistas” del PSOL y todas sus tendencias y fracciones, mientras otros, como el PSTU / LIT-CI, llaman a votar a sus candidatos en la primera vuelta, sabiendo que en el ballotage volverán a votar, como ya lo hicieron en las elecciones pasadas, por Lula y sus socios burgueses.
Con la alianza de los renegados del trotskismo y stalinistas varios, se sostuvo a Boric, un stalinista confeso, quien es el actual comandante en jefe de los militares pinochetistas y el administrador de los negocios de la educación y las pensiones privadas y de todas las transnacionales que saquean Chile. Apoyan a un carcelero y verdugo de “izquierda” de la juventud rebelde, que acaba de militarizar el sur de Chile.
Estas corrientes también sostuvieron a ese estafador político de las transnacionales y el imperialismo llamado Castillo en Perú, quien viene de asesinar a 4 trabajadores en las revueltas que sacudieron ese país el mes pasado.
Estamos frente a una izquierda de renegados del trotskismo y neo-stalinistas que actúa sosteniendo y apoyando a los agentes directos del imperialismo yanqui en todo el continente americano, de Alaska a Tierra del Fuego.
No terminaban de proclamar desde La Habana, la Unión Patriótica stalinista y las FARC su apoyo a Petro en Colombia; y no terminaban la LIT-CI y el PST de ese país de anunciar su llamado a votarlo, que el mismo Petro les agradecía realizando una reunión con los representantes de más de 60 empresas norteamericanas, encabezadas por Coca-Cola, a las que les garantizó seguridad jurídica y la defensa de todos sus negocios en territorio colombiano. “Dime con quién andas y te diré quién eres”, afirma el dicho.
Todos ellos vienen de apoyar la estafa de la “revolución bolivariana” que se pintaba de “antiimperialista”. Ahora apoyan a frentes de colaboración de clases que son agentes directos del imperialismo y que ni siquiera amenazan de palabra con tocarle 10 centavos.
De eso se trata el nuevo rol de los renegados del trotskismo y el stalinismo en el continente americano: una “Nueva Izquierda gringa” que hoy juega el mismo papel que ayer tenían los viejos Partidos Comunistas en la posguerra y durante todo el período de Yalta, sosteniendo desde las organizaciones de masas al imperialismo yanqui “democrático”, principalmente en América Latina. Por eso el PC de Cuba sostenía a Batista, el partido de Monge en Bolivia entregaba al Che Guevara y en Argentina el stalinismo era parte de los golpes gorilas contrarrevolucionarios pro-yanquis dados contra el peronismo, entre otras tropelías cometidas por los Partidos Comunistas durante Yalta.
Por eso en esta edición de “El Organizador Obrero Internacional” el lector encontrará artículos claves ante esta cuestión decisiva que pone a la orden del día la lucha por recuperar la IV Internacional y sus banderas. Esta es la condición para poner en pie nuevos partidos revolucionarios de vanguardia que preparen y organicen la revolución proletaria y enfrenten decididamente a las direcciones sirvientes del imperialismo y la burguesía.
Presentamos entonces declaraciones sobre Chile, donde los fascistas actúan impunemente asesinando a la juventud rebelde, y la posición de los trotskistas de Comuneros de Colombia ante la trampa electoral, reflejando su lucha incansable por la independencia de clase, cuya bandera el PST de la LIT-CI se la ha entregado a la burguesía.
Asimismo, en estas páginas reflejamos la tragedia de Bolivia que se expresa en la soledad que padecieron las organizaciones de los trabajadores encarcelados y asesinados de Senkata y Sacaba quienes marcharon a La Paz a escribir con la sangre de sus venas su grito de libertad y justicia. Los obreros y campesinos que dieron su vida para derrocar al golpe de los generales banzeristas y el fascismo en 2019, fueron abandonados por el POR, la LOR-CI y ni hablar de la dirección de la COB durante su dura vigilia frente a la Casa del Pueblo en La Paz.
Argentina: una política de presión del reformismo sobre el gobierno burgués para contener una acción independiente de masas
Esta centralización de la izquierda reformista latinoamericana, es acompañada por la política que el FIT-U de Argentina, y el Partido Obrero en particular, le imponen a millones de obreros desocupados. Ellos ya no comen más que una vez al día en esta Argentina capitalista, saqueada por el FMI y las transnacionales hoy bajo el gobierno de Fernández, tal como ayer lo hicieron con Macri, siempre contando con la colaboración de la burocracia de los sindicatos estatizados.
El movimiento de desocupados demostró un enorme peso en las calles durante la Marcha Federal, pero está totalmente controlado por una burocracia llamada “piquetera” de partidos integrantes del FIT-U y stalinistas que conviven con sectores de la Iglesia y políticos kirchneristas. Esta burocracia controla férreamente a los obreros desocupados con el chantaje de que entrega o retira los planes sociales que el estado les da para administrar, tomando lista en las marchas, liquidando y asfixiando toda democracia obrera. Son la negación del heroico movimiento piquetero que surgió autoorganizado y apoyado en la democracia directa en el 2001 para luchar por su demanda de trabajo y dignidad. Este fue el movimiento de desocupados que protagonizó enormes combates junto a los obreros ocupados, que terminaron derrotando al gobierno de De la Rúa y abrieron una enorme gesta revolucionaria 20 años atrás.
Argentina hoy vive un “2001 controlado” por la burocracia piquetera en el movimiento de desocupados y por la burocracia de los sindicatos. Esta situación ha desgarrado las filas obreras.
El FIT-U ha terminado siendo todos los días un apéndice del kirchnerismo y del régimen burgués, controlando a una franja de las masas, mientras promete romper con el imperialismo, conseguir aumentos salariales y terminar con la desocupación, con leyes en el Parlamento… ¿De quién se ríe esta gente?
Conquistar demandas que atacan los negocios y las ganancias de los capitalistas sin el método de la revolución proletaria, no solo es una utopía sino un engaño y una mentira hacia las masas para someterlas al régimen y a sus verdugos. Es atarle las manos a los explotados para que no peleen como lo hacían en el 2001, inclusive tomándose los supermercados para comer, que es el camino más directo para imponer los comités de consumidores para bajar los precios y terminar con la inflación.
Fue con la unidad de los trabajadores desocupados y ocupados que se recuperaron fábricas cerradas o se redujo la jornada laboral en sectores del movimiento obrero.
De eso se trata la crisis de la clase obrera hoy: la de su dirección, que le cierra todo camino a una lucha revolucionaria.
A 180° de la política que pregona el FIT-U, la verdad es que en el año 2001 tuvo que incendiarse toda Argentina para que el régimen se viera obligado a suspender durante 3 años el pago de la deuda externa, la cual fue luego renegociada y pagada por el gobierno de los Kirchner.
Hoy Sri Lanka acaba de entrar en default para no pagar la deuda externa. Esto lo impusieron las masas con su lucha revolucionaria en las calles, para romper las triples cadenas de súper-explotación y saqueo del imperialismo y la burguesía. En Sri Lanka ha caído el gobierno de Rajapaksa y por ahora, ha quedado debilitado el control del imperialismo sobre esa nación oprimida.
La vida confirma más y más la ley marxista que plantea, contra la política de la izquierda reformista, que si la clase obrera y los campesinos pobres no toman el poder, es imposible romper con el imperialismo y resolver la cuestión agraria en el mundo semicolonial.
Ya en Chubut, los obreros y explotados tuvieron que quemar todas las instituciones del estado en diciembre del año pasado para poder cobrar sus salarios adeudados y expulsar a los monopolios mineros.
La crisis capitalista ya no se condice con las apetencias y pócimas reformistas de esta “Nueva Izquierda”.
Presentamos entonces en estas páginas un artículo sobre Argentina del Comité Redactor de Democracia Obrera, tomando como punto de partida la Marcha Federal organizada por el movimiento piquetero del 10 al 12 de mayo.
Ucrania en guerra: para el reformismo que está colgado a los faldones de Putin o de la OTAN, la clase obrera y la nación ucraniana no existen, cuando son los que realmente mueren y se destruyen en esta guerra de ocupación
Otro punto central donde esta “Nueva Izquierda” agrupa sus fuerzas para romper con el marxismo revolucionario y con toda política de continuidad con el legado del bolchevismo y la IV Internacional es en Ucrania. Tal como ayer hicieron en Siria (y lo continúan haciendo hoy), estas corrientes no han dejado ni rastros de una política revolucionaria y de clase frente a la guerra.
Durante tres meses se han subido a los tanques de Putin o de la OTAN, cuando entre ellos no chocaron en ningún campo de batalla en Ucrania, puesto que allí solo muere y es sacrificada la clase obrera ucraniana y los soldados rasos de Rusia que son llevados como carne de cañón por el carnicero Putin a matar a sus hermanos de clase.
Todas estas corrientes coinciden con Putin y la OTAN en que Ucrania no debe ser ni siquiera una nación independiente. Así liquidan toda demanda antiimperialista e impiden que sean la clase obrera ucraniana y rusa las que tomen en sus manos la dirección política y militar de la guerra, apoyándose en la lucha revolucionaria del proletariado europeo.
Nos podrán decir que no se ve a la clase obrera ucraniana en esta guerra… Son los obreros los que están muriendo, refugiándose fuera de Ucrania o escondiéndose en los subsuelos de los subterráneos o fábricas para no morir masacrados.
Ucrania está siendo partida y terminará siendo ocupada, transformada en colonia y con su clase obrera desgarrada.
La izquierda que se proclama “revolucionaria” a nivel mundial ha roto con toda estrategia soviética independiente en la guerra para someterse a las pandillas burguesas que se disputan Ucrania.
El pasado 20 de mayo los obreros de Italia realizaron una Huelga General y Social, que fue la primera acción de solidaridad internacionalista de los obreros europeos con sus hermanos, los trabajadores de Ucrania, enfrentando a Putin y a la OTAN. Más allá de tal o cual aspecto programático con el que podemos no coincidir, esta fue la primer lucha real (en los hechos y no de palabra) que la clase obrera libra en Europa, declarándole la “guerra a la guerra”. Es decir, la guerra de clases a la guerra contrarrevolucionaria contra la nación ucraniana.
El llamado a esta Huelga General y Social se desarrolló como una enorme acción de vanguardia en ciudades claves de Italia. Esa lucha abre el camino y es un ejemplo de solidaridad internacional efectiva, no de palabra o simbólica, contra la guerra de Putin y el armamento y la expansión contrarrevolucionaria de la OTAN en toda Europa.
Junto a las declaraciones sobre el momento actual de la guerra en Ucrania, en esta edición de “El Organizador Obrero Internacional” publicamos la posición de los compañeros de Democracia Obrera del Estado Español y de Avanzata Proletaria de Italia ante la convocatoria a la Huelga General y Social de la vanguardia obrera italiana.
Asimismo, el lector encontrará en esta sección sobre Ucrania, un artículo reflejando la pelea del Bloque Combativo y de Clase del Estado Español, en apoyo al llamado de lucha de la vanguardia obrera italiana.
El Bloque Combativo y de Clase del Estado Español agrupa las fuerzas de los sectores combativos de la clase obrera que por todos los medios intentan desde hace años romper el cerco de los traidores de la burocracia de las CCOO y la UGT, esos stalinistas y socialdemócratas millonarios sostenidos por el estado, lacayos de la monarquía.
Estas organizaciones del Bloque Combativo y de Clase han sacado una declaración en apoyo a la jornada de lucha realizada en Italia, que es un eslabón más que debe extenderse y desarrollarse a todo el proletariado europeo para enfrentar al Maastricht imperialista, unirse con los obreros de las maquilas del Este Europeo y con la martirizada clase obrera ucraniana y rusa, que está bajo las garras de Putin, sus pandillas de oligarcas fascistas y de la Iglesia ortodoxa. A no dudarlo, que los obreros europeos, con el método de lucha de la huelga general, son los únicos que podrán poner nuevamente a la clase obrera ucraniana en el centro de la guerra actual, aplastando la invasión “gran” rusa de Putin, conquistando su independencia nacional y siendo la avanzada de combate contra la OTAN y las potencias imperialistas en toda Europa.
A 180° de esto, las corrientes “pro Ucrania” de la izquierda reformista, que le exigen a la OTAN que mande armas para ganar la guerra, llevan a la resistencia y a la lucha nacional a un callejón sin salida. Ucrania es un peón que entrega EEUU para quedarse con Suecia, Finlandia, el Este Europeo y avanzar en cercar a Rusia para mañana marchar a someter Moscú.
En la Siria ensangrentada, las masas ya no permiten que haya olvido ni perdón
Las corrientes de la izquierda reformista, aliadas a Al Assad y Putin, tienen mucho que explicar
En Siria, el fascista Al Assad, para descomprimir la situación de las masas hambrientas en Damasco y todo el territorio que controla, anunció que iba a dejar en libertad a algunos presos políticos. Solamente salieron de las cárceles algunas decenas de ellos, destruidos física y mentalmente luego de años de torturas, sin reconocer algunos de ellos, hasta su propia familia. Eran presos como los que salían luego de las torturas de los nazis y la Gestapo en la Segunda Guerra Mundial de los campos de concentración.
El pueblo de Damasco salió a las calles a buscarlos. Rápidamente el grito que se levantó fue: “¡libertad y aparición con vida de los 500 mil de los nuestros que ya no están!”.
En Idlib comienzan los choques con los hombres de negocios millonarios de Al Qaeda (HTS), tan represores y hambreadores de las masas como Al Assad en Damasco, sostenidos por Turquía, que ha ocupado una enorme franja de territorio sirio en el norte, llevando ya su moneda y sus tropas.
La “Nueva Izquierda” en Siria se ganó la confianza de la burguesía y el imperialismo, sosteniendo esa masacre histórica, proclamada por ellos, bajo el mando de las potencias imperialistas, como lucha “contra el terrorismo”.
Estas corrientes tienen mucho que explicar. Ahora sí, tienen mucho que explicar. Dijeron que lo mejor que podía pasar en Siria era que gane Al Assad o los kurdos, que están bajo el mando yanqui en cuarteles comunes con el perro Bashar. Tienen que explicar.
La “Red Internacional por la Libertad de los Presos Políticos del Mundo” ha sacado, como se ve en la contratapa de este periódico, un llamamiento a una campaña internacional por la libertad de los presos políticos sirios. “¡Con vida los llevaron, con vida los queremos!”, es el clamor de millones de trabajadores y jóvenes, que sale de las entrañas de los campos de refugiados y de toda Siria.
Mientras tanto, la resistencia siria hoy vuelve a relanzar una ofensiva para abrir los frentes cuando ve que Putin se encuentra debilitado en Siria por volcar todas sus fuerzas a Ucrania, y en momentos en que se desarrolla una enorme resistencia palestina contra el ataque del sionismo y un magnífico levantamiento revolucionario de masas en Irán que ya conmueve a toda la región, como está reflejado en las páginas de esta edición de “El Organizador Obrero Internacional”.
En el combate contra la restauración capitalista en Cuba, una tarea central de los obreros y campesinos de América Latina y el proletariado norteamericano:
Rodear de solidaridad a las masas sublevadas y hambreadas de Cuba, para recuperar la revolución que el castrismo entregó
En este número de “El Organizador Obrero Internacional” también editamos el llamamiento a una campaña internacional por la libertad de los presos cubanos, que se sublevaron contra el hambre y la esclavitud.
Ante este enorme levantamiento de los obreros y explotados cubanos del 11 de julio de 2021, la autollamada “izquierda” cubana, dirigida por Frank García Hernández y otros militantes del Partido Comunista de los “empresarios rojos” de La Habana, le exige indulgencia a ese gobierno burgués para los centenares de presos de la clase obrera hambrienta, llegando al cinismo de pedirle que reduzca algunas condenas.
Si hoy esta corriente de Frank Hernández puede posar de ala “crítica” del PC, que abiertamente está entregando Cuba al imperialismo mundial, es gracias a la legitimidad que le dieron los liquidadores de la IV Internacional que viajaron a La Habana en 2019 (y también en 2021 en Brasil) para reunirse con estos militantes del stalinismo, y permitirles utilizar la figura de Trotsky para que realicen las peores tropelías y traiciones contra la clase obrera del continente.
Estamos ante una gran puñalada por la espalda al movimiento obrero mundial: revisten con el aura de “trotskista” a García Hernández, que es un orgulloso militante castrista que el 11J marchó al grito de “las calles son de Fidel” en la columna del Partido Comunista que molió a palos a las masas desposeídas que se movilizaban a la Plaza de la Revolución exigiendo pan.
Es esta misma “izquierda crítica” de La Habana la que se dedicó a revestir de “democrático” y “progresivo” al jefe de los piratas contrarrevolucionarios de Wall Street, haciendo un petitorio para exigirle a Biden que “levante el bloqueo a Cuba”.
Hoy, esta gente ha comenzado a levantar la demanda de que el PC Cubano debe legalizar organizaciones de desocupados como las que realizaron la Marcha Federal en Argentina. La “izquierda” cubana ya aprendió muy bien en su partido único de stalinistas y renegados del trotskismo cómo controlar a las masas hambrientas y desesperadas para que no desborden con su lucha espontánea todas las instituciones de poder, como sucedió en Cuba el 11J.
Después de décadas de silencio, de golpe llaman a hacer en Cuba un sindicato de desocupados. Intentan convencer a Díaz Canel y a la plana mayor contrarrevolucionaria en el gobierno que lo autoricen.
Está claro: mientras los jueces stalinistas condenan a décadas de prisión a los detenidos por el levantamiento del 11J para escarmentar a las masas hambrientas, la “izquierda” cubana llama a crear instituciones que las disciplinen para que no se subleven y que si lo hacen, sea bajo el control del estado y del gobierno contrarrevolucionario de Díaz Canel y los nuevos ricos cubanos, que hace rato están asociados en centenares de negocios con el imperialismo.
En última instancia, llaman a una parodia de sindicato. Es que su política es poner en pie sindicatos totalmente estatizados en el movimiento de hambrientos y desocupados de Cuba. De sindicatos totalmente independientes del estado, ni hablar. De legalización de partidos obreros revolucionarios que luchen por derrocar a ese gobierno del hambre y de la entrega al capitalismo, ni una palabra.
Como ayer el Foro Social Mundial, hoy la “Nueva Izquierda” de stalinistas y renegados del trotskismo es la encargada de salvar a los gobiernos y regímenes en crisis
Todo observador atento y seguidor del movimiento de la izquierda socialista internacional podrá ver en estos acontecimientos que aquí presentamos los verdaderos contornos de la llamada “Nueva Izquierda”: un rejunte coordinado y centralizado de stalinistas, “anticapitalistas”, ex trotskistas… Un partido único que ha llevado al fango a las banderas de la IV Internacional y que se probó junto a Macron, los yanquis, Putin y Al Assad en el llamado “frente antiterrorista” en Siria para contener las revoluciones en Medio Oriente. Se probaron sosteniendo a Sanders y a Biden en EEUU, el actual comandante en jefe de las fuerzas contrarrevolucionarias de la OTAN, como no nos cansaremos de denunciar, y como ya dijimos, a toda la izquierda pro-imperialista y gringa de América Latina.
En África apoyan abiertamente al gobierno del CNA en Sudáfrica, como lo hace la ISO, esos “socialistas” de la reina, que vienen de ser el sostén fundamental del Partido Laborista de Corbyn del imperialismo inglés.
Ya vimos que su accionar en Ucrania no fue improvisado, y aunque chillen contra la guerra, se encuentran sosteniendo ya sea a la OTAN o al carnicero Putin.
En la Europa imperialista, las fuerzas de los “anticapitalistas” del NPA y del sindicato Solidaires de Francia estuvieron al servicio de sostener la política del Partido Comunista en la dirección contrarrevolucionaria de la CGT. En Grecia, stalinistas y renegados del trotskismo estrangularon juntos al movimiento obrero sosteniendo a Syriza, apoyando sus plebiscitos y haciendo un acuerdo con su Ministro de Finanzas, Varoufakis, para llamar a los trabajadores de Europa a “democratizar” el Maastricht imperialista… Con los actuales acontecimientos en Ucrania, el imperialismo demuestra cómo está “democratizando” el Maastricht que esos sinvergüenzas social-imperialistas sostienen: con guerras, masacres y ataque a todas las conquistas de la clase obrera europea.
No es la crisis de la clase obrera y su incapacidad para pelear contra la podredumbre de este sistema capitalista, lo que prima en la situación mundial. La crisis y debilidad del combate de las masas están dadas por el accionar traidor de las direcciones que tiene a su frente.
Luego de la oleada de la estafa de la “revolución bolivariana” y del Foro Social Mundial con sus mentiras de que “otro mundo es posible”, el “socialismo de mercado” y el “socialismo del siglo XXI”, después de que esas direcciones llevaran a callejones sin salida a decenas de procesos revolucionarios en los primeros 15 años de este siglo XXI, para terminar siendo utilizadas como “limones exprimidos”, el 1% de parásitos imperialistas ha montado esta “Nueva Izquierda”.
Mientras organiza las guerras y consolida sus regímenes y gobiernos para lidiar con las masas, el imperialismo, con un instinto certero de clase, ha citado a los ex trotskistas para que con los stalinistas le hagan pactos de “coexistencia pacífica”, como fue el de Yalta. Esto sucede en todos los países y a nivel internacional para contener la revolución socialista, desviar los procesos revolucionarios y someterlos a los frentes de colaboración de clases con la burguesía.
La tarea del momento: recuperar las banderas de la IV Internacional y reagrupar cuadros revolucionarios para ir al encuentro de los nuevos y futuros combates de la clase obrera mundial
El gran capital, con astucia, le dio sobrevida y protegió al stalinismo para que juegue su rol contrarrevolucionario al frente de los sindicatos y organizaciones de masas en todo el mundo, mientras culminaba su consolidación como nueva clase dominante en los ex estados obreros, aliados a todas las potencias imperialistas, de Vietnam a Cuba, de China a Corea, y de la ex URSS al Glacis europeo.
Pero ello no hubiera funcionado sin la legitimidad que le brindan por izquierda los partidos que se reivindicaron durante décadas de la IV Internacional, el único lugar desde donde se le podía hablar a la clase obrera con las banderas limpias y mirando a los ojos a los explotados.
Luego de décadas de oportunismo y de adaptaciones, el movimiento revolucionario se descompuso y, como lo vemos hoy, terminó traicionando todo el legado programático, teórico y la organización de la IV Internacional, para desplegar una abierta política de colaboración de clases.
De eso se trata la batalla en la que hoy estamos empeñados: darle continuidad a ese programa y teoría de la IV Internacional, que han demostrado pasar la prueba de la historia, mientras que los que alguna vez lo sostuvieron traicionaron abiertamente, como lo siguen haciendo.
Una nueva base de arribistas y oportunistas entró a los partidos ex trotskistas, imbuidos de un feroz revisionismo al marxismo por parte de sus direcciones, para que estos continúen la vieja labor y política del stalinismo que llevó a las más crueles derrotas al proletariado mundial.
Cuadros, militantes o corrientes como la FLTI, ahora navegando nuevamente contra la corriente, pero apoyados firmemente en los combates más avanzados de la clase obrera, que no se ha rendido, buscamos a nivel internacional recuperar esas banderas del oprobio, el fango y la traición para volver a refundar la IV Internacional expurgada de traidores y lacayos del stalinismo que la entregaron hace rato.
En esta catástrofe del sistema capitalista, que no encuentra otra salida para recuperar su ganancia que no sea la piratería, el parasitismo, el saqueo y la guerra, los marxistas revolucionarios sabemos movernos en nuestro ambiente y hábitat que es marchar a preparar y organizar nuevos partidos revolucionarios bajo las banderas de la IV Internacional para la revolución socialista. Nuestro llamado es a preparar la guerra civil de clases contra la guerra que los capitalistas le declararon al proletariado internacional.
Los marxistas sabemos de qué se trata. Aquí y allá el reformismo pregona que la clase obrera y los explotados pueden mejorar sus condiciones de vida actuales sin una revolución socialista victoriosa a nivel internacional y sin el aplastamiento de los parásitos burgueses y sus regímenes. En esta tesis reformista está basada la práctica oportunista de la “Nueva Izquierda”. Por eso cada vez más se llevan a patadas con las masas, pues su apotegma no es posible.
Sin luchas revolucionarias de masas armadas, sin ponerle el pie en el pecho a la burguesía, sin obligarla a rendirse, sin combates concentrados internacionales de la clase obrera mundial, esta no podrá ni siquiera mejorar parcialmente sus condiciones de existencia. Es que tal cual plantea la estrategia marxista, sin pelear por todo y con métodos revolucionarios, ya es imposible que el proletariado consiga la más mínima de sus conquistas. Y si las consigue y no toma el poder, las perderá. Este es el apotegma del marxismo revolucionario de hoy.
Nuestras fuerzas radican en que si la clase obrera no quiere morir, debe volver a intentarlo y buscar el camino para conquistar nuevamente un período de revoluciones triunfantes.
También lo estamos haciendo nosotros, los integrantes de la FLTI y sus grupos revolucionarios. Hay que volver a intentarlo. No es hora de tocar clarines de retirada del movimiento revolucionario, sino la hora de preparar nuevas ofensivas para refundar la IV Internacional y reagrupar los mejores cuadros que la clase obrera está destacando en las primeras líneas de cada combate a nivel mundial.
Ellos, los traidores de la IV Internacional, no son más capaces. Son la expresión de décadas de traiciones y capitulaciones al legado de nuestro partido mundial. A ellos los sostienen los estados, regímenes y gobiernos. Hace rato dejaron de apoyarse en lo mejor de las luchas revolucionarias del proletariado. Ahora abiertamente actúan para entregarlas y traicionarlas.
Los revolucionarios, como lo han hecho la vanguardia de la clase obrera y los obreros avanzados, hemos seleccionado a nuestros cuadros. No partimos de cero. En dos décadas de existencia, algunos han desertado del combate. Fueron alas derecha sindicalistas y chocaron con nuestra praxis internacionalista. Otros ya han roto abiertamente con el trotskismo y se han alejado inclusive de las filas de la clase obrera. No podía ser de otra manera: de ello se trata el bolchevismo, de seleccionar a la crema de la crema del proletariado.
Ninguno de estos individuos ha presentado ninguna batalla marxista seria que le aporte algo a la vanguardia de la clase obrera. Se encuentran ofuscados con el movimiento revolucionario porque este no les dio victorias. Esperaban que estas cayeran del cielo y se den de forma sencilla en momentos de crisis brutal de la IV Internacional. Como decía Trotsky, a estas corrientes de descontentos y despechados hay que dejarlas libradas a su suerte. De nada sirven para la clase obrera y sus combates decisivos.
Se trata de pérdidas y ganancias, como planteaba Lenin. Perder un pequeñísimo lastre reformista, de derecha y nacionalista, y comenzar a dialogar y conquistar un nuevo auditorio de obreros y jóvenes de vanguardia a nivel internacional, habla de ganancias y no de pérdidas en la construcción del movimiento trotskista.
El programa y sus tareas seleccionan a los revolucionarios y buscan denodadamente a la carne que lucha cotidianamente por ellos.
Toda corriente revolucionaria debe dedicarle toda su atención a la nueva capa de obreros y jóvenes perspicaces que surgen de los combates más avanzados del movimiento de masas, que comienzan a ver y a distinguir que los que hablaban en nombre del trotskismo, son vulgares reformistas; nada distinto a los que los traicionaron en luchas anteriores.
Estos jóvenes y obreros perspicaces están llevando nuevamente a los trotskistas al corazón de los focos revolucionarios, a sus batallones más activos. Esto pone nuevamente nervioso al reformismo que con satisfacción, contaba nuestros muertos, aplastados por la bestia fascista en la revolución siria. Allá ellos… Como ya queda a la vista, ellos son los que, por las condiciones objetivas, se llevan cada vez más a patadas con las masas.
Pequeñoburgueses soberbios de los aparatos de izquierda de los regímenes hace rato han dado por muerto al trotskismo. Pero antes que esto suceda, sus jefes de los estados mayores de la burguesía, se desprenderán del reformismo luego de utilizar sus servicios. Ellos son una anomalía en la historia, mientras que el marxismo revolucionario es el futuro de la clase obrera. Nuevamente es la hora de 10 hombres inteligentes que, como diría Lenin, valen más que 10.000 imbéciles.
La clase obrera necesita saber quiénes son sus aliados y quiénes sus enemigos; cómo actúan las direcciones que la llevan al callejón sin salida de la colaboración de clases mientras la burguesía prepara a la contrarrevolución y al fascismo para aplastar a las masas.
La IV Internacional no ha muerto. Vive en este agudizamiento de las condiciones de crisis, guerras y revoluciones. Se trata ahora de que viva en nuevas organizaciones revolucionarias de combate. Llegó la hora de llevar a la acción nuevamente esta tarea. En ella están empeñadas todas nuestras fuerzas como núcleo trotskista por la revolución socialista internacional.
Comité Redactor de “El Organizador Obrero Internacional” |