Unión Europea - 29 de febrero de 2024
Frente a la grave crisis agraria en Europa
Las demandas del sector de los pequeños agricultores arruinados solo pueden ser resueltas por la clase obrera y su aliado fundamental en el campo: los trabajadores agrícolas
Los agricultores ganaron las rutas de casi toda la Unión Europea y tienen en vilo a todos los gobiernos de la región, haciendo escuchar su bronca, bloqueando rutas, acampando en las rotondas, afectando con sus tractores el ingreso a las grandes ciudades como París. Este movimiento, que comenzó en Francia hace casi dos meses, se extendió como reguero de pólvora y aún hoy continúa. Llegó a Alemania, Bélgica, Países Bajos, Italia, Irlanda, Hungría, España, Grecia, Polonia y Rumania y también a Suiza.
La bronca se está haciendo oír hasta en la puerta misma de la sede de la Unión Europea en Bruselas donde este 26 de febrero se discutía qué medidas podían votar para apaciguar esta situación.
Incluso en Francia, en El salón de la agricultura, Macron tuvo que salir corriendo a cobijarse de los agricultores que habían invadido el recinto, cuando estaba en una reunión con los sindicatos del sector. Los chiflidos, los insultos y “Macron dimisión” se hicieron escuchar con toda fuerza, mientras los agricultores hartos de que no se les dé una solución se enfrentaron con la policía antimotines. A los dos días los productores de leche invadieron esta exposición en reclamo de los bajos precios que obtienen por su producción lechera.
En Polonia, hace meses protestan por la cantidad de productos ucranianos que saturan su mercado interno y socavan su ingreso. Llegaron a detener a unos 3.000 camiones ucranianos y abrieron algunos vagones que contenían grano, volcándolo sobre la ruta, lo que provocó, al otro lado de la frontera en Ucrania, una contra protesta.
Situación similar enfrentan en el Estado Español por los bajos precios de las mercaderías venidas de Marruecos y en Grecia también protestan por la competencia desleal de los productos ucranianos y contra las normas que impone la Unión Europea.
Es que la crisis afecta a todo el sector agrícola-ganadero, pero, a no dudarlo, no será la gran burguesía agraria la que la pague, sino los pequeños productores arruinados que sufren por el encarecimiento de la producción a baja escala y por las regulaciones ambientales impuestas por la UE. Ni hablar de los obreros agrícolas que son brutalmente explotados en el campo.
La crisis de Maastricht golpea al sector agrícola
La Unión Europea atraviesa una crisis fenomenal. La disputa interimperialista no da sosiego. Provocando la guerra en Ucrania, Estados Unidos privó a Francia y a Alemania de la compra de petróleo y gas barato y de su comercio con Rusia y dejó a la UE debilitada en la economía mundial, desorganizando su mercado, incluso rompiendo el eje franco-alemán.
Ahora, EEUU, con sus transnacionales, Monsanto y Cargill, retira por los puertos del sur de Ucrania y también por Polonia, todas sus materias primas como trigo, cereales y alimentos de todo tipo con los que inunda Europa a bajos precios. Ya en 2022 Ucrania fue proveedor del 52% del maíz a Europa y también fue el primer proveedor de sorgo.
Esto arruina, esencialmente, a los pequeños productores que no pueden competir dado sus altos costos de producción y las normas que la Unión Europea les impone para poder producir.
Además, en Europa los productores rurales reciben subsidios de la UE por superficie sembrada, es decir que se benefician esencialmente los que siembran trigo, girasoles, cereales. Pero los que hacen cultivo intensivo, productores de ciertas frutas, verduras y los cultivos orgánicos realizan mucha inversión en pocas hectáreas, necesitan más insumos y mano de obra y no son tan beneficiados por esos subsidios. En España los grandes fondos de inversores aprovechando la desmoralización y las quiebras de pequeños y medianos productores, compran y acaparan grandes extensiones de tierra para dedicarse a este tipo de cultivos que, con gran tecnología, les asegurará una ganancia de más del 10%.
Al mismo tiempo, la guerra en Ucrania, las disputas en Medio Oriente, en particular en el Mar Rojo generadas por la masacre sionista al pueblo palestino, agudizan esta crisis pues aumentan los precios, sobre todo de los traslados y de combustibles entre otras mercancías.
Debido a la inflación, al aumento de los precios de la electricidad y del combustible, los consumidores compran los productos más baratos y los pequeños productores están siendo llevados a la ruina. Su nivel de vida ha bajado notoriamente y trabajan muchísimas horas, a veces a pérdida, con el agravante de que los bancos los ahogan con el cobro de deudas.
De esto se trata la enorme crisis agraria que está en curso en la Europa imperialista y que también alcanza a los países de Europa Oriental.
No debemos olvidar que a fines del siglo XIX y principio del siglo XX, la burguesía en Inglaterra liquidó su agricultura porque era mucho más barato proveerse de carne, cereales y alimentos del mundo semicolonial, rumbo que hoy la burguesía imperialista europea y sus lacayos del Este Europeo han iniciado, lo que dejará en total ruina a sus agricultores. Y esto se ve en los acuerdos que la UE quiere firmar con el Mercosur. Francia fue impulsora de este pacto, pero el levantamiento de los agricultores le impidió llevarlo a cabo. Hoy no poder concretarlo, le implicará soportar un alto costo interno y la debilitará en su ofensiva por el mercado mundial.
Es que, en Francia, que viene de ser expulsada por movimientos antiimperialistas de sus ex-colonias del África Subsahariana, Macron se vio obligado a recortar los gastos del estado e intentó quitar el subsidio a la producción agropecuaria. Luego de haberle robado la salud, las jubilaciones y el salario a los trabajadores, ahora ataca a su propia base social, a la pequeño-burguesía agraria, que con subvenciones sostuvieron durante décadas a los gobiernos imperialistas.
Esta situación es la que llevó a la actual sublevación de este sector en los países europeos.
Se agudiza la disputa interimperialista entre Estados Unidos y la Unión Europea
Otro aspecto clave de la enorme crisis agraria en Europa es que los tesoros de los estados, agotados y saqueados por el capital financiero para salvar su crisis, ya no son suficientes para subsidiar a sus productores agrícolas.
Es más, la premura de Francia, Alemania, España, Italia de firmar el pacto de la UE con el MERCOSUR es para conseguir alimentos y productos agroganaderos a un precio un millón de veces más barato y también porque es el canal para que las potencias imperialistas europeas puedan entrar de lleno en las disputas con EEUU por las fuentes de materias primas clave que necesitan, como litio, gas, cobre y demás minerales, como consta en el acuerdo de libre comercio firmado por Europa con Chile estos días.
Como ya dijimos, Inglaterra que dominaba los mares y el mercado mundial a principios del siglo XX, decidió liquidar su producción agrícola puesto que se abastecía de sus colonias. Y a la vez esto le permitía abrir los mercados de las mismas para colocar sus productos.
Una de las demandas de todos los agricultores de la UE es que no aceptan la importación de ganado del MERCOSUR porque según ellos "aumentan los gases contaminantes", cuando en realidad es porque esa importación lleva y llevaría a la ruina a decenas de miles de ellos.
El imperialismo y los monopolios saquean y moldean según sus necesidades los mercados de las colonias y semicolonias y organizan la división mundial del trabajo según su conveniencia. Pero a la vez, como sucedió con EEUU y su avanzada brutal en China a fines del siglo XX y principios de este siglo, debilitan a grado extremo su propio mercado interno y crean allí nuevas contradicciones y choques de clases.
El sistema capitalista imperialista mundial es como un perro que se muerde la cola. Empuja aquí y allá a sectores de la economía mundo mientras que destruye e inutiliza las fuerzas productivas de la mayoría del planeta.
Las direcciones reformistas y stalinistas separan a la clase obrera de las clases medias arruinadas del campo y la ciudad
Los agricultores ven a los productos venidos de Ucrania como “competencia desleal” puesto que se les hace imposible competir con sus costos de producción. Esto lleva a un sentimiento nacionalista cada vez más fuerte. Así, vimos en Polonia la protesta de los agricultores que bloqueaban la frontera con Ucrania al grito de “Somos nosotros o ellos”.
En esta división se montan los partidos ultraderechistas para levantar un programa de aislacionismo, de cierre de fronteras, incluso de salida de la UE. Tal como lo plantea Marine Le Pen en Francia.
Y si esto es posible, es porque las direcciones de la clase obrera de toda Europa, en particular con corrientes stalinistas a la cabeza de las centrales sindicales más importantes, dejaron librados a su suerte a los trabajadores ucranianos en su guerra de liberación nacional para que sea aplastada por Putin y saqueada por el imperialismo yanqui y el FMI. Y así dividieron las filas de la clase obrera país por país. El rol siniestro de las direcciones traidoras con la guerra ucraniana, dejó aislada a esa nación que se aproxima a una derrota en su lucha de liberación nacional con Putin ocupándoles territorio y con los yanquis saqueándoles los alimentos, el gas y los minerales.
Al mismo tiempo, la burocracia sindical y la aristocracia obrera le ataron las manos al proletariado impidiéndole intervenir en la actual crisis agraria con una estrategia independiente al servicio de todas las clases oprimidas. La pasividad de las centrales sindicales de toda Europa dirigidas por una burocracia traidora, frente a las demandas de los pequeños productores arruinados y la de los obreros agrícolas, no es más que el apoyo de esas direcciones sindicales a sus propios gobiernos imperialistas.
Los renegados del trotskismo como los Anticapitalistas, que hace tiempo dejaron de luchar por que el proletariado se haga del poder, hoy ante semejante crisis agrícola plantean para Francia y toda Europa que se garantice “precios mínimos remunerativos para los productos agrícolas a escala de la Unión Europea. Pues así se garantizará los mismos derechos para todos y una producción agrícola dirigida hacia la calidad en circuito corto y la satisfacción de las necesidades... ¡en lugar del mercado y la libre competencia!”. Y proponen que “los salarios sean indexados por la inflación (…) y existe dos ocasiones de expresarlo por medio de la huelga y manifestación: el 8 de marzo en la huelga feminista contra la violencia y el 19 de marzo en la jornada de huelga de la inter sindical de los empleados públicos.” (NPA: L’Anticapitaliste - 697 - 29/02/2024)
Desde Solidaires, central obrera que influencian, no plantean unificar las sentidas demandas de la clase obrera, que está luchando sector por sector, con la de los obreros agrarios y la de los pequeños productores arruinados, organizando una huelga general que le ponga el pie en el pecho al Maastricht imperialista, en momento que éste atraviesa una crisis fenomenal.
Dividen a la clase obrera de las clases medias empobrecidas sumidas en la desesperación y las dejan a merced de la burguesía. Le exigen reformas al capitalismo en crisis, cuando éste ya no puede dar ninguna dádiva ni siquiera a su propia base social. Y desarma a la clase obrera ante la terrible ofensiva imperialista. ¡Una verdadera catástrofe!
La clase obrera debe dar una salida a los pequeños productores arruinados y evitar que sean la base del fascismo
La burguesía agraria se salvará pactando nuevos acuerdos de exención de impuestos o subsidios con el gran capital, sus gobiernos y regímenes y seguramente aumentará la concentración de capitales en el campo.
Es imperioso que el proletariado europeo a través de sus organizaciones intervenga rápidamente en esta crisis y se gane y acaudille a la clase media arruinada del campo y la ciudad, o lo pagará muy caro.
Si no, con la separación de las clases medias lo que vendrá es el fascismo. Este azuzará a las masas con la ruina que impone el capital financiero, contra la clase obrera y en particular contra los inmigrantes, culpándolo de sus males. ¡No podemos permitirlo!
Los obreros agrícolas tienen un gran peso en la producción agraria, son quienes trabajan en los colectivos agrícolas y ganaderos y son los más atacados por la inflación y la carestía de la vida. Ellos tienen las mismas demandas que el conjunto de la clase obrera. Derrotar el gasolinazo y los problemas de miles de pequeños productores es luchar contra la carestía de la vida y la inflación.
Pero a su vez, la clase obrera es la única que puede resolver el problema del pequeño productor agrícola empobrecido dándole electricidad y gasoil baratos. Tal como lo hicieron en Francia los trabajadores de las empresas de energía proveyeron de electricidad a los barrios obreros durante el combate contra el ataque a las jubilaciones, los obreros de las refinerías en las grandes petroleras imperialistas podrían hacerle llegar gasoil barato al pequeño productor arruinado.
¡No hay tiempo que perder! Estamos ante una alternativa de hierro: revolución o fascismo y guerra
Con la cruel guerra de Ucrania, con el saqueo de las potencias imperialistas en todo el mundo, con masacres como en Gaza, lo que está en juego es el derrumbe de Maastricht.
La contraofensiva imperialista avanza con guerras y fascismo. En el mundo semicolonial, el saqueo que está planteado hoy no deja margen para el parlamentarismo ni para gobiernos de demagogia barata. Lo que está al orden del día son los frentes populares que desorganizan a las masas, el fascismo, la contrarrevolución y el genocidio.
Esta catástrofe a nivel internacional solo la puede impedir el proletariado con la victoria de la revolución. Si no, vendrá el fascismo y se generalizará la guerra. Esta es la alternativa.
Los trabajadores deben ganar las calles con un programa independiente para recuperar sus conquistas y acaudillar a los pequeños productores agrícolas arruinados
El proletariado tiene una solución para superar esta situación. Empezando por la expropiación de los bancos bajo control de sus trabajadores, allí está la plata para condonar las deudas de los agricultores empobrecidos y darles préstamos baratos para que puedan producir. ¡Nacionalización bajo control obrero de todo el capital financiero, de ese 1% de parásitos que saquea todo el planeta!
La lucha por granjas colectivas con la enorme tecnología de los países imperialistas dará las mejores condiciones, bajo un gobierno revolucionario de obreros y soldados rasos, a los pequeños productores agrícolas arruinados.
Contra el aumento del gasoil y los alimentos, la inflación y la carestía de la vida: ¡hay que expropiar a los grandes monopolios de alimentos, sin pago y bajo control obrero de los grandes grupos económicos!
Por salario y trabajo digno para todos de acuerdo a la canasta familiar; para recuperar las jubilaciones; por 35 horas de trabajo semanales para toda la clase obrera europea hay que pelear por:
¡UN CONGRESO OBRERO CONTINENTAL!
Que organice una lucha decisiva contra las burguesías imperialistas de Maastricht y unifique las demandas de la clase obrera, empezando por las de los inmigrantes, y las de los agricultores arruinados de todo el continente.
¡Hay que parar el genocidio del pueblo palestino!
¡Fuera el carnicero Putin de Ucrania!
¡Abajo el traidor Zelensky que entrega Ucrania a la OTAN y la UE!
La clase obrera europea tiene la obligación de liberar a sus hermanos de clase en las semicolonias y colonias saqueadas por las potencias imperialistas europeas, de lo contrario jamás podrá liberarse a sí misma.
¡Fuera las empresas imperialistas saqueadoras de África, Asia y Latinoamérica!
Antes de que sea tarde:
¡Que la crisis la paguen los capitalistas y los banqueros!
Fuera el Maastricht imperialista, la OTAN y demás verdugos de los pueblos oprimidos.
Por los Estados Unidos Socialistas de toda Europa.
Ana Negri y Luisa Campos |
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