RUSIA - 4 de julio de 2018
En la Rusia de Putin, el gendarme del imperialismo y masacrador de las masas sirias…
MIENTRAS LOS TRABAJADORES GANAN LAS CALLES EN DEFENSA DE SUS JUBILACIONES, SALEN A LA LUCHA LOS OBREROS DE LA ACERÍA “OCTUBRE ROJO”
Putin, fortalecido en su rol de gendarme de los pueblos de Eurasia tras masacrar a las masas siras junto al perro Al Assad, a cuenta del imperialismo, está aplicando un ataque contra el conjunto de la clase obrera rusa, que es la envidia de cualquier burgués.
Tras 4 años de recesión (2014- 2017), la economía del ex Estado obrero está en crisis, producto de las sanciones comerciales y embargos que le impuso el imperialismo, por la caída de los precios del petróleo y los 1.200 millones de dólares en armamento que el imperialismo le hizo pagar en la guerra en Siria. La guerra comercial mediante la cual las potencias imperialistas se disputan, por ahora, los mercados y las zonas de influencia, y a Rusia y China en particular, profundiza la crisis. La llamada “guerra del acero” golpea de lleno en Rusia y Putin busca descargar los costos de la crisis sobre las masas para que sean estas las que paguen.
Putin es la mejor garantía que tiene el imperialismo para pasar sus ataques contra la clase obrera rusa, como quedó demostrado con la masacre llevada a cabo por este sicario a cuenta del imperialismo contra los trabajadores sirios que se levantaron junto a las masas del Magreb y Medio Oriente contra el hambre y la opresión; y el sometimiento y la entrega de la revolución en el Donbass con los pactos de Minsk, dejando a Ucrania partida, desangrada y saqueada por el imperialismo. Es que estas acciones del sicario Putin en contra de la revolución internacional, crean mejores condiciones para emprender mayores ataques contra los propios trabajadores rusos.
Un enorme botón de muestra de esto es que ahora buscar imponer una reforma en el sistema de pensiones para elevar la edad de las jubilaciones de 55 a 63 años para las mujeres y de 60 a 65 años para los hombres (que con la esperanza de vida que hay en Rusia implica que más del 40% jamás podrá jubilarse). Este encarnizado ataque provocó el odio del conjunto de los trabajadores y explotados que ganaron las calles en defensa de sus jubilaciones. Y aunque no pudieron manifestarse en Moscú y San Petersburgo, porque allí el gobierno ha prohibido las protestas por la Copa del Mundo –y esto lo garantiza con represión y cárcel-, Putin no pudo impedir que las movilizaciones fueran masivas en decenas de otras ciudades del país como Komsomolsk, Omsk y Jabárovsk.
Mientras tanto, El ataque que la patronal de “Octubre Rojo” lanzó contra los trabajadores, con despidos, suspensiones, rebaja salarial y salarios impagos, confirma que la crisis llegó a la industria armamentista rusa. Esto no es menor, ya que Rusia es el segundo exportador de armas convencionales del mundo, pero tiene una baja productividad del trabajo debido a la falta de inversiones.
El 7 de junio, en Volgogrado (antiguo Stalingrado), los trabajadores de la acería “Octubre Rojo” se indignaron y se declararon en huelga ante la reducción de sus salarios. Desde hace meses la patronal ya venía retrasando los pagos de salarios y los flexibilizó dividiéndolos entre una mitad fija y otra variable constituida por primas que dependen del nivel de ingresos de la empresa.
La Dirección de la fábrica, usó la orden gubernamental de detener o reducir la producción siderúrgica durante el Mundial de Futbol y desde el 25 de mayo al 25 de julio queda detenido completamente el horno de arco eléctrico Nº 2, cuyos trabajadoares quedan en condición de suspensión y sus salarios reducidos a la mitad. Solo siguen trabajando los sectores que producen aceros especiales para la industria de armamento, como el acero de blindaje para los carros de combate “Armata”, pero sus trabajadores solo cuentan con la promesa de recibir dos tercios de salario, pasando de 22 mil rublos a 15 mil rublos (unos 240 dólares) porque la empresa alega que no obtuvo ganancias en mayo. Y adicionalmente hay en marcha un plan de despido masivo que amenaza a más de tres mil empleos entre un total aproximado de 5200 trabajadores.
Ante estos ataques al salario, más de 1.500 trabajadores que se hallaban en la fábrica, iniciaron la huelga diciendo ¡No trabajaremos por unos centavos! Y emplazaron a la Directiva de la fábrica: “o nos devuelven nuestro dinero regresando los salarios a un nivel normal, o mañana todos los trabajadores no vendremos a trabajar”. Pero la burocracia sindical expropió la huelga -a la cual ellos ni siquiera habían convocadoy redactó un petitorio al gobierno de Putin con el fin de sembrar falsas ilusiones en los trabajadores de que sus derechos serán defendidos por ese gendarme del capitalismo en Eurasia.
En la Rusia de Putin se lleva adelante el ataque más brutal a la clase obrera, con obreros que no cobran su sueldo como en Zimbabwe, con una flexibilización laboral peor que la que quiere imponer Macri en Argentina y un plan para robarse la caja de jubilaciones aumentando la edad de retiro. Y como si esto fuera poco, el 23 de enero de 2016 con una devaluación del 50% la burguesía le arrebató la mitad de su salario a la clase obrera. Y hoy, el salario mínimo de los trabajadores rusos está en U$165, apenas por encima del de los obreros ucranianos, quedando entre los peores pagos de Europa. Así la situación de la clase obrera de Rusia es comparable con la de los obreros de las colonias y semicolonias.
Pero los trabajadores están dando muestras de que pueden y quieren luchar por sus derechos, incluso a pesar de que en toda Rusia la oligarquía de Moscú ha impuesto un régimen de terror donde imperan la censura, la prohibición y represión de las huelgas y hasta por portar un cartel de protesta en la calle, se puede ir preso y ser procesado judicialmente.
Esta huelga de los obreros de Octubre Rojo es una muestra más de la tendencia a entrar en combate de los batallones centrales del proletariado de los ex estados obreros, como los trabajadores de la Renault de Rumania que en 2009 se levantaron al grito de ¡Queremos cobrar como los trabajadores de la Renault francesa!, o como los mineros de Ucrania que fueron su destacamento más avanzado que se levantaron en defensa de sus puestos de trabajo al grito de ¡Queremos que vuelva la URSS!
Los trabajadores del metal necesitan unir sus fuerzas en toda Europa para enfrentar la guerra de las trasnacionales imperialistas. El proletariado necesita a la clase obrera rusa que una vez más está llamada a jugar un rol decisivo en la arena de la lucha de la clase obrera mundial.
“OCTUBRE ROJO”: UNA ACERÍA HISTÓRICA
La acería “Octubre Rojo” que está ubicada en la ciudad de Volgogrado, fue llamada así en honor a la revolución proletaria rusa. Sus trabajadores participaron destacadamente en dicho acontecimiento histórico, tal como el resto de los trabajadores metalúrgicos rusos.
Durante la invasión nazi, sus trabajadores formaron destacamentos voluntarios para defenderla y la fábrica se convirtió en escenario de los más cruentos combates de la batalla de Stalingrado. Después de la guerra, esta fábrica fue reconstruida y se convirtió en la segunda acería de Rusia por volumen de producción ayudando decisivamente en la reconstrucción de la URSS.
Pero la ex burocracia estalinista que restauró el capitalismo, devino en nueva burguesía, y entregó la URSS poniendo la economía a los pies del FMI y el Citibank, privatizó esta y muchas otras fábricas.
Actualmente “Octubre Rojo” es propiedad de Dimitri Gerasimenko, un burgués de origen ucraniano que, al participar en los negocios de la industria de armamentos y de la producción de tubería para el transporte del gas ruso a la Europa imperialista, está ligado a la oligarquía de Moscú.
JACOBO GARCÍA
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