El régimen bolivariano:
un bonapartismo feroz apoyado en las bayonetas de los generales
Nicolas Maduro y Diosdado Cabello
En Venezuela, el hundimiento de la nación y los choques entre las clases acabaron con los últimos vestigios de “democracia” en el régimen de la Constitución Bolivariana.
Maduro y los generales, aterrorizados por el fantasma del Caracazo, impusieron un bonapartismo policíaco contra las masas. Las disputas entre los de arriba terminaron de barrer hasta la más mínima apariencia de “democracia”.
La Asamblea Nacional de la MUD y la Constituyente bolivariana, los tribunales, los fiscales generales, etc. son todas instituciones fantoches, totalmente vacías. Allí no se decide nada. Todo se discute y se resuelve en el Estado Mayor de las FF.AA. bolivarianas y en la Embajada yanqui.
Venezuela sólo tiene dos salidas: el imperialismo impone el coloniaje, apoyado en las bayonetas de las FF.AA. bolivarianas contra las masas, o la clase obrera, acaudillando a las masas explotadas, aplasta a los generales, derrota a la burguesía y toma el poder. No hay lugar para ninguna democracia burguesa. Las dos opciones son un bonapartismo feroz o la instauración de un gobierno provisional revolucionario obrero y popular.
Es que para quedarse con el petróleo venezolano, el imperialismo norteamericano deberá vencer la resistencia de las masas, que fueron sometidas a condiciones de hambruna y barbarie inauditas, pero que aún no han sido derrotadas.
Por eso necesita establecer el régimen más reaccionario y bonapartista posible para aplastar a las masas, sea con los bolivarianos o sea con la MUD. Este régimen será mil veces más brutal que el de Maduro y la casta de oficiales, porque estará bajo el mando directo de la Casa Blanca y las bases militares del Pentágono en Colombia.
Pretender democratizar la República Bolivariana con una Asamblea Constituyente sin destruir la casta de oficiales, como hacen los renegados del marxismo del tipo PSL (UIT), LIT o PTS de Argentina, es una utopía reaccionaria.
La única posibilidad de conquistar una democracia íntegra y efectiva para las masas explotadas es desarmar a los generales asesinos y demoler todas las instituciones del régimen bonapartista archirreaccionario de la Constitución Bolivariana. Sólo el triunfo de la revolución socialista y la instauración de un Gobierno Provisional de obreros y campesinos pueden garantizar la ruptura con el imperialismo y la liquidación de la gran propiedad de la tierra a manos de la oligarquía, las grandes tareas democráticas en toda nación oprimida. Sin ello no habrá jamás ninguna democracia para el pueblo.
Este gobierno es inclusive el único que podrá garantizar una Asamblea Constituyente verdaderamente libre y soberana, porque no estará bajo la tutela de la banca imperialista y los generales de las FF.AA.