Palestina - 5 de julio de 2020
Ante una región convulsionada con los levantamientos contra el hambre en Líbano e Irak, al grito de “que caigan los regímenes”, y la vuelta a las calles de las masas sirias en Damasco, el imperialismo prepara un duro golpe…
¡Paremos la ofensiva del imperialismo y su gendarme sionista sobre el pueblo palestino y todo Medio Oriente!
¡Por la destrucción del Estado sionista-fascista de Israel!
¡Por una Palestina libre, laica, democrática y no racista desde el Río Jordán hasta el Mar!
¡No a la Ley César de sometimiento de Siria al imperialismo!
¡Fuera Bashar Al Assad, Putin, Erdogan y todas las tropas invasoras!
¡Palestina, Siria y Magreb y Medio Oriente, una misma intifada que sea la tumba del imperialismo y su agente fascista sionista de Israel!
La crisis al interior de la bestia imperialista se exacerba día a día. El asesinato de George Floyd fue el detonante que desató la furia de la clase obrera en el corazón del país norteamericano. En la nación más rica, millones de pobres ganan las calles contra el gobierno de Trump, su policía asesina y sus políticas exteriores.
Esto ha sido un duro golpe para los planes de EEUU frente a los conflictos en el exterior en los que venía interviniendo. Sobretodo en el Magreb y Medio Oriente, en donde la caída del precio del barril de petróleo, la pandemia del Covid-19 y la enorme carestía de la vida debido a un desplome general en las monedas de la región ha lanzado una vez más a las masas a las calles.
Las demandas volvieron a ser las de las revoluciones del 2011, las cuales para nada han sido resueltas. El hambre sigue azotando a las masas, y los regímenes totalitarios locales siguen oprimiendo a las masas bajo las peores formas de dictaduras. Pequeños atisbos de “democracia” que hubo en países como Túnez o Egipto solo fueron un rodeo para volver al fascismo. Por eso las masas ganan nuevamente las calles. Tanto en Líbano, como en Irak, Irán, y sobretodo en Siria, las masas siguen saliendo a las calles con la consigna “el pueblo quiere la caída del régimen”, en este último amenazando incluso la estabilidad del gobierno del perro Bashar al Assad.
Ante esto, el imperialismo sabe que tiene que actuar. Pero la posibilidad de una intervención directa del imperialismo en Siria particularmente se ve aun más remota de lo que ya era. Es que su propia clase obrera no lo deja ir a nuevas aventuras militares. De hecho la forma en que EEUU venía manejando la situación era por medio de las conferencias de Ginebra, Sochi y Astana, es decir, por medio de pactos contrarrevolucionarios en donde Rusia, Irán y Hezbollah hacían el trabajo sucio, mientras que Turquía y la burguesía sunnita controlaban la revolución “desde adentro” posando como aliados. Así, con sus agentes, a fuerza de bombazos, fuego, miseria, hambre y engaños venían golpeando la revolución siria, uno de los eslabones de la cadena de revoluciones de Medio Oriente del 2011 que más lejos había llegado.
Ahora EEUU necesita derrotar la revolución hasta el final, corriendo a sus agentes del medio y volviendo directamente. Pero se encuentra lidiando con un levantamiento dentro de sus mismas fronteras, lo que le pone un enorme límite a sus intervenciones.
Es por este motivo que larga, como manotazo de ahogado, la aclamada “Ley César”, una ley votada en el senado yanqui a fines del 2019 donde se proponen “juzgar en Siria a todo aquel que siendo parte del régimen basharista haya cometido crímenes de guerra”, así como también buscan delimitar de forma tajante el apoyo de Rusia, Irán y Hezbollah al gobierno sirio. Esta maniobra, avalada por la burguesía sunnita, es una artimaña del imperialismo para sacar a las masas de las calles con falsas promesas, preparando un escenario propicio en el que no se descarta una nueva oleada de bombardeos sobre los explotados y refugiados sirios que se nieguen a aceptar el plan de transición y no se rindan. Quieren derrotar la revolución siria hasta el final, buscando estabilizar la región para futuros negocios de reconstrucción del país post guerra.
El imperialismo busca la vuelta de su gendarme sionista como dispositivo de dominio clave en Medio Oriente
En una carrera contrarreloj contra el desarrollo de nuevos levantamientos, y limitando a sus agentes, Estados Unidos parece haber optado por devolverle de manera contundente el poder de fuego a su gendarme en la región, el estado sionista fascista de Israel. El avance de la contrarrevolución en Magreb y Medio Oriente y la política de la OLP, Hamas y también de la izquierda mundial separando la causa palestina de las revoluciones en la región fueron favoreciendo al sionismo. Es que más y más masacraban a la clase obrera de Siria, Irak, Líbano, peor le iba a las masas palestinas pues más y más masacraba y ocupaba el sionismo a esta nación.
El reconocimiento de Trump de Jerusalén como capital del estado fascista y el plan de anexión del 30% de Cisjordania (llamado “el acuerdo del siglo") que busca el sionismo son solo alguno de los indicios que demuestran que Estados Unidos se juega a defender sus negocios en Medio Oriente por medio de su gendarme.
Pero para ello busca legitimar a esta bestia asesina de palestinos. Es por ello que han largado una campaña para hacer pasar a los victimarios como victimas, proponiendo una ley en los congresos de las naciones capitalistas, que condena duramente a quien ose reclamarle al Estado sionista de Israel que deje de masacrar palestinos, bajo el rótulo de “antisemitismo”, comparando una queja o demanda al Estado de Israel como si fuese un insulto de carácter racista, fascista o nazi. Es claramente una maniobra que busca darle más poder de acción directa a Benjamin Netanyahu en pos de los gigantes y millonarios negociados del imperialismo yanqui en todo el Magreb y Medio Oriente.
Una izquierda a los pies del sionismo y los planes contrarrevolucionarios del imperialismo
Lo bochornoso de esta situación es que atrás de los gobiernos y parlamentos burgueses se han alineado los partidos y las direcciones de las organizaciones de izquierda.
En el caso particular de Argentina ha salido a la luz una situación sin precedentes en donde dos partidos que dicen ser de izquierda y defender la causa palestina han votado de manera consciente a favor de una ley que favorece al sionismo y su política de hacerse pasar por víctima cuando son los victimarios. Luego de 8 días de haberla votado y defendido a capa y espada, debido a las enormes críticas que recibieron por parte de miles de militantes sociales honestos, tuvieron que rectificarse y dieron excusas falsas.
Pero ya ha quedado todo claro. Se les ha caído la careta. No nos extraña, ya que son partidarios de la política de “los dos estados” que proponen como solución “más viable” al conflicto en Palestina. Ellos reconocen de una forma u otra el derecho a la existencia de Israel, avalando así la masacre inaudita que viene llevando a cabo el sionismo desde hace 80 años sobre la nación palestina. Renunciaron -o bien nunca fueron parte- a la lucha por la destrucción del Estado sionista-fascista de Israel.
Reconocer las instituciones del estado sionista, plantear que allí hay una “clase obrera israelí” que también tendría derecho a la vivienda y un sindicato fascista como es la Histadrut, o inclusive reivindicar a la izquierda sionista es querer dar crédito a supuestas instituciones democráticas que flotan sobre los litros y litros de sangre derramada de los explotados parias palestinos quienes despiertan día a día con la idea de luchar para volver a sus hogares usurpados, destrozados, demolidos por una nación inventada y sostenida en sus inicios por Stalin y el imperialismo inglés.
Levantar una política de dos estados o un “estado binacional" es condenar a la confinación de guetos a los palestinos y reconocer a un estado gendarme del imperialismo como legítimo, un estado que se basa en el libro religioso de la Tora para fundamentar su existencia.
Esta es la izquierda sirviente del sionismo, la misma que salió a condenar el “extremismo islámico” y gritaba “el enemigo es el Estado Islámico” salvándole la espalda al perro Bashar y al carnicero Putin que le hacían el trabajo sucio al imperialismo de masacrar a las masas, la que está proponiendo reconocer un estado religioso como legítimo.
Lo mismo para quienes plantean que el pueblo palestino debe tener derecho a la autodeterminación, como si no fueran ya una nación ocupada y como si el sionismo fuera una nación opresora y no un ocupante.
Se trata de una izquierda que en definitiva reconoce una supuesta “nación israelí”, cuando no estamos más que ante un estado artificial, un enclave que el imperialismo creo para imponer un gendarme en la región. Es un estado impuesto sobre la base de la masacre y ocupación del pueblo palestino, expulsándolo de sus hogares. Sus habitantes son colonos ocupantes, que deben obligatoriamente hacer 3 años de servicio militar y luego ser reservistas en las unidades asignadas, a donde deben presentarse cuando son llamados. Allí no hay una nación, sino un ejército como brazo del imperialismo para someter al pueblo palestino y a las masas de Medio Oriente.
Hay corrientes que afirman que hay allí una nación solo por el paso del tiempo, porque hay nacidos hijos de colonos trabajando. Pero el transcurso del tiempo no le da legitimidad a ese enclave imperialista. Todo lo contrario, hace inclusive más grave la ocupación de la tierra. Los que siguen viviendo allí, descendientes o no, están en las casas y tierras arrebatadas a los palestinos.
La burguesía palestina, garante de los “2 estados"
Los principales garantes de los dos estados dentro del territorio palestino es la burguesía palestina. Ni hablar de la OLP, que reconoce abiertamente al estado sionista, firmó los acuerdos de Oslo y llena sus cárceles de luchadores del pueblo palestino contra el sionismo. Pero también Hamas, sin reconocer abiertamente a Israel, en los últimos años han dicho que lo que buscaba era una Palestina con las fronteras de 1967.
Ahora dicen que harán juntos un bloque para enfrentar las anexiones. Pero esto es porque lo que en todo caso evitan es un mayor avance del sionismo y ser ellos los que administren los bantustanes en donde está hoy confinado el pueblo palestino como parias en su propia tierra. No buscan para nada una ofensiva total contra el sionismo por su destrucción y por volver a recuperar el territorio que fue ocupado.
No unen a todo el pueblo palestino para este combate ni menos que menos a las masas de Medio Oriente, de cuyas revoluciones han separado al pueblo palestino. Como en Siria, donde plantearon que los palestinos debían ser neutrales para tener también el apoyo de Al Assad, el cual masacró a miles de palestinos del campo de refugiados de Yarmouk mientras no disparó un solo tiro contra el sionismo (ver recuadro). Y, como dijimos más arriba, más y más se masacró la revolución siria, más y más se fortaleció el sionismo.
¡Por la destrucción del Estado sionista-fascista de Israel!
El sionismo, como brazo del imperialismo, avanza. Sus cárceles se llenan de presos palestinos. Encierran a niños de 12 años y mujeres embarazadas solo por querer impedir que destruyan sus hogares. Siguen los bombardeos sobre la Gaza cercada que no se rinde.
¡NI ESTADO BINACIONAL, NI DOS ESTADOS! PALESTINA ES UNA SOLA, DESDE EL RIO JORDAN HASTA EL MAR, CON CAPITAL EN JERUSALÉN. ¡CERO MARGEN DE RECONOCIMIENTO AL SIONISMO Y SUS INSTITUCIONES!
¡ABAJO LOS PACTOS DE SOSTENIMIENTO DE ISRAEL FIRMADOS POR LAS BURGUESÍAS DE LA REGIÓN, COMO EL DE CAMP DAVID DEL 78 Y EL DE OSLO DEL 93!
SI HAY OBREROS EN ISRAEL QUE QUIEREN PELEAR CONTRA EL SIONISMO, QUE SE PASEN DEL LADO DEL PUEBLO PALESTINO CON SUS ARMAS, QUEME SU PASAPORTE, SUS PAPELES Y DEJE SUS HOGARES Y SE LOS DEVUELVA A SUS VERDADEROS DUEÑOS. Tienen que afiliarse a los sindicatos palestinos y luchar con las masas palestinas y sus métodos y organizaciones CONTRA EL ESTADO SIONISTA FASCISTA.
¡Por la destrucción del estado sionista-fascista de Israel! ¡Por una Palestina libre, laica, democrática y no racista, que solo puede ser garantizada por un gobierno obrero y campesino! ¡Asamblea nacional palestina de toda Gaza, Cisjordania y toda la diáspora!
¡Hay que volver al camino del 2000, recuperando las armas para el pueblo palestino para enfrentar al sionismo genocida y su ejército!
Es un deber de la clase obrera internacional rodear las embajadas yanquis y del Estado Sionista y echar a patadas al cónsul donde sea que tengan una oficina de representación. En particular, los trabajadores norteamericanos sublevados, tienen en sus manos la posibilidad de paralizar la maquinaria de guerra y golpear desde adentro a la bestia imperialista que financia al sionismo. Ellos, junto a los obreros franceses que con los Chalecos Negros siguen ganando las calles, son los grandes aliados de las masas palestinas.
Es una misma pelea contra el ocupante, que triunfará con una revolución, como parte de la cadena de revoluciones que sacude Magreb y Medio Oriente. En toda la región, ¡una misma intifada!
Comité Redactor del periódico “La Verdad de los Oprimidos” |
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Llevada a cabo por Al Assad, como perro guardián del sionismo a cuenta del imperialismo
La masacre de Yarmouk: el aplastamiento a las masas sirias y palestinas sublevadas
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