21 de diciembre de 2015
Un presente para los trabajadores condenados de Las Heras,
desde las mazmorras sionista fascistas
De parte de Shireen Issawi
Shireen Issawi le hace llegar regalos elaborados por sus propias manos por todo el trabajo y lucha constante que viene llevando adelante por la libertad de los presos políticos del mundo, en especial por la libertad de ella, sus hermanos Medhat y Samer Issawi y por los más de 7000 presos palestinos.
Me despido de Tareq y Leila los padres de Shireen, Medhat y Samer Issawi, y me dicen que la próxima vez me quedó 3 o 4 días con ellos, “después se verá si seguís viaje para Cisjordania”. Nos agradecen por el trabajo que venimos llevando adelante, por las llamadas telefónicas que hacemos desde lejos, por el apoyo incondicional y por estar siempre presentes.
La casa ubicada en la parte final del barrio Issawiya (Jerusalén este), tiene un jardín bellísimo, veo que Tareq sigue cuidando muy bien de él. Salgo un momento y Tareq sale conmigo. Me dice que extraña mucho a sus hijos, pero en especial a Shireen y que espera que para este 24-12 tener buenas noticias en la sesión del tribunal, “por lo menos saber una fecha que la liberan”. Ya va para casi dos años de cárcel. Es indudable que Shireen era el alma de la casa, y su ausencia se hace sentir. Leila Issawi, la madre, está mejor de salud, los médicos le dijeron que su “problema” es el stress, pero Tareq sabiamente dice: “No puede contra esto, es ante todo MADRE”. Ambos esperan con ansias el 24-12 o a la próxima sesión en la corte que es a mediados de enero. En teoría debería de ser sentenciada porque se cumplen los dos años de detención administrativa, pero Tareq aclara: “con estos uno nunca sabe lo que puede pasar”.
Me cuentan que ellos, más la mujer de Medhat son los únicos que pueden ir a visitar a sus hijos, ni sus hermanos pueden ir. En su caso, todas las semanas –tres veces por semana- hacen entre 4 y 5 horas de viaje en colectivo para llegar a la cárcel, cada una de las cárceles (una para Shireen y otra para Medhat y Samer) ubicadas en la palestina ocupada, más las revisaciones poco agradables en los puestos de seguridad de las cárceles, además de la espera de que traigan a los luchadores detenidos para que vean a sus familias, que la mayoría de las veces es por horas. Esto es lo que vive esta familia, como ejemplo, para visitar a sus hijos y seres queridos encarcelados.
Me dicen que siempre le hablan, en especial a Shireen, de las cosas que hacemos, y le cuentan que estoy acá de visita: “Shireen les ha enviado unos obsequios, que ella hizo con sus propias manos desde la cárcel. No sabes lo bien que hace manualidades”. Me sorprendí, pero al mismo tiempo me emocioné mucho. “El honor de pelear junto a ustedes es nuestro. Sin la unidad de todos, la liberación de cada uno será más difícil”.
Había llevado unas bufandas y pañuelos para ellos (Samer, Medhat y Shireen) y escribí rápidamente una nota agradeciendo los obsequios, diciéndole que esto se lo haría llegar a los que pelean junto a ellos, a los que pelean por la libertad de los presos del mundo, a los trabajadores condenados de Las Heras (Argentina), que ellos lo guardarán en sus corazones para siempre.
Los abracé fuertemente a los dos agradeciéndoles por todo y por haberme abierto las puertas de su casa y su corazón, esperando fuertemente, regresar pronto a Palestina pero esta vez con Shireen ya de vuelta en su casa y en libertad.
P.P.
Corresponsal del Organizador Obrero Internacional |