Qalandia-Cisjordania. La mitad de esta ciudad es un campo de refugiados, que pertenece a Jerusalén este, la otra mitad es parte de Cisjordania, es una localidad pegada a Ramallah, la capital de Cisjordania. Esta pequeña ciudad está rodeada por el muro del Apartheid, el muro de los guetos donde las fuerzas sionistas aterrorizan a los palestinos, ya sea desde los puestos de control (check points), tirando gases lacrimógenos entre 5 y 6 veces por día sin ningún motivo y hasta entrando al campo o la ciudad armados completamente y asesinando a algún palestino que viva por esta zona. Qalandia es uno de los sitios más combativos, es así porque conviven con la ocupación y las consecuencias que esta trae.
Se sabe la noticia que entregará el cuerpo de una joven, Hadeel Awwad, de 15-16 años asesinada en Jerusalén por los soldados sionistas. Se espera el funeral para las 4 de la tarde pero empieza a las 6. Todo Qalandia estaba reunido en la calle principal de esta ciudad, esperando el momento que traigan a la mártir y poder hacerle el funeral y despedirla.
No hay palabras para explicar la bronca que se siente, el odio y la injusticia. El hermano había sido asesinado hace más de un año, en un tiro en la cabeza, lo dejó por 9 meses en coma y luego murió. Hace más de 26 días que esta joven compañera había sido asesinada con 7 tiros desde el pecho a la cabeza. Sus familiares, su madre, sus seres queridos tuvieron que esperar por 26 DIAS para poder despedirse de ella. Poder despedirla como un mártir que peleaba como podía contra la ocupación sionista fascista de Israel, esos verdaderos asesinos que hacia menos de dos años se había llevado a su hermano, a ella, y solo en este viernes de ira a 4 palestinos más (lo que da un total desde octubre hasta acá de más de 125).
Un joven que está en el funeral me explica: “Esto es todos los días, mi mejor amigo fue asesinado, mi hermano estuvo arrestado y a mí me dispararon en total 7 veces. Nosotros queremos nuestra tierra, queremos poder trabajar, queremos poder vivir; son ellos los que no nos dejan. Porque nos tenemos que irnos de acá, si esto es nuestro.”
Con su ayuda que me iba traduciendo al inglés me iba explicando lo que iba pasando. La camioneta con el cuerpo de Hadeel llega a la concentración. Ya era de noche. El cuerpo es cargado por sus seres queridos y todos se movilizan unas 3 cuadras hacia el Muro de la ocupación. Van agitando varias consignas, una de ellas es “Vamos a vengar la sangre de nuestros mártires” y se maldecía contra Israel (no me quisieron decir que se decía, eran malas palabras). Banderas de diferentes partidos políticos (de Hamas y Fatha) se flamean, pero ante todo se ven las banderas palestinas.
Luego nos damos media vuelta, y nos dirigimos a la mezquita. Allí sus seres queridos rezan y la despiden. Luego llegamos al centro de la movilización y este joven me dice que muchos de ellos van a ir cerca del puesto de seguridad. Vamos todos juntos, eran cientos de jóvenes que solo querían expresar su rabia. Este joven me explica: “No es solo la ocupación, la ocupación significa para nosotros los shebab (jóvenes) que no tenemos trabajo, no podemos estudiar, no podemos divertirnos, no hay un solo parque-plaza en Qalandia para que los chicos jueguen, si queremos movernos de ciudad en ciudad tardamos horas. Ahora todos dicen que los musulmanes somos terroristas, somos del ISIS. Todo eso es mentira, el ISIS no es islamista. Nosotros sólo queremos tener una vida en nuestra palestina.”
Llegamos al puesto de control, rápidamente con gomas de autos se prenden fuego. Esto nos ilumina un poco el camino. Todos los jóvenes se unen y empezaron a tirarles piedras a la torre de control, estábamos a campo abierto y no teníamos nada para hacernos de escudo. Se usaban los pocos autos que pasaban para protegernos. El ejército de ocupación tiro bombas de gases lacrimógenos y balas de gomas apuntando a la juventud. Dos de ellos son heridos, la ambulancia tarda en llegar así que varios de ellos cargan al primer herido y se van aproximando al centro de la ciudad para acelerar que este sea llevado al hospital por la ambulancia.
En un descanso y en el medio de la humareda de los gases lacrimógenos varios jóvenes me rodean y le piden al muchacho que me ayuda que nada me pase y traduciendo que me digan que “esto es nuestro, no nos van a sacar de nuestra tierra, no nos iremos”.
La “generación de Oslo”, se los llama así a los jóvenes, nacieron o crecieron viendo como estos acuerdos se desarrollaban en Palestina. La realidad hoy, por más que los partidos políticos de la OLP al interior de Cisjordania y todos sus amigos de los diferentes partidos de izquierda a nivel internacional diga que el problema son los asentamientos y que la solución de dos estados es posible pero con las fronteras del 67, todos saben que es vivir en una verdadera cárcel a cielo abierto. Todos saben que cuando te revelas, las fuerzas sionistas te encarcelan y asesinan.
La noticia en el medio de la pelea llega, un palestino de una localidad cerca de Nablus –Senjil- fue asesinado, el cuarto de esta jornada de ira que sacudió toda Cisjordania y Gaza, dejando decenas de heridos. No tengo los datos de los 4, solo de dos de ellos: uno joven de 21 años de Gaza y Nash`at Asfour de esta ciudad cerca de Nablus.
Hay un sentimiento de unidad. En Gaza y en Cisjordania se pelea contra el estado sionista de Israel. Los que combaten son los jóvenes palestinos sostenidos por las familias trabajadoras, madres, padres y hermanos de los mártires y de la mayoría de los presos. Ellos no aceptan los dos estados. Las burguesías y gobiernos de la región se hacen los desentendidos, como lo han hecho con el pueblo sirio; o directamente apoyando a Assad en su genocidio.
Todos, y en Qalandia en particular, tienen el “sueño” de regresar a su ciudad, regresar a Jerusalén. Entre traducciones y chistes pienso, su tarea es destruir el estado sionista fascista de Israel. Sabiendo que esto es imposible ante todo sin la unidad de los que resisten en Siria, Yemen y Líbano, y en particular sin la ayuda de la clase obrera mundial, sería una pelea casi imposible de llegar a la victoria. En la barricada la cuestión es clara: ellos no pelean junto a ningún dirigente de ninguna de las organizaciones que dicen representarlos. Esto se ve en toda Cisjordania, en Hebrón, Nablus, Qalandia y un largo etcétera. Pelean solos y como pueden, tienen su energía y su valor. Hoy tuve el honor de combatir con ellos, juntos pudimos sacarnos un poco la bronca y el odio. La resistencia, no solo en Palestina, se desarrolla y esta es parte de ella.
Pamela Parson
Corresponsal del Organizador Obrero Internacional |
El pueblo de Qalandia lleva sobre sus hombros a la compañera Hadeel Awwad, el grito no es otro que “¡Muera el estado fascista de Israel!”
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