Con decenas de bomba de humo, Terracota ha iniciado una ruptura abierta con las mejores tradiciones del bolchevismo y la IV Internacional
Nuevamente trotskismo versus stalinismo
Camarada Jorge:
Usted ha enviado dos nuevas minutas. Pero aún seguimos esperando su posición programática que parte del presupuesto de que no existe ni ha existido ninguna comisión o equipo especial sobre las cuestiones morales en las organizaciones revolucionarias.
En sus minutas, usted ha desparramado entre 10 y 20 cuestiones metodológicas que a su vez abren otras 500 discusiones. Creemos que esto es un error al inicio de una discusión, donde hay que definir primero las posiciones programáticas. Esto oscurece el debate concreto que está en cuestión y no ayuda a clarificarlo. Es más, sobre varias cuestiones metodológicas, políticas o lingüísticas nosotros podríamos hablar horas o escribir páginas y páginas. Pero ello sería una charca que no clarifica el nudo de la diferencia que está en cuestión. Es que usted parte de la premisa de que son los Comités Centrales, los Comités Ejecutivos y las direcciones políticas los que resuelven las cuestiones morales al interior de una organización. Esa es la discusión. ¿Es este su programa para que podamos debatirlo en profundidad?
Usted tiene tan confundidas las cuestiones políticas y las cuestiones morales y de principios en el marxismo, que confunde, para dar un ejemplo, una diferencia política sobre el programa de Tosco en los ’70 con un ataque moral al mismo. Es decir, criticar a Tosco y a su política sería una infamia moral. Lea usted lo que ha escrito al respecto.
Tosco fue un gran luchador de ese período y simpatizante del Partido Comunista argentino. Usted, con la excusa de que lo buscaba la Triple A o de que estuvo preso, ante una crítica política a Tosco y su corriente arma una verdadera amalgama afirmando, insistimos, de que se lo está acusando moralmente. Esta posición suya limita a todo marxista serio de poder plantear ningún debate político sobre las posiciones de las distintas corrientes en los ’70. Teniendo este método, estaríamos invalidados de hacerle todo balance político al PST que, a decir verdad, jugó un rol heroico de combate regando de sangre la clase obrera argentina, más allá de sus errores políticos que nosotros ya hemos debatido con total claridad.
Esta posición suya impide plantear que Tosco junto a Piccinini, sostenidos por el Partido Comunista, Montoneros y el PRT-ERP que ya se había pasado al campo del castrismo, en una asamblea en Villa Constitución del año ’74, en pleno Villazo, sostuvieron la posición contraria al PST. Este último, en un plenario de más de 2.000 delegados y comisiones internas, afirmaba que había que poner en pie urgente una Coordinadora Nacional que centralizara a todas las coordinadoras regionales y provinciales. Todo militante del PST en los ’70 podrá recordarle las dos consignas que se agitaron en un estadio de Villa Constitución en esa asamblea: el PST, que llevó más de 700 delegados, con su consigna de “Llegó la hora de la Coordinadora” y Tosco, Piccinini, el PRT-ERP y Montoneros con su consigna de “No rompan más las bolas con la Coordinadora”. Eso definió dos estrategias en la vanguardia del proletariado en los ‘70.
Plantear esta diferencia política para usted es una difamación. Bastaría leer los periódicos del PST sobre esta asamblea, donde se denuncia esta cuestión, para acusar también al PST de difamador. Pero los debates no se ganan con mística y golpes de efecto. Acá no hay ninguna acusación moral contra Tosco, sino una diferencia política sobre el rol de las Coordinadoras. Insistimos, no hay ningún ataque a su moral de clase ni a su conducta intachable de luchador clasista. Inclusive, reivindicamos la del Turco Alac, dirigente del Choconazo y también miembro del Partido Comunista.
Este es un ejemplo de su programa frente a las cuestiones morales: usted las usa como golpe de efecto para dirimir cuestiones políticas. Relea lo que usted ha escrito al respecto y verá que no exageramos su posición.
Como vimos en el ejemplo anterior, su método de mezclar las cuestiones políticas con las morales vuelve imposible todo debate. Todo se ensucia. Por eso, le insistimos, estamos esperando su posición programática que se desprende de lo que usted afirma: que son los organismos políticos los que definen las cuestiones morales de los militantes en el movimiento revolucionario.
En sus minutas usted realiza todo tipo de caracterizaciones de sus oponentes, pero nosotros nos inclinamos por lo que nos enseñara el camarada Trotsky. Estas se realizan al final del debate. Por lo menos, ese es nuestro método, que intentamos sacar como lecciones de las luchas fraccionales al interior de la IV Internacional, y no lo vamos a cambiar. La caracterización de Trotsky del carácter pequeñoburgués de la fracción de Burnham y Shachtman en la lucha tendencial al interior del SWP en 1940, la define una vez que se han clarificado los programas y que se ha realizado el debate.
Leemos y releemos nuestra correspondencia con usted y no vemos que nadie le haya planteado que usted es un traidor que ha cristalizado como stalinista. Lo que sí criticamos es que su programa se aproxima rápidamente hacia allí.
No le hemos planteado aquello porque nadie opina eso al inicio de esta discusión. Lo único que le hemos discutido en debates políticos-personales que pudimos observar y que usted ratifica, es que usted tenía una POSICIÓN sobre esta cuestión, producto y como consecuencia de la degeneración del movimiento revolucionario… No vemos ningún ataque a sus posiciones que no sea político. Se están discutiendo sus posiciones, es decir, sus ideas, no una caracterización moral sobre usted.
Usted está usando las cuestiones morales como escudo de defensa de sus posiciones políticas, tal como hiciera en la cuestión de Tosco. Eso es mezclar todo y eso ensucia todo debate entre marxistas.
Nosotros consideramos que las desviaciones en el programa y las tendencias al sectarismo o al oportunismo que tiene toda corriente marxista viva, son producto de la presión de fuerzas hostiles o bien, revolucionarias, de la clase obrera. Y todo el mundo tiene derecho a plantearlo, si considera que esto es así. Es que las ideas no caen del cielo como un “espíritu santo” que ilumina las cabezas, sino que vienen de la praxis del marxismo en la realidad concreta, donde se ha agudizado la crisis de dirección, se ha roto la continuidad de la IV Internacional y se ha liquidado la independencia política de todos sus partidos. Esta realidad influye diaria y cotidianamente sobre nosotros. Quizás sobre usted no, porque está inmunizado de por vida. No es nuestro caso.
Esta es la experiencia del bolchevismo que pasó por fases centristas, otras sectarias… El stalinismo no cayó del cielo. Surgió de presiones reales que lo moldearon.
Esta también es nuestra evolución: durante estos 30 años nos tuvimos que deshacer de miles de posiciones teóricas, políticas y metodológicas que arrastrábamos de la degeneración de la IV Internacional y su capitulación al stalinismo. Por ejemplo, cuando aún estábamos en el MAS, durante años compartimos la tesis stalinista de Nahuel Moreno sobre “revolución democrática”. Esas tesis fueron producto de una presión concreta: del peso del stalinismo durante la postguerra. Y aclaramos que no consideramos que Moreno fue stalinista.
Recibir una crítica a sus posiciones políticas y de ahí sacar la conclusión de que se lo está atacando de enemigo del proletariado, no solamente no es correcto, sino que le impide al oponente discutir libremente con usted y tener las opiniones políticas que considere pertinentes de sus posiciones políticas o de otras que estén en debate. Cuando nosotros hablamos de cuestiones morales nos referimos, como ya le dijimos, a los principios de toda conducta proletaria en el movimiento revolucionario. Por ejemplo, no delatar a los compañeros en la tortura, no corromperse ante la patronal y el estado, etc., etc. Es gravísimo si queda en manos de una dirección política la resolución de estas cuestiones de moral y de principios, puesto que esta podría utilizarlas en toda lucha fraccional, como hizo el stalinismo.
Nosotros no vamos a aceptar que usted les imponga ninguna mordaza ni ultimátum a nuestros militantes que entran al debate, como usted no la tiene y como nadie la debe tener.
Si hay alguien que acusa a su oponente de ser stalinista pero de Stalin, es decir, contrarrevolucionario, es usted. Basta ver sus notas contra nosotros. Con esta cuestión debe cesar rápidamente para poder avanzar en esta discusión.
Usted es un dirigente de muchos años, viene del MAS, fue parte de su equipo del periódico, discutió con muchísimos dirigentes del trotskismo argentino. Usted no es ni un compañero de base, ni un compañero nuevo. Basta ver todos sus trabajos y cómo se define usted así mismo en cada polémica, para darse cuenta de que usted es un dirigente de muchos años, de una enorme experiencia política.
Victimizarse como un “cuadro de base aplastado” era la demagogia que hacían todos los cuadros del MAS, incapaces de dar toda lucha política seria contra su dirección cuando realmente había que darla.
Estamos frente a un debate delicado puesto que la “hipótesis”-programa que usted comienza sosteniendo y que está investigando es sobre cuestiones fundacionales y de principios de nuestra organización. Es como ir a una iglesia y plantear: “estoy investigando si Dios existe”. Aclaremos que por lo menos, la investigación parte para demostrar que Dios no existe.
Es tan democrática nuestra corriente que inclusive le da a usted la posibilidad de convencernos sobre esta cuestión fundamental de principios, que hace a nuestra fundación. En esta época de crisis en la continuidad del movimiento marxista, consideramos oportuno debatir todas las cuestiones que hacen a sus principios. Esperamos convencerlo.
Acusarnos de tener métodos stalinistas y de ser brutales con usted, está fuera de lugar puesto que no se condice con la realidad. Le propusimos editar sus conclusiones en el Boletín Interno de la próxima Conferencia Internacional de la FLTI y no ha respondido al respecto.
Usted tampoco responde a la cuestión que le planteamos en nuestra nota sobre si hubiera participado o no en el Tribunal Moral de la IV Internacional de la posguerra en defensa de Hansen, de Napurí, de Varga o ya en el siglo XXI, de Bacherer y de Pico Muzzio, que marcaron hilos de continuidad de la IV Internacional en defensa de la moral de clase a partir de la muerte de Trotsky.
Tiene a su disposición el trabajo sobre la “Crisis de la sección francesa” donde las cuestiones morales con su dirigente Molinier ocuparon un lugar muy importante de la construcción de la IV Internacional en los ’30, como verá en una cita que reproducimos al final de esta carta. Molinier fue expulsado por la Comisión Moral de la sección francesa y dicha resolución fue reivindicada por el Secretariado Internacional de Trotsky, Cannon, etc.
Un partido revolucionario se trata de “gente organizada alrededor de un programa”, al decir de Trotsky.
Vamos a atenernos a un debate serio. Nuestro programa al respecto está escrito. Queremos saber cuál es el suyo para poder publicarlo en el período pre-Conferencia en el segundo semestre del año en nuestro Boletín Interno.
Usted, como personalidad socialista, inclusive tiene un grupo de Facebook donde interviene políticamente y de forma independiente con respecto a muchas posiciones nuestras.
Es más, en la sección de Columnas de Opinión de nuestra página web, hemos publicado duras críticas de usted hacia nuestra corriente. Creemos que esa política de nuestra organización es totalmente democrática, fraternal y principista. Si caracterizáramos que usted es un stalinista traidor o contrarrevolucionario, pierda cuidado que no tendríamos esta relación que mantenemos con usted.
Muchas veces una diferencia surge en sus inicios de forma confusa y por qué no, virulenta. Es una obligación de todos los que intervenimos en él, conquistar las mejores condiciones para buscar la verdad.
Nosotros hemos visto hasta amenazas de agresión física por parte suya, pero lo consideramos hasta ahora un exabrupto que desde ya, nos imaginamos que habrá retirado. ¿O no? Pues eso sí sería de una violencia inusitada como la que Lenin discutía contra Stalin en su testamento.
Debemos impedir todo incidente que no permita desarrollar un debate limpio entre revolucionarios. Por nuestra experiencia, toda corriente de derecha en el movimiento trotskista comienza toda batalla que emprende creando incidentes. Inclusive ha pasado con escisiones que hemos tenido de algunos camaradas que han vuelto a sus orígenes políticos por ejemplo, al MAS de los ’80 en su programa y concepciones. Estamos hablando de gente que llegó a la brutalidad de acusarnos de matar a nuestro dirigente obrero más importante, como es el caso de la provocación que montó Marcial y un oscuro personaje expulsado hace años de nuestras filas por nuestra Comisión Moral. Luego, ellos quisieron ponernos a nosotros en el banquillo de los acusados. Unos desfachatados políticos. Son ellos los que deberían sentarse en el banquillo de los acusados por calumniadores y difamadores. Esa posición equivale y toma las peores tradiciones del healysmo que desde Inglaterra acusó públicamente a Hansen de haber permitido el ingreso de los agentes de la KGB que asesinaron a Trotsky en Coyoacán.
Una inmundicia que no la queremos ni a 10.000 kilómetros cerca de nuestras filas. Aquí ya entra la posición de Trotsky de su moral y la nuestra, es decir, de separación absoluta de esa corriente.
Esta gente así terminó: en el frente “anticuarentena”, con una mano atada a la RCIT, una corriente pro-sionista que defiende un “estado binacional” en la Palestina ocupada, y la otra mano junto a los nuevos “libertarios” que de vez en cuando marchan al Obelisco en Buenos Aires.
Es muy sano para nuestro organismo que está vivo desprenderse de estos elementos, que por más que amenacen con hacer 20.000 discusiones públicas, jamás lo hicieron. Es que son corrientes de derecha que nunca hicieron un aporte político-programático al movimiento marxista y ni hablar a nuestra corriente mientras estuvieron en ella. A diferencia de los partidos reformistas, aquí son las alas derecha las que quedan por fuera del movimiento y no los revolucionarios.
Cada vez que nos desprendemos de estos elementos, logramos seleccionar nuestros cuadros, ajustar nuestro programa y dar saltos cualitativos en luchar por reagrupar a la crema de la crema del proletariado internacional. Y esto fue y es así porque toda tendencia que ha surgido a nuestro interior, que fueron muchas, ha tenido y tiene todo el derecho político a expresarse programáticamente.
Cualquier observador de la experiencia de nuestros más de 20 años de combate podrá ver que estos desprendimientos que tuvimos jamás dieron ninguna batalla política y programática en la LOI-CI. Y como usted también podrá ver, las escisiones que hubo en la FLTI a nivel internacional sí fueron duros debates y luchas políticas programáticas y delimitaciones claras, inclusive sobre cuestiones morales.
La historia del bolchevismo es la historia de la lucha de tendencias y fracciones a su interior. A las alas derecha burocráticas esto les aterra, cuando en realidad es lo que purifica al movimiento.
En eso estamos, muy lejos de la experiencia del MAS de los ‘80, que en su proceso de descomposición liquidó toda moral de clase a su interior y entre sus militantes, y no registró ninguna lucha seria de tendencias y fracciones, salvo alguna que otra excepción. Eso se “resolvía con “triunfos” tácticos electorales con los cuales sometían a sus militantes.
El MAS y su “Comisión Moral”, como usted sabe perfectamente, jamás juzgaron el ataque que hizo la seguridad de ese partido a palazos limpios contra los militantes de la regional La Plata del PTS en el ‘89, enviando a 50 obreros, con sus mujeres y sus hijos al hospital. Los militantes del MAS miraron para otro lado. Es que ya habían sido llevados a una brutal descomposición política que los llevó a romper con todo principio moral: obreros no resuelven sus diferencias políticas con otros obreros a los palazos, sino en debate ante las masas. Después de eso a la base del MAS le pareció “natural”, “táctico” y una cuestión política, que su dirigente Zamora le llevara flores a los milicos asesinos de La Tablada que venían de rociar con fósforo blanco a los compañeros ya desarmados.
Esta fue una atrocidad inmoral solamente comparable con la inmundicia que significó grabar las conversaciones político-personales que tenía la dirección de la TBI de ese momento con la dirección del MAS, que las publicó luego sin aviso. Un método de las fiscalías burguesas y sus jueces. Es que ningún marxista permitiría la publicación de sus discusiones privadas y personales sin su autorización ni firma. Con este método de la dirección del MAS, se liquidaría toda deliberación democrática de los militantes revolucionarios, de sus equipos, en su lucha cotidiana, porque en el medio de la elaboración tienen derecho a corregirse, a cambiar, a mantener su posición. Lo que cuentan son las resoluciones que se votan y el programa que se defiende públicamente.
Los dirigentes de nuestra corriente que pasaron por la experiencia de ser cuadros importantes del MAS, tuvieron que hacer un balance público y una caracterización de sus capitulaciones y adaptaciones durante su estadía en dicho partido para así educar a una nueva generación de revolucionarios.
Esto también se expresa en nuestros estatutos, que tanto le han chocado: que los cuadros provenientes de las corrientes traidoras de la IV Internacional se integran a nuestros equipos o como simpatizantes sin derecho a voto por 5 años. Ello es un orgullo de nuestra corriente, que tiene todo el derecho, como diría Lenin, a delimitar sus fronteras y a seleccionar sus hombres para pelear por este programa. Esto lo hacemos en Congresos y son resoluciones de los mismos. Este punto del estatuto ha regido para usted. Estuvo años dentro del MAS y debe demostrar ante la base de nuestra organización que realmente ha superado esa descomposición de la cual proviene.
Vistas sus últimas minutas, nos queda una inquietud: ¿usted pretende que toda la FLTI se paralice en las miles de tareas y obligaciones que tenemos para discutir su punto que fue discutido por nuestra corriente durante 30 años y que a su vez es una “duda” o una “hipótesis” como dice afirmar ahora? Eso no va a suceder. Escriba su programa. Ya le hemos acercado todos nuestros materiales al respecto y desde ya, le volvemos a insistir, que tendrá a su disposición nuestro Boletín Interno de Discusión.
Antes de terminar, una última cuestión o inquietud que le queremos plantear.
Tenemos que conquistar una relación sana en este debate. Es que por momentos usted se coloca como un profesor que está por encima de todos los mortales. Habría consultado a una historiadora especializada y a un psicólogo del lenguaje, para debatir nuestras posiciones. Por supuesto, que si ellos no están interiorizados en los debates al interior del movimiento trotskista y en la dialéctica de los mismos, serían bastante irresponsables si opinaran al respecto.
Es como si Lenin hubiera llamado a un grupo de “expertos” con psicólogos, psiquiatras, semiólogos, etc. para discutir las lecciones de la ruptura del marxismo ruso en 1902 y hubiera escrito con ellos el más grande balance que se hiciera de ese Congreso, como fue “Un paso adelante, dos pasos atrás (la crisis de nuestro partido)”. Es que el materialismo-histórico y dialéctico es el único que, como método científico, puede interpretar los debates al interior del movimiento marxista, inclusive las palabras utilizadas en el mismo.
Usted también nos trae a cuenta a Erick Pernett, que habría descubierto unos 500 errores alrededor de su lectura de El Capital. Quizás sea un aporte interesante pero la cuestión son los errores de contenido. Conocemos muchos debates, sobre todo de las alas socialdemócratas que utilizaron el idioma alemán para revisar a Marx y al marxismo durante décadas. Astarita es un ejemplo abierto de ello.
Una cuestión importante sobre esto la vimos alrededor de las lecciones centrales de la Comuna de París que se definían alrededor de una palabra, que cambió y ajustó todo el marxismo a finales del siglo XIX y principios del siglo XX alrededor de si “sustituir” o “destruir” la maquinaria del estado. No creemos que ningún lingüista, seguidor de Lacan o estructuralista se hubiera dado cuenta de este “detalle” y “palabra” que significó la ruptura de la II Internacional, con Lenin y Rosa Luxemburgo en un bloque contra Kautsky, Hilferding, etc., puesto que esta “palabra” definía las lecciones de la Comuna de París, a propósito de la teoría del estado y la dictadura del proletariado.
Por otro lado, usted ha hablado con un tal Esteban, un docente de literatura, semiótica y semiología, pero que a todas luces es un ignorante de los durísimos combates y luchas políticas con los cuales se forjó el marxismo. El método de Esteban no tiene nada que ver con el materialismo-histórico. Pero usted lo ha consultado como “experto”. Y el tal Esteban le ha respondido. Ha fijado una posición sobre una parte del texto, no sobre toda la polémica. De eso se trata la bancarrota del pensamiento burgués que inficiona la conciencia de las grandes masas con conocimientos parciales para que estas no se eleven al todo, es decir, al sistema para destruirlo.
La verdad es que hay que ser aventurero o curandero, como el señor Esteban, para intervenir sobre frases sueltas de una lucha política, separadas del contexto y de las cuestiones del marxismo puestas a debate. Y hay que ser un irresponsable político como usted para debatir al interior del movimiento revolucionario metiendo a profesionales burgueses liberales en la discusión. Es de un pacifismo atroz tratar así a una corriente revolucionaria.
Pero analizando su informe sobre la consulta que le hizo a este tal Estaban, la respuesta que este le da sobre la “descalificación”, es como responder que cuando llueve, cae agua. Es que en toda lucha política y programática se trata de demostrar lo incorrecto de la posición del contrario hasta convencerlo o ser convencido. Para el semiólogo pequeñoburgués, eso es “descalificar”. Cualquiera que lea sus minutas y la lucha política que usted ha establecido, utilizando citas de Lenin, de Trotsky, de semiólogos, historiadores, lingüistas y psicólogos contra nosotros, verá que usted intenta descalificar por incorrecta nuestra posición. De eso se trata la lucha política. Pero lo que el semiólogo y demás profesionales liberales jamás podrán entender, es que aquí buscamos la verdad para los obreros de vanguardia y que en los debates al interior del movimiento revolucionario, está en juego el futuro de la clase obrera, que seguramente a estos intelectuales les importa un bledo. La liberación de los trabajadores, será obra de los trabajadores mismos.
Si las discusiones en el marxismo se pudieran resolver a través de los cientistas, psicólogos, semiólogos, epistemólogos e inclusive genetistas o arqueólogos, estos seguramente ya hubieran resuelto la crisis del marxismo, cruzado por miles de luchas políticas, traiciones y adaptaciones y corrupción por parte de la burguesía de las capas altas del proletariado.
Los marxistas, los revolucionarios, utilizamos lo más avanzado de las ciencias modernas. Inclusive, la psicología de las masas que en la guerra es un instrumento muy importante. Pero lo hacemos los revolucionarios, basados en el materialismo-histórico y no en “grupos de expertos”, puesto que al decir de Lenin, estos serían conformados por la fusión de la inteligentzia marxista con la inteligentzia obrera.
En su respuesta usted hace un aporte a propósito de la relación de Trotsky con la Comisión de Control del Partido Comunista de la URSS que lo expulsó en 1926. Trotsky le responde al PCUS, como usted correctamente plantea: “Si fuérais verdaderamente una Comisión Central de Control, vuestro deber sería poner término a esta campaña inmunda, miserable, repugnante, en una palabra: staliniana”.
Para el camarada Trotsky y para todo historiador serio, el PCUS tenía una importante Comisión de Control que resolvía sobre cuestiones morales, que luego fue utilizada por el stalinismo contra el trotskismo, incorporando inclusive como apéndice de la misma a psiquiatras que justificaban “científicamente” el envío de los trotskistas y disidentes a la Lubianka y manicomios, acusándolos de “locos”.
La IV Internacional en vida de Trotsky retomó esta tradición histórica del bolchevismo, como sucedió en sus secciones nacionales. A mediados de los ’30, Trotsky desde el Secretariado Internacional y Cannon que atendía a la sección francesa en Europa, desarrollaron una dura discusión contra Molinier que utilizaba sus negocios personales para ejercer presión financiera e imponer su política en la liga francesa.
Trotsky, en una carta al Buró Político del 11 de julio de 1936, debatiendo sobre esta cuestión, plantea: “la experiencia de la Communne y la actitud de Molinier, después del más lamentable fiasco de su aventura traicionera, prueba en su misma esencia que no hay nada en común entre él, por un lado, y nuestros principios, política, métodos y reglas de moral revolucionaria, por el otro. Nada en común. El hecho mismo de que la organización entera esté obligada a ocuparse a cada instante de Molinier y no de cuestiones que son infinitamente más importantes, muestra la incompatibilidad de este con la organización revolucionaria”.
Y Trotsky continúa: “Esta no es una cuestión de asuntos de negocios en sí misma. Es una cuestión sobre todo de la política de presión financiera en su propia organización. El hecho ha sido establecido más allá de toda discusión y la Comisión de Control lo ha confirmado formalmente”.
Esperemos que esta carta le sea de colaboración para desarrollar sus posiciones y críticas.
A partir de esta experiencia de Trotsky y Cannon y de la sección francesa y desde la experiencia por la negativa del stalinismo, que utilizó la amalgama, la calumnia, la detención física y la persecución contra los trotskistas y disidentes a partir de los organismos políticos, usted podrá comprender los estatutos de la LOI-CI que le hemos hecho llegar.
Es que a partir del año 1914 con la apertura de la época de crisis, guerras y revoluciones, ha comenzado asimismo, al decir de Lenin, la escisión del socialismo. Una capa de las aristocracias y burocracias obreras fueron corrompidas y usadas por la burguesía como fuerza de choque contra el proletariado. Cambió así drásticamente la relación entre política, principios y moral proletaria en el movimiento marxista y en toda la clase obrera mundial. Lo invitamos a estudiar el marxismo del siglo XIX, para que vea que, pese a las durísimas batallas políticas, las diferencias de Marx y Engels con Bakunin, Blanc, Lasalle, Proudhon, etc. no se resolvieron ni con amalgamas, ni con calumnias, ni con persecución física, ni con piquetazos en la cabeza. El proletariado en sus capas altas aún no había sido corrompido y las cuestiones de honor y de moral proletaria fueron la base de fundación del marxismo y de todas las corrientes obreras del siglo XIX.
Le recordamos que usted, aun siendo simpatizante de nuestra organización, apeló para que la Comisión de Control de nuestra organización dirima una cuestión moral sobre usted cuando un simpatizante nuestro lo atacó moralmente con gente de afuera de la organización. Este simpatizante salió a defender a su señora (ambos psiquiatras), que no tiene nada que ver con nuestra corriente y le largó a usted una calumnia infame.
Usted recordará que la Comisión de Control de la LOI-CI investigó este caso y expulsó inmediatamente de nuestras filas al simpatizante en cuestión. Una resolución principista sobre una cuestión moral. Es que más allá de toda diferencia política y provenga de quien provenga el ataque, a la moral de los revolucionarios se la defiende, tal como a los trabajadores frente a la patronal, cuestión que todo obrero con una mínima conciencia de clase puede entender, exigir y ejercer.
Insistimos, hagamos un esfuerzo por despejar toda esta polvareda y este humo que se ha levantado y vayamos a lo central que está en cuestión.
Quedamos a su disposición para canalizar y organizar este debate.
Paula Medrano, Rafa, Toty y Sofía
Por el Comité Ejecutivo Internacional de la FLTI
PD: Tenemos que canalizar este debate con usted puesto que se abrieron otras discusiones. Uno sobre el carácter del Histadrut y nuestra política de negarnos a trabajar en ese aparato paraestatal fascista. Y quedó también pendiente un debate abierto sobre su apoyo explícito al grupo San Isidro de Cuba, alrededor de lo cual hay diferencias, inclusive programáticas sobre la cuestión cubana.
Es innecesario recrear incidentes que solo impiden el debate político. |
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Acto de Izquierda Unida en Plaza de Mayo
El MAS abrazado al stalinismo en Izquierda Unida en el ‘89, mientras se le caían los cascotazos del Muro de Berlín en le cabeza
Congreso del MAS del 90´
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