Claudia Pafundi
Integrante de la Comisión de Trabajadores Condenados, Familiares y Amigos de Las Heras
“¡Somos una sola clase en todo el mundo!
¡Luchemos por encima de las fronteras!”
Queridos compañeros y compañeras, amigos…
Buenas tardes. Mi nombre es Claudia Pafundi, integrante de la Comisión de Trabajadores Condenados, Familiares y Amigos de Las Heras. Mi familia ha sido duramente golpeada por la represión y la cárcel.
Estamos muy emocionados por la enorme solidaridad que hemos recibido.
Se cumplen 7 años de la brutal condena a cadena perpetua. Pero no empezamos a pelear en 2013, ya son 14 años de una lucha incansable.
Fuimos parte, en el 2006 de una dura lucha de los trabajadores aquí en el sur de Argentina, en la Patagonia, contra las grandes petroleras imperialistas como REPSOL y PANAMERICAN. Nuestra lucha contra la flexibilización laboral y el impuesto al salario era parte de un reclamo generalizado de los trabajadores argentinos.
En aquellos años ganamos las calles, conquistamos la unidad de todos los obreros, en las rutas y en los piquetes y todo lo votábamos en asamblea, contra la propia burocracia sindical que inclusive entregó las “listas negras” con las que después nos encarcelaron, nos persiguieron y nos torturaron.
Pero los viejos dirigentes sindicales nos aislaron, nos traicionaron, nos cercaron. Vino la noche negra.
El gobierno que se vestía de “defensor de los Derechos Humanos” ocupaba nuestro pueblo con la Gendarmería, con los servicios de inteligencia y comenzaba una cacería de brujas, entraban a nuestras casas y se llevaban a nuestros compañeros como si fuesen delincuentes.
En el 2006, Las Heras vivió lo que la clase obrera Argentina sufrió en los ’70 con la dictadura de Videla.
Muchos compañeros estuvieron durante meses detenidos y seis fueron dejados como rehenes durante más de tres años para escarmentar a todos los obreros del país.
Luego de siete años llegó el juicio, las petroleras se tenían confianza, creían que tenían bajo su bota al pueblo de Las Heras. Pero se equivocaron.
En ese tribunal oscuro que sesionaba en Caleta Olivia, comenzó a llegar la luz de los trabajadores del mundo que comenzaban a rodearnos de solidaridad y le impedían a los jueces actuar a su antojo con nosotros. Desde Japón, desde Francia, desde Palestina, de Túnez, de Chile, desde Bolivia… Las Madres de Plaza de Mayo – Línea Fundadora, como Nora Cortiñas y Elia Espen, también llegaron al tribunal y sus pañuelos blancos que se volvieron de todos los petroleros y sus familias.
El tribunal de la venganza quería oscuridad y silencio para condenarnos y encerrarnos. Pero también nuestros valientes compañeros y compañeras comenzaron a decirles la verdad en la cara al tribunal de la venganza, que las declaraciones fueron arrancadas bajo tortura y que en las oficinas de Vialidad Provincial funcionaba un verdadero centro clandestino de detención.
Las Heras había perdido el miedo y ganaba las calles. Nosotros mismos con nuestras familias comenzábamos a recorrer el país y hacíamos conocer al mundo lo que estaba pasando. Querían condenar a cadena perpetua a obreros por luchar por sus derechos. Estuvimos en las luchas de los metalúrgicos, de los aceiteros, ante el cierre de fábricas de la carne como Paty. Recorrimos el país y nos abrazamos con todas las organizaciones obreras y antiimperialistas del mundo que enfrentan persecución, represión y cárcel con sus mejores luchadores.
Y el día de la condena llegó. El 12 de diciembre del 2013 el tribunal dictaba la sentencia, cuatro compañeros condenados a cadena perpetua, seis condenados a cinco años.
Pero al tribunal ya no llegamos solos, estábamos rodeados de la solidaridad y apoyo de centenares de organizaciones de trabajadores y de derechos humanos de Argentina, mientras los petroleros de Las Heras hacían paro.
Ya no estábamos solos, se tendía una red de solidaridad y apoyo en todo el mundo.
Por eso, si bien nos condenaron, aún seguimos en nuestras casas, luchando por nuestra absolución. Pero también sabiendo que nuestra libertad se conquistará profundizando la unidad por encima de las fronteras con cada preso, con cada perseguido, con cada obrero que se levante por sus demandas.
Somos padres y madres de la juventud chilena y de los 2500 prisioneros y prisioneras en las celdas de Piñera. Porque tenemos DIGNIDAD, luchamos junto a ellos. Somos un solo puño con las familias de los mártires, heridos y presos de Senkata que enfrentaron el golpe en Bolivia.
Porque somos hermanos de los obreros y campesinos pobres del Perú que son encarcelados por sublevarse contra los planes de hambre y miseria. Somos los 5000 presos políticos colombianos y familiares de los activistas asesinados.
Somos los refugiados y presos sirios, que se han levantado contra el asesino Al Assad y su socio Putin, con los cuales también luchamos juntos desde el primer día del juicio. Como así también somos compañeros de los presos políticos iraníes, que sufren brutales torturas e incluso siendo ejecutados por el régimen de los ayatolhas.
Nuestros hijos están presos en las cárceles de Grecia y no los dejaremos solos ¡Los queremos en libertad a todos! Con las familias y las viudas de los obreros de Marikana, asesinados por el gobierno de Sudáfrica, la Angloamerican y su policía asesina seguimos reclamando justicia por los 34 mineros.
Somos la familia de Alberto Santillán con el que lucharemos hasta que se haga justicia por la muerte de Darío y Maxi, donde hoy sus asesinos gobiernan junto a los que nos condenaron a perpetua y cárcel a nosotros. ¡Queremos justicia por Santiago y Rafa y también por Facundo Castro!
Somos padres y madres de los 43 estudiantes de Ayotzinapa ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos! ¡El Estado es responsable!
Sin ninguna duda ¡Todos somos George Floyd! ¡Las vidas negras importan!
En Argentina nos sentimos cada vez más rodeados por los trabajadores que entran en lucha en defensa de sus intereses, que son los mismos por los que luchamos hace 14 años y fuimos condenados hace siete años. Hoy se combate contra los despidos, contra la flexibilización laboral. Sindicatos como el del neumático, vuelve a la pelea por la misma demanda que levantamos en el 2006 en Las Heras: es una vergüenza y un oprobio que se le ponga un impuesto al miserable salario de un obrero.
Estamos rodeados de una enorme solidaridad de organismos de Derechos Humanos y organizaciones obreras. Este año también nos han hecho llegar su apoyo diputados de izquierda como Giordano y Laura Marrone, ex legisladora de Capital Federal.
Somos conscientes que este régimen infame necesita de más y más rehenes para extorsionar a la clase obrera apara que se rinda ¡Eso no pasará!
Luchamos por nuestra absolución, que vendrá de la mano de la libertad incondicional de los compañeros Sebastián Romero, Daniel Ruiz, César Arakaki, Dimas Ponce, Facundo Jones Huala, de los choferes de la Línea Este de La Plata, el desprocesamiento del compañero Alejandro Villarroel del Astillero Rio Santiago, y de miles de compañeros procesados por luchar.
Somos recibidos y nuestras familias son recibidas en todas las luchas, en las rondas de las Madres de Plaza de Mayo, en los aniversarios del asesinato de luchadores como Kostequi y Santillán… No estamos ya más solos ni solas.
Nuestra suerte está echada. Depende como nunca del resultado de la durísima lucha de los explotados contra sus verdugos, tanto en Argentina como a nivel mundial.
A las centenares de organizaciones que nos hicieron llegar su solidaridad, les queremos decir que cuenten con nosotros, incondicionalmente. Los consideramos a todos parte de nuestra familia y de nuestra lucha. Estamos a su disposición. Ya es hora de que le dejen hacer su vida a la juventud rebelde, a los trabajadores y los pueblos oprimidos que luchan por su liberación, que nos dejen de torturar en los campos de concentración y en las cárceles de los Estados asesinos.
Éramos un puñado aislados, hoy somos miles y debemos ser millones los que luchemos unidos contra los opresores, por la libertad de nuestros presos políticos y por nuestros mártires en todo el mundo.
Tenemos el mismo enemigo y somos una misma clase en todo el mundo
Así como fueron millones los que salieron a las calles por los mártires de Chicago, millones también los que salieron a enfrentar la condena y ejecución de Sacco y Vanzetti.
¡Somos una sola clase en todo el mundo! ¡Luchemos por encima de las fronteras!
Esa es nuestra propuesta y nuestra devolución a esta enorme solidaridad que hemos recibido.
Muchísimas gracias compañeras y compañeros, porque esta lucha es de todos y de todas las y los trabajadores y explotados del mundo.
La rebelión de los esclavos no es delito ¡ES JUSTICIA! |