El 26 de septiembre del 2014 por la noche, centenares de estudiantes que partían desde Iguala (Ciudad capital del Estado de Guerrero) para la manifestación nacional en conmemoración a la “Masacre de Tlatelolco” (2 de octubre de 1968) se concentraría en El Zócalo, en el centro de México D. F.
43 estudiantes de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa (Guerrero) se dirigía a Iguala para partir a la capital y sus autobuses fueron atacados con armas de fuego por parte de la policía estatal y paramilitares.
Con el objetivo de que los estudiantes no salgan de la ciudad de Iguala atacaron a cinco autobuses con la policía estatal y sicarios pagados por las empresas. 43 estudiantes normalistas fueron desaparecidos, seis compañeros ejecutados, tres de ellos normalistas, incluyendo en el cuerpo de uno de ellos evidencias de brutales torturas y más de 40 heridos.
La enorme lucha por la aparición con vida de los 43 normalistas y por hacer justicia por los compañeros asesinados hizo temblarle el piso al gobierno asesino de Peña Nieto. Las calles de todo México fueron ganadas por los estudiantes combativos y las organizaciones obreras y campesinas pobres. Los padres y madres de los compañeros desaparecidos desde esa trágica noche no han descansado un solo día en la búsqueda de sus hijos, que se han convertido en hijos de la clase obrera de todo el continente.
Esos heroicos padres y madres de los 43 compañeros desaparecidos recorrieron todo el continente, de norte a sur, de Estados Unidos a Argentina, para denunciar al Estado asesino mexicano. Han pasado ya 7 años de no abandonar la lucha porque ¡Vivos se los llevaron! ¡Vivos los queremos!