Luego de la derrota en Alepo, con la masacre fascista de Al Assad consumada, con la resistencia en las últimas trincheras…
Desde las conferencias de Kazakhstan y Ginebra…
Se busca asentar la contrarrevolución y reconstituir el estado de los explotadores
Luego de la entrega de Alepo por parte de los generales burgueses del ESL y Al Nusra, que permitieron el ingreso de las fuerzas fascistas basharistas a la ciudad para que masacren y destruyan, los hombres de negocios tanto de Bashar como de la oposición se juntan en sus conferencias internacionales para discutir de qué manera unos terminan de aplastar la revolución y otros terminan de entregar las últimas trincheras de la resistencia siria.
Fue así que se juntaron en Astana, capital de Kazakhstan. Mientras esta reunión ocurría se anunciaba con altoparlantes un “alto al fuego”, que fue una cobertura para reventar Wadi Barada (ubicado en los suburbios de Damasco, donde hay una fuente de agua que abastece a la capital y alrededores) y masacrar indiscriminadamente las últimas trincheras de la revolución.
Así atacaron Idlib, uno de los últimos bastiones de la resistencia, donde residen las masas que tomaron esa provincia en 2015, las que derrotaron a las fuerzas basharistas e iraníes en Khantoman, las que resistieron hasta último momento en Daraya, Moadmiya, al Waer (Homs) y Alepo.
Bashar y Putin bombardearon indiscriminadamente a las masas de Idlib. Por otro lado, la fracción burguesa que controla Idlib (Jabhat Fatah al Sham, ex Al Nusra) se vistieron de combativos y con un discurso en contra de Kazakhstan encubrieron que eran parte también del mismo plan. Tanto ellos como las facciones burguesas del ESL que fueron a Astana fomentaron choques fratricidas entre soldados de base, que sirvió incluso para desarmar y desmoralizar a varios combatientes.
Este plan sirvió para que cada fracción vuelque su aparato militar sobre las brigadas independientes. De esta manera el frente Al Nusra desintegró a punta de pistola a brigadas que estaban bajo el paraguas del ESL y tenían un cierto grado de independencia y expresaban más a las masas de la revolución. El ESL hizo lo mismo sobre las de Al Nusra. En ambos casos se lanzó el mismo ultimátum: O te disciplinas o entregás tu arma y te volvés a tu casa.
Esta maniobra fue también utilizada para que cada fracción se legitime más ante las masas en las zonas que controlaba.
Asimismo, EEUU ha bombardeando las zonas controladas por Al Nusra a fin de disciplinar a las masas. Esto a su vez le sirvió a Al Nusra para vestirse de “antiimperialista” y tener más prestigio para controlar a las masas, las cuales busca entregar como carta de presentación para la conferencia de Kazakhstan.
Lo que se ha lanzado desde la conferencia de Kazakhstan es un plan para reconstituir el estado burgués y las instituciones de dominio en toda Siria que las masas revolucionarias, con sus acciones insurreccionales en 2011, hicieron volar por los aires, partiendo horizontalmente el ejército y abriendo la revolución con sus comités de coordinación.
Lo que buscan en Siria estas facciones burguesas, bajo el mando del imperialismo, es volver a unificar la banda de hombres armados que defiende al capital. En última instancia vienen a reunificar la casta de oficiales para poner en pie un ejército único.
Mientras Al Assad masacra, el rol de los generales burgueses del ESL y Al Nusra es separar a las masas de las armas
Dos puntas de una misma soga para estrangular la heroica revolución siria
Para avanzar en este plan, el ESL y Al Nusra han cortado todo suministro y abastecimiento a quienes no sean sus soldados más leales. El ESL los lleva bajo el mando turco en su operación “Escudo del Éufrates”, mientras que, por su parte Al Nusra ha mudado sus cuarteles a las afueras de las ciudades que controla, separando a los milicianos de las masas, bajo una cadena de mando militar, para marchar a ser ya un ejército clásico, que permita en el futuro reunificar la casta de oficiales asesina y reconstituir el estado burgués sirio, es decir, una banda de hombres armados que defienda los intereses de la burguesía y el imperialismo.
La administración de las ciudades donde está, como Idlib, la ha transferido a un consejo local civil que controla. Ha instalado a su vez puestos de control dentro de la ciudad, que comienzan a registrar a la gente que vive ahí. A quienes vayan con auto les exigen que cuenten con la documentación legal. Quien pase caminando tiene que mostrar su carnet de identidad. Todo esto bajo la excusa de “enfrentar la delincuencia, pero sobre todo al terrorismo”. Para conquistar estos puestos de control, cada fracción ha centralizado el mando de sus hombres de armas más leales, que a su vez coordinan entre cada mando y también con Bashar.
Es decir, están montando una policía interna en las zonas liberadas al igual que Al Assad lo hace en las zonas donde controla. Este es su intento de reconstituir el estado, que las masas del 2011/2012 destruyeron, poniendo en pie organismos de doble poder, los comités de obreros y soldados, que llegaron a controlar el 80% del territorio sirio.
Siguiendo estos pasos, todas las facciones del ESL que fueron a la conferencia de Astana se han unido con Ahrar al Sham, una brigada de tinte islamista que oscilaba entre Al Nusra y el ESL.
Por otro lado, la burguesía nacional sunnita vestida de radical, con Al Nusra a la cabeza, también se han unido en el frente hoy llamado Tahrir el Sham. Todos buscan, por una o por otra vía, sentarse en la misma mesa de negociación con los generales de Al Assad, bajo el mando del imperialismo yanqui, Turquía y Rusia.
Pero esto no es algo que se haga de un día para el otro. Porque, como ya dijimos, estamos frente a una grandiosa revolución la que estalló en 2011 en todo el Magreb y Medio Oriente, que demolió todas las instituciones de dominio fundamentales del imperialismo en toda la región. Como parte de ella, en Siria se partió el ejército y se dislocó el poder del estado burgués. Fue una cadena de insurrecciones de los oprimidos, ciudad por ciudad, que llegó a las puertas del palacio de gobierno en Damasco. De allí, la saña de destruir y demoler a escombros las ciudades sirias como Homs, Daraya, Qsair, Hama y Alepo. Aun a pesar de esto, todavía no han podido reconstituir el estado sirio.
Es que aun no está dicho qué pasará con los más de 15 millones de refugiados y desplazados internos que hay en la propia Siria. El 60% de su población fue forzada a dejar sus casas y las ciudades. Están en el campo, en carpas en las fronteras, en centros de refugiados o desplazados, si es que no fueron masacrados por la lacra basharista y sus aliados. Quedaron hoy sobreviviendo como pueden, ante una miseria inaudita, incluso un millón de veces peor que antes de la revolución. Han retrocedido inclusive a economías de subsistencia, de crianza de palomas, ovejas o cabras para poder comer.
Las ciudades están vacías y destruidas. Es que Al Assad no tenía base social. Su ejército era solo de mercenarios, que no podían tomar las ciudades y huían al enfrentarse con las masas armadas insurreccionadas. Por eso, para derrotar la revolución que se había tomado las ciudades, tuvo que destruirlas y reducirlas casi a escombros.
La mayoría de la población siria no está en sus casas. Todas las fracciones burguesas saben que cuando vuelvan y encuentren todo destruido y sin pan, ante un Assad odiado y sin instituciones con legitimidad de dominio, nuevamente volverán las insurrecciones como en 2011 por el pan. Esto es lo que buscan impedir reconstituyendo su estado y para esto son las conferencias internacionales en Astana y en Ginebra.
La conferencia de Kazakhstan ha resuelto que por el momento lo mejor que pueden hacer para reconstituir el estado y que las masas no irrumpan es que cada fracción burguesa se asiente hasta el final en las zonas que controlan, derrotando a las masas. Así, de a poco, negociando entre ellos, intentarán avanzar en reconstituir un estado unificado, y para ello han llamado a nuevas conferencias, como la de Ginebra que se hará el 23/2.
Mientras tanto, Trump, el presidente de las conferencias de Kazakhstan y Ginebra, ya ha manifestado su objetivo: una partición de Siria en ghettos, llamados cínicamente “zonas seguras”, en donde cada fracción burguesa con su aparato militar controle como policía esa zona, rodeada por muros. Su idea es hacer de Siria algo similar a lo que fue la Sudáfrica del Apartheid o la Palestina ocupada por el sionismo… el retroceso a la barbarie y la imposición de un régimen fascista.
En las trincheras de la resistencia sigue encendida la chispa de la revolución
Las masas rebeldes vuelven a tomar Daraa
Pero los padecimientos inauditos de las masas y odio ante tanto genocidio y destrucción las empujan permanentemente a salir al combate. En cuanto se abre una brecha, pueden irrumpir nuevamente.
Esto lo vimos en Daraa, una ciudad al sur de Siria casi en la frontera con Jordania. En esa ciudad, según se cuenta en las calles de Siria, niños de primaria escribieron las primeras consignas de “por la caída del régimen” en 2011 y fueron apresados por el régimen y mutilados sus dedos, haciendo estallar la furia de todo el país y generalizando movilizaciones de masas en todas las ciudades.
En Daraa, como en todo el sur de Siria, la dirección de los partidos-ejército burgueses había firmado un pacto de entrega con Bashar luego de la caía de Daraya. Sin embargo, el frente liderado por Al Nusra llamado Tahrir el Sham largó dos autos con explosivos a un puesto de control de las fuerzas de Bashar en una intentona por negociar con éste, en vistas a la próxima reunión de Ginebra.
Pero esto fue visto por las masas, que hierven en odio, como el mejor momento para reanudar los combates contra el régimen basharista. Fue así que las masas de Daraa, junto con los refugiados que hay allí (en la frontera sirio-jordana se han registrado más de 2 millones) protagonizaron un enorme levantamiento con el que expulsaron a patadas a las fuerzas basharistas y llegaron a tomarse casi toda la ciudad de Daraa, que hasta entonces estaba en manos de Al Assad.
La respuesta contrarrevolucionaria no se hizo esperar. Inmediatamente Jordania cerró sus fronteras. Bashar y Putin comenzaron bombardeos a mansalva con bombas de racimo, a destruir los hospitales, etc. Y los generales de Al Nusra y el ESL, se unificaron en una sala de operaciones única para Daraa, con el objetivo de hacer como hicieron en Alepo: centralizar sus fuerzas para montarse por encima de las masas y poder controlarlas, para luego entregar los combates.
Esto último demuestra que aún en las peores condiciones, y con Alepo entregado, en las últimas trincheras de la resistencia sigue viva la revolución y ante cualquier chispazo puede volver a incendiarse toda la pradera.
La contrarrevolución ha logrado victorias estratégicas. Los padecimientos inauditos de las masas no dejan de profundizarse. Desde las conferencias de Ginebra y Kazakhstan se busca asentar el triunfo de los enemigos de la revolución siria.
A eso vienen todos y cada uno de los actores contrarrevolucionarios. Por eso tantos pactos, tanto control policíaco en las zonas liberadas, tanto desarme de las masas y disciplinamiento de sus ejércitos. Y por eso también tanta masacre de Bashar que sigue descargando sus bombas a mansalva sobre las últimas trincheras de la revolución, como Idlib y Ghouta.
Por eso la conferencia de Kazakhstan no es la conferencia de la paz, es la conferencia de la muerte, la masacre y la imposición del régimen de los genocidas, esta vez mucho más fascista que antes.
¡Abajo las conferencias de Kazakhstan y Ginebra!
¡Fuera todas las tropas invasoras de Siria!
¡El enemigo es Bashar al Assad y hay que derrotarlo en Damasco!
¡Abajo el plan de desarme y reconstitución del estado burgués con ejércitos clásicos de los generales del ESL y Al Nusra, bajo el mando turco y saudí!
¡Paso a los comités de coordinación y al armamento generalizado de las masas que siguen peleando por derrotar a Bashar!
Abu Muad
Por el periódico "La Verdad de los Oprimidos"