Reproducimos declaración en el 6° aniversario de la revolución siria
25 de marzo de 2017
Homenaje a los socialistas revolucionarios que combatieron y cayeron junto a centenares de miles de obreros y jóvenes rebeldes en la revolución siria
Ellos son un ejemplo de lucha internacionalista de la clase obrera mundial
El movimiento obrero mundial surgió como una clase internacional. La clase obrera que luchó y que protagonizó enormes combates en el siglo XIX y principios del siglo XX, se veía parte de una sola clase obrera mundial.
Los revolucionarios internacionalistas enfrentaron la traición de la socialdemocracia que votó los créditos de guerra en 1914 y llevó a los obreros a matarse entre sí en la primera guerra mundial, sometidos cada uno a su propia burguesía imperialista. Así surgió el movimiento revolucionario de la época imperialista, el de Rosa Luxemburgo, Lenin, Liebknecht, Trotsky...
La victoria del stalinismo en la ex URSS significó la sublevación de la aristocracia y las burocracias obreras contra el internacionalismo militante. Inclusive, el stalinismo llegó al extremo de plantear que era posible el socialismo en un solo país. Así tuvo las manos libres para terminar de entregar la revolución socialista internacional
En el '43, el stalinismo logró disolver la III Internacional y preparar la fundación de la Sociedad de las Naciones (hoy ONU) junto a Inglaterra y EEUU, los imperialismos triunfadores de la carnicería de la Segunda Guerra Mundial.
Fue el stalinismo y antes la socialdemocracia los que entregaron el movimiento internacionalista de la clase obrera y se han convertido en el más grande obstáculo que ésta tiene para su victoria sobre los explotadores. Pero el trotskismo y la IV Internacional mantuvimos vivo el combate por el internacionalismo en el movimiento obrero.
La guerra civil española en los ‘30 fue un ejemplo de cómo actuó el movimiento obrero mundial. Desde Argentina salieron 600 obreros de 10 sindicatos como voluntarios a luchar allí.
En los 1º de mayo, todos los años, los obreros del mundo hacían huelgas generales para apoyar a los mártires de Chicago que fueron masacrados por pelear por las 8 horas.
El movimiento obrero surgió como una clase obrera mundial. Pero, como vemos, todas las direcciones traidoras sirvientes de la burguesía transformaron a la clase obrera en una clase nacional. Es decir, destruyeron el carácter de una clase que mueve el mundo. Mientras el capital quedó centralizado bajo el mando imperialista, la clase obrera quedó dividida en naciones, impedida de luchar y demostrar toda su fuerza en la historia.
Hoy, Latinoamérica está llena de fábricas metalmecánicas, por ejemplo en Argentina y Brasil, pero no hay un sindicato metalmecánico común de esos dos países. No hay sindicatos comunes de las acerías, automotrices, línea blanca, textiles, alimentación, agroindustria… Las direcciones traidoras son las que no dejan que surjan. Ellas le sacaron el internacionalismo militante a la clase obrera, cuando las trasnacionales y sus directorios son los mismos.
Lo mismo vemos en Europa, donde la aristocracia y la burocracia obrera sometieron a la clase obrera a sus respectivas burguesías imperialistas; e inclusive peor, apoyan la unidad de las potencias imperialistas en Maastricht.
Lo que es más grave es que el castrismo selló un acuerdo con Obama que dejó a la clase obrera norteamericana sujeta a uno de los peores ataques en su historia con pérdida de conquistas, a la vez que entregó Cuba al imperialismo.
El "socialismo nacional" llenó de derrotas al proletariado mundial.
El primer síntoma de descomposición de la IV Internacional fue el de abandonar su internacionalismo militante, desertando de la construcción de un estado mayor internacional a la muerte de Trotsky, cuestión que la llevó luego a adaptarse al stalinismo en toda la posguerra.
Los trotskistas en el siglo XXI somos herederos de la pelea de los internacionalistas contra la Primera Guerra Mundial, de los dirigentes internacionalistas de la III Internacional que tomaron el poder en Rusia, de todos los jalones de internacionalismo que puso la clase obrera mundial en sus combates, y la IV Internacional fundada por Leon Trotsky en 1938 como el último baluarte de esta lucha. El programa y la teoría de la IV Internacional han demostrado con creces pasar la prueba de la historia, no así los que hablaban en su nombre.
Para comprender nuestra presencia en las revoluciones del Magreb y Medio Oriente hay que conocer esta concepción y este programa del Comité por la Refundación de la IV Internacional / FLTI.
Nuestros militantes lucharon en Libia y en Siria. Dimos con nuestros huesos en las cárceles de Túnez. Participamos activamente en la lucha del pueblo palestino contra la ocupación del estado sionista fascista de Israel. Esa ha sido y es nuestra praxis militante en toda esa región.
Cuando comenzó la revolución siria y de Medio Oriente, nuestra corriente buscó llegar. Es que en Medio Oriente se dieron los más grandes combates de la clase obrera a principios del siglo XXI, como la revolución palestina del 2001 contra el estado sionista fascista de Israel, la resistencia contra la invasión yanqui en Irak y Afganistán, que fueron guerras contrarrevolucionarias del imperialismo para salir de su crisis. Todo el imperialismo se concentró en esa zona y en esa guerra. En las dos invasiones a Irak, 23 países fueron junto a EEUU. Bush y el imperialismo yanqui realizaron el autoatentado a las torres gemelas para justificar su invasión.
¿Cómo un socialista que se precie de tal no iba a poner todas sus fuerzas para llevar a la victoria semejante combate heroico de las masas del Magreb y Medio Oriente?
Cuando en 2001 vimos a EEUU invadir Afganistán, observábamos a los explotados de Pakistán cruzar la frontera para combatir contra el imperialismo. Cruzaban la frontera como podían, en camello o en burro por ejemplo, y toda la izquierda europeizante “fina” y “delicada” decían que eran “pueblos bárbaros”. Es decir, a las masas iraquíes, afganas, paquistaníes y de la región que enfrentaban al imperialismo, les decían que eran “incultos”.
Pero nuestra corriente supo ver el internacionalismo militante de esos obreros. Dijimos que ellos son más cultos que cualquiera de las corrientes de la izquierda reformista, porque están dando su vida y demostrando en la vida misma lo que es la solidaridad internacional de la clase obrera, y lo que significa una conciencia antiimperialista contra los yanquis. Cuando éstos invadieron, demostraron imponer un régimen un millón de veces más de terror y opresión sobre la nación afgana que el mismo Taliban. A esta nación la convirtieron en una colonia ocupada por las tropas del imperio, cuyo único objetivo es llevarse el opio de la amapola para sus grandes laboratorios medicinales y controlar las rutas del comercio de Eurasia.
Todo obrero que entra en una lucha sabe que no puede durar mucho sin la solidaridad de clase. Y justamente lo que destruyó el stalinismo y la izquierda reformista, es la solidaridad de la clase obrera internacional. En Europa, utilizan una verborragia islamofóbica, a partir de la cual crean sentimientos hostiles de los trabajadores europeos contra los pueblos musulmanes que luchan por su liberación y contra el saqueo de sus riquezas, y de esta manera, dejan aisladas a las masas de Medio Oriente.
A Al Assad lo sostuvieron desde todas partes del mundo. Fue Hezbollah, la burguesía chiita iraní e iraquí, Putin, el ejército cubano… hasta los Partidos Comunistas mandaron voluntarios para apoyar al fascista Bashar, y ninguna corriente de Izquierda mandó ni un solo medicamento ni vendaje para ayudar a la resistencia, mientras lloraba que las masas “eran religiosas”.
¿Cómo los trabajadores y las masas sirias van a hacerse de izquierda si estas corrientes las dejaban aisladas? El atraso más grande que tienen las masas es la traición al internacionalismo militante que hicieron las direcciones traidoras. Ellos dijeron que la clase obrera de Medio Oriente eran “pueblos nómades”, “atrasados”… las peores calumnias contra los obreros que pelean en la revolución, como cualquier obrero de cualquier parte del mundo pelea por aumento de salario, contra la carestía de la vida, contra el mismo enemigo, que son las mismas petroleras que se están quedando con la Patagonia y firmando los convenios en Vaca Muerta en Argentina, liquidando los convenios colectivos de trabajo.
La izquierda islamofóbica de las aristocracias y burocracias obreras de los países imperialistas y el mundo, cuando ven al pueblo yemeni masacrado a bombazos por Arabia Saudita y todas las fuerzas gurkas del imperialismo, no reconocen un ataque a la clase obrera de ese país. Pero la realidad en Yemen es que, mientras los campesinos pobres del norte yemení pasan las peores miserias, la clase obrera de la capital y del resto del país se encuentra desocupada. Es decir, son millones de explotados desocupados con solo pan duro para comer.
Esta izquierda lacaya del imperialismo dirá "las mujeres usan chador y son atrasadas". Es que es una izquierda pequeñoburguesa que no reconoce a la clase obrera en condiciones de extrema esclavitud.
Yemen es un país que cobija a una de mano de obra disponible para ser utilizada en cualquier momento, a destajo y por limosnas en cualquier país del Magreb y Medio Oriente, trabajando en los pozos de petróleo, en las construcciones fastuosas de las burguesías árabes, en los peores trabajos en las costas turísticas y como mano de obra esclava en Europa.
Yemen es un país devenido en ejército industrial de reserva, como sucede con tantos países de África y Asia, en un capitalismo decadente, que en su última crisis de 2008 ha expulsado a 800 millones de obreros de sus puestos de trabajo.
En 1998 nuestra corriente rompe con el PTS, una secta nacionalista que hoy se ufana de haber llegado al parlamento burgués de Argentina, como pata izquierda del régimen, pero no ha podido llegar a ninguna revolución ni guerra civil donde combaten los explotados del planeta.
En la pelea por la revolución palestina de 2001 nuestra corriente estableció los primeros lazos en Medio Oriente. En Afganistán vimos la masacre de Mazar i Shariff, donde EEUU asesinó a 3000 luchadores antiimperialistas afganos desarmados que estaban presos allí. Vimos que en las prisiones fascistas de la CIA y en Guantánamo se tortura a prisioneros tan alevosamente que haría sonrojar a los torturadores de Hitler.
Nacimos a la vida política como corriente con la revolución palestina de 2001. La transformamos en nuestra bandera de lucha de intervención en los países de América Latina, en donde surgimos.
Un día, vimos en el diario Clarín una noticia de un argentino peleando en Libia. Era un joven argentino, que se había ido a Palestina, y cuando estaba en Medio Oriente vio que en Libia estalló la revolución. Fue conmovido por ese proceso revolucionario enorme y no dudó en llegar hasta allí. Fue parte de ese proceso y un día cayó uno de los compañeros en el frente de combate, y él tomó su lucha. Así empezó su tarea revolucionaria en la revolución libia. Así nos conocimos.
Entre revolucionarios internacionalistas nos encontramos y nos reconocemos. Para dar un ejemplo, es pública la relación fraternal y de acción internacionalista común que tenemos con un ala de los anarquistas de Grecia, con los que coincidimos en la pelea por la revolución siria, que ellos la impulsan desde las prisiones. Tenemos enormes diferencias, pero luchamos juntos porque tenemos ese punto en común: somos internacionalistas.
Lo mismo sentimos con los familiares de los 43 normalistas desaparecidos en México, que recorrieron el continente americano buscando a sus hijos.
Nos reconocemos en el movimiento internacional contra la guerra imperialista de EEUU.
Nos reconocimos con el grito de guerra de los indignados del Estado Español "inmigrantes, vosotros sois el mar de Madrid"...
Hay muchos “amantes del Che Guevara”, pero de foto y de palabra. Tenemos diferencias con el guevarismo, sobre su política foquista, su relación con la burocracia stalinista de Moscu y tantos otros puntos. Pero hay un hecho innegable. Combatió en Cuba, en Congo y Bolivia. Eso se llama internacionalismo. Por eso lo entregó el Partido Comunista de Bolivia.
¿Qué tiene que ver ese internacionalismo del Che Guevara con el castrismo hoy plantando la bandera yanqui en La Habana y entregándole Cuba al imperialismo, y lo que es peor, apoyando a los verdugos del pueblo como en Siria?
Esto ya había hecho en los '70 en Chile cuando fue a predicar la "vía pacífica al socialismo", que terminó en la victoria contrarrevolucionaria de Pinochet.
Nuestra corriente rápidamente hizo suya la lucha de este joven argentino que luchaba junto a las milicias obreras rebeldes de Libia, que enfrentaban a Qadafy, el más grande agente de la ENI y British Petroleum. La izquierda argentina miró para otro lado. Su sometimiento al régimen burgués argentino y su parlamento fantoche no les permitía tomar ninguna medida valiente de apoyar a los revolucionarios internacionalistas.
Las corrientes guevaristas dijeron que este compañero “pelea para la OTAN, contra Qadafy”. Y resulta que Qadafy era el más grande agente del imperialismo en Medio Oriente. Tenía guardado 30 mil millones de dólares en la British Petroleum en Londres, de su riqueza personal. Era un gran traficante de esclavos… de los obreros negros de África del Sur a Europa. La libia fue una heroica revolución que destruyó el estado burgués, e inclusive se cobró la cabeza del asesino Qadafy.
La izquierda reformista mundial quedó por fuera de la revolución libia y siria. Pero nuestra corriente inmediatamente las tomó como propias. Así, los internacionalistas nos encontramos.
Los obreros de Paty comenzaron a hacer colectas para enviar fondos a las milicias rebeldes en Libia y Siria, como los obreros argentinos, chilenos y europeos hacían en la guerra civil española para los obreros que estaban en la guerra civil contra el franquismo.
A nivel internacional, hemos sido parte de la lucha en defensa de los refugiados sirios, que de Grecia a Alemania, de Francia a España, recorrieron Europa con la demanda de “abran las fronteras”. Estuvimos en los campos de refugiados de Idomeni, rompiendo los alambrados y marchando por las rutas de Europa, poniendo en pie, con miles de sirios y jóvenes y trabajadores de Europa, comités de solidaridad de los que somos parte, como lo hicimos también en América Latina, en África y en Japón.
Cuando se levantó la clase obrera francesa en defensa del ataque a la conquista de las 35 horas de trabajo semanales, pusimos las banderas sirias en la Plaza de la República, y propusimos llamarla “Plaza de la Comuna”.
Participamos en todo el mundo de múltiples acciones de solidaridad, en unidad con el movimiento de refugiados y comunidades sirias en muchos países, que pese al aislamiento, alzaron una voz valiente.
Nuestro accionar fue y es un aporte a la heroica resistencia del pueblo sirio y de los centenares de miles de luchadores antiimperialistas, con los cuales hemos tenido el orgullo de luchar y morir.
Nuestra corriente considera que lo que hizo fue lo normal, lo que era su obligación, llegar a la lucha revolucionaria de las masas del Magreb y Medio Oriente
Pero parece que suena raro. Aquí lo único raro es que ninguna corriente de izquierda, ni siquiera las que dicen apoyar la revolución siria, hicieron llegar ninguna solidaridad real y efectiva con las masas que estaban en el campo de batalla en Siria.
Nuestra corriente hizo lo normal para un revolucionario internacionalista, tomamos como nuestra esa lucha. Así confluimos y formamos parte de un movimiento internacionalista de voluntarios, de obreros internacionalistas, como eran los obreros que iban a combatir en la guerra civil española, nada sublime.
Hoy la izquierda reformista dice: “Ahí están los ‘trosco-jihadistas’ de la Brigada León Sedov”. Vamos a terminar con ese mito. La Brigaba León Sedov, surge como un comité de obreros y jóvenes que fuimos a pelear por las masas, a colaborar con su lucha en una acción de solidaridad internacional. Nada distinto de lo que hicieron los obreros del mundo cuando paraban por las 8 horas en apoyo a los mártires de Chicago los 1ro de mayo. No fue nada distinto a lo que hacía la clase obrera mundial para ir a pelar por la URSS cuando era invadida por 14 ejércitos imperialistas. No fue nada distinto de lo que hacían los obreros en los años ’30, que iban a luchar contra Franco en la guerra civil española porque sabían que ahí se jugaba su futuro.
Eso hicimos, como lo hizo también la Brigada Simon Bolivar yendo a pelear en la revolución nicaragüense desde distintos países de Latinoamérica. Toda esta tradición internacionalista de la clase obrera mundial es una bofetada para todos los que miran para otro lado cuando se masacra al pueblo sirio, yemení, o se oprime a las masas palestinas con el estado sionista-fascista de Israel. Todos iban a sacarse fotos a El Cairo, diciendo que se venía "la democracia" y "las primaveras árabes", pero todos se borraron y calumniaron la revolución cuando vino el fascismo y la guerra civil.
Nosotros estamos orgullosos de haber cumplido con nuestra obligación de internacionalistas militantes.
Pero lo que no hizo la izquierda reformista mundial sí lo hicieron la juventud y los oprimidos de todo Medio Oriente, que veían que allí, en Siria, triunfaba la revolución que había comenzado en sus países. Primero Libia y después Siria fue vista desde Túnez, Marruecos y Yemen, como jalones de una misma revolución.
En un momento, el movimiento de voluntarios obreros internacionalistas que estaba peleando en Libia perdió conexión con nosotros. La revolución siria hizo de atracción de miles de jóvenes antiimperialistas. Y de un día para el otro, nos enteramos que de 10 a 15 mil libios se habían ido a pelear a Siria. Nuestros compañeros fueron con ellos porque los revolucionarios libios veían que revolución libia solamente triunfaba no en Trípoli sino en Damasco y Palestina. Veían que Qadafy era Bashar Al Assad y era el sionismo.
Ahí nace la Brigada León Sedov como tal, con la fracción internacionalista de los milicianos libios que fueron a ser parte del combate de la Siria martirizada, para que su revolución triunfe. Esa es la Brigada León Sedov, un ala de ese movimiento internacionalista y antimperialista de las masas árabes, con las cuales nos fusionamos y estamos orgullosos de haberlo hecho. Porque ahí estaba la juventud y los obreros a los que acompañamos hasta hoy en su suerte, en su vida y en su revolución. Y ya no hay más nada que nos separe, porque el trotskismo llegó a Siria, llegó a Libia, con las banderas limpias por las cuales luchar y morir.
Allí conocimos y nos fusionamos con dirigentes y cuadros de la revolución siria, que buscaban un programa revolucionario para lograr el triunfo. No era extraño para las masas sirias recibir en sus ciudades a miles de voluntarios internacionalistas de los pueblos árabes. Solamente esto le parecía raro a la izquierda rastrera de las transnacionales y el imperialismo, para los socialistas de palabra y traidores en los hechos.
El multitudinario y poderoso movimiento obrero de Magreb y Medio Oriente se conoce y se reconoce a sí mismo. Comparten las mismas penurias trabajando juntos en los pozos de petróleo de esa región, construyendo las ciudades y edificios fastuosos de las burguesías árabes, socias de las transnacionales... Sí, es una clase obrera nómade, esclava, que no reconoce las fronteras impuestas por el imperialismo luego de las guerras mundiales y se reconoce a sí misma como una sola nación.
Por eso un pequeño grupo como el nuestro pudo llegar tan lejos. Pero para eso, había que ser revolucionario, no de palabras sino en los hechos. No hay ninguna excusa, salvo la traición, para no haber llegado a la revolución siria, libia, yemení.
Cuando EEUU atacó Palestina en 2008, en la Operación Plomo Fundido, salieron millones y millones de obreros del mundo a las calles por Palestina, como antes habían salido por Irak contra la invasión yanqui. Pero por la calumnia de esta izquierda traidora que tildó de agentes del imperialismo a las masas rebeldes y a la clase obrera de Libia y de Siria, esas revoluciones quedaron aisladas. Con el 10 % de la solidaridad internacional que hubo por Palestina y por Irak, la revolución siria hoy no sería masacrada como lo está siendo. Si un grupo como el nuestro logró juntar a personalidades de la vanguardia siria en todo el mundo como se vio reflejado en este acto-homenaje a 6 años de la revolución siria, ¿qué no serían capaces de hacer las organizaciones obreras de América Latina, de EEUU, de Inglaterra con una dirección revolucionaria a su frente? Podrían parar los barcos que mandan las armas a Al Assad, cortarle el agua, las comunicaciones, las armas. Así se boicoteó la invasión a Irak, con los obreros de la costa oeste de EEUU no embarcando los barcos que iban a Irak, ganando las calles de todo EEUU e incluysuve haciéndole piquetes a Bush en Camp David.
La Brigada León Sedov no es ningún aparato militar extraño. Somos voluntarios internacionalistas que fuimos a pelear a Siria y confluimos con la vanguardia que estaba en la guerra civil. Luchamos desde ahí por poner en pie un partido revolucionario socialista e internacionalista para llevar a la clase obrera a la toma del poder, no solo en Siria sino en todo el Magreb y Medio Oriente.
La Brigada Leon Sedov se organiza en los Comités de Coordinación, donde el pueblo tomaba en sus manos la resolución de sus asuntos y las armas para autodefenderse de la masacre assadista. A partir de allí, los luchadores socialistas defendieron la autoorganización del pueblo libre, de los oprimidos y los que lo defendieron, los soldados rasos.
Luego, los generales sunnitas del ejército de Al Assad se pasaron a último momento al bando de la revolución para controlarlo con fondos y manu militari, para sacarle las armas al pueblo y centralizarlas –o más bien guardarlas- ellos. Lo hicieron para disciplinar y disolver los comités de coordinación. Eso es lo que hicieron los comandos de Al Nusra y el ESL, mientras EEUU, desde el Triángulo Sunnita de Irak mandaba a los generales de Saddam Hussein, vestidos como ISIS, a controlar con un régimen de terror a las masas sublevadas en Raqa y Deir ez Zor. Allí están los pozos de petróleo que éstos fueron a cuidar, traficando el petróleo como gerentes de los mismos, en acuerdo con Al Assad y con Turquía.
Defendiendo estos Comités de Coordinación, nos ubicamos los socialistas internacionalistas junto a miles de jóvenes del pueblo sirio que no aceptaban esta manipulación ni ver a jefes, hasta ayer assadistas, millonarios, que se pasaban al bando de la lucha por el pan y la libertad solo para entregarla.
Así surgieron decenas de brigadas y agrupamientos dentro del ESL y Al Nusra, o por fuera de ellos, que combatieron y siguen combatiendo en fracciones de la resistencia, que respetan la libertad de credo y religión, la autoorganización de los que luchan por el pan y la libertad.
Somos un movimiento revolucionario internacionalista que opina que la liberación de los trabajadores es obra de los trabajadores mismos. Creemos en la solidaridad internacional de las masas. Somos parte del movimiento panárabe internacionalista de la clase obrera. Hacemos nuestros los combates de la clase obrera en Irak y en EEUU en 2008 que obligaron a la bestia imperialista a retirarse de ese país. Hacemos nuestra la intifada palestina y la lucha de enormes franjas de la clase obrera europea solidaria con los refugiados que llegan al viejo continente dejando su sangre en el Mediterraneo.
La Brigada Leon Sedov es una fracción internacionalista de la juventud rebelde siria, que desde los comités de coordinación plantea que para derrotar a Al Assad hay que expropiar al imperialismo y los capitalistas que matan de hambre al pueblo. Lucha por que las masas se autoorganicen, que elijan a sus oficiales en el campo de batalla. Que no deleguen. Que pongan en pie comités de abastecimiento para que las burguesías del ESL o Al Nusra dejen de hacer negocios acaparando alimentos y hambreando al pueblo.
Somos una fracción revolucionaria que busca convencer a lo mejor de la vanguardia de poner en pie un partido revolucionario que encabece la derrota del perro Bashar, con el método de la revolución socialista, apoyado en la unidad y solidaridad de la clase obrera mundial.
En ese combate, nuestra corriente conoció sus mejores militantes. Conocimos a Abu al Baraa y a Mustafa Abu Jumaa, que fueron militantes socialistas y dirigentes de nuestra corriente internacional.
No cambiamos este honor de haber militado con ellos y de estar en lo avanzado de la lucha de la clase obrera internacional por el millón 200 mil votos y todas las bancas que tiene el FIT, que no le sirven para nada a la clase obrera, salvo para envenenar su conciencia, pues le hacen creer que su victoria no está en las calles ni en la revolución, sino ampliando esta podrida democracia para ricos que, más temprano que tarde, dará nuevos Videlas y Al Assads.
La Brigada Leon Sedov, ese movimiento internacionalista que fue a combatir a Siria, está enraizada en la vanguardia. Hoy honramos a sus mártires. Pero su sangre no ha sido en vano, porque se ha puesto de pie un logro descomunal para nosotros, que es un periódico obrero socialista y revolucionario en árabe llamado La Verdad de los Oprimidos. Este debe ser el andamio para organizar a las fuerzas revolucionarias de los obreros del Magreb y Medio Oriente. Es para organizar esa red obrera de las fábricas, los pozos de petróleo, de la resistencia, allí donde los obreros tienen un fusil o allá donde luchan en la huelga más humilde por un pedazo de pan. Es para unir a los obreros de todo el continente, para romper el cerco a la revolución siria, para organizar a los refugiados que recorren Europa y se encuentran en verdaderos campos de concentración. Este es el periódico en árabe La Verdad de los Oprimidos.
La IV Internacional habla en árabe, el idioma hablado por una de las clases obreras que más combatió y que ha sido más castigada en los últimos años.
Muchos de los artículos de este periódico ya han sido traducidos al inglés, al portugués, al francés... y últimamente al ruso. Es que nuevas generaciones de revolucionarios rusos comienzan a radicalizarse, enfrentando al chacal Putin, no menos genocida que Al Assad, que hoy masacra con éste a la revolución siria.
El periódico la Verdad de los Oprimidos, traducido al ruso, es la gran venganza contra el asesino Putin y la oligarquía Gran Rusa. Ellos se merecen que vuelva el bolchevismo y les haga pagar, como ayer a los zares, tanta contrarrevolución y oprobio contra la clase obrera y los pueblos oprimidos por la Gran Rusia.
En este 6to aniversario de la revolución siria, también contamos muchos muertos. Los revolucionarios corrimos la suerte y también la tragedia de la revolución siria. Si a un partido revolucionario le va bien cuando a las masas les va mal, es un partido de traidores. Si a las masas les va bien, a los socialistas nos irá bien. Y si a las masas les va mal, nos irá mal porque nuestra suerte está atada a ellos.
Tenemos el orgullo de no recibir las condolencias de los traidores. Ninguna corriente, ya sea de las que dicen defender la revolución siria o sus detractores, nos ha enviado una nota mínima de solidaridad por los compañeros socialistas, equivocados o no, que han caído en el campo de batalla luchando por sus ideas y por sus convicciones.
Es como si nos hubiéramos callado nosotros cuando mataron a Carlos Fuentealba porque era de otro partido (del MAS) o sobre Mariano Ferreyra porque era del Partido Obrero. Más allá de todas las diferencias, ellos cayeron peleando contra el imperialismo y la burguesía, y es una obligación de clase ser solidarios y rendir homenaje a todos aquellos que mueren por sus ideas, luchando por la causa de las masas, equivocados o no.
Sabemos por qué esas condolencias no llegan. Los renegados del trotskismo hoy están en el bando del stalinismo, ya sea apoyando abiertamente a Al Assad, o siendo "neutrales" favoreciendo así la masacre sobre la resistencia siria.
Esto es todo un síntoma, que significa que han resuelto que nuestra corriente tiene que seguir aislada del movimiento de masas mundial para que nos maten. Este silencio es complicidad con los verdugos de la revolución y de nuestros camaradas.
Al trotskismo, el stalinismo lo encarceló, mató y asesinó por la espalda, porque les va la vida a ellos en que los revolucionarios no lleguemos a las masas. Por supuesto que los stalinistas en los ’30 no le iban a rendir homenaje a los trotskistas que caían luchando contra Hitler en Alemania o contra Franco en España. Es más, ellos los mataban por la espalda y los delataban. La actitud del reformismo y de esta izquierda fantoche y parlamentarista hoy es la misma que la del stalinismo en los ’30 y no nos sorprende.
El marxismo revolucionario se ha caracterizado por pasar pruebas y desafíos. Esta es la prueba más dura que hemos vivido. Pasamos por los ‘70 y las dictaduras militares del Cono Sur. Pero vimos en Siria a combatientes de calidad histórica como revolucionarios que hoy han retomado las banderas de la IV Internacional.
Este es el caso del camarada Abu al Baraa. Conocimos la historia de cómo el papá de Abu al Baraa, el camarada Mustafa Abu Jumaa, se había subido a una ambulancia porque creía que era lo que podía hacer porque sus hijos estaban en el frente. Con esa ambulancia, él era rescatista, al servicio de todos los jóvenes rebeldes e inclusive de sus hijos que estaban en el frente. Recogiendo a los heridos y caídos, el compañero llegó al trotskismo.
El movimiento revolucionario llegó a Medio Oriente y se encontró con lo mejor de la vanguardia para organizar sus fuerzas, juntó a lo mejor de la clase. Es un orgullo para nuestra corriente.
Somos orgullosos militantes del partido de Abu al Baraa y de Mustafa Abu Jumaa, héroes de la revolución siria. No es para menos. Así fue nuestro partido internacional, la IV Internacional, llenó de héroes y de los mejores combatientes a la clase obrera mundial.
Nosotros les rendimos un homenaje a todos los luchadores de la revolución siria. A esos valientes luchadores que denunciaron valientemente que en Aleppo había alimentos para alimentar a toda la ciudad durante seis meses y armas para llegar a Damasco. Está lleno de Abu al Baraas en la revolución siria.
Abu al Baraa era miembro de la dirección de la FLTI. Con nosotros, él fue parte del equipo internacional que elaboró una de las obras más completas de la revolución siria, el libro Siria Bajo Fuego.
Cuando luchó por ingresar a Argentina y Brasil, no venía a hacer turismo. Venía a fortalecer el trabajo internacional de la FLTI. El trotskismo sirio surgió como una fracción de la clase obrera internacional y mandó a su dirigente al trabajo internacional. Eso era lo grande de Abu al Baraa, un verdadero trotskista, que cambiaba la revolución en Siria por poner en pie una dirección internacional revolucionaria.
Por eso el mejor homenaje que les podemos hacer a los compañeros es construir el partido revolucionario del Magreb y Medio Oriente y formar los cuadros para vengar esta tragedia de las masas sirias en las próximas o en las actuales revoluciones a nivel mundial.
Tenemos que sacar lecciones para formar cuadros revolucionarios, que sean la semilla para refundar la IV Internacional de 1938, forjados en la revolución y en la lucha teórica-programática contra el reformismo y el revisionismo. Ellos son los cuadros que en cada país podrán pasar la prueba de la revolución y la contrarrevolución.
Tenemos que poner en pie partidos revolucionarios como el de Lenin, que plantearan en plena victoria de la revolución de octubre en Rusia que cambiaban su revolución por el triunfo de la revolución alemana.
El mundo se mueve en un caos capitalista y una bancarrota del sistema imperialista mundial. El imperialismo yanqui ha comenzado una verdadera carrera armamentística, que será seguida por decenas de países para salir de sus catástrofes y marasmos económicos.
El reformismo, asentado en las capas altas de la aristocracia y burocracia obrera y en los parlamentos burgueses, va a contramano de las leyes de la historia y de la catástrofe que ya está aquí, que arrastra a sectores enteros del planeta a la vorágine de la crisis y el crack. Siria no es la excepción. Es y será cada vez más la norma.
Estamos formando los cuadros para la revolución, los que le decimos a las masas del Magreb y Medio Oriente que no pudimos triunfar en nuestras revoluciones porque los explotados no tomamos el poder. Nuestra lucha fue traicionada por los agentes del capital en el movimiento obrero mundial.
Es en este combate que rendimos honor y homenaje a las masas revolucionarias de Magreb y Medio Oriente y a los miles de trabajadores que en Europa y EEUU comienzan a ganar las calles para romper el cerco a la revolución siria.
Saludamos a los centenares y miles de jóvenes que hoy siguen la bandera de la lucha incansable por el triunfo de la revolución y contra todo pacto que, como el de Ginebra, entrega su combate. Nos hacemos solidarios con las enormes penurias de un pueblo perseguido en las fronteras de Siria y encarcelado en la Europa imperialista.
Es desde allí, y con el honor que hemos tenido de pelear junto a los rebeldes en la resistencia, que le rendimos homenaje a Abu al Baraa, Mustafa Abu Jumaa, Abu Issac al Janubi, Hamza al Twil, Mohammed Sheikh al Jeb, Mohammed Abdallah, Mohammed al Hamudi, Abu Attia, Abu Nur, Abu Mwawyah Al-Massry, Abu Mussa Al-Jazaery, Abu Al-Qayss Hesham, Abu Salamah, Sanad Abu Khattab, luchadores socialistas de la revolución siria.
Hasta el socialismo siempre
Secretariado de Coordinación Internacional de la FLTI
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