16 de noviembre de 2017
Prólogo de "Diario de un escritor sirio"
Así se titula el Capítulo I de esta obra, compuesto por los escritos que Abu Al Baraa elaboró entre noviembre y diciembre del año 2015, cuando saliera de Siria a fin de reunirse con los co-autores del libro Siria Bajo Fuego para preparar los volúmenes II y III del mismo, como así también para colaborar en romper el cerco y aislamiento a los que había sido sometida la revolución siria.
Este capítulo comienza dando cuenta del viaje de Abu Al Baraa de Siria a Turquía, donde permaneció cerca de dos meses como un periodista sin visado. La espera de su visa allí fue en vano, puesto que tanto la embajada de Brasil como la de Argentina, países a los que esperaba llegar, le negaron su ingreso.
Abu Al Baraa había sido invitado por la central sindical CSP-Conlutas de Brasil a realizar en noviembre de 2015 un seminario sobre las “Primaveras árabes y la crisis de los refugiados”. Todos los documentos de solicitud de visa para poder participar del evento fueron enviados oficialmente por esta central sindical que agrupa alrededor de 300 sindicatos y a más de dos millones de obreros brasileros.
Pero el gobierno de Brasil de Dilma-Temer -que se disponía a otorgarle asilo político a Al Assad en 2012, cuando estaba a punto de caer- le negó la visa a Abu Al Baraa. De la misma forma actuó el entonces gobierno argentino de Cristina Kirchner, junto a los servicios de inteligencia de Al Assad que funcionaban de forma conjunta en los Consulados de Argentina y Brasil en Estambul. Abu Al Baraa fue tratado de la misma manera que lo fueron miles de refugiados que salían de la Siria bombardeada y masacrada y cruzaban el Mediterráneo hacia Europa, o como los millones hacinados en los campos de concentración de las fronteras sirias.
En su estadía en Turquía, escribió artículos que componen el primer capítulo de este libro, tanto sobre los momentos cruciales de la resistencia siria ya entrado el 2015, como otros que también editamos en este trabajo que versan sobre la tragedia del pueblo kurdo en Turquía, sobre los refugiados y dos artículos que resultan de sumo interés, ya que dan cuenta de cuál era el verdadero comando que organizaba la contrarrevolución y la conspiración contra la revolución siria: las Conferencias de Ginebra y Viena. Estas conferencias, desde 2013, se reúnen para garantizar que no caiga Al Assad y para que la burguesía sunnita del ESL entregue las ciudades rebeldes desde adentro de la revolución misma.
Abu Al Baraa relataba que: “Las Conferencias de Ginebra y Viena se escriben con “M” de Muerte y su único objetivo es garantizar desde hace años que Al Assad se mantenga en Damasco, para que sea destruida hasta la última ciudad rebelde y aplastada toda la resistencia que combate contra él”. Su afirmación fue corroborada por los gravísimos acontecimientos de estos años.
Ese pacto contrarrevolucionario perverso actuó en la caída de Alepo como lo hace hoy cuando las fuerzas de la contrarrevolución atacan las últimas trincheras de la revolución y avanzan en la partición de Siria. Ningún observador, intelectual o político, sea socialista o no, que intente ser serio, puede seguir ocultando o callando esto que aquí decimos.
Este pacto contrarrevolucionario es evidente. Actuó ayer desde Ginebra y Viena y hoy lo hace desde la Conferencia de Astana. De la misma manera que ayer lo hiciera en Alepo y Daraya, en el presente encubre el cerco a Ghouta. Esta ciudad hoy padece hambruna, cólera y una guerra de asedio cotidiana, con misiles y bombas de barril. Las casas están demolidas. El Ejército del Islam –una fracción del ESL sostenida por Arabia Saudita- entrega esa ciudad desde adentro y asesina a las fuerzas rebeldes que quieren avanzar a romper el cerco.
El mismo pacto de Astana actuó también en la caída de Raqa, ocurrida apenas días antes de la impresión de este libro. Basta observar lo allí sucedido para dar cuenta de que en estas conferencias se coordina la política de “cielos abiertos” y de “rutas despejadas” para que el imperialismo y sus lacayos terminen de escarmentar y masacrar a las masas y de controlar directamente el norte petrolero de Siria. Aquí le tocó a EEUU bombardear esa ciudad del norte sirio, mientras el ISIS fue retirado en autobuses con aire acondicionado y las fuerzas kurdas de las YPG, sostenidas por las de Al Assad, tomaron la ciudad.
La misma política contrarrevolucionaria la vemos en la caída de Deir Ez Zor. Allí hay además una carrera de velocidad por ver quién toma primero la ciudad. Es decir, qué pandilla burguesa se queda con esa zona, que tiene la mayor concentración de yacimientos de petróleo de Siria. Tal cual hienas, la Guardia Republicana iraní, las milicias chiitas del sur de Irak, las denominadas “Fuerzas Democráticas de Siria” (las YPG junto a brigadas del ESL bajo el mando yanqui) y las fuerzas de Al Assad, se disputan la ciudad… y a las masas desesperadas que huyen de allí hacia Irak, las masacra el ISIS en el camino.
Este primer capítulo incluye un artículo de notable profundidad, donde el escritor socialista expone las verdaderas condiciones que empujaron a las masas a los combates revolucionarios en 2011-2012 y lo continúan haciendo aún hoy.
Abu Al Baraa define en este trabajo cuál fue el verdadero motor de la revolución, no sólo de Siria sino de todo el Magreb y Medio Oriente, que no fue otro que las condiciones de hambre, miseria extrema, esclavitud asalariada y saqueo que padecen las masas explotadas de toda la región por parte del imperialismo y sus sirvientes, las burguesías nativas.
Lo que nadie dice y todos ocultan es la brutal carestía de la vida y las hambrunas que empujaron al pueblo sirio a las calles en 2011 y a chocar con el régimen contrarrevolucionario de Bashar. Estas condiciones de miseria hoy se profundizan con las victorias contrarrevolucionarias de Al Assad y Putin bajo el mando imperialista. El kilo de pan cuesta 5 dólares, mientras que el salario promedio ronda los 90 dólares mensuales, si es que se tiene trabajo. Los que no caen bajo las balas de Al Assad, fallecen por inanición, especialmente los niños.
Nuestro joven autor fue parte de la juventud revolucionaria que se puso de pie en la revolución. Abu Al Baraa fue miliciano, obrero de la construcción, rebelde, periodista, escritor, revolucionario y socialista. Vaya en honor a él este volumen, del cual ha participado de forma decisiva. Su primer capítulo, “Diario de un escritor sirio”, lo muestra tal cual fue: vocero y dirigente del ala revolucionaria de las fuerzas rebeldes de Siria.
En esta obra presentamos, en el Capítulo II, el que fuera el último reportaje a Abu Al Baraa junto a los co-autores del libro Siria Bajo Fuego, realizado por la Editorial Socialista Rudolph Klement en agosto de 2015, dando cuenta de la ofensiva imperialista en el planeta y su refracción contrarrevolucionaria en Siria.
Allí se plantean los grandes debates que se desarrollaron a nivel mundial en las corrientes de izquierda. En ellos, nuestra corriente, defendiendo la revolución siria, desenmascaró a cada paso la pérfida política de la mayoría de las corrientes reformistas y de la izquierda estalinista y pseudotrotskista que apoyaron a Al Assad y sostuvieron –encubriendo como “amigo de los pueblos”- al asesino Putin.
En este reportaje se desarrollan la cuestión del ISIS como “el enemigo perfecto”, la cuestión kurda y el rol de las YPG y el PKK rompiendo el frente de la revolución y pactando con Al Assad así como la política imperialista de partición y libanización de Siria.
Durante el año 2015 se empezaba a pergeñar y a dibujar la ruta de la contrarrevolución y a preparar las condiciones para terminar de aplastar la revolución siria con la operación masacre final.
Ya a fines de 2014 aparecieron nuevos actores para llevar a cabo este plan. El Estado Islámico (ISIS) fue enviado a Raqa y Deir Ez Zor para controlar esas provincias rebeldes. Los viejos generales de Saddam Hussein de Irak, así como sectores de la burguesía sunnita sacados de las cárceles de Al Assad, fueron las fuerzas con las que se fundó el ISIS para que jugara el rol de imponer, con el método del terror, el control de las masas sublevadas allí donde el ESL ya no lo podía hacer y donde las tropas de Bashar no podían entrar. Por ello lo primero que hizo el ISIS, al establecerse en estas zonas, fue encarcelar a los dirigentes de la revolución. De eso se trata el pérfido accionar contrarrevolucionario del ISIS.
Los otros actores importantes que emergieron, junto al vuelco decisivo de Rusia, en las acciones contrarrevolucionarias, fueron las YPG y el PKK kurdos, que, como ya dijimos, venían de firmar un acuerdo de apoyo mutuo con Al Assad, rompiendo el frente militar de la revolución, del cual habían sido parte las masas kurdas desde 2011.
El reportaje a los autores del libro Siria Bajo Fuego da cuenta entonces de estos dos nuevos agentes contrarrevolucionarios en Siria.
2015: Comienza la operación masacre final
El año 2015 fue un punto de inflexión en la situación, tal como se presenta en el reportaje anteriormente mencionado y se desarrolla en el Capítulo III de este volumen, que se titula: “2015: Año clave de la revolución y la contrarrevolución en Siria. Comienza la operación masacre final”.
A mediados de aquel año, luego de terribles masacres a manos de Bashar y Putin, cientos de miles de refugiados cruzaban el Mediterráneo y llegaban, como podían, a las costas de Europa. Muchos dejaban su sangre en el camino. Esta oleada de refugiados, reflejada ante los ojos de millones de trabajadores del mundo en la imagen del niño sirio llamado Aylan Kurdi yaciendo sin vida en las costas de Turquía, despertó la solidaridad de la clase obrera en los países imperialistas hacia el pueblo sirio. Así los explotados sirios pudieron entrar en Europa y contar su verdad sobre el genocidio de Al Assad. De esta forma comenzaba a romperse ese cerco de mentiras y silencio impuesto por la izquierda europea y mundial que apoyaba abiertamente al régimen de la contrarrevolución assadista, como lo hizo el castrismo, todo el estalinismo y sectores también de los renegados del trotskismo, quienes venían ocultando cuatro años de masacre a las masas, que ya contaban sus muertos por centenares de miles.
Al romperse este cerco, los explotados sirios se fortalecieron en sus combates. Llegaron a romper los límites que les marcaba la contrarrevolución y cercaron a Bashar Al Assad en su palacio de gobierno. Fue una enorme contraofensiva de masas que llegó a combatir en las puertas de Damasco. Se luchaba en el campamento de refugiados palestinos de Yarmouk; desde Daraya se rompía el cerco y se avanzaba hacia dentro mismo de la capital siria; y se sublevaban los barrios obreros de Damasco de Qaboun y Jobar. Esta contraofensiva se dio luego de que el régimen tomara Homs y Qsair junto a las fuerzas de Hezbollah y la Guardia Republicana iraní.
Abu Al Baraa afirmaba en esos momentos que para derrotar al ISIS, a Hezbollah y a la Guardia iraní que invadía siria, junto a Putin que ya bombardeaba abiertamente, había que cortarle la cabeza a la serpiente que estaba en Damasco. Justamente esto es lo que no quería ninguna fracción de la burguesía sunnita que comandaban el ESL y Al Nusra, como quedó demostrado.
Fue en el año 2015, como respuesta a esa contraofensiva de masas, que EEUU liberó los cielos para que ingresaran las fuerzas genocidas de Putin a masacrar directamente al pueblo sirio, para salvar a Bashar y que no cayera. Esto fue parte de la respuesta contrarrevolucionaria del imperialismo que nuevamente centralizó a todos sus agentes para dar comienzo a la operación masacre final.
Esta operación se desarrolló con Rusia ubicada por el imperialismo como gendarme contrarrevolucionario de los pueblos de Eurasia y Medio Oriente, asumiendo los bombardeos aéreos contra el pueblo sirio, con sus armas de última tecnología instalando puestos de control, pero bajo la orden de no poder controlar territorio. El imperialismo le dio a Putin el rol de sicario. Al final de este capítulo, el lector encontrará un apartado dedicado a abordar y definir con precisión el rol de la nueva oligarquía de Moscú en el mapa de la contrarrevolución internacional.
Una pieza fundamental de la operación masacre final fue utilizar al ISIS como el “enemigo y la excusa perfecta”. Con las banderas de la lucha “contra el terrorismo” se encubrió el genocidio de más de 600.000 sirios y que más de 15 millones fueran arrojados a las fronteras o fuera de sus ciudades.
Así fue que se puso en pie el llamado “frente antiterrorista”, encabezado por EEUU, todas las potencias imperialistas europeas, Rusia, Turquía, las burocracias sindicales y todos los partidos de la izquierda reformista mundial, que claman que “el enemigo más grande del mundo es el ISIS” y que habría “un plan terrorista para terminar con la civilización occidental”. Hoy está claro que el imperialismo en la Europa de Maastricht da lugar a múltiples atentados atribuidos al ISIS. Curiosamente el ISIS nunca aparece; no deja ningún hombre caído, ni señales de vida. Sólo aparecen unos pasaportes que sirven para ser inculpados.
Esta campaña antiterrorista les sirve a los agentes de izquierda del imperialismo para apoyar a Putin en su ataque a mansalva a la revolución siria.
A la vera de esta verdadera estafa política, se desarrolla una campaña islamofóbica desde las capitales europeas y desde EEUU, que fortalece al imperialismo no sólo para desatar más acciones directas contrarrevolucionarias en Siria y todo Medio Oriente, sino también para redoblar su ataque contra los trabajadores norteamericanos y europeos en particular. Con la excusa del ISIS, se militarizaron Londres, París, Berlín, Roma, Bruselas y Cataluña entre otras ciudades.
Luego de tanta campaña “anti-ISIS”, lo que sobrevino fue el Ku Klux Klan y los supremacistas blancos marchando en EEUU contra los inmigrantes y el movimiento negro. En Francia, los bandidos de la V República imperialista lanzaron el ataque a los obreros franceses con la flexibilización laboral, arrebatándoles la conquista de la jornada laboral de 35 horas semanales. En el Estado Español, luego del “ataque del ISIS en Barcelona”, comenzó la intervención directa y represiva en gran escala de la monarquía contra la independencia de Cataluña.
En el año 2015, el imperialismo concentró sus fuerzas contrarrevolucionarias para aplastar la revolución siria y ucraniana, los dos focos más avanzados de un ascenso revolucionario que amenazaba con extenderse a todo el planeta. Esta ofensiva de masas pujó por incendiar no sólo Medio Oriente, sino también Europa y EEUU, en momentos en que se desarrollaba un estallido de la economía mundial capitalista con el crac de 2008.
El cerco y la masacre a estos focos revolucionarios no fue por la fortaleza de las tropas contrarrevolucionarias que los atacaron, sino por la traición de la izquierda reformista, que en Ucrania y en Siria hicieron pasar al asesino Putin, a la oligarquía pro-rusa ucraniana y a Al Assad como aliados de la clase obrera mundial, cuando estos son sus más grandes enemigos. En estas condiciones es que el imperialismo pudo avanzar en la contraofensiva que llevó a la operación masacre final que hoy presenciamos.
Pero esto no termina aquí. La masacre en Siria tuvo el objetivo de escarmentar a todos los trabajadores del mundo.
El Capítulo III da cuenta de que en el año 2013 y 2015, el Foro Social Mundial realizó dos reuniones en Túnez donde participó toda la izquierda mundial: estalinistas, pseudo trotskistas, burguesías lacayas del imperialismo travestidas de “antiimperialistas”, y, como no podía faltar, la izquierda vendehumo de Syriza de Grecia y Podemos, la izquierda de la monarquía del Estado Español. También participó el castrismo, que hoy ha entregado Cuba al imperialismo y a la resistencia colombiana al régimen de las bases yanquis de ese país. Además estuvo presente el chavismo que ha devenido en un nuevo verdugo de la clase obrera venezolana y en un pagador serial de la estafa de la deuda externa al FMI.
En esos años la revolución siria aún estaba a la ofensiva. La reunión del FSM de 2015 fue el punto de apoyo del imperialismo para largar la masacre final en Siria. Tal como hicieron en 2013, miles de organizaciones del mundo definieron que el “enemigo era el ISIS” y no Al Assad que masacraba a las masas. Una verdadera cortina de humo, que terminó de dejar aisladas a las masas de Siria y expuestas a nuevos ataques contrarrevolucionarios.
La de Siria fue la más cruel de las traiciones de la izquierda reformista a las masas del mundo. Pero no fue la única: en el otro foco de la revolución, Ucrania, cuadros estalinistas probados como resabios de la ex-KGB, llegaron desde el Estado Español, para asesinar por la espalda a todos los dirigentes de las brigadas del Donbass que no aceptaban rendirse ante el pacto de Minsk de Obama y Putin, que implicaba no avanzar hacia la capital Kiev. El imperialismo debía acallar el clamor de las masas del Donbass que en 2014 ganaban las calles al grito de “Que vuelva la URSS”.
La entrega de Cuba al imperialismo y la rendición de las FARC en Colombia, como mencionamos anteriormente, no son más que jalones de esta política contrarrevolucionaria.
Gracias a las mil y una traiciones de las burocracias sindicales y los partidos socialimperialistas a los trabajadores y los pueblos oprimidos del mundo, el imperialismo pasó a la ofensiva. Con las fuerzas fascistas de Kiev atacaron el Donbass. EEUU ya invadió el norte de Siria y deja cielos abiertos y coordina con Al Assad y Putin los bombardeos a las ciudades rebeldes. Y ahora apunta con sus cañoneras contra Corea del Norte; por dar tan sólo unos ejemplos.
Como vemos, las revoluciones del Magreb y Medio Oriente, marcan un antes y un después en el siglo XXI, puesto que fueron los procesos más avanzados de revolución y contrarrevolución de un período altamente convulsivo y de grave crisis capitalista, abierto con el crac de 2008.
Estas revoluciones amenazaron con penetrar en los países imperialistas. Ya en 2008, los trabajadores de EEUU y Europa se movilizaban contra la guerra de Irak, obligando a las potencias imperialistas a tener que retirar sus tropas de allí.
Pero los procesos revolucionarios fueron desincronizados. Ese fue el rol central del Foro Social Mundial de Chávez, Castro, Lula, Syriza, Podemos, el estalinismo, ONGs financiadas por el imperialismo y renegados del trotskismo. De eso se trató, en última instancia, su labor en las reuniones de 2013 y 2015 en Túnez.
Luego de entregar todos los procesos revolucionarios, no sólo de Medio Oriente, sino también de América Latina y a nivel mundial, el FSM se fue retirando de la arena de la lucha de clases. Surgió entonces la autodenominada “Nueva Izquierda”, encabezada por Syriza y Podemos, que ya en 2015 en Túnez, había encabezado la estafa de la “lucha anti ISIS”.
Esta Nueva Izquierda mundial, que tomó la posta del viejo FSM, se probó como vocera del estalinismo kurdo, el PKK, para seguir justificando su apoyo al asesino Al Assad. Para ello, sostuvieron a las YPG y su pacto con el perro Bashar. Llegaron a plantear que lo único progresivo en Siria era que vencieran las YPG: éstas triunfaron, pero como tropas terrestres y gurkas de la OTAN, de los yanquis, de Rusia, de Al Assad…
Inclusive corrientes anarquistas levantaron las banderas de las YPG y se hicieron fervientes defensoras del Partido Comunista kurdo. Todos ellos quisieron travestir a Rojava de “comunas socialistas” o “cantones autogestionados”, lo cual es una falsificación que solamente puede ser creíble por el desconocimiento absoluto de la mayoría de las masas del mundo de lo que sucede allí: hay un cuartel de las YPG en cada “comuna” de Rojava justo enfrente de un cuartel de Al Assad, todos abastecidos desde las 11 bases militares de EEUU en el norte de Siria.
Luego de ver a las YPG, bajo el mando yanqui, atacar en Raqa y Deir Ez Zor junto a Putin y las tropas de Al Assad, o atacar Mosul junto a las fuerzas del protectorado yanqui en Irak, sobran palabras para desenmascarar semejante infamia y traición contra la revolución siria e inclusive contra el pueblo kurdo, oprimido por millones en la Turquía de Erdogan.
Al editar este segundo volumen de Siria Bajo Fuego, podemos ver que el imperialismo no es benévolo con sus lacayos. La burguesía kurda esperaba su premio luego de haber puesto su guardia armada (la Peshmerga) como fuerza de choque en Mosul: una independencia en el norte de Irak para administrar la enorme cantidad de pozos de petróleo que existen allí. Pero la nación kurda no puede salir de la ley histórica de que “todo pueblo que oprime a otro no puede liberarse a sí mismo”. Así, el imperialismo, luego de utilizar a las YPG, al PKK y a la Peshmerga para inclusive gobernar al Irak ocupado, lejos de darle la independencia kurda en el norte de ese país, envió a su ejército gurka iraquí y a las milicias chiitas iraníes a entrar a sangre y fuego a las ciudades kurdas y poner a sus lacayos en orden.
La burguesía kurda y el estalinismo ya hace rato entregaron la lucha por la autodeterminación del castigado pueblo kurdo, puesto que lo sometieron a los yanquis y a la OTAN, cuya cabeza y comando militar en Medio Oriente se encuentra en Turquía.
Romper el cerco a la revolución siria significa también derrotar esta falsificación que ensucia la revolución y que hace pasar a los amigos de los trabajadores del mundo -que son los millones de refugiados y combatientes de la revolución siria- como sus enemigos; y a sus verdaderos enemigos –Al Assad, Putin y el estalinismo, todos colgados a los faldones del imperialismo- como sus aliados.
El Capítulo III, “2015: comienza la operación masacre final”, fue entonces el último trabajo que nosotros, los autores del libro Siria Bajo Fuego, realizamos en común junto a nuestro compañero Abu Al Baraa. Luego de dos años, este escrito cuenta con una enorme actualidad. Los hechos se desarrollaron aún de forma más vertiginosa y cruel para las masas sirias.
Los piratas imperialistas del Partido Demócrata organizaron muy bien el mapa de la contrarrevolución ni bien se abrieron paso las revoluciones del Magreb y Medio Oriente. Los trabajadores y el pueblo norteamericano y de la Europa imperialista, que obligaron a sus gobiernos a retirar sus tropas de Irak, no le permitían nuevas acciones militares.
El imperialismo, bajo el mando de Obama fue el verdadero organizador de un asesinato en masa en Siria desde las trastiendas, desde las Conferencias de Ginebra, Viena y hoy Astana. Allí está el verdadero régimen contrarrevolucionario que aplasta a las masas de Siria. Es la mesa de operaciones, donde las distintas pandillas burguesas y el imperialismo buscan repartirse el botín de la Siria masacrada.
Hoy, toda la izquierda oportunista le quiere lavar la ropa sucia al asesino Obama, cuando bajo su mando se sostuvo a Al Assad y su régimen de ocupación, y se mandó a Putin a masacrar y sostenerlo. Bajo su mando se organizó un reagrupamiento de nueve ejércitos encabezados por el de Arabia Saudita para la invasión y la masacre en Yemen donde la revolución por el pan había unificado a las masas chiitas y sunnitas del norte y el sur que llegaron a tomar la capital derrotando al gobierno de Hadi. También se organizó el golpe contrarrevolucionario en Egipto; la masacre en Bahréin; y se sostuvo al sionismo para que siga ocupando la tierra palestina.
El imperialismo yanqui se vio obligado a actuar así, desde las trastiendas, puesto que EEUU fue el epicentro del crac mundial de 2008 y porque la clase obrera y el pueblo norteamericano, con su lucha antiguerra, no le permitía nuevas intervenciones militares directas. Esto obligó a EEUU a controlar el planeta vía pactos contrarrevolucionarios y acuerdos comerciales. Estos acuerdos fueron para tirarle su crisis al mundo, mientras que con pactos contrarrevolucionarios de carácter defensivos-ofensivos concentraba sus fuerzas y agentes, para aislar, asfixiar, cercar y aplastar los focos de la revolución y destruir las conquistas más avanzadas de la clase obrera mundial.
Bajo estas condiciones del año 2015 es que el imperialismo comenzó su contraofensiva, es decir, su operación masacre final en Siria.
Bajo el comando de Trump, se busca terminar de aplastar la revolución siria… ésta resiste en las últimas trincheras
Cuando este volumen II está saliendo a la calle, Trump se encuentra en el gobierno de EEUU. Se trata de una nueva administración de los negocios de los piratas imperialistas yanquis, que parte de la política contrarrevolucionaria de su predecesor Obama y busca consolidarla. El régimen yanqui aún no ha logrado base social para ofensivas militares superiores en el planeta y ser él quien tenga poder de fuego directo contra los trabajadores y los pueblos oprimidos del mundo. Por ello Trump intenta conquistar esta base social, cuestión que aún está lejos de lograr.
Esto hace que no haya podido resolver en un solo acto el aplastamiento final de la revolución y tener que seguir manteniendo pactos y acuerdos con sus agentes, donde cada uno (como Rusia, Turquía o el mismo Al Assad) también disputa sus propios intereses. Pero con una salvedad: mientras más se fortaleció Al Assad y la revolución fue ahogada en un baño de sangre, más los piratas imperialistas yanquis cobraron poder de fuego, inclusive para disciplinar a todos sus agentes que, como hienas, se están disputando la Siria partida. ¡Vaya “victoria antiimperialista” del genocida Al Assad y el asesino Putin, que solo fortalece a los yanquis y su regreso con invasiones militares a Medio Oriente!
Pero los avances de la contrarrevolución y las derrotas de las ofensivas de masas en Medio Oriente ya han creado las condiciones para que los comandantes en jefe de las mesas de operaciones de Ginebra, Viena y Astana aparezcan directamente en el campo de batalla. Los generales yanquis y sus banderas ya se están instalando, con sus bombardeos masivos, en todo el norte de Siria.
El plan yanqui, en última instancia, es transformar su debilidad táctica en fortaleza estratégica. Es decir, que Al Assad y Putin masacren a las masas, pero ser EEUU el que gane la guerra y levante la victoria del aplastamiento de la revolución. Este, tomando el norte de Siria, le impondrá todas las condiciones a Damasco, y a Putin le prohibirá inclusive ocupar un solo milímetro de territorio sirio, salvo por la base militar de Tartus, desde donde está instalado como gendarme de los pueblos de Oriente.
Los marxistas sabemos muy bien lo que el imperialismo es capaz de hacer con Irán y Hezbollah, luego de utilizarlos como fuerzas de choque. Para ponerles un límite, Trump ya está anunciando que ambos vuelven al “eje del mal”.
La operación masacre de 2015 en Siria, el cerco y la derrota de la revolución ucraniana, además de la desorganización y desincronización que impusieron a la lucha de masas las direcciones traidoras, abrieron hoy una situación enormemente reaccionaria y de brutal contraofensiva imperialista. El punto de inflexión para la apertura de esta nueva situación mundial fue la derrota y el genocidio a la revolución siria.
Con las masas controladas o fuera de escena y con las revoluciones aplastadas, los carniceros imperialistas tienen las manos libres para ir a nuevas disputas por el control del planeta.
Las potencias imperialistas ya han comenzado a disputarse un mercado mundial que se ha achicado y que se sostiene con fenomenales deudas de los estados y los bancos. La crisis, el crac y el mencionado achicamiento del mercado mundial han llevado ya a una guerra comercial abierta que plantea la siguiente cuestión: si a EEUU le va bien, a la Europa imperialista de Maastricht le irá mal y viceversa.
El gobierno de Trump ha roto los pactos, como el del Atlántico y el Pacífico, con los que EEUU con Obama intentaba mantener su supremacía en la política y economía mundial. Los piratas yanquis votaron «EEUU primero» y rompieron los acuerdos comerciales con Alemania y la Unión Europea de Maastricht. Anunciaron que llevarán a una comisión del parlamento a todas las empresas que comercien con EEUU haciendo Dumping para sancionarlas.
La política de «EEUU primero» también significa que éste, para mantener su supremacía, debe encerrarse y patear las barreras aduaneras del mundo y de sus competidores. «EEUU primero» significa que EEUU duplica su presupuesto militar y multiplica por mil la producción de fuerzas destructivas.
Mientras la crisis económica mundial no deja de profundizarse, golpeando hoy a los BRICS, el imperialismo, para sobrevivirse ya prepara nuevas guerras que, como diría Lenin, es el factor económico más importante en la época de bancarrota capitalista.
Como dijera Trump: ningún imperio domina el mundo sin ganar guerras. Para ello, el régimen yanqui y su gobierno deben sacar a las masas norteamericanas de escena. En las calles de EEUU, al igual que en las de París, Barcelona o Hamburgo; en los combates de los trabajadores y oprimidos de las potencias imperialistas se define y se definirá, en gran medida, qué tanto podrán las transnacionales generalizar la derrota de Siria al conjunto de la clase obrera mundial.
Trump amenaza con descargar su poderío militar sobre Corea del Norte. Llega con sus tropas y su Marina de guerra al Pacífico, anunciando que quien se subleve o no acate sus ofensivas comerciales correrá el destino de la Siria devastada, con sus ciudades demolidas. A los Kim de Corea del Norte ya los han transformado en el “ISIS del Pacífico”. Obligan a China a quitarle todo apoyo a su vecino de Corea del Norte. Esto significa que es China la que debe embargar y cerrar las empresas que los Kim tienen en su territorio. Es China la que debe rendir a Corea del Norte, a cuenta de EEUU. Mientras tanto, éste saca su flota al Pacífico, con tres portaviones atómicos y decenas de fragatas antimisilísticas, para demostrar quiénes son realmente los dueños de esa zona del planeta.
Esta es la situación en el mundo luego de la masacre de Siria. Allí la revolución se encuentra resistiendo en sus últimas trincheras, con una nación partida en camino a convertirse en una colonia esclavizada, si es que termina de imponerse el gobierno de Al Assad, sostenido, por ahora, con las bayonetas rusas y yanquis.
Cuando se exhale el último suspiro de la revolución siria, no serán los sirvientes de los yanquis, Al Assad y Putin, los que definan el destino de esa nación. Las petroleras imperialistas, las verdaderas orquestadoras de tanta sangrienta contrarrevolución, serán las que tendrán la palabra final.
El lector podrá ver en los capítulos II y III de este trabajo lo preciso y correcto de lo escrito por Abu Al Baraa y los autores del libro Siria Bajo Fuego en el año 2015.
Homenajes
El capítulo IV de esta obra está dedicada a los homenajes ante el asesinato de Abu Al Baraa. Para los autores del libro Siria Bajo Fuego es una gran responsabilidad presentar este segundo volumen, y sobre todo haber podido llegar a tiempo a hacerlo en el primer aniversario de la muerte de Abu Al Baraa. Pero también esto es una obligación y un compromiso con todos los heroicos mártires de la revolución siria y con los militantes socialistas que regaron con su sangre la revolución.
Sabemos que las banderas de la IV Internacional llegaron limpias a las revoluciones del Magreb y Medio Oriente y a Siria en particular. Abu Al Baraa fue un fiel representante de este programa y este combate en la revolución misma. El programa del trotskismo y de la IV Internacional ya se escribe en árabe. Este programa es seguido por todos los jóvenes y trabajadores que dentro de Siria, Medio Oriente y el mundo luchan por la victoria de la revolución.
La proximidad de la edición del cuarto número del periódico en árabe La Verdad de los Oprimidos, cuyo director fue Abu Al Baraa, es un dato en sí mismo que demuestra que su combate no ha sido en vano.
Por este motivo, publicamos una compilación de homenajes, realizados hace ya un año, ante la caída de Abu Al Baraa. Incluimos el homenaje que hicieran público los jóvenes anarquistas griegos, presos políticos en el Ala D de la cárcel de Korydallos, que fueron solidarios con el combate revolucionario de la Brigada León Sedov y tomaron en sus manos la lucha por la revolución siria a nivel internacional. Publicamos también el homenaje de los marxistas revolucionarios del Pacífico de la JRCL; el que hiciera el Frente del Levante de Alepo; el realizado desde Radio Siria Libre; el que realizaran los autores de este libro, entre otros. No pudimos, por su extensión, incluir todos los homenajes que llegaron a la Editorial Socialista Rudolph Klement. Desde ya, pedimos disculpas a los que no se encuentran en este trabajo. Pero los mismos han sido difundidos por medios masivos como la página web de la Editorial, las redes sociales, prensas partidarias, etc.
“Escribir un libro. Tengo en mis manos el libro de un hombre muerto”
Rafael Spregelburd, un dramaturgo argentino, escribió un homenaje a Abu Al Baraa para el diario Perfil de Argentina, que se encuentra reproducido en esta obra. Lo hizo con la sensibilidad de un intelectual anunciando que al autor del libro que tenía en sus manos (Siria Bajo Fuego), lo mataron. No era un hombre y un escritor muerto más.
Efectivamente, Abu Al Baraa no sólo fue un escritor, sino también un luchador, un socialista y un miliciano, de lo más destacado de la revolución siria.
Los socialistas fuimos parte de esa lucha, de esa revolución y también regamos el suelo sirio con nuestra sangre. Antes de su asesinato, Abu Al Baraa veló, junto a los socialistas de Siria, a Mustafa Abu Jumaa, su padre, que fue reconocido en todo el país como “el primer mártir de la lucha por romper el cerco a Alepo”. Mustafa fue fundador de la corriente trotskista en Siria. Él había adoptado como hijos a todos los jóvenes que luchaban con Abu Al Baraa, tanto de Siria como del resto del mundo. La despedida de su padre fue un momento muy cruel para Abu Al Baraa y para todos los socialistas que acompañamos la lucha de la revolución siria.
Las izquierdas reformistas del mundo, colgadas en los parlamentos burgueses, en las capas altas de las aristocracias y burocracias obreras, ven a la Siria de hoy como una anomalía histórica. Pues no. Es la norma de este podrido sistema capitalista, donde la “democracia” es un privilegio de unos pocos países ricos que viven subyugando a su propia clase obrera y oprimiendo y saqueando el mundo colonial y semicolonial.
Basta ver el África martirizada, la China gobernada por un régimen de terror, como en toda Asia… Basta ver a la Europa del Este y la Rusia de Putin regidas bajo el sable de los generales… Basta ver a la mayoría de la clase obrera europea, que es inmigrante, maltratada peor que lo hacen sus amos en las colonias, para darse cuenta que la Siria de hoy no es más que la fotografía de una película de un sistema que se sostiene con hambre, guerra, fascismo, contrarrevolución y barbarie.
En Europa ya vimos cómo el imperialismo trata a los pueblos que “osan” levantarse por su liberación. El trato brutal, e inclusive la intervención golpista de los Borbones contra Cataluña, es apenas un botón de muestra de lo que, luego de la derrota en Siria, le espera a toda lucha por la independencia nacional de los pueblos oprimidos del mundo.
El reformismo no podrá ocultar esta realidad. Día a día la sangre y el asesinato de las masas de Magreb y Medio Oriente surge y surgirá por todas las costuras del planeta. Más temprano que tarde millones de obreros tomarán conciencia de la enorme traición que sus direcciones le impusieron a los trabajadores y los pueblos oprimidos de Medio Oriente. La vida ya está dando su veredicto.
La burguesía, el imperialismo y los asesinos del pueblo quieren que todo quede en el olvido. Mucho más lo quieren los que encubrieron semejante masacre al pueblo.
Los que en nombre del socialismo y de la lucha de los pueblos oprimidos apoyaron a Bashar Al Assad y a Putin cada vez podrán menos justificar lo que los hechos y la vida ya cuenta por sí misma. Siria ha sido demolida. De sus entrañas sigue surgiendo un grito de Libertad. A la salida de este libro, de los más de 40.000 presos políticos que alguna vez pasaron por las cárceles de Al Assad, quedan vivos unos 550 en Homs, prestos a ser trasladados a Damasco, donde los espera una verdadera condena a muerte, lo mismo que Auschwitz a manos de los nazis en la Segunda Guerra Mundial. Desde la prisión, ellos han sacado una carta donde se encuentran amotinados, la cual expresa: “Somos los presos de la cárcel central de Homs y tenemos quinientos cincuenta detenidos en el marco de la revolución que se ha dado en nuestro querido país.” (…)
“Este es un llamamiento a todas las organizaciones humanitarias a que intervengan inmediatamente para impedir toda incursión a la cárcel. (…)
Exigimos ser evacuados de la cárcel, como cuestión previa a cualquier negociación, como en cada zona o ciudad que fue evacuada en tan solo horas, bajo auspicios de observadores internacionales.
Sólo queremos nuestra libertad y nuestra dignidad, junto a la de nuestras familias, para que podamos volver con ellas, con nuestros niños y nuestros seres queridos.”
Aún desde las mazmorras del régimen, la vanguardia de la revolución siria sigue resistiendo. En las últimas trincheras de la revolución el fuego no se ha apagado. El 14 de octubre de este año, llamado por el movimiento antiguerra de EEUU, se desarrolló un “Día de Furia por Siria”, donde miles de jóvenes y trabajadores ganaron las calles de todo el mundo y de Siria en particular. Los autores de este libro, como los integrantes del periódico La Verdad de los Oprimidos de Siria, participamos activamente en estas acciones.
Un nuevo llamado a la solidaridad internacional con la revolución siria, antes de que sea demasiado tarde
El imperialismo prepara su golpe final. La caída de Raqa y Deir Ez Zor, entregadas por el ISIS (quien sale protegido de esas ciudades por Al Assad, Putin y las tropas yanquis), anuncia que las batallas finales están en ciernes y que se configura una Siria partida, colonizada, que terminará con el régimen y el gobierno de Al Assad cumpliendo hasta el final su rol de verdugo de la revolución, y con el imperialismo yanqui repartiendo los negocios.
El plan de “zonas seguras” de la Conferencia de Astana encubre el ataque que se ha lanzado para terminar de aplastar las últimas trincheras de la revolución.
Turquía está a la espera. Amenaza con entrar a Idlib a sangre y fuego, mientras Al Assad se ofrece a hacerlo. Trump será quien lo decidirá en la Conferencia de Astana. La masacre final está en ciernes. Hay que impedirla. Eso se logra parando la mano asesina del imperialismo que sostiene esta enorme contrarrevolución. El ingreso de sectores del movimiento antiguerra de EEUU a esta lucha abre esta perspectiva de dar nuevos saltos hacia adelante en este combate.
La ruptura del cerco, para impedir la masacre final a la revolución siria, es una batalla pendiente. Llama la atención y despierta indignación la pasividad de las corrientes de izquierda que se dicen solidarias con la revolución siria como el SWP inglés, el NPA francés, la ISO de EEUU. Ellas proclaman sus adhesiones a la revolución siria en sus congresos y conferencias sólo para lavarse la ropa, puesto que son incapaces y se han negado a llamar a una acción decisiva en las calles o a coordinar una acción internacional para terminar con el tormento y la masacre de las masas sirias.
Pero no es menor el repudio que se merecen corrientes como el MAS o el PTS argentinos, o sectores del movimiento anarquista internacional que, bajo la bandera de la “lucha contra el ISIS” y “en defensa de las YPG kurdas”, encubren la masacre de Al Assad a las masas sirias.
Contra ellos, otras corrientes revolucionarias del movimiento anarquista, como los agrupados en el Ala D de la prisión de Korydallos de Grecia, se han ubicado correctamente en las trincheras de la revolución, desde un primer momento, mientras sus elementos más avanzados y combativos fueron la vanguardia en toda Europa de solidaridad activa con el movimiento de refugiados sirios. Vaya a ellos nuestro saludo.
A propuesta de los socialistas de Siria, el último congreso de los sindicatos combativos de Brasil, organizados en Conlutas, votaron el apoyo y la solidaridad con los presos políticos de Homs. Lo hicieron representantes de millones de obreros. Esto es un paso adelante, junto a las acciones que se unifican y se coordinan por Siria para dar nuevos saltos a romper el cerco y el aislamiento. Ya antes, el 1º de Mayo, los obreros fabriles de La Paz habían marchado con la bandera de la revolución siria a su frente y le habían hecho llegar su solidaridad a la resistencia.
Los marxistas revolucionarios de Japón de la JRCL-RMF han acompañado la enorme lucha de los socialistas revolucionarios de Siria y su combate contra Al Assad.
En el “Día de Furia” del 14 de octubre hubo un hecho que, a quienes conocemos las últimas trincheras de la revolución, nos hizo vibrar de emoción y entusiasmo. Fue en la ciudad de Ainjara donde se dio la movilización más grande dentro de Siria, al grito de “seguimos luchando, queremos que caiga el régimen”. Allí están enterrados los restos de nuestro compañero Abu Al Baraa. Allí está su tierra. Y nuestro compromiso: romper el cerco a la revolución siria, defender las últimas trincheras de la revolución y nuestro esfuerzo por llamar a los trabajadores y los pueblos oprimidos del mundo a sublevarse y parar la máquina de guerra monstruosa que impone la barbarie en cada sector del planeta donde los explotados luchan por su dignidad, sus conquistas, por el pan y la libertad.
Antes de que sea demasiado tarde, hay que reagrupar todas las fuerzas internacionales de los que estamos dispuestos a impedir que se imponga el fascismo y la contrarrevolución en Siria. No hay tiempo que perder. Los pueblos oprimidos de Oriente y de todo el mundo verán, más temprano que tarde, que si es derrotada definitivamente la revolución siria… Siria golpeará las puertas de tu país,
de tu ciudad,
de tu barrio,
de tu casa.
Y la verdad no pudo ser ocultada… La verdad fue contada
De esto se trata el Capítulo V de la presente obra, y como parte de la lucha por romper el cerco a la revolución siria, publicamos una reseña sobre la presentación del libro Siria Bajo Fuego realizada en la Biblioteca Nacional de Argentina el 22 de agosto de 2015. Este libro también fue presentado en distintas ciudades del mundo, destacándose la realizada en Madrid en la Feria del Libro y mediante una charla-debate el 1 de junio de 2017, que contó con la presencia de destacados activistas y luchadores de la causa siria.
Asimismo hemos incluido una reivindicación a diferentes escritores, poetas y autores de libros sobre la causa siria, que alzaron su voz en medio del silencio ante el brutal genocidio. Su valentía puso también de manifiesto la cobardía de la izquierda reformista mundial que cercó la revolución e intentó a cada paso romper los lazos de solidaridad de la clase obrera internacional para con el pueblo sirio. Por ello en este capítulo presentamos una serie de poesías, extractos y crónicas sobre presentaciones de distintos libros que hemos compartido en Europa y América Latina con estos valerosos escritores, poetas, intelectuales y luchadores con quienes fuimos y somos parte de la solidaridad internacional con la revolución siria.
En este mismo sentido destacamos la labor de Suzanne Zaura, periodista del Estado Español, que encabezó en ese país la solidaridad para con la revolución, junto a otros activistas. También hacemos una mención a la labor de Radio Siria Libre que fuera vocera de la resistencia para el habla hispana.
Dedicatoria
Dedicamos este trabajo, como lo hubiera hecho Abu Al Baraa, a todos los compañeros caídos en la revolución siria al grito de “por el pan, la caída del régimen, el socialismo y nada más”: Mustafa Abu Jumaa, Abu Al Jud, Abu Issac Al Janubi, Hamza Al Twil, Mohammed Sheikh Al Jeb, Mohammed Abdallah, Mohammed Al Hamudi, Abu Attia, Abu Nur, Abu Mwawyah Al Massry, Abu Mussa Al Jazaery, Abu Al Qayss Hesham, Abu Salamah, Sanad Abu Khattab. ¡Hasta el socialismo siempre!
Carlos Munzer y Abu Muad |