Siria - 24 de abril de 2018
El pacto contrarrevolucionario de Ginebra en acción
Como ayer en Homs, Alepo, Ghouta…
Los generales de la burguesía sunnita del Ejército del Islam y del ESL entregan todo tipo de armamento a Al Assad y pasan a ser parte nuevamente de su ejército
Los generales del Ejército del Islam, quienes encabezan la delegación del Ejército Sirio Libre y la burguesía sunnita en la conferencia de Ginebra, acaban de entregarle a Al Assad y Putin todo tipo de armas en las montañas Qalamoun, provincia de Damasco. Entregaron no solo armamento ligero y gran cantidad de municiones, sino también tanques y hasta misiles con los que podrían derribar los aviones que los bombardean y hasta destruir sus bases militares desde donde despegan.
Todo este armamento los conquistaron las masas en sus levantamientos de 2011-2012, donde se tomaron los cuarteles del ejército de Al Assad, las comisarías y los soldados rasos se pasaban con sus armas a las filas de la revolución. Con estos levantamientos se había liberado el 80% del territorio sirio. Al Assad estaba recluido a unas pocas cuadras alrededor de su palacio presidencial en Damasco. El triunfo estaba al alcance de la mano y por ello llegaron a las zonas que las masas habían liberado los generales de la burguesía sunnita. Ellos fueron a desarmar a las masas… y los hechos de hoy en Qalamoun demuestran que las armas que le sacaron a las masas jamás las pusieron al servicio de abrir frentes contra Bashar para marchar a romper el cerco a Alepo en 2016, a impedir que caiga Daraya ese mismo año o a defender las otras zonas rebeldes de Damasco como Ghouta. Simplemente las acapararon para luego entregárselas a Al Assad en bandeja, pasándose ellos nuevamente a integrar las filas del ejército assadista de donde provienen.
Los generales del ESL de la burguesía sunnita han entregado esta zona rebelde, como vienen de hacerlo en Ghouta y ayer lo hicieron en Aleppo, Homs, Daraya y todas las ciudades rebeldes. Solo a partir de estas entregas es que pudieron avanzar Al Assad y Putin, cuyas fuerzas jamás pudieron entrar por tierra a las zonas liberadas, porque eran permanentemente derrotadas por las masas. Es que son esencialmente fuerzas de ocupación y mercenarias, que solo van a la guerra por dinero, mientras que en las ciudades rebeldes estaban los explotados que defendían sus casas, sus vidas y las de sus familias.
Esto obligó al régimen sirio y a Rusia a tener que bombardear con aviones desde lejos para reducir las ciudades a cenizas, y sobre esta base se impuso la entrega de los generales del ESL. Ellos fueron verdaderos “caballos de Troya” que, como vimos, solo fueron a controlar a las masas, desarmarlas, disolver sus organismos de doble poder que habían puesto de pie (como eran los comités de coordinación) y terminar entregando las ciudades rebeldes, dando el armamento a Al Assad y volviendo inclusive ellos a integrar nuevamente las filas del ejército y la policía assadista, tal como sucedió por ejemplo con el Ejército del Islam luego de la entrega de Douma y toda Ghouta, u hoy en Qalamoun. De hecho, con este accionar, ellos ya venían actuando como la policía de Al Assad al interior de Ghouta desde hacía tiempo, impidiendo que las masas expropiaran a los capitalistas para resolver el problema del pan y poner todos los recursos disponibles para ganar la guerra.Por todo esto los generales de la burguesía sunnita demostraron ser los mejores aliados que tuvo Al Assad dentro de las zonas liberadas. Fueron una verdadera quinta columna contra la revolución siria.
Está claro que para ganar la guerra hay que expropiar sin pago a la burguesía, a los hombres de negocios que lucran con la sangre del pueblo y a los generales sunnitas que acapararon las armas y entregaron cada ciudad rebelde. Hay que recuperar el armamento y volver a poner en pie los comités de coordinación… porque como dicen las masas “La revolución es del pueblo y no de los generales”, entonces ¡Que vuelva al pueblo! ¡Que se abran los frentes y se unan las brigadas en un solo combate por derrotar al régimen!
Las mentiras de la izquierda reformista sobre la revolución siria
Pero sobre todo, para ganar la guerra, hay que romper el cerco que le impuso a la revolución siria la izquierda reformista a nivel internacional.
Esta izquierda desde hace 7 años que viene afirmando que en Siria hay una guerra en la cual se enfrentan dos bandos: Turquía y EEUU (con el ESL como agente) contra Al Assad, Rusia e Irán. Como vemos, esto es una mentira flagrante. Las dos trincheras que hay son la de revolución y contrarrevolución, es decir, las masas sirias contra Al Assad y Putin que las masacran y los generales del ESL –bajo el mando de Turquía y Arabia Saudita- que las entregan. Los “2 bandos” que la izquierda reformista dice que se enfrentan son agentes contrarrevolucionarios que cumplen distintos roles, pero con un mismo objetivo: derrotar la revolución siria, y por eso están coordinados desde la conferencia de Ginebra bajo el mando yanqui.
Con esta afirmación de la existencia de estos “dos bandos”, la izquierda reformista ha llamado a apoyar a uno u el otro -es decir a las dos puntas de una misma soga de Ginebra que estrangula la revolución- o bien a mantenerse neutrales, lo que equivale llamar a que la clase obrera mundial no intervenga. Y lo que es peor, han dicho que “el enemigo es el ISIS” y el problema era “el terrorismo”, el mismo pretexto que usaron el imperialismo y sus agentes para masacrar en Siria. Le dieron sustento a su accionar contrarrevolucionario y a la vez infundieron islamofobia en los trabajadores del mundo. De esta forma toda la izquierda reformista mundial ha cercado y aislado a las masas sirias, separándolas de la clase obrera mundial, dejándolas libradas a su suerte ante el genocidio de Al Assad y Putin y la manipulación y entrega de la burguesía sunnita.
¡Hay que romper el cerco a las masas sirias!
No está dicha la última palabra
En Siria aún resisten las últimas trincheras de la revolución. Aún las masas en toda la región siguen peleando y no se rinden, como en Yemen, Palestina o en Irán. Aún no está dicha la última palabra y esta la tiene la clase obrera a nivel internacional, en particular de los países centrales. Un gran aliado se ha puesto de pie en Francia, donde los trabajadores y estudiantes combaten en las calles a las puertas de un “Mayo Francés” como en el ‘68. Junto a la lucha de la clase obrera mundial, marcharemos a Damasco y se hará justicia con los 600.000 mártires de la revolución siria.
¡No habrá olvido ni perdón!
Abu Muhajer