Siria - 1 de julio de 2018
Las condiciones de la victoria en la guerra civil
La revolución siria en 2011 se puso de pie como un eslabón de una misma cadena de revoluciones en todo Magreb y Medio Oriente por el pan y la libertad. Con insurrecciones locales ciudad por ciudad, las masas derrotaron y partieron al ejército de Bashar, conquistaron el armamento y llegaron a liberar más del 70% del territorio del país. Pero hoy resiste en sus últimas trincheras. Miles de obreros y jóvenes buscan saber qué pasó y por qué se llegó a esta situación. La respuesta hay que buscarla en la dirección que tuvieron las masas en esta guerra civil. Es que, desde el inicio de la revolución, la burguesía sunnita llamó a sus generales a que rompan con el ejército basharista y se monten por sobre los combates de las masas, para impedir que sean éstas las que triunfen en la revolución con sus organismos de democracia directa. Por eso fueron a las “zonas liberadas” a impedir que las masas, en su revolución, expropiaran a la burguesía y por si éstas llegaran a derrotar a Bashar, que estos generales ocuparan su lugar y así salvaguardar al estado burgués. Es por esto que los generales burgueses del Ejército Sirio Libre se han dedicado a desarmar a las masas, desmantelar sus organismos de democracia directa (los comités de coordinación), cuidar la propiedad privada en las zonas liberadas, donde se dedicaron a superexplotar y hambrear a los trabajadores como en las zonas que controla Al Assad. Con los generales assadistas, solo hicieron negocios en común durante la guerra. Así fueron garantizando la derrota en la guerra civil, y estos generales burgueses del ESL terminaron pactando con Al Assad y volviendo al lugar de donde salieron, a su ejército, dándole todo el armamento pesado que habían acaparado, entregando a las masas y sus combates, tal como lo hicieron desde Ginebra. La guerra civil siria demuestra una vez más la necesidad de una dirección revolucionaria para triunfar, que plantee las condiciones de la victoria. Así lo planteaba Trotsky en sus Respuestas al Herald Tribune de Nueva York, del 23 de agosto de 1937: “La experiencia de la guerra civil española y de todas las grandes guerras civiles, incluida la guerra civil de los años sesenta del siglo XIX en Estados Unidos, demuestra que no se puede triunfar en la guerra civil sin proclamar y poner en práctica un programa de grandes reformas sociales” (negritas nuestras). Precisamente en Siria, no fue el programa de los generales burgueses del ESL ninguna gran reforma social. Lo que define el triunfo en la guerra civil no es tanto la técnica militar, sino la dirección política, es decir, si el programa es el correcto para triunfar. Como diría Trotsky: “En toda guerra civil, infinitamente más que en una guerra ordinaria, la política prevalece sobre la estrategia. Lee era más experto militarmente que Grant [los dos generales al comando de los dos bandos que se enfrentaron en la guerra civil de EEUU en el siglo XIX], pero la victoria de éste estaba asegurada por el programa de abolición de la esclavitud que constituía su base.” (“Por la victoria de la revolución española”, 19 de febrero de 1937). Por ello, en Siria, para triunfar había que expropiar a la burguesía, poner todos los recursos disponibles para ganar la guerra y resolver el problema del pan y la vivienda. Era necesario volver a los comités de coordinación, recuperando el armamento para el pueblo y avanzar para llegar a Damasco, sublevando a los obreros y explotados también allí y en cada ciudad bajo la bota de Bashar. Para llegar a la victoria el combate de las masas sirias tenía que ser uno mismo con el de la clase obrera de la región, de los países imperialistas y del mundo. Por este programa luchamos los trotskistas, peleando por una dirección proletaria de la guerra. Este es el programa que impidieron los generales del ESL. Ellos son burgueses y cuidan ante todo su propiedad contra las masas explotadas y su revolución. Por ello publicamos a continuación “Las condiciones de la victoria” para la guerra civil española de los ’30, escritas por León Trotsky. Este es el programa que planteamos los trotskistas de la IV Internacional cuando en España se desarrollaba también una revolución similar a la de Siria hoy, con una guerra civil entre el bando republicano y el fascista de Franco. En España, Trotsky planteaba que los revolucionarios de la IV Internacional tomábamos la siguiente posición: “Nada de alianza política con la burguesía, como primera condición. La segunda ‘debéis ser los mejores soldados contra los fascistas’. La tercera ‘debéis decir a los soldados, a los demás soldados y campesinos ‘debemos hacer de nuestro país el país del pueblo. Cuando hayamos ganado a las masas, expulsaremos a la burguesía, tomaremos el poder y haremos la revolución social” (León Trotsky “Ante la comisión de investigación sobre los procesos de Moscú”, 14 de abril de 1937) Esto mismo impulsamos en Siria los trotskistas de hoy, que luchamos por recuperar y refundar la IV Internacional. Con este programa y lecciones que reproducimos a continuación intervinimos en la revolución siria desde la Brigada León Sedov y se constituyó el núcleo fundacional de un partido revolucionario trotskista en Siria. Las condiciones de la victoria: “1. Los combatientes del ejército revolucionario deben tener plena conciencia de que están luchando por su completa 1/7/2018 Las condiciones de la victoria en la guerra civil León Trotsky emancipación, y no por el restablecimiento de la antigua forma (democrática) de explotación. 2. Lo mismo debe hacerse comprender a los obreros y campesinos, tanto en la retaguardia del ejército revolucionario como en la retaguardia del ejército enemigo. 3. La propaganda sobre su propio frente, sobre el frente enemigo y sobre las dos retaguardias debe estar impregnada del espíritu de la revolución social. La consigna «Primero la victoria, después las reformas» es la consigna de todos los opresores y explotadores, empezando por los reyes bíblicos y acabando por Stalin. 4. La victoria viene determinada por las clases y las capas que intervienen en la lucha. Las masas deben poseer un aparato de estado que exprese directa e indirectamente su voluntad. Semejante aparato no puede ser construido más que por los soviets de obreros, soldados y campesinos. 5. El ejército revolucionario debe, no sólo proclamar, sino realizar inmediatamente, en las provincias conquistadas, las más urgentes medidas de la revolución social: expropiación y entrega a los más necesitados de las reservas alimenticias existentes, redistribución de los alojamientos en beneficio de los trabajadores, y sobre todo de las familias de los combatientes, expropiación de la tierra y de los instrumentos agrícolas en beneficio de los campesinos, establecimiento del control obrero sobre la producción, y del podersoviético en lugar de la antigua burocracia. 6. Deben ser expulsados sin piedad del ejército revolucionario los enemigos de la revolución socialista, es decir, los explotadores y sus agentes, incluso si se cubren con la máscara de «demócrata», «republicano» «socialista» o «anarquista». 7. A la cabeza de cada división debe encontrarse un comisario de irreprochable autoridad, como revolucionario y como soldado. 8. En cada división militar debe haber un núcleo homogéneo de los combatientes más abnegados, recomendados por las organizaciones obreras. Este núcleo sólo tiene un privilegio: ir el primero a la lucha. 9. En los primeros tiempos, el cuadro de mando incluye necesariamente muchos elementos extraños y poco seguros. Su comprobación y selección debe hacerse en base a la experiencia militar, por medio de testimonios de los comisarios y de notas de los combatientes de línea. Al mismo tiempo deben emprenderse grandes esfuerzos en vista a la preparación de mandos provenientes de las filas de los obreros revolucionarios. 10. La estrategia de la guerra civil debe combinar las reglas del arte militar con las tareas de la revolución social. No sólo en la propaganda, sino incluso en las operaciones militares, es necesario contar con la composición social de las diferentes partes del ejército adversario (voluntarios burgueses, campesinos movilizados, o como en el caso de Franco, esclavos coloniales) y, al escoger la línea de operación, tener escrupulosamente en cuenta la cultura social de las correspondientes regiones del país (regiones industriales, campesinas, revolucionarias o reaccionarías, regiones de nacionalidades oprimidas, etc.). En otras palabras: la política revolucionaria domina a la estrategia. 11. El gobierno revolucionario, en tanto que comité ejecutivo de los obreros y campesinos, debe saber conquistar la confianza del ejército y de toda la población trabajadora. 12. La política exterior debe tener como principal objetivo despertar la conciencia revolucionaria de los obreros, de los campesinos y de las nacionalidades oprimidas del mundo entero.” (León Trotsky, “Lección de España, última advertencia”, 17 de diciembre de 1937)