Siria -13 de junio de 2018
Rusia bombardea Idlib a mansalva mientras Turquía la rodea con puestos de control
Desde las conferencias de Astana y Ginebra, Trump, Putin y Erdogan cercan Idlib y buscan tomar esa última gran trinchera de la revolución
En la provincia de Idlib, en zonas de Aleppo y el norte de Hama se encuentra una de las últimas grandes trincheras de la revolución siria. A la provincia de Idlib fueron evacuados los trabajadores y explotados que estuvieron resistiendo hasta último momento en Alepo, Homs, Daraya, Ghouta, Douma… y en esa zona los bombardeos de Al Assad y Putin no cesan ni por un instante.
Es que luego de derrotar las ciudades y suburbios rebeldes de Damasco, ahora las fuerzas contrarrevolucionarias que invadieron Siria y sostienen al fascista Al Assad para que culmine su genocidio, deben conquistar la provincia de Idlib.
Para imponer este plan contrarrevolucionario, se juntaron Rusia, Turquía e Irán a mediados de mayo en la conferencia de Astana. Allí acordaron lo que están haciendo hoy: Turquía ha instalado puestos de control en toda la frontera de esa provincia mientras Rusia y Al Assad bombardean sin piedad, ciudad a ciudad, barrio a barrio, casa a casa. Idlib está asediada, como ayer estaban Alepo, Douma, Homs, etc. La asedian la aviación rusa y de Al Assad y la cercan los puestos de control turcos.
Ya Turquía instaló 12 de estos puestos de control y completó el cerco cerrando su frontera con esta provincia, impidiendo el paso de los explotados sirios y disparando a matar a todo aquel que intente cruzarla. A su vez, acordaron que Rusia instalará 9 puestos de control, aunque estos últimos todavía no fueron colocados. Mientras tanto, Putin sigue bombardeando a mansalva con sus aviones, con decenas de muertos todos los días, como sucedió en Zardana el pasado 7 de junio.
Así funciona la conferencia de Ginebra y las fuerzas contrarrevolucionarias que se han agrupado allí para aplastar la revolución y partir y someter a Siria. Hoy se preparan entonces a terminar con sus últimas trincheras.
Lo que durante años fue presentado como una “guerra de Turquía y los rebeldes contra Rusia y Al Assad”, resulta ser una mentira. Los que afirmaron esto se han roto los dientes con la cruel realidad: en la ofensiva contra la última gran trinchera de la revolución todos los actores se sacan las máscaras y demuestran lo que son. Queda claro que han jugado distintos roles para aplastar la revolución y partir Siria, mientras vienen sosteniendo, bajo el mando norteamericano, al gobierno y al régimen de Al Assad que es la punta de lanza del ataque fascista contra las masas revolucionarias sirias. Hoy Turquía y Rusia, juntos, han cercado y asedian Idlib, tal como ayer, el PKK le entregaba Afrin a Al Assad y éste a Erdogan. Ya no se puede mentir más.
Hoy las fuerzas contrarrevolucionarias deben tomar rápidamente Idlib porque necesitan terminar de reconstituir el estado burgués -la banda de hombres armados que defienden los intereses de conjunto de la burguesía-, que fuera descalabrado por la clase obrera y las masas en su levantamiento revolucionario de 2011-2012, cuando partieron el ejército, los soldados rasos se pasaban al lado de la revolución con sus armas y el perro Bashar perdía el control del más del 70% del territorio sirio.
Este es el gran objetivo de la conferencia de Ginebra, auspiciada por la ONU. Con la guardia pretoriana de la teocracia contrarrevolucionaria iraní sostuvieron a Al Assad en Damasco. Con la invasión rusa avanzaron sobre las ciudades rebeldes, mientras éstas desde adentro eran desorganizadas y entregadas por la burguesía sunnita que comanda al ESL. EEUU actuó en el terreno tomando posesión de los pozos petroleros y los oleoductos. Para ello se apoyó en Turquía, que controla a facciones del ESL, con las que avanzó hacia el Éufrates y Al Bab para quedarse con el paso de los oleoductos. Mientras, los yanquis, con las tropas gurkas de las YPG kurdas retomaba Raqa y Deir ez Zor, donde se encuentran las riquezas petroleras de Siria, adonde previamente había enviado al ISIS para que ataque a las masas.
Este es el pacto de Ginebra de la ONU, desde donde se conspira para organizar a las fuerzas contrarrevolucionarias que hoy han partido Siria y masacrado al pueblo.
El rol de Rusia y Turquía es clave para estas operaciones contrarrevolucionarias. Rusia controla a la casta de oficiales de Al Assad en el terreno y Turquía a los generales burgueses sunnitas del ESL que vienen de entregar todas las ciudades conquistadas por la resistencia.
En Ghouta y Douma vimos cómo funciona esto: las masas masacradas y los generales del “Ejército del Islam” del ESL actuando como policía de Al Assad en las ciudades asediadas e ingresando muchos de ellos a la casta de oficiales con los generales assadistas. Es decir, volviendo de donde salieron cuando empezó la revolución. Ellos, los generales de la burguesía sunnita, fueron enviados por EEUU y Turquía -algunos con las banderas de la democracia y otros luego con las del Islam cuando se radicalizaron las masas-, para desarmarlas desde adentro e impedir que estas avancen a atacar la propiedad de la burguesía rica en las provincias rebeldes. Mientras desorganizaron los comités de coordinación y de soldados, desarmaron a las masas, impusieron los partidos-ejércitos y, como también fue el caso de Alepo, terminaron entregando las ciudades abiertamente, ocultando toneladas de armas pesadas y lo que es más grave, alimentos, que acaparaban para vendérselos carísimos a una población bloqueada y cercada por las tropas fascistas de Al Assad y Putin.
El plan de Ginebra, ese pacto contrarrevolucionario para terminar de aplastar la revolución siria, parte de dejar tierra arrasada en todas las ciudades rebeldes. Pero lo más importante: debe reconstituir el poder del estado y lo vienen haciendo alrededor del ejército y el generalato fascista de Al Assad, al que se han integrado ya los generales del ESL que entregaron la Siria revolucionaria, junto a la burguesía chiita de Irán.
El plan turco-ruso es terminar este trabajo. Reconstituir las “fuerzas armadas sirias”, las de Al Assad y la casta de oficiales del ESL, bajo un mando común que no será el del perro Bashar, ni el de Putin, ni tampoco el de Erdogan. Ellos son tan sólo los garantes de este plan. Cuando termine de asentarse la contrarrevolución, Siria terminará partida como un protectorado bajo el mando del imperialismo yanqui, que será quien reparta el botín de los negocios de la reconstrucción entre los leones y las hienas. Esto es así porque Siria, como todo el Magreb y Medio Oriente, es zona de influencia de las “7 hermanas”, las petroleras más grandes del mundo que poseen, controlan y manejan el 80% de los pozos petroleros y oleoductos de la región.
El rol de Turquía y de Rusia hoy es comenzar a ordenar la Siria post-guerra civil: una casta de oficiales contrarrevolucionaria que represente los intereses de todas las pandillas burguesas y el imperialismo; una policía local común de Al Assad y el ESL en cada ciudad; y, por supuesto, las tropas gurkas deberán retirarse de Siria… Irán y Hezbollah deberán “volver a casa” luego de los servicios prestados. Es que el gendarme contrarrevolucionario que está volviendo al centro de la escena en la región es el sionismo, que luego del cerco a Yemen y el aplastamiento de la revolución siria que está en curso, comienza a levantar cabeza.
Ningún analista mínimamente serio de los acontecimientos de Medio Oriente puede hablar ya de la “potencia saudí” o “iraní” en la región. La mentira de la “guerra entre Rusia contra Turquía y EEUU” ya está enterrada bajo los escombros de las ciudades sirias devastadas. La “potencia” saudí, con 9 ejércitos gurkas de la región, no ha podido tomar Yemen y se revuelca en una dura crisis. La teocracia iraní, luego de ser utilizada para hacer el “trabajo sucio”, junto a Al Assad, de asesinar a más de 600.000 oprimidos de Siria, vuelve a tener el mismo status que poseía antes de 2015 cuando Obama le levantaba el embargo: hoy Irán vuelve a ser una semicolonia embargada y cercada por el imperialismo. Este sabe quién es su gendarme en Medio Oriente, al que necesita realmente, que es el sionismo, como ya dijimos, al que Trump le ha puesto su “capital en Jerusalén”. Con el proceso avanzado de derrota de la revolución siria, ya el sionismo ha comenzado sus acciones militares contrarrevolucionarias en gran escala dentro de la Palestina ocupada contra las masas de Gaza y rápidamente lo hará también para disciplinar a todas las pandillas burguesas del Magreb y Medio Oriente, como la guardia iraní si no acepta retirarse de Siria.
Desde Ginebra, las potencias imperialistas comienzan a rearmar al Medio Oriente masacrado, saqueado y devastado por acciones contrarrevolucionarias impuestas en respuesta a las heroicas revoluciones que golpearon toda la región en 2011-2012, que habían dislocado todos los dispositivos contrarrevolucionarios del imperialismo, comenzando previamente con la derrota yanqui en Irak. Las tropas norteamericanas y europeas debieron retirarse porque la clase obrera y las masas de esos países no permitían más que en su nombre hayan masacrado a un millón de iraquíes, en uno de los ataques contrarrevolucionarios más grandes en Medio Oriente, quizás comparable con el asesinato en masa y el genocidio que realizó el imperialismo francés cuando retomó Argelia a la salida de la Segunda Guerra Mundial.
El imperialismo debe volver a colocar dispositivos de control contrarrevolucionario en las rutas del petróleo luego de sus duras derrotas. Pero lo debe hacer en momentos en que las potencias imperialistas no pueden intervenir directamente, a riesgo de incendiar a cada paso la región. Por ello, el pacto de Ginebra. Es allí donde todas las potencias imperialistas y sus distintos agentes organizan las grandes masacres, se reparten los botines de guerra, canalizan sus choques e intereses distintos y, sobre todo, conspiran para aplastar los procesos revolucionaros e imponer la “pax” de Ginebra, es decir, de las potencias dominantes.
Se sube el telón. La batalla final por Idlib ha comenzado. Con la frontera turca cerrada y los puestos de control rodeando esa provincia, ya se desarrolla allí una guerra de asedio en toda la regla. Rusia, Turquía y EEUU sólo reconocen para entrar al acuerdo de Ginebra y de Astana a los oficiales y soldados del ESL pagos por Erdogan.
Al Nusra, que integra el frente llamado Hayat Tahrir al Sham (HTS), se preparó para entrar a este acuerdo, expresando a una fracción de la burguesía nacional comercial siria muy poderosa, ligada financiera y comercialmente a Turquía. Al Nusra sacó rápidamente sus cuarteles y las armas lejos de las ciudades de Idlib. Es que allí diariamente se movilizan las masas exigiendo que se unan las brigadas, que se abran los frentes y se marche a Damasco para derrotar a Al Assad. Más y más avanzaba la movilización de masas y más y más HTS alejaba las armas de los explotados, mientras los generales del ESL iniciaban una guerra fratricida para obligar a HTS a someterse incondicionalmente a Turquía para entrar al acuerdo de unidad con Al Assad, Putin y Trump.
HTS hizo todos los deberes. Impuso consejos locales por ciudad de ingenieros, religiosos, abogados, comerciantes, etc. a los que hizo votar, bajo su control estricto. Como dijimos, alejó a las masas de las armas. Así se preparaba para ingresar al acuerdo.
Pero Trump, como jefe de Ginebra y de Astana, no permitió que entrara HTS. En el protectorado sirio no hay ni habrá lugar para ninguna pandilla de la burguesía nativa que quiera reclamar o tener un juego autónomo en los negocios de la “pax” de Ginebra que se impondrá luego de completado el genocidio. En el protectorado, entonces, no habrá lugar ni para la burguesía chiita iraní y tampoco para la burguesía nacional sunnita y sus fracciones más autónomas e independentistas. Siria ya está repartida y si terminan de aplastar la revolución, será colonia. Los vencedores son las potencias imperialistas que serán las que decidirán, en última instancia, el régimen, el gobierno, cómo serán repartidos los negocios de la reconstrucción y la forma en la cual será organizado definitivamente el protectorado para saquear Siria.
Pero antes tienen que terminar de aplastar a las masas. La resistencia yemení no se rinde. Las masas iraníes han ganado las calles con el grito de “Los clérigos viven como reyes y el pueblo como mendigo” y “retírense de Siria”. El choque abierto de las masas palestinas contra el sionismo ya ha comenzado. La batalla por Jerusalén, hoy contenida por la OLP, ya está en ciernes. Se ha iniciado el levantamiento de las masas jordanas por el pan, contra el FMI. Los últimos actos de la revolución y la contrarrevolución aún no están escritos.
Turquía con sus tropas instaladas en el Éufrates ya controla los oleoductos en un acuerdo directo y bajo el mando de la OTAN y del imperialismo yanqui que está instalado en Raqa, Deir ez Zor y en la Rojava del PKK y las YPG. Muchos observadores se preguntan: “¿y Rusia?”. Aquí también se levanta el telón: en el acto por la conmemoración de la victoria de Rusia contra Alemania en la Segunda Guerra Mundial, participó Netanyahu, que ya había sido visitado por Putin en Jerusalén, la “capital” de las tropas de ocupación sionistas de Palestina. Ese es el rol de Rusia: ser el sicario de Eurasia, al que le dejarán la base de Tartus para que esta vez, como ayer hizo con Al Assad, le ponga el hombro al sionismo y que éste pueda volver a ser nuevamente el látigo del imperialismo en Medio Oriente.
¿Y Al Assad? El agente fascista del imperialismo ha sido un bastión fundamental de esta ofensiva contrarrevolucionaria. Desde hace años, la izquierda “yancófila”, colgada a los faldones de la burguesía sunnita con una mano, exigía que se haga un “gobierno de transición” sin el perro Bashar. Mientras tanto, con la otra mano le pedía a EEUU que le envíe bombas y armamento pesado a la resistencia siria. Nada de esto pasó. Inclusive, se escuchaban algunas voces en EEUU pidiéndole a Trump que este imponga una restricción en los cielos abiertos para frenar los ataques de la aviación rusa e iraní sobre las ciudades sirias. Una completa falacia... Al Assad goza de buena salud. Los cielos siempre estuvieron abiertos para que éste masacre. Trump realizó simulacros de ataque luego de las brutales denuncias del uso de armas químicas por parte de Al Assad: bombardeó una base aérea totalmente despoblada y vaciada de Bashar y tiró algunas bombas a las afueras de Damasco que no hicieron ningún daño, puesto que si estas hubieran explotado en algún almacenamiento de napalm o fosforo blanco hubiera estallado toda la capital siria. Toda una mentira y una infamia. Es que Al Assad se queda hasta que caiga la última trinchera de la resistencia y sea masacrado el último miliciano que surgió de las entrañas de la revolución siria.
Pero la victoria de esta guerra y el botín no serán para el perro Bashar. A la burguesía alawita y a sus tropas mercenarias les están dejando llevarse los “botines de guerra” de las ciudades devastadas que son las heladeras, los televisores, las motos, las bicicletas, los muebles de los 15 millones de refugiados sirios. La alta burguesía alawita ya piensa en cómo se asociará desde sus bancos en los negocios de la reconstrucción de Siria. Pero esto no será así. Quedarán sus generales y tropas fascistas disciplinados a la OTAN y a la flota yanqui del Mediterráneo. Al Assad se quedará hasta que termine de hacer el “trabajo sucio” a cuenta de todas las potencias imperialistas. Después éstas decidirán el destino de su cabeza.
Pero aún queda tela por cortar. Como vimos, no ha terminado de estallar aún la última de las revoluciones del Magreb y Medio Oriente. Idlib no se ha rendido. A cada paso, la burguesía sunnita intenta rendir a las masas y negociar, pero ya entregó tanto la revolución que ya ni para eso el imperialismo la cree necesaria. Se prepara el asalto final a Idlib. El resultado está por verse y este depende de la lucha de clases a nivel internacional. Las masas palestinas ya están en combate pero también la clase obrera en Francia, India, Brasil, Grecia. Se lucha contra la flexibilización laboral y contra el imperialismo, tal como lo hacen los trabajadores y explotados en Jordania. La última palabra no está dicha, ni que Jerusalén será la capital sionista ni que Idlib caerá en manos de las tropas contrarrevolucionarias de Putin, Al Assad y el asesino Erdogan.
Idlib está cercada y asediada, como hoy también lo está Gaza, pero el mayor cerco que tienen las últimas trincheras de la revolución siria es el que le impone la izquierda social-imperialista, las direcciones colgadas a los faldones de Al Assad y Putin y los no menos traidores que le hicieron creer a las masas que de la mano de los generales yanquis o turcos, a los que apoyaron durante años, el pueblo sirio podía conquistar el pan y la libertad.
Todas las pseudo-teorías, mentiras e ignominias de estas direcciones contra la revolución siria se han desplomado. Dijeron que “lo mejor que podía pasar era que ganara el pueblo kurdo”… y el PKK ya entregó Afrin. Plantearon que “comenzaba la tercera guerra mundial”… y hoy Turquía, Putin y Trump cercan juntos Idlib. Afirmaron que “Al Assad enfrentaba al imperialismo”… pero todos los pozos de petróleo y los oleoductos fueron entregados por el perro Bashar a EEUU en Raqa y Deir ez Zor y a Turquía en Al Bab. “Hay dos bandos”, decían y dicen de forma cínica… cuando hoy están todos los “bandos” unidos para aplastar Idlib, la última gran trinchera de la revolución.
Pero por supuesto que hay dos bandos en Siria. De un lado, el bando de los explotadores, sus gobiernos y partidos-ejércitos contrarrevolucionarios, que es el bando de las burguesías miserables nacionales sostenidas por los traidores. Del otro lado, el bando de los trabajadores y el pueblo oprimido de Siria y todo el Magreb y Medio Oriente, mil veces traicionados, mil veces entregados, mil veces masacrados. En el medio de estos dos bandos, un río de sangre; el mismo río de sangre que separa a reformistas de revolucionarios en la clase obrera mundial.
Idlib no ha caído. Allí se concentran miles de los mejores milicianos y combatientes de la revolución siria. Ellos saben cómo los generales burgueses del ESL o de HTS los han entregado ciudad por ciudad. Ellos y sus familias saben que el kilo de pan, el alquiler de una habitación o una garrafa de gas para calefaccionarse en Siria valía y vale lo mismo en cualquier ciudad rebelde bajo control del ESL o de HTS que lo que vale en las ciudades que están bajo la bota del perro Bashar. Ellos saben que en la revolución los opresores y los hombres de negocios se salvaron y fueron las masas las que murieron y dieron su vida. Ellos saben que HTS ha escondido las armas porque vieron cómo los generales del ESL ya lo habían hecho en Alepo, en Hama, en Homs.
Pero el imperialismo también sabe que se prepara la batalla final. HTS está sobre un volcán. La preocupación del imperialismo es que las masas recuperen las armas e impongan la unidad de las brigadas y que los oprimidos tomen nuevamente la resistencia en sus manos. Si esto sucede, no habrá ejército mercenario ni tropa de ocupación que pueda vencer fácilmente.
Los explotados de Idlib y sus valerosas mujeres están en Idlib y resisten. Ellos abrieron sus puertas a los refugiados de Douma, de Ghouta, de Homs… Ellos no se han rendido y tampoco lo hemos hecho los trotskistas, los socialistas revolucionarios, que resistimos junto a ellos y tenemos el honor de combatir en la heroica revolución siria.
Carlos Munzer y Abu Muad
Para el periódico La verdad de los Oprimidos
Vocero de los socialistas de Siria y Medio Oriente
|
|