8 de Septiembre:
Jornada de lucha internacional por la libertad de los presos de la revolución siria
Acto-Homenaje en Buenos Aires
Intervención de Federico Espinosa, del Comité x Siria de Argentina
“Luego de imponer el genocidio en Siria, hoy el imperialismo está generalizando las condiciones de las masas sirias y del Magreb y Medio Oriente a todo el planeta. Esto se expresa en la guerra brutal contra la clase obrera mundial para imponer la flexibilización laboral…”
En este homenaje queríamos afirmar que Idlib no es la única trinchera de la revolución. Las movilizaciones que vimos ayer en Idlib se repiten contra la burguesía chiita ligada a los ayatollahs iraníes en el sur de Irak, en Basora, donde hay una verdadera revuelta de las masas contra las condiciones de miseria que está imponiendo el protectorado yanqui en Irak, donde los explotados viven sobre un mar de petróleo y no tienen agua potable.
También en Irán las masas, una y otra vez, salen a las calles contra el régimen de los ayatollahs iraníes, socios del imperialismo en la región, opresores de las masas iraníes y asesinos de las masas sirias.
Es una misma batalla en toda la región contra un mismo enemigo: las “siete hermanas”, las petroleras imperialistas que saquean una región de donde extraen el 80% del petróleo para que funcionen las transnacionales en el mundo. Por ello la revolución siria fue un eslabón de una misma cadena de revoluciones que sacudió el Magreb y Medio Oriente.
El imperialismo había concentrado sus fuerzas en Siria para frenar esa cadena de revoluciones. Lograron imponer duras derrotas al proletariado de Medio Oriente. Lograron poner a la resistencia y a la defensiva a la revolución siria. Luego de imponer el genocidio en Siria, hoy el imperialismo está generalizando las condiciones de las masas sirias y del Magreb y Medio Oriente a todo el planeta. Esto se expresa en la guerra brutal contra la clase obrera mundial para imponer la flexibilización laboral y que en el mundo semicolonial todo lo producido por la clase obrera vaya para pagar las deudas externas, es decir, a las arcas del FMI y de la Reserva Federal yanqui. Están imponiendo y redoblando el saqueo de los recursos naturales en todas las semicolonias, en momentos en que el mercado mundial se ha achicado y las distintas pandillas imperialistas se están disputando ferozmente las zonas de influencia en el mundo.
La guerra comercial de las potencias imperialistas es en primer lugar una guerra de clases contra la clase obrera. En Argentina, el ataque del gobierno pro-imperialista de Macri es parte de esta ofensiva por generalizar las condiciones de la contrarrevolución de Siria y Medio Oriente, contra la clase obrera argentina, como sucede también con el conjunto de los trabajadores de América Latina.
Las movilizaciones de Idlib, las del sur de Irak, las de Irán, son parte de la respuesta de la clase obrera mundial a esta ofensiva imperialista. Son hermanas de la lucha de la clase obrera europea, como los trabajadores franceses que enfrentan los planes de flexibilización laboral del gobierno de Macron. Son hermanas de la batalla de la clase obrera argentina, de los trabajadores de los astilleros, de Agroindustria, de los docentes y estudiantes…
De forma particular, estas movilizaciones de masas en Idlib ponen en evidencia las grandes mentiras que dijeron durante más de siete años las corrientes de la izquierda mundial contra la revolución siria para envenenar a la a la clase obrera mundial.
Un sector del estalinismo y muchos de los que se reivindican del trotskismo no se cansaron de decir que Al Assad era “antiimperialista” y que había que sostenerlo. Le dijeron a las masas del mundo que los oprimidos que se sublevaron en Siria por el pan y la libertad contra el régimen, eran "tropas terrestres de la OTAN", “yihadistas”, “terroristas”, haciéndose eco de la islamofobia con la cual el imperialismo legitimó la masacre en Siria.
Además, las masas sirias tuvieron que soportar que otras corrientes de la izquierda planteen que lo que había en Siria era una guerra entre “dos bandos reaccionarios”, cuando de un lado están los explotados que ya dejaron más de 700.000 muertos y del otro están concentrados todos los actores contrarrevolucionarios para derrotar la revolución.
Todas estas direcciones ocultan y no quieren que los trabajadores del mundo sepan que tanto Al Assad, Putin y los Ayatollahs iraníes, como EEUU, Turquía y los generales del ESL, funcionan en una mesa de operaciones común contra las masas que es la conferencia de Ginebra de la ONU y las reuniones de Astana, Sochi, etc., que desde hace 7 años define que Al Assad continúe masacrando. Desde allí opera la contrarrevolución, dirigida por EEUU.
Hoy las masas de Idlib develan que la revolución sigue viva y así desnudan que fueron las direcciones traidoras de la clase obrera las que impidieron con su cerco, mentiras y calumnias que la clase obrera mundial acuda en ayuda a las masas sirias y en defensa propia. En definitiva, gracias a su rol, es que Al Assad, Putin y los yanquis pudieron llevar a cabo semejante acción contrarrevolucionaria.