SIRIA – 08 de septiembre de 2019
Una nación partida y ocupada y un pueblo hambreado y martirizado
Turquía cerca Idlib; Assad y Putin masacran a mansalva; HTS desorganiza la resistencia
y pacta su entrega con los asesinos del pueblo sirio
Se lanza la “operación exterminio final” para terminar de aplastar los últimos
estertores de la revolución siria en Idlib
Con el avance de la contrarrevolución se profundiza la partición de Siria bajo la supervisión de EEUU
Con el golpe a las últimas trincheras de la revolución siria en Idlib, ya se comienzan a terminar de dibujar los contornos definitivos de la Siria post revolucionaria, con los que el imperialismo intenta asentar la victoria contrarrevolucionaria de Putin y Al Assad, que le hicieron el trabajo sucio a todas las potencias imperialistas. Estamos frente a una partición definitiva de Siria, organizada desde las conferencias de Ginebra y Astana, que reúne a EEUU, Rusia, Turquía, Al Assad e inclusive a la burguesía sunnita, como los generales del ESL y HTS (ex Al Nusra), que protagonizaron la entrega de todas las ciudades rebeldes de Siria desde adentro. Pero para esto, la contrarrevolución aún debe asentar sus últimos golpes con una operación de exterminio final a la las masas de Idlib.
En estos momentos, cuando escribimos esta nota, Turquía ha entrado con su ejército a la frontera norte de Siria, en una acción conjunta con las tropas norteamericanas. Estas últimas van con Turquía a esa zona para garantizar los límites precisos del territorio que controlará Erdogan. Turquía se quedará con Afrin, el Éufrates y las zonas de esta frontera recorrida por los oleoductos con los que las petroleras imperialistas sacan el “oro negro”.
Asimismo, una vez utilizados como mercenarios y tropas terrestres de los yanquis para aplastar la revolución siria, la cínica burguesía kurda y el PKK (Partido Comunista del Kurdistán) y sus YPG deben entregar todas las ciudades fronterizas del norte de Siria, mientras son devueltos por sus jefes a sus cantones en Rojava. Allí comandan las 10 bases militares norteamericanas, desde donde se supervisa la seguridad de las petroleras imperialistas, como Exxon, Total, British Petroleum y Shell que rodean Raqqa, Deir ez Zor, las grandes ciudades petroleras que están bajo control yanqui directo.
Así en Siria, el pueblo kurdo quedó muy lejos de conquistar su autodeterminación nacional como pueblo oprimido. Es que luego de ser utilizado como fuerzas de choque junto a las tropas de Al Assad y Rusia para retomar Alepo, y junto a los yanquis avanzar sobre Raqa y Deir Ez Zor, el pueblo kurdo quedó sometido con dobles cadenas, a Al Assad, al imperialismo yanqui y a Erdogan en Turquía.
Así termina la aventura de la burguesía kurda y sus YPG: encerrados en sus cantones, controlados por las bayonetas de Erdogan en sus fronteras y por los yanquis a su interior, como ya vimos. Se derrumba la vil mentira y engaño que pintaban izquierdistas y anarquistas de que en Rojava había “comunas democráticas socialistas”. Este fue el mismo verso que vendió durante años el sionismo cuando hablaba de sus kibutz “socialistas”. Queda por demás claro que el imperialismo conquistó a las YPG y a sus homónimos de Irak, la Peshmerga, como una fuerza de choque, como ya lo es el sionismo (aunque en mayor escala), para disciplinar a las masas árabes de Magreb y Medio Oriente.
En acuerdo con Rusia y EEUU, ya Turquía había ingresado a mediados de 2018 a la provincia de Idlib, cercándola con 12 puestos de control. Erdogan decía que esto era para “defender a Idlib del ataque de Al Assad y Rusia”. Un engaño brutal, puesto que como ya vimos en estos meses, esos puestos de control solo sirvieron para contención y cerco sobre las masas de Idlib y para que estas no avancen sobre las tropas de Al Assad unificando sus brigadas y abriendo nuevos frentes contra el chacal de Damasco.
Turquía, entonces, ha entrado a Siria cercando Idlib y siguiendo la ruta de Afrin y la frontera norte.
En la Siria partida, ha quedado en Damasco el fascista Al Assad, sostenido por las fuerzas del sicario Putin. Este mantendrá su base militar en Tartus, como gendarme de las masas de Eurasia y Medio Oriente, y se quedará junto a Al Assad hasta que terminen de masacrar y asesinar al último de los rebeldes libres de Siria. Luego, EEUU y las potencias imperialistas decidirán su futuro. Es que el perro Bashar y Putin solo hicieron el trabajo sucio de masacrar a las masas a cuenta de ellos.
Mientras tanto en el palacio presidencial y el banco central de Damasco ya se discuten los negocios de la reconstrucción de una Siria destruida, con sus ciudades demolidas. La pandilla de Al Assad ya se ha quedado con las casas y pequeñas producciones agrícolas de más de 15 millones de sirios, que han debido huir a las fronteras cuando sus ciudades fueron devastadas por las bombas de barril del perro Bashar y los misiles de la aviación rusa. El de Al Assad es el mismo trato de robarle sus tierras y sus casas que ayer dio el sionismo al pueblo palestino.
La de Al Assad es una burguesía ladrona, rapaz, mercenaria, que busca quedarse con el botín arrancado a las masas por la contrarrevolución. Pero a no dudarlo que los grandes negocios de la reconstrucción siria son y serán de los yanquis y sus aliados circunstanciales de la Europa imperialista de Maastricht. Como ya vimos, la British Petroleum, la Shell, la Exxon, la Total ya se quedaron con los pozos de petróleo de esa nación y se quedarán con la parte del león de la reconstrucción de esta Siria partida cuando el imperialismo así lo decida y ello sea un verdadero negocio.
Pero antes de terminar de repartirse el botín, las fuerzas contrarrevolucionarias deben culminar de hacer su trabajo sucio. Deben terminar de aplastar la heroica resistencia de las masas de Idlib y de los explotados que han comenzado a sublevarse en la misma retaguardia de Al Assad, por el hambre y la desesperación, como ha sucedido en Daraa (ver recuadro). 90 dólares es el salario de miseria de los obreros sirios por más de 280 horas de trabajo al mes (12 horas al día), cuando lo que se necesita es un mínimo de 700 dólares para sobrevivir. Los obreros sirios reciben un salario de hambre, al igual que los refugiados que trabajan como mano de obra barata en Jordania, Líbano y Turquía… Ellos, con sus remesas, son también los que mantienen a millones de hambrientos.
Esta es la “pax” yanqui y de sus sicarios y agentes en Siria… una nación partida y ocupada y un pueblo hambreado y martirizado.
Idlib: La última trinchera de la revolución aún no ha caído
Ahora, le toca a HTS entregarla desde adentro
En Idlib, todos los días hay bombardeos aéreos sobre centros urbanos, mercados centrales y viviendas de las localidades de esa provincia del norte de Siria. El ataque se ha concentrado en el sur de la misma, donde a su vez estos ejércitos fascistas asedian con fuego de artillería, incluyendo misiles, morteros, tanques y cañones de asedio. La devastación es tanta que miles de familias han tenido que dejar sus hogares para convertirse en nuevos desplazados al interior de Siria, buscando refugio debajo de los árboles, puesto que ya no hay carpas disponibles en los campamentos en las fronteras.
Sobre la base de esa brutal destrucción, la infantería rusa y de Al Assad lanzaron un ataque sobre el sur de la provincia de Idlib. Lograron avanzar en varias ciudades, tomando también aquellas que estaban en manos rebeldes en el norte de Hama como Kafr Zeta, Latamneh o Tal Melah. En Idlib se han perdido varios pueblos a manos de estas fuerzas fascistas, pero sobre todo la ciudad de Khan Sheikhoun, la cuarta ciudad más grande de Idlib. Y todavía la masacre continúa. Ahora el fuego se ha centrado sobre Kafranbel y alrededores. Desde Khan Sheikhoun, estas fuerzas fascistas buscan seguir avanzando hacia la capital de Idlib. Al Assad y Putin están llevando a cabo una verdadera operación exterminio para ahogar en sangre lo último que queda de la revolución siria.
Como ya dijimos, mientras Al Assad y Putin atacan, Turquía cerca Idlib. Cierra sus fronteras, con su ejército disparando a matar a quien intente cruzar de Idlib a ese país. Tiene 12 puestos de control rodeando esa provincia y justamente el lugar donde están es por donde penetran las fuerzas fascistas de Al Assad y Putin.
Desde adentro de Idlib, HTS ya ha iniciado el desarme de las masas con la pistola en la sien que imponen los bombardeos masivos de Rusia y el perro Bashar. Este es el pacto que hiciera esa cobarde burguesía sunnita semanas atrás directamente con Erdogan y los yanquis en Turquía. (ver recuadro)
El imperialismo utilizó a todos sus agentes contra la revolución siria, incluyendo a la izquierda pro-imperialista que aisló a los oprimidos sirios de la clase obrera mundial
Mirando hoy el proceso de imposición de avance de la contrarrevolución en Siria, se puede ver con claridad y total nitidez los verdaderos contornos de la política contrarrevolucionaria de stalinistas, renegados del trotskismo y demás social-imperialistas, que sostuvieron abiertamente al fascista Al Assad y a Putin. Han estado con ellos tanto en Siria como a nivel internacional en un campo político y militar común. Ellos afirmaban que el perro Bashar y Putin “enfrentaban a EEUU, Turquía y la OTAN”.
Basta ver cómo Al Assad, Putin, Turquía, EEUU y la ONU de conjunto hoy van a masacrar las últimas trincheras de la revolución en Idlib, para que termine de desplomarse como un castillo de naipes toda la infamia, las mentiras e ignominias que utilizaron las direcciones traidoras de la clase obrera mundial para dejar aisladas a las masas de Siria. Estas direcciones tienen una mancha en la frente, que les quedará históricamente, por su traición de cubrirle la retaguardia a la contrarrevolución en esa nación en Medio Oriente.
También quedarán enterrados en el fango de la revolución siria los sinvergüenzas que cubrieron con un manto de “izquierda” y “socialista” a las fuerzas contrarrevolucionarias del PKK y la burguesía kurda, sostenidas por las bayonetas yanquis.
De la misma manera deberán rendir cuentas los que, hablando en nombre de la revolución siria, sometieron a los explotados a la burguesía sunnita, a sus generales sin batalla, los comandantes del ESL y de HTS, que se la pasaron estos años haciendo negocios millonarios en las zonas liberadas a costa del hambre del pueblo y la sangre de los mártires que combatieron contra Al Assad y Putin. Estas corrientes, hace rato, abandonaron toda lucha por que la clase obrera y los explotados tomen en sus manos la dirección política y militar de la guerra civil contra Al Assad.
Los testarudos hechos demuestran lo que estuvo claro ya desde el inicio de la revolución siria. EEUU, monitorea la masacre y organiza la partición y los negocios. Assad y Putin son los ejecutores del genocidio. Turquía controla a la burguesía sunnita encargada de entregar la revolución desde adentro. Este es el pacto de Ginebra y Astana bajo el mando del imperialismo.
Pero este también controla a la izquierda reformista que, o bien apoyó abiertamente a Al Assad o bien levantó la teoría de los “dos demonios”, planteando que el ESL y HTS eran igual que Bashar. Una mentira cruel. Al Assad era el que, con Putin, aplastaba a las masas, mientras los oficiales de la burguesía sunnita, como los del ESL o HTS, fueron los “Caballos de Troya” que, con cantos de sirena, desarmaron a las masas desde adentro de las zonas rebeldes, como ya dijimos. Al Assad no manipulaba ni desorganizaba a la resistencia, sino que la masacraba directamente. La burguesía sunnita era la que jugó el pérfido rol de montarse por sobre la revolución para entregarla desde adentro. Parafraseando a Trotsky en su combate contra la política siniestra del stalinismo en Alemania en los ’30 (que planteaba que Hitler y la socialdemocracia eran lo mismo), aquí podríamos decir que hoy Bashar es el que le viene a pegar un tiro a las masas, mientras HTS y el ESL son los que las vienen envenenando todos los días. Primero hay que aplastar a Al Assad y ese es el camino para superar los límites de la conducción burguesa de la guerra civil.
Las masas pugnaron por sobrepasar y sacarse de encima esa dirección burguesa en multitud de oportunidades en estos 8 años, como vimos últimamente en enormes movilizaciones en Idlib exigiendo que se unan las brigadas y se abran los frentes. Los estrategas de la teoría de los “dos demonios” condenaron a esas acciones de masas, que mantenían viva la revolución de 2011/2012, acusándolas de “terroristas” y de ser del “ISIS”. ¡Traidores! Junto a Al Assad y la burguesía sunnita fueron y son un factor contrarrevolucionario más del aplastamiento de la revolución siria.
Con la teoría de los “dos demonios”, la izquierda posó de “neutral” y terminó dejando que Al Assad masacre y que la burguesía sunnita desorganice y entregue la revolución. Es decir, la izquierda de Astana y de Ginebra le cubrió la espalda a todos los agentes de la contrarrevolución y la reacción en Siria.
Así, toda esta izquierda terminó entrando al “frente antiterrorista” comandado por Macron, la Merkel, la reina de Inglaterra, ayer Obama y hoy Trump, justificando las peores masacres a las masas sirias. Este frente antiterrorista, en la excusa de “combatir al ISIS” encontró la justificación para incluso atacar duramente a la clase obrera de sus países, como en Francia, Inglaterra o el mismo EEUU.
Un rejunte de stalinistas, anarquistas, ex trotskistas, socialdemócratas varios lograron de esta manera separar a la clase obrera mundial en el planeta de las heroicas masas sirias. Las dejaron aisladas y cercadas para que las fuerzas fascistas de Al Assad masacren a mansalva.
Sin todos estos agentes, el imperialismo no hubiera podido jamás doblegar a la revolución siria, que durante 8 años presentó y aún sigue presentando en sus últimos estertores una resistencia heroica a los enemigos de las masas árabes y musulmanas.
La dirección burguesa de la guerra civil le cerró a las masas el camino a la victoria de la revolución siria y le abrió las puertas a Al Assad y Putin para que masacren a la clase obrera y los explotados
Pese a todo esto, después de 8 años, aún no han logrado tomar toda la provincia de Idlib y su capital. En estas condiciones atroces, las masas ganan las calles y presentan una resistencia feroz. Sus milicianos, la expresión de lo más avanzado de la juventud rebelde proveniente de toda Siria, ya han anunciado que cuando caiga la última ciudad -donde HTS se negó a unir las brigadas y a abrir los frentes- ellos los abrirán en la retaguardia misma de Al Assad, en Hama, en Daraa, en Damasco, en Daraya, en Homs… La vanguardia de los libres de Siria se prepara para organizar una feroz resistencia anti-fascista, en caso de ser estrangulada la revolución definitivamente. Proclamas como estas y denuncias abiertas a la entrega de la burguesía sunnita, son emitidas desde los frentes más avanzados de los combates de Idlib contra las tropas invasoras. Ellos y las masas que ganaron las calles en la revolución de 2011 son los únicos consecuentes en la lucha por la caída del régimen.
Para la burguesía sunnita la consigna de la revolución de 2011 de “que caiga el régimen” significaba y significa la posibilidad de hacer un acuerdo con la burguesía alawita para hacer un gobierno de transición común y repartirse los negocios. Para las masas “que caiga el régimen” significaba y significa conquistar el pan, salir de la miseria, del ostracismo, de la desocupación y conquistar su libertad, cuestión que significaba tirar a Al Assad en Damasco. Las masas fueron hacia allí. No fue la valentía ni la capacidad militar de Al Assad, Putin y Trump lo que hoy ha dejado a la resistencia en pequeños focos en la última trinchera, sino la traición de las direcciones de la clase obrera mundial que la aislaron y la burguesía sunnita que entregó la revolución desde adentro. La crisis de dirección revolucionaria, es decir, la sobreabundancia de direcciones traidoras, fue entonces el factor determinante de las enormes derrotas acumuladas en esa grandiosa revolución, que fue la que llegó más lejos de la cadena de revoluciones que sacudiera Magreb y Medio Oriente desde 2011.
La revolución siria creó en su desarrollo y en su fase ofensiva las premisas políticas necesarias para una lucha inmediata del proletariado por la conquista del poder. Fue la traición de sus direcciones, la cobardía y el cinismo miserable de la burguesía sunnita que la entregó desde adentro, las tradiciones de conciliación y pacifismo que ésta le impuso a las masas para doblegarlas, lo que les cerró el camino a la victoria. La contribución de la izquierda reformista mundial, que sostuvo a Al Assad y Putin, que concilió con la dirección contrarrevolucionaria stalinista del pueblo kurdo que cercaba y atacaba a las masas junto al perro Bashar bajo las órdenes yanquis, fue un factor clave para que las masas no se independizaran políticamente de la burguesía sunnita para tomar en sus manos la conducción de la guerra civil. ¿Por qué irían a hacerse “socialistas” las masas cuando corrientes que se autoproclaman “socialistas” apoyan a Al Assad que las masacra? El atraso en la subjetividad de las masas sirias y su heroica revolución es absoluta responsabilidad de la izquierda social-imperialista, que jugó un rol contrarrevolucionario directo en la revolución y que aún chapotea en el fango y la sangre de los explotados sirios.
La guerra civil, siguiendo a Clausewitz, es la continuidad de la política nada más que por otros medios. Esto significa que el resultado de la guerra civil depende solo en una décima parte de la marcha de la propia guerra en el terreno militar. En las restantes nueve décimas partes depende de la preparación política de las masas, en qué tanto estas rompan sus esperanzas serviles en la clemencia y la lealtad de los esclavistas de la burguesía sunnita, en qué tanto este empuje de las masas no fuera disipado a cada paso por los tiros por la espalda que estas pandillas burguesas les infligieron, y en qué tanto una dirección revolucionaria podía, a nivel internacional, derrotar la siniestra política de stalinistas y renegados del marxismo, que sostuvieron la masacre de Al Assad y Putin cual quinta columna de la clase obrera mundial.
La burguesía y el imperialismo dirigieron sus golpes utilizando todos sus agentes en el campo de batalla. El proletariado y los oprimidos no pudieron, en el curso de la guerra civil, liberarse de la dirección burguesa. Era el pan, el hambre, la tierra el programa que unía a los explotados en las ciudades cercadas por las tropas de Al Assad con las masas en su retaguardia, en Damasco… y también en Moscú, donde millones claman por cobrar su salario y recuperar su jubilación. La lucha de la revolución siria, atacando a los capitalistas, a los hombres de negocios, ligaba a la clase obrera siria a millones de obreros que enfrentaban y siguen enfrentando los peores ataques de la burguesía en Magreb y Medio Oriente, en Rusia y en toda la Europa imperialista.
Expropiando a los hombres de negocios que lucraban con el hambre en la guerra civil las masas podían conseguir los fondos para comprar y conseguir armas. Ese era el camino para multiplicar sus fuerzas militares, sublevar a los campamentos de refugiados y armar y organizar a los miles de jóvenes que hoy se niegan a enrolarse en el ejército de Al Assad para atacar Idlib.
La última llama de la revolución no se ha apagado. No seremos los trotskistas que combatimos por la revolución los que huiremos del campo de batalla en este momento trágico de la guerra civil.
Y la última chispa de la revolución sigue encendida porque aún resisten sublevados los obreros metalúrgicos, azucareros y estudiantes en el Irán gobernado por el régimen contrarrevolucionario de los ayatollahs. Un régimen antiobrero y una feroz dictadura del capital, que le arroja al pueblo pobre toda la crisis que impone el bloqueo de los yanquis, con los cuales ese régimen ha pactado mil y una vez la entrega de las riquezas de la nación iraní, tal como lo ha hecho también con las potencias imperialistas de Europa, Alemania y Francia en particular.
Los fuegos de Argelia y de Sudán no se han apagado. Allí los procesos revolucionarios no han terminado de desarrollarse plenamente aún. El ascenso de masas está en curso. La clase obrera europea y mundial no se han rendido. Les va la vida en que no terminen de derrotar las últimas trincheras de la revolución siria. En medio de la guerra comercial, el marasmo y el crac capitalista, el imperialismo y la burguesía le han arrojado toda la crisis a las masas. En Siria, en Ucrania y con la entrega de la Cuba obrera y campesina por parte del stalinismo, el imperialismo concentró fuerzas y propinó duras derrotas parciales a la clase obrera mundial. Ello le ha permitido pasar a una feroz contraofensiva de colonización y recolonización del mundo semicolonial y le ha permitido tirarle a la clase obrera de los países centrales y a nivel internacional toda la crisis en la que está inmerso desde 2008.
La crisis mundial del pestilente sistema capitalista no da sosiego. Más de 200 millones de inmigrantes recorren el planeta, de África y América Latina hacia Europa y EEUU, buscando pan y una vida digna. El trato que reciben no es distinto al de las masas sirias llevadas a campos de refugiados bajo condiciones de miseria e ignominias inauditas.
Por ello es decisivo terminar este flagelo contrarrevolucionario en Siria, puesto que hoy o mañana podrá ser en tu país, tu ciudad, tu barrio, tu casa.
Hay que reagrupar a la resistencia con un programa revolucionario
Hoy, el imperialismo está usando Siria como un escarmiento para los trabajadores del mundo, para mostrarles lo que les sucederá si presentan batalla contra los planes de ajuste, los aumentos de precio de los alimentos, la flexibilización laboral, etc. Sobre la derrota de Siria, toma aire en su ofensiva contra las masas y los pueblos oprimidos del mundo. Pero nada aún está definido a nivel mundial. Nuevos combates se abren en distintos sectores de la clase obrera del planeta, como en Hong Kong. ¡En ellos están los aliados de las masas sirias, como en todos los explotados que se niegan a dejar las calles en Medio Oriente! A nivel internacional hay que poner en pie un comité de coordinación de solidaridad efectiva con la revolución siria, antes de que sea demasiado tarde. ¡Que las organizaciones obreras ganen las calles en apoyo a las masas sirias en Idlib contra la masacre de Al Assad! ¡Hay que marchar a todas las embajadas del perro Bashar y el carnicero Putin!
La lucha contra Al Assad es inseparable del combate por la destrucción del estado sionista-fascista de Israel. La resistencia siria tiene un gran aliado en los obreros iraníes que combaten a los clérigos asesinos de Teherán. Argelia y Sudán son los nuevos vientos revolucionarios que sacuden Medio Oriente.
En Siria la resistencia no se ha rendido y las últimas marchas en Idlib lo demuestran. Hay que reagruparla, volver a poner en pie los comités de coordinación con democracia directa, desarmar a los generales burgueses que ya pactaron la rendición y entrega de la revolución, abrir los arsenales y poner el armamento a disposición de los explotados para combatir contra Bashar. Hay que plantear un programa de expropiación de los bancos, los talleres, las fábricas, los pozos de petróleo, fundamentalmente en las zonas liberadas, para poner todos los recursos disponibles para resolver el problema del pan y ganar la guerra.
La demanda de un salario mínimo vital y móvil de 700 dólares, el llamamiento a recuperar las viviendas y las tierras que Al Assad ha robado, el combate por expropiar el banco central de Damasco para poner a funcionar un plan de obras públicas para reconstruir las viviendas de los explotados, son enormes municiones y misiles en sus manos que tiene la resistencia para reagrupar las filas de los explotados, sublevar la retaguardia de Al Assad y poner en marcha y al combate a millones de refugiados sirios, que hoy están desplazados en carpas o debajo de los árboles.
La juventud valiente de la heroica resistencia siria, para superar a la cobarde burguesía sunnita, necesita tener en sus manos un programa para la victoria de la revolución de obreros y campesinos. A cada paso, estos hombres de negocios han entregado, desarmado y explotado todos los días en sus empresas a los trabajadores sirios… Con un programa de reformas y cambios sociales rápidamente la juventud revolucionaria, que se encuentra resistiendo en Idlib, podría presentar una dura batalla hoy y preparar una tenaz y heroica resistencia en la retaguardia de Al Assad mañana. Un programa para poner en pie a la Siria de los oprimidos, a los millones que están en campos de refugiados, que ansían recuperar sus casas, sus tierras, sus viviendas.
En los jóvenes y trabajadores que se niegan a ser reclutados para el ejército assadista y que nuevamente se rehúsan a matar a sus hermanos como al principio de la guerra civil en 2011, y en la solidaridad de la clase obrera mundial, podrá esta juventud de Idlib encontrar las fuerzas para librarse de las ataduras de los hombres de negocios y poder ella misma tomar en sus manos la resolución de la guerra civil y de su propio destino.
La revolución siria nació del pueblo hambriento, de los trabajadores, de la juventud rebelde. Millares de mártires dejaron su vida por ella. Su sangre no puede ser negociada, ni en Ginebra ni en Astana, ni en los puestos de control de Turquía, ni mucho menos en los cenáculos de la burguesía sunnita que conspira en la retaguardia de la resistencia para desorganizar a las masas.
Es necesario un nuevo reagrupamiento de la resistencia siria y de los explotados de Magreb y Medio Oriente con un programa para la victoria de la revolución obrera y campesina, tanto en Siria como en toda la región, y que salde cuentas con el sionismo, rescatando de la entrega y la traición a las heroicas masas palestinas. Antes de que termine de caer la última trinchera de la revolución, ¡la intifada debe comenzar! De Daraa a Damasco, de Homs a Jerusalén, de Hebron a Gaza… ¡La revolución no ha muerto!
¡Viva la Siria obrera y campesina, que dejó su sangre combatiendo al imperialismo y a todos sus lacayos!
Para que la clase obrera y los oprimidos vivan, el imperialismo debe morir.
Los generales burgueses de HTS y el ESL, hombres de negocios, socios comerciales y financieros de Turquía… y de Al Assad
En Idlib, el ex Al Nusra, hoy llamado Hayat Tahrir al Sham (HTS), ya ha entrado al acuerdo de Astana. Sus generales hace tiempo que firmaron un acuerdo con Turquía para entrar en los negocios a cambio de entregar Idlib, y disolver tanto su organización como las que no estén bajo control turco, mientras estos generales se integraban a las brigadas del ESL que están directamente bajo el mando de Erdogan (devenidas hoy en el “Frente Nacional de Liberación”, también llamado “Ejército Nacional”). Sectores de la resistencia denuncian que el máximo dirigente de HTS, Mohammed al-Jolani, viajó a Turquía a cerrar este acuerdo y recibió dinero para armar una nueva casta de oficiales de la burguesía sunnita que se integrara bajo el mando de Erdogan.
Por ello se han venido dedicando a terminar de imponer su control, desarmando a la resistencia, persiguiendo a todo opositor encarcelándolo.
Es que los generales de HTS y del ESL son burgueses, que en esta guerra se dedicaron a hacer fabulosos negocios con los generales assadistas. Desde sus puestos de control negociaron con ellos el comercio, el tránsito de las mercancías (sobre todo hacia Turquía) y cobro de impuestos. Utilizan su misma moneda: la lira siria. Ellos se enriquecieron a costa de la sangre de cientos de miles de mártires, de una brutal superexplotación de trabajadores en las fábricas y talleres en las zonas liberadas y de las condiciones de hambre y miseria en las que quedaron las masas. Ahora buscan establecerse en estos negocios de la administración de Idlib o zonas de ellas. Para ello, deben quedar bajo comando directo turco y terminar de jugar todo su rol al interior de Idlib.
Por ello, mientras Al Assad y Putin atacan, HTS se niega a poner todas las fuerzas para derrotarlos, esconde el armamento, controla quiénes pueden ir y quiénes no a los frentes, encarcela al ala izquierda de la resistencia o bien la deja a merced de los bombardeos de Putin. |
3/9/2019
Daraa: Las masas ganan las calles en la retaguardia de Al Assad
El 27 de agosto pasado, en la Daraa ocupada por Al Assad, las masas ganaron las calles. Miles y miles marcharon por el centro de la ciudad, desafiando la bota fascista de Al Assad y el riesgo a la brutal represión que se podía desatar sobre ellos con tiros, bombas y persecución y encarcelamiento que no es más que una condena a tortura seguida de muerte. Fue una enorme marcha, pero no fue la primera que se da en esta ciudad bajo esta situación. Ya había habido una enorme marcha en marzo de este mismo año.
La situación de hambre y miseria no se aguanta más. La bota fascista de Al Assad no se soporta más. El pueblo quiere la caída del régimen. El pueblo quiere pan y libertad. Nadie quiere ir al ejército de Al Assad y buscan evitar la leva obligatoria que este ha decretado, ya sea sobornando oficiales, escapándose, desertando, auto-infligiéndose lesiones, etc. Por esto surgen marchas en Daraa con banderas de la revolución siria, clamando por la caída del régimen y apoyo a Idlib, en las narices mismas del fascista Al Assad.
¡Fuera Al Assad! ¡Fuera todas las tropas invasoras de Siria! ¡Expropiación de todos los bancos desde donde se roban las riquezas del pueblo sirio!
|
|
|
|