Líbano - 28 de abril de 2020
Enfrentando la represión de la policía, el ejército y a las fuerzas contrarrevolucionarias del Hezbollah, la clase obrera y los explotados ganan las calles nuevamente
Contra el FMI, los banqueros y el gobierno…
Comienza un enorme levantamiento contra el hambre
¡Los clérigos multimillonarios de Hezbollah viven como reyes
mientras el pueblo como mendigo!
En medio de la pandemia del coronavirus, los explotados libaneses volvieron a ganar las calles al grito de “¡no se escuden con el coronavirus!”, “¡el pueblo tiene hambre!" y “¡revolución!”. Ya van tres días de intensos combates, chocando con la policía y el ejército y levantando barricadas, desde el domingo 26/4, cuando luego de la puesta del sol salieron en las primeras marchas.
Desafiando los peligros de contagio del coronavirus y enfrentando las restricciones, ni bien vieron los explotados un anuncio del gobierno de que se había controlado la pandemia, salieron al combate en verdaderas jornadas revolucionarias, que aún continúan.
En Beirut, una enorme marcha rodeó el Banco Central. En Trípoli cortaron todas las calles y tomaron el centro. Todas las rutas del país fueron bloqueadas por piquetes quemando cubiertas. Los principales bancos fueron incendiados, como así también todos los cajeros automáticos.
La respuesta del gobierno fue una brutal represión: sacó a la policía y al ejército con lacrimógenas, balas de goma y de plomo, disparando ráfagas contra el pueblo sublevado. En el día de hoy, lamentamos un mártir que había sido alcanzado por 3 tiros del ejército en el día de ayer: el joven Fawaz Al Samman.
Pero los enfrentamientos no terminan, aún después de dos días. El ejército sigue reprimiendo a los tiros, y las masas responden con piedras y molotovs, logrando incendiar varios carros del ejército.
El levantamiento de las masas no comenzó ahora. Ya habían ganado las calles en octubre pasado, donde lograron la renuncia del primer ministro y otros ministros, que hicieron retroceder los duros impuestos que querían aplicarles a los explotados, como el impuesto al What’s App. Luego de un reflujo de los últimos meses, en parte por la cuarentena ante el coronavirus, las masas volvieron a ganar las calles. La semana pasada salieron en caravana de motos y autos contra el gobierno y contra el hambre.
El Líbano está quebrado, saqueado por el FMI y estrangulado por la deuda externa pagada sobre la miseria y penurias de los explotados.
Ha comenzado un levantamiento contra el hambre. Es que la situación no se aguanta más. La moneda se ha devaluado terriblemente (perdió más de la mitad del valor) y los precios de los alimentos aumentan hora a hora, en un país que importa todos los productos de consumo básico, cuyos precios están dolarizados. La carestía de la vida es ya insostenible.
¡Los salarios promedio, que antes rondaban los 500 dólares, hoy valen menos de 100 dólares debido a la devaluación de la libra libanesa! Mientras, el banco central ha impedido el retiro los depósitos de los ahorristas, ha vaciado los cajeros automáticos haciendo imposible a los trabajadores retirar su sueldo, y ha bloqueado las remesas en dólares. Es decir que no solo a los explotados ya no les alcanza ni para comprar una bolsa de arroz y ni un litro de aceite, sino que ¡los bancos les roban su dinero! Por eso tanta ira con los bancos, donde están las riquezas que el FMI y los grandes capitalistas le roban al pueblo.
Como si las masas no tuvieran suficientes penurias, en Líbano la infraestructura permite solo 8 horas de electricidad diarias y en los barrios obreros no hay ni agua potable.
La desocupación a fines del año pasado era de un 25%, y para los jóvenes ese porcentaje era aún mayor, 37%. Pero este año, con el pretexto del coronavirus, con la parálisis del comercio y el turismo, con la imposición del toque de queda y la cuarentena, 220.000 nuevos trabajadores fueron despedidos.
Líbano está estrangulado con dobles y triples cadenas siendo una de las naciones del mundo más endeudadas con los usureros imperialistas del FMI, en una suma superior a los 90.000 millones de dólares. El país está saqueado por el imperialismo y la elite local, cuyas distintas fracciones (sunnita, chiita y maronita) gobiernan hoy. Dejaron la economía del país colapsada y quebrada. 4,5 millones de libaneses están por debajo de la línea de pobreza.
Los bancos que lavan la plata de las petroleras imperialistas en Medio Oriente expropiaron a los trabajadores y el pueblo
Hace unas semanas el gobierno del Líbano se había declarado en default, anunciando no poder pagar la deuda al FMI, pero se comprometió ante sus jefes imperialistas en que buscaría una forma de renegociarla. Al mismo tiempo, el Primer Ministro Hassan Diab le pidió al pueblo que “tenga paciencia y solidaridad”.
Así, dispusieron que todos los dólares iban para el pago de la deuda. Por eso el banco central tomó las medidas mencionadas más arriba. Y al mismo tiempo, la devaluación terminó de liquidar el salario de los trabajadores ante los precios dolarizados.
Para el FMI, miles de millones de dólares, mientras para el pueblo hambre y miseria. ¡Basta ya!
¡Los clérigos de Hezbollah viven como reyes, mientras el pueblo como mendigos!
Hace tiempo que, en el Líbano, el hambre y la miseria azotan a los explotados, mientras Hasan Nasrallah y los clérigos de Hezbollah se llenan sus bolsillos. Son multimillonarios de la alta burguesía chiíta libanesa y una de las más importantes patas del régimen y del gobierno. Además viene de hacerle el trabajo sucio al imperialismo junto a Assad y Putin con sus tropas gurkas, que perpetraron una carnicería contra la revolución obrera y campesina en Siria.
Hezbollah había dispuesto a 5000 hombres de su guardia para “cuidar la cuarentena”, no solo sanitizando sino reprimiendo. Hoy esa guardia se vio sobrepasada por las acciones de las masas.
El Hezbollah y sus milicias contrarrevolucionarias están totalmente desprestigiadas no solo por su sanguinario papel en Siria, sino al interior mismo del Líbano donde chocó con las masas ante los primeros embates que se vivieron a fines de 2019 y principios de 2020. Ni hablar de que es parte del gobierno que viene descargando los planes del FMI sobre las masas.
Los refugiados sirios y palestinos, los más afectados por el hambre
Hay un millón y medio de refugiados sirios y 400.000 palestinos en Líbano. Muchos viven en campos, hacinados y con grave riesgo de contraer coronavirus. Si consiguen trabajo, su salario es solo la mitad parte del salario promedio en Líbano. No tienen ningún derecho en Líbano, ni salud ni educación, por lo cual, si quieren mandar a sus hijos a la escuela, deben pagar tarifas exorbitantes. La situación es tan desesperante que hace unas semanas un refugiado se inmoló a lo bonzo por no poder alimentar a su familia, quedarse sin trabajo ni lugar donde vivir.
El futuro de ellos está en los combates de hoy de la clase obrera libanesa. Beirut y Trípoli son los focos más avanzados. Allí combaten también los refugiados que habitan y trabajan. ¡Es que son el corazón de la clase obrera libanesa! Por eso, ¡Plenos derechos para todos los refugiados! ¡A igual trabajo igual salario! ¡Una misma clase, una misma lucha!
¡Basta de saqueo! ¡Por una vida digna!
¡La verdadera pandemia que azota a las masas libanesas es el hambre! Para tener pan, hay que echar al FMI. ¡No al pago de la deuda externa! ¡Expropiación sin pago y bajo control obrero de toda la banca y todas las transnacionales!
¡Hay que unificar las filas de todos los explotados del Líbano contra el imperialismo y toda la burguesía esclavista! ¡Por comités de coordinación de trabajadores ocupados y desocupados, de las clases medias arruinadas y saqueadas por los banqueros, de los campesinos pobres y los refugiados sirios y palestinos!
¡Comités de autodefensa armados de obreros, campesinos para derrotar la represión de los oficiales asesinos del ejército! ¡Por comités de soldados rasos que desconozcan a sus oficiales que comandan la represión!
¡Abajo el gobierno de la burguesía maronita, sunnita y Hezbollah!
¡Por un gobierno provisional revolucionario obrero y campesino!
De Idlib a Palestina, de Irak a Argelia, del Líbano a Túnez…
¡En todo Medio Oriente, una misma revolución!
La clase obrera del Líbano que hoy protagoniza enormes combates revolucionarios, que junto a la resistencia de las masas en Idlib, los explotados tunecinos, los obreros y el pueblo pobre de Irak y todo el Magreb y Medio Oriente ven su lucha como parte una sola y única revolución.
¡Sin derrotar la pandemia del hambre, los explotados de Medio Oriente y de todo el mundo no podrán terminar con las epidemias que azotan a los sectores más explotados de la población mundial!
El camino para la liberación de los trabajadores y los pueblos oprimidos del mundo es el de la revolución socialista. Para transitarlo, los explotados que irrumpen en grandes combates de masas, deberán sacarse de encima a las direcciones reformistas que deshacen a cada paso lo que las masas construyen con su lucha y las someten a los cantos de sirenas de sus verdugos.