El domingo 5/4/2020 un refugiado sirio llamado Basem Al Halaq que se encontraba en la ciudad libanesa de Taalbaya… (47 km al sur de Beirut, la capital) se inmoló ante la desesperación de no tener ni un solo dólar, ni una sola lira, para poder comprar alimentos y pagar el alquiler. Milagrosamente sobrevivió y se encuentra en un estado de salud muy grave y su vida sigue corriendo peligro, no solo por las quemaduras sufridas sino por la mala atención médica que reciben los refugiados sirios en Líbano, la cual además la tienen que pagar.
Basem es un hombre de 52 años, originario de Daraya (afueras de Damasco), que vive con su familia en Líbano desde hace unos años, obligado a irse como refugiado cuando Bashar Al Assad redujo esa ciudad a cenizas. La desesperación hizo que tuviera que inmolarse y dar a conocer la situación de su familia y de todos los refugiados.
Hay que tener en cuenta que, ante la pandemia del coronavirus, Líbano ha declarado la cuarentena, por lo que muchos refugiados fueron despedidos de sus trabajos y en los campos ya no están ni organizaciones de beneficencia, ni caridad, ni la ONU, ni la Cruz Roja, ni el estado libanés.
El salario de los refugiados es menos de la mitad del salario promedio, que es de 600 dólares. Además, los refugiados a menudo son despedidos sin causa ni indemnización. En el momento en donde se atrasen en el pago del alquiler (alrededor de 200 dólares), el dueño los desaloja, como sucedió con Basem. La atención médica no solo es paga, sino que todo refugiado es ejecutado si se sospecha que ha sido contagiado de Coronavirus y presenta esos síntomas, al igual que sucedió en China.
Bajo estas condiciones, es una lucha constante de todos los días poder sobrevivir en el Líbano, pero no solo para los refugiados sirios (que se estiman en más de un millón y medio en ese país), sino también para los palestinos y libaneses que habitan allí. Es que Líbano está quebrado, saqueado por el FMI y el cobro de la deuda externa, por lo cual solo puede garantizar 8 horas de electricidad diarias, mientras la lira se sigue devaluando a ritmos acelerados y crece la inflación. Los precios están dolarizados. Por ejemplo, el litro de leche cuesta 2 dólares, y el equipo de prevención para evitar el contagio del coronavirus es todavía más caro: 2 dólares el barbijo, 5 dólares los guantes, y el desinfectante una fortuna.
El gobierno libanés, incluyendo a los multimillonarios de Hezbollah, solo siguen descargando la brutal crisis sobre las masas y poniendo sus guardias armadas para reprimir en Líbano y masacrar a las masas sirias.
Los refugiados sirios y palestinos ya habían protagonizado revueltas en los campamentos hace 10 meses. Las masas libanesas hicieron un gran levantamiento desde octubre del año pasado, donde lograron la caída del primer ministro y dejaron al gobierno pendiendo de un hilo. Para poder tener una vida digna, con vivienda, trabajo y salud, hay que seguir ese camino. ¡Esa revolución debe llegar al triunfo, en un mismo combate con las masas iraquíes que se mantienen en las calles (tomando todos los recaudos contra el coronavirus), la resistencia siria y todos los explotados de Medio Oriente!