Siria- 25 de julio de 2020
En una Siria partida, masacrada, saqueada, y con hambruna generalizada
El coronavirus llega a la provincia de Idlib
Los padecimientos sin fin de las masas sirias
El hambre sigue azotando a las masas de Siria. La carestía de la vida no hace más que aumentar. La miseria crece día a día. Millones de refugiados se encuentran en países vecinos buscando tener la suerte de poder trabajar largas horas a cambio de un poco de pan. Otros viven hacinados en carpas en las fronteras, entre ciudad y ciudad, sin agua potable, sin electricidad, ni siquiera instalaciones sanitarias. Las ciudades del norte sirio están sobrepobladas con explotados sirios que ansían recuperar sus casas que perdieron a manos del genocida Al Assad y sus socios de Irán y Rusia.
En estas condiciones, hace dos semanas entró el coronavirus en el norte de Siria, de la provincia de Idlib. Un médico lo había contraído en Turquía y llegó a atender en un hospital en Sarmada, donde fue diagnosticado. Al saber el resultado del análisis, se cerró el hospital de esa ciudad y se puso a todo el personal en cuarentena. Pero ya era tarde. Ese mismo personal ya había estado en contacto con ese doctor y también había ido a trabajar a otros hospitales. Se contagiaron también pacientes y familiares y los que estuvieron con ellos.
El conteo inicial pasó de un caso de coronavirus a cuatro en un día. Al poco tiempo se supo que ya eran 11 los casos, en 4 ciudades, y los hospitales de esas 4 ciudades se encontraban cerrados. Hoy, después de dos semanas de detectado el primer caso, ya son 22 los contagiados, mientras que 4 de ellos se recuperaron. Cabe destacar que no hay cantidad de kits de testeos disponibles para todos los que estuvieron en “contacto estrecho”, por lo que se dice que hay todavía más casos no detectados. Solo se testea a quienes se acercan a un centro de atención de salud con varios síntomas marcados, y si el kit está disponible allá. Por eso, si bien no hay una cuarentena que se haya resuelto, ya ha comenzado la campaña “quedate en casa” en Idlib.
Además de todas las penurias, ahora hay que sumar el coronavirus, no solo por lo que la enfermedad y el contagio conlleva, sino porque como los centros de contagio han sido sobre todo los lugares de atención médica, muchos han cerrado, y no hay muchas variantes y disponibilidades para la atención de salud. Esto hace muy difícil no solo la atención médica de quien se llegue a contagiar el coronavirus, sino sobre todo interrumpe la atención de salud de cualquier caso que se trate.
Como si esto fuera poco, Bashar y Putin volvieron a bombardear ciudades como Jesr al Shughuor, Ariha… es decir, ciudades que se encuentran en el límite de la zona demarcada por el acuerdo de Sochi, donde se concentra la resistencia contra Rusia y Al Assad en búsqueda de recuperar sus hogares. La partición de Siria está en marcha. Tropas rusas y turcas patrullan conjuntamente las carreteras M5 y M4 alrededor de Idlib, mientras discuten sus negocios. El imperialismo yanqui se lleva el petróleo de Siria, al quedarse con todos los pozos de petróleo.
Ahora de lo que se trata para ellos es de terminar de asentar la contrarrevolución. Ya no pueden aceptar más resistencia que haga volar el patrullaje turco en lucha por recuperar sus hogares. No pueden permitir que en las zonas fascistas bajo la bota de Al Assad hayan trabajadores ganando las calles buscando pan. Pero, en una región convulsionada con los levantamientos en Líbano, Irak, la enorme lucha en Túnez por trabajo digno, la oleada de huelgas y luchas obreras de Irán, y sobre todo con un imperialismo yanqui que tiene que lidiar con un levantamiento revolucionario en su propio país, esto aún está lejos de definirse. En esta situación, que lo tiene al imperialismo yanqui en una crisis, no pueden todavía terminar de derrotar la revolución siria. La situación no se define y eso ha llevado a distintos sectores de burgueses locales de distintas partes de Siria (como ex generales del ESL que hoy administran Daraa o Swayda bajo la bandera y el uniforme de Al Assad) buscando cerrar acuerdos para tener un poco más de su parte del botín de la Siria partida. Pero también, la situación no se cierra y la resistencia no se rinde.
En la Siria donde triunfa Al Assad solo se profundiza el hambre, el saqueo del imperialismo y la partición de la nación. En la Siria donde se asienta la contrarrevolución y se impone la ley César solo le deparan mayores penurias a las masas.
Solo se resolverá el problema del hambre, la atención de salud y poder hacerle frente a la pandemia con el triunfo de la revolución, en un mismo combate con las masas en Líbano, Irak, Irán y todo Medio Oriente.
Comité Redactor del periódico "La Verdad de los Oprimidos", vocero de los socialistas de Siria y Medio Oriente |