¡No a las deportaciones!
¡Abolición de los campos de concentración donde están presos los refugiados!
¡Ellos deben estar libres y tener vivienda digna!
¡Apertura de las fronteras! Papeles y plenos derechos de ciudadanía, laborales y sindicales para los refugiados!
¡Trabajo digno con un salario igual a la canasta familiar para todos!
En Medio Oriente, en el Magreb y en Europa, ¡una misma clase, una misma lucha, un mismo enemigo!
Escapando de una brutal guerra contrarrevolucionaria en Siria, que dejó ciudades destruidas y más de medio millón de muertos, los refugiados cruzaron hacia Turquía y de allí se hicieron al mar hacia Europa. Llegaron en pequeños botes, tan sobrecargados que no había lugar ni para sentarse. Pero aun sabiendo los peligros de ahogarse que afrontaban en ese viaje, tanto ellos como su familia, emprendieron esta travesía para llegar a Europa con el sueño de conseguir allí un trabajo para rehacer su vida. Pero al llegar a suelo griego –la primera escala luego de Turquía- se encontraron con que las fronteras para poder pasar al siguiente país en su ruta a Alemania o algún país del norte europeo han sido cerradas. Es decir que no solo las potencias imperialistas y sus lacayos destruyeron sus vidas en sus países y saquearon sus riquezas, sino que además les impiden llegar a suelo europeo y conseguir allí un trabajo para mantener a su familia.
Pero no solo las fronteras se encuentran cerradas, sino que además han comenzado las deportaciones. Es que la UE delineó un plan con Turquía para regresar a suelo turco a todo aquel refugiado que llegara a islas griegas posterior al 20 de marzo, fecha en que firmaron formalmente el pacto.
Los refugiados que llegaron a Europa posteriormente a esa fecha son en su mayoría sirios, pero también hay paquistaníes, iraquíes y afganos. A ellos, el gobierno de Syriza, la “izquierda” de la Troika, los mantiene presos en campos de concentración -que hacen recordar a los de los nazis- en las islas griegas, llamados “hot spots” (puntos calientes), como por ejemplo en Lesvos, Chios y Samos. Estos “puntos calientes” son verdaderas cárceles donde 4.000 refugiados están presos, mientras el gobierno prepara su deportación. Allí se encuentran como en Auschwitz, detrás de alambres de púa, marcados con números en sus muñecas, con su salida prohibida, mientras no se permite la entrada de periodistas, médicos, personas solidarias, ni nadie que no sea de la policía griega o del ejército a dicho campo.
Refugiados que se acercan al alambrado del campo de concentración de Moria (en la isla de Lesvos) exclaman gritos de denuncia hacia el exterior, en pedido de apoyo: “La comida es poca e incomible”. “¿A donde están los derechos humanos que la UE dice respetar?” “Nosotros escapamos de un país en guerra, solo queremos ir a trabajar, ¿por qué no nos abren las fronteras?” “Parece que salimos de un infierno para llegar a otro infierno” “¡Si nos obligan a volver a Turquía, me voy a arrojar al mar junto con mi familia!”.
Esta mañana, un barco fuertemente custodiado por Frontex (policía fronteriza de la UE), ha partido de la isla griega de Lesvos enviando a 131 refugiados a Turquía. Syriza ha anunciado que en los próximos 3 días deportará a 750 en total.
En Turquía, otro campo de concentración recientemente construido los espera. De allí, el gobierno turco de Erdogan deportará a los refugiados directamente a sus países, inclusive a Siria, donde las masas siguen siendo masacradas. El gobierno turco hace tiempo viene realizando estas deportaciones a suelo sirio. Han sido tantas que ya se han hecho mundialmente conocidas.
En la isla griega de Chios, el pasado viernes, también se supo la noticia de la inminente deportación. Allí los refugiados lograron forzar el alambrado y escaparon de los campos de concentración. 800 de ellos lograron llegar al puerto de esa isla al grito de “¡Queremos libertad, no ir a Turquía!”. Desde que los refugiados tomaron dicho puerto, ningún ferry atraca en la isla.
Ayer por la noche hubo una marcha de solidaridad del pueblo griego en Chios, que terminó en choques contra la policía cuando esta se intentaba abrir camino para apresar nuevamente a los refugiados. Y mientras siguen los preparativos para avanzar en las deportaciones, la policía sigue intentando volver a llevar a los refugiados nuevamente al campo de concentración en Chios.
Por otra parte, miles de refugiados que están en el norte griego, en la zona aledaña a la frontera con Macedonia, continúan su plan de lucha por la apertura de fronteras. Siguen cortando las vías del ferrocarril que une Grecia con Europa y volvieron a cortar la ruta Grecia-Macedonia, impidiendo la circulación de camiones y el comercio con los países balcánicos.
En esa zona fronteriza, en el campo de Idomeni, donde hoy se encuentran 14.000 refugiados, el gobierno también está llevando a cabo un plan de evacuación. Lo mismo está realizando en el puerto de Pireos en Atenas, donde 5.000 refugiados se encuentran ocupando varias terminales abandonadas y han montado carpas en el predio portuario. Syriza pretende llevar a quienes se encuentran ahí a distintos “campos de refugiados” bajo custodia militar, en donde estarán en las mismas condiciones que los campos de concentración de las islas griegas. Por ahora, la policía y el gobierno dicen que las puertas de dichos campos están abiertas para que los refugiados entren y salgan durante el día. Pero de esta manera también funcionaban los campos de refugiados en las islas hasta hace dos semanas. Por eso es sabido que no pasará mucho tiempo antes que el gobierno decida cerrar las puertas por completo y empezar las deportaciones en territorio continental griego también.
El gobierno de Syriza dice que serán deportados todos los refugiados que no pidan asilo. Pero aun cuando hayan hecho esta solicitud, esta puede ser rechazada sin ninguna explicación ni motivo, resultando en deportación. El ministro de inmigración griego declaró que solo se tomarán en cuenta los pedidos de asilo de los refugiados que estén dentro de estos “campos de refugiados estatales oficiales”, es decir, de los campos de concentración. Es un chantaje: les dicen que o los deportan o los meten en campos de concentración donde estarán al alcance de ser deportados ni bien el gobierno rechace sus peticiones de asilo.
Los refugiados se rehúsan a ir a estos campos de concentración. De los 20 micros que van a Idomeni todos los días desde el fin de semana pasado para llevar a los refugiados a estas verdaderas cárceles, solo se llenaron 5. Ayer llegaron 3 micros al puerto ateniense de Pireos y ni un solo asiento fue ocupado. Es que los refugiados saben que si van, quedarían atrapados. Conocen las condiciones que les esperan en esos campos de concentración, y que ir ahí sería meterse en la boca del lobo, pues desde allí el estado cuenta con todos los recursos y facilidades para poder deportarlos en cualquier momento que lo considere. Y a no dudarlo que la policía del gobierno de Syriza hará el desalojo por la fuerza de estos lugares ocupados por refugiados si llega a ser necesario, como ya amenaza con hacerlo mediante declaraciones del ministro de inmigración.
Para la UE está claro: los refugiados deben estar en campos de concentración, a puertas cerradas, bajo custodia militar, para ser deportados. Y esto no es más que parte del ataque a la clase obrera europea, de la cual los refugiados son parte. Planes de austeridad y ajuste, el cuarto memorandum en Grecia, el aumento de la jornada laboral en Francia, la persecución en Bélgica tras los atentados de la semana pasada repitiendo la experiencia de Francia, son parte de ello. La contrarrevolución avanza en Medio Oriente y la UE pasa a la ofensiva en territorio europeo.
¡Hay que pararle mano al Maastricht imperialista!
¡No a las deportaciones!
¡Abolición de los campos de concentración donde están presos los refugiados! ¡Ellos deben estar libres y tener vivienda gratuita!
¡Apertura de las fronteras! ¡Que los refugiados tengan papeles e iguales derechos de ciudadanía, laborales y sindicales! ¡Ellos deben tener trabajo digno con un salario igual a la canasta familiar, como también lo deben tener todos los trabajadores europeos!
Si la Europa de Maastricht derrota, deportando y enviando a verdaderos campos de concentración, a los refugiados, la clase obrera del continente europeo será tratada igual o peor. El ataque a las 35hs de la clase obrera francesa es sólo un ejemplo. Ni hablar de los trabajadores griegos que perdieron todas sus conquistas, hasta el trabajo y buscan refugio para dormir igual que los refugiados sirios. Los obreros de Europa del Este, de Ucrania a Alemania, están sin papeles haciendo trabajo de esclavo en la Europa de Maastricht.
Son las direcciones vendidas de los sindicatos y los partidos socialimperialistas lacayos de Maastricht los que dividen a la clase obrera europea.
¡Una misma clase, una misma lucha, un mismo enemigo!
Corresponsal
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Campo de concentracion de Moria en Lesvos
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