Siria - 17 de diciembre de 2016
A propósito de la izquierda reformista que encubre la masacre de Al Assad con la propaganda imperialista de la “islamofobia”…
Para justificar su encubrimiento a la masacre de Al Assad y el darles la espalda a los trabajadores y explotados que combaten contra el régimen genocida sirio y sus tropas mercenarias, la Nueva Izquierda mundial reproduce la propaganda imperialista hacia los pueblos musulmanes del Magreb y Medio Oriente con la que justifican el saqueo imperialista de la región y sus invasiones militares. Con su campaña islamofóbica antimusulmana y contra el jihadismo, el imperialismo ha cometido sus masacres más atroces contra las masas. Lo ha hecho ayer en las guerras de Irak y Afganistán, y hoy en Siria con la excusa perfecta de la “lucha contra el ISIS” masacra a las masasde la mano de Al Assad y Putín. Que estamos ante una descarada propaganda imperialista para justificar su accionar en la región lo demuestra que hasta los que ayer representaban al “eje del mal” como los ayatollahs iraníes y Hezbollah, hoy son soldados correctos de su causa y aliados en la masacre contra las masas sirias.
La Nueva Izquierda mundial se ha hecho eco de tal campaña y lo ha transformado en su principal argumento con el cual envenena la conciencia de millones de trabajadores en el mundo. Repiten en sus prensas hasta el cansancio, que en Siria los dos bandos en pugna son reaccionarios sin reconocer la lucha revolucionaria de las masas contra el genocida Al Assad. Sostienen que los trabajadores y explotados que luchan desde el 2011 por derrotar a Al Assad y conquistar el pan y la libertad, son todosjihadistas.
Le están diciendo a los trabajadores del mundo que hay que dejar pasar la masacre a las masas sirias y de Aleppo pues éstas serían todas del ISIS, Al Qaeda y jihadistas. Desparraman entre los trabajadores, fobia “antimusulmana”, que es la bandera con la cual Bush invadió Irak y Francia a Malí y el Chad. La izquierda burguesa transmite el veneno de los regímenes de los opresores.¿Porque no acusan al papado y a los jefes de la iglesia ortodoxa rusa de ser los más grandes y asesinos jihadistas del planeta bendiciendo los sables de cuanto milico asesino masacró a su pueblo?
En Siria, como en todo el Magreb y Medio Oriente, hay dos bandos: una jihad de los oprimidos y otra jihad de los opresores. La “izquierda laica” está siendo de bufona de esta última.
Las masas antiimperialistas, manipuladas por las burguesías locales, fueron tratadas por la izquierda blanca, culta, laica y masónica, vocera de las burguesías imperialistas, como “pueblos bárbaros y atrasados”, cuando es esta izquierda la que defendió los intereses de la V República imperialista francesa, la City de Londres y Wall Street. Los obreros hambrientos han luchado más que esta izquierda proimperialista que ataca el punto fuerte de las masas, su ánimo de vencer contra el imperialismo.
Quienes combaten contra el asesino Al Assad no son “tribus”, “pueblos bárbaros atrasados”, ni “extremistas islámicos” como dicen los reformistas y las corrientes socialimperialistas. Es la clase obrera y sus aliados, los pobres del campo y la ciudad. A los prejuicios y las invenciones de los revisionistas del marxismo que tratan a los obreros de los pueblos oprimidos con desdén y desprecio, los trotskistas las enfrentamos luchando junto a las masas revolucionarias y retomando las mejores lecciones y tradiciones del marxismo internacionalista, como fuera el llamamiento revolucionario de la III Internacional a los Pueblos de Oriente que proclamaba:
“(la Internacional Comunista. N. de R.) ha convocado a los pueblos de Oriente sin preguntar a cada uno de los representantes: ‘¿en este momento, usted pertenece a la Internacional Comunista, un partido comunista, o no?’ No les preguntamos: ‘¿a qué partido pertenece?’ Pedimos a cada uno que nos diga: ‘¿usted es un hombre que vive de su trabajo? ¿Pertenece a las masas trabajadoras? ¿Desea poner fin a las luchas entre los pueblos? ¿Desea organizar una lucha contra los opresores?’ Eso es suficiente. (...) Respetamos las sensaciones religiosas de las masas y sabemos reeducar a las masas. Esto requiere el trabajo de muchos años. Nos acercamos con precaución a las creencias religiosas de las masas trabajadoras del este y de otros países. (...) Pensamos que el día de los sultanes ha terminado, que ustedes no deben tolerar la autocracia. Ustedes deben disipar y destruir la fe en el sultán, y establecer soviets genuinos. Los campesinos rusos también tenían gran fe en el Zar. Cuando, sin embargo, la verdadera revolución del pueblo flameó, casi ningún rastro de esta fe en el Zar fue dejado. Será igual en Turquía y en todo el Este cuando una verdadera revolución de los campesinos terrosos se lleve a cabo. Entonces, el pueblo se librará rápidamente de su fe en el sultán y en sus amos”.
(...)Yo digo que ahora nos enfrentamos a la tarea de llamar una verdadera guerra santa contra los capitalistas británicos y franceses. Camaradas, recuerden lo que están haciendo al norte de aquí esos bandidos en este preciso momento. Y ni hablar de aquellos pueblos que están particularmente bien representados aquí. Ustedes mismos saben la situación que el capital británico y francés ha creado en Turquía, la situación que el capital británico ha creado en Persia, la situación de Armenia, que ayer todos los gobiernos de la Entente querían defender y hoy nadie está defendiendo.”
(...) ¡Camaradas! Mucho se ha dicho sobre la “guerra santa” en los años recientes. Los capitalistas, cuando estaban peleando su maldita guerra imperialista, intentaron mostrar a esa masacre como una guerra santa, e hicieron que muchos pueblos lo crean. Cuando en 1914-1918 hablaban de una “guerra santa”, fue un engaño monstruoso. Pero ahora, camaradas, ustedes, quienes por primera vez se han agrupado en un congreso de los pueblos de oriente, deben proclamar una verdadera guerra santa contra los ladrones, los capitalistas anglo-franceses. Ahora debemos decir que ha llegado la hora de que los obreros de todo el mundo podamos levantarnos e insurreccionar a decenas y centenares de millones de campesinos, podamos formar un Ejército Rojo en el este también, armar y organizar una revuelta en la retaguardia de los británicos, podamos arrojar fuego contra los bandidos, podamos envenenar la existencia de cada oficial británico insolente que está gobernando en Turquía, Persia, India y China.
(...)¡Camaradas! ¡Hermanos! Ha llegado la hora de que se organice una verdadera guerra santa contra los ladrones y opresores. La Internacional Comunista hoy se vuelca sobre los pueblos de oriente y les dice: “¡hermanos, los convocamos a una guerra santa, en primer lugar, contra el imperialismo británico!”
Leandro Hofstadter