Ucrania- 22 de febrero de 2022
La vida de los trabajadores y las masas de Ucrania: un infierno en Kiev, un infierno en el Donbass
Entre fines del año 2013 y el 2015, las masas ucranianas de Kiev a Donbass intentaron poner en pie su revolución. Fueron una y mil veces traicionada. En la zona occidental el fascismo y en el Donbass el frente popular fueron las dos puntas de una misma soga para estrangular y aplastar la revolución ucrania que planteaba extenderse a la Europa de Maastricht y a la Rusia de Putin.
La revolución fue sacada de escena con un golpe certero del imperialismo que concentró allí sus fuerzas para que esa posibilidad no se hiciera realidad. Hizo jugar para ello a todos sus agentes y con los acuerdos del Pacto de Minsk entre Kiev, Francia, Alemania y Putin, y manejado tras bambalinas por EEUU, quedó Ucrania como una nación partida y convertida en un verdadero protectorado, doblemente expoliada y sometida al imperialismo, aún más que antes de la revolución.
Ucrania sigue siendo una de las naciones más pobres de Europa. La deuda externa del país aún constituye el 51% de su PBI y las potencias imperialistas y el BM siguen inyectando millones para redoblar la expoliación y sometimiento de la nación.
Y una vez impuesta la contrarrevolución lo que quedó para las masas fue el infierno a uno y otro lado de la línea de fuego impuesta por el imperialismo y sus sicarios para estrangular la revolución. La inflación es alta y carcome los magros salarios de las masas hambreadas. Es que el mayor impacto se da en la alimentación, con una inflación del 20%. Un dato es contundente: Ucrania tiene una de las peores tasas de suicidio del mundo por habitante.
Es que en la región controlada por el gobierno de Zelensky, la vida es muy difícil. En la región controlada por Putin y la oligarquía pro-rusa, es imposible.
En el Donbass muchas de las minas están agotadas o abandonadas y los mineros se ven obligados a explotarlas fuera de todo marco y protección legal para poder comer, y en la zona que depende de Kiev, las condiciones no son mucho mejores y las partidas de sueldos son remitidas a las minas, que siguen siendo de propiedad estatal, cada cuatro a seis meses, según la autorización del Parlamento de Kiev, que se niega a aumentar los sueldos a pesar de la inflación. En el último diciembre centenares de mineros de Kiev realizaron acciones de protesta para que les devuelvan los salarios adeudados. Luego de las protestas que se vieron en ciudades como Lviv o Dobropolye, la mayoría de las minas de carbón de propiedad estatal recibieron fondos presupuestarios y se pagaron parcialmente los salarios atrasados a los mineros, por un total de UAH 335,8 millones (US$ 12,4 millones). Sin embargo, los salarios pendientes de pago aún superan los UAH 2000 millones (US$ 74,3 millones).
La cuenca del Don es una de las cuencas mineras más grande del mundo. 2 de los 5 millones de habitantes de la región trabaja en las minas, a cientos de metros de profundidad, en condiciones de insalubridad. Muchos de ellos tienen silicosis a temprana edad y su esperanza de vida apenas supera los 60 años.
Como dijimos, vivir hoy en el Donbass es vivir el martirio cotidiano. Es que las ciudades que conforman esta región, azotadas por el flagelo de los bombazos de Kiev, son verdaderas ciudades fantasmas. Cientos y cientos de edificios, fábricas y establecimientos fueron abandonados y aún pueden verse en las paredes que quedaron de pie los impactos de proyectiles. Un toque de queda nocturno que dura de 23:00 a 05:00 aún hoy deja desiertas las calles del Donbass. Este se aplica estrictamente y se sabe que personas han sido detenidas por la noche solo por salir a sacar la basura.
Luego de la ocupación rusa de Crimea en 2014 y la guerra civil desatada, inicialmente alrededor de 1,5 millones de ucranianos se vieron obligados a abandonar sus hogares y desplazarse dentro del país. Al día de hoy se calcula que hay más de 800 mil desplazados internos. Miles y miles de obreros ucranianos son esclavizados en Europa Occidental por unos pocos euros que envían a sus familiares en Ucrania. Las remesas constituyen un factor de peso en la economía del país. Solo el año pasado estas se alzaron a la exorbitante cifra de 15 millones.
Los servicios básicos e indispensables para la vida son un bien de lujo. Según estimaciones alrededor de 400 mil habitantes del Donbass se encuentran en “emergencia alimentaria”, es decir que ni siquiera tienen acceso a un mendrugo de pan. 1,6 millones de habitantes de la región del Don no acceden siquiera al agua, lo que supone allí no tener posibilidad de calefaccionarse en una región en la que las heladas y nevadas son monedas corrientes y la temperatura se coloca rápidamente bajo cero. La infraestructura del agua y el saneamiento prácticamente no existen: fue destruida por los bombazos de Kiev y nunca fue reconstruida.
Mientras en el Donbass los salarios promedios rondan los 50 euros mensuales. Las pensiones del Donbass son una miseria absoluta: rondan los 46 dólares. En Kiev no mejora mucho la cosa: rondan los 65 dólares. Los bancos ucranianos no operan en territorio separatista y para tener derecho a recibir la pensión del gobierno de Kiev hay que aparentar vivir en una zona controlada por el mismo. Además, hay que estar preparados para que alguien llame a la puerta de ese domicilio cada 60 días para cerciorarse de que, en efecto, viven allí. Por eso en los puestos de control se agolpan a diario miles y miles de ucranianos en larguísimas colas intentando cruzar la zona de contacto para cobrar sus pensiones. Muchas veces el costo es alto: cientos de personas han muerto haciendo estas colas de horas interminables. Pero la opción de no hacerlas es la muerte, por hambre.
Si un ciudadano hambreado del Donbass pide ayuda al gobierno de Kiev se encontrará con que le ofrecen 26 euros.
En la región del Donbass primero prohibieron el uso de grivnas -la moneda ucraniana-, entonces la gente empezó a usar rublos rusos. Luego los repetidos problemas con las comunicaciones terminaron con los gobiernos locales creando sus propias compañías de telecomunicación y sus propias redes. Más tarde dificultaron obtener cualquier tipo de documentación y las repúblicas empezaron a hacer sus propios documentos.
Lo que se vive en el Donbass es un padecimiento inaudito para las masas y solo puede comprenderse del siguiente modo: es el castigo por haber osado levantarse por el pan, poniendo en pie comités obreros y de soldados. Es el castigo a la sublevación de las masas y quien lo impuso fue Putin, junto con la oligarquía pro-rusa de la región. Ellos impusieron la partición de Ucrania y el desgarramiento de las filas de la clase obrera de la nación que enfrentaban un mismo enemigo y tenían los mismos reclamos.
Con su bota y sus centurias negras Putin aplastó a las masas del Donbass como no lo podía hacer el gobierno del fascismo de Kiev. Los pro-rusos con centenares de militantes stalinistas que viajaron de Europa y de Rusia, tal cual una quintacolumna, liquidaron a la vanguardia del Donbass que buscaba su triunfo en Kiev y no se sometía ni aceptaba la partición de la nación. Con masacres y listas negras, dividiendo a la clase obrera de sus hermanos de Kiev, aplastaron al proletariado e impusieron un verdadero infierno en la tierra.
Y a los trabajadores que en la región del Don se levantaron en estos años, en contra de semejante ignominia, fueron perseguidos, torturados y encarcelados como los mineros de Antrstit en 2020. Recientemente se conocieron imágenes de una de las prisiones secretas de Putin en la cuenca del Don, Isolyatsia, una cárcel de prisioneros políticos en las que se los tortura brutalmente.
Más y más aplasta y somete con su bota Putin y más y más las masas se inclinan a los brazos de la contrarrevolución democrática. Luego, aquellos mismos que visten a Putin de “antiimperialista” hablarán de la “conciencia atrasada” de las masas que no plantean una “salida independiente”.
Hoy el carnicero Putin ha declarado a las regiones de Lugansk y Donetsk bajo su control como “independientes”. Sus tropas ya se pasean por las calles.
¡ABAJO EL PACTO CONTRARREVOLUCIONARIO DE MINSK!
¡Fuera la OTAN de Ucrania! ¡Fuera las tropas de las centurias fascistas de Putin del Donbass! ¡Fuera la base militar rusa de Crimea, Crimea es Ucrania!
La única clase que es capaz de conquistar la independencia y la libertad, el trabajo y el pan es la clase obrera, unificando sus filas del Donbass a Kiev y volviendo a poner en pie la revolución.
Del Donbass a Kiev, ¡una misma clase, un mismo enemigo!
¡Por Congreso Nacional y Asamblea Nacional obrera y campesina de toda Ucrania!
En la Ucrania partida y colonizada por el imperialismo y su sicario Putin, la vida es un martirio para la clase obrera ¡Por una Ucrania obrera, unida, soviética e independiente! |