15 de Noviembre de 2022
Último momento
Columna de opinión
El ejército de los generales contrarrevolucionarios de Moscú se retira de Jerson
Con sus misiles cayendo en Kiev y con la OTAN preparan el pacto de partición de Ucrania
La cuestión clave es que la retirada de Jerson indica que las tropas rusas están estancadas y en retirada en el frente ucraniano. La base de los soldados y las masas rusas ya no aceptan ir a matar a sus hermanos de Ucrania, y mucho menos ocupar esa nación y someterla.
Rusia se repliega antes de que se provoque una desbandada en los frentes. Un repliegue ordenado hacia Lugansk, Donetsk y Mariupol.
Esta retirada significa también que las negociaciones “por la paz” supervisada por EEUU han comenzado. Y lo debe hacer rápidamente, antes de que el pueblo ucraniano y la rebelión de la juventud rebelde y de los soldados rusos sean los que la definan.
Las potencias imperialistas y sus gendarmes saben perfectamente que las guerras, como las de opresión nacional, son parteras de revoluciones. Los yanquis lo vivieron en Vietnam, en Corea y en toda África a la salida de la Segunda Guerra Mundial.
EEUU, que con la OTAN y la guerra Ucrania viene de desmantelar y dejar en crisis el mercado único y la división del trabajo de Maastricht y de toda Europa, busca salir victorioso. Quiere ser el garante de “la paz”, con una Ucrania ya sometida y que, efectivamente, sea partida, quedando bajo su tutelaje y con las bayonetas de Moscú en el este. Necesita esta “paz” porque su objetivo es Rusia y sus riquezas.
La Secretaria del Tesoro de EEUU Janet Yellen este domingo 13/11 afirmó desde Indonesia que “la finalización de la guerra en Ucrania sería un elemento clave para contener la crisis económica internacional” (sic). Una farsante. Es que son los yanquis los que azuzaron esta guerra y arrojaron a Ucrania para que Moscú la invada.
Esta agente desfachatada del establishment norteamericano llegó al colmo de afirmar que “terminar con la guerra de Moscú en Ucrania es un imperativo moral”, como si los yanquis tuvieran algo inclusive de su moral que dicen tener.
Pero lo sustancioso de lo que afirma Yellen, en declaraciones publicadas por el diario estadounidense Wall Street Journal, es que este plan de paz debe incluir el levantamiento inmediato de todas las sanciones de EEUU a Rusia. ¡¡Esta es una confesión de partes!! Una vez que Alemania y Francia fueron despojadas de sus negocios en Rusia de gas, minerales, armamentísticos, inclusive financieros, por el cerco a esta nación ante su invasión a Ucrania, ahora EEUU se prepara para “conquistar la paz” para ingresar rápidamente y copar los negocios clave de Rusia, a cambio, inclusive, de entregarle una parte de Ucrania a Putin.
Este fue y será el plan yanqui. Lo anunciamos desde un principio. Los yanquis entregaron Ucrania como un peón a las garras de Putin para debilitarlo a este estratégicamente en sus vínculos con la UE y destruir la articulación de la división del trabajo de ese continente.
Pero imponer la “pax americana” no es una cuestión sencilla. Si Rusia retrocede, la burguesía ucraniana reclama una mayor parte de los negocios, pues será la garantía de la devolución de los miles de millones de dólares con los que el imperialismo redobló el endeudamiento en base a la venta de armas, como también de los pagos regulares de la deuda al FMI.
La negociación ha comenzado en un delgado equilibrio. Los bombardeos misilísticos que ha lanzado Rusia nuevamente sobre Kiev son parte de su presión y negociación para que Ucrania acepte la entrega del territorio que Rusia ya conquistó y no está dispuesto a entregar, como el Donbass y Crimea.
Como vemos, la “pax de los poderosos” se dibuja con misiles, artillería y en el campo de batalla, es decir, a los tiros.
Por otro lado, en estos meses, los bandidos imperialistas de la UE no se quedaron de brazos cruzados. Francia, Alemania, Italia fueron por los negocios de gas y petróleo a países de Medio Oriente como Marruecos, Argelia, Libia, Qatar… Y previendo la “pax yanqui” en Ucrania, Scholz, el canciller de Alemania, viajó a China donde firmó convenios de compra de gas. Lo que significa que Alemania vuelve a comprar gas ruso del que Pekin es un simple intermediario.
Si las masas no dan una salida revolucionaria a esta guerra de opresión en Ucrania, la salida la dará el imperialismo con nuevas disputas interimperialistas y guerras.
Los yanquis pisaron Taiwan, como así también el Tratado Comercial de los Países del Indo-Pacífico (Camboya, Malasia, Filipinas, Vietnam, etc.), donde se han comprometido a hacer enormes inversiones millonarias.
Cada vez está más claro que la verdadera disputa, en el marasmo del crac mundial, es por ver qué potencia imperialista logra recolonizar, en última instancia, a Rusia y China para no ir a la bancarrota.
Como dijimos, EEUU se prepara para quedarse con la mayoría de los negocios de Rusia con la firma de la “pax ucraniana”. Alemania redobla su ofensiva sobre China. A Scholz, en su viaje a Pekin, lo acompañó el directorio de la BASF, una transnacional imperialista ligada a los medicamentos, hidrocarburos… Un enorme capital financiero que controla gran parte de la industria química internacional. De esto último se trató también los acuerdos firmados por Scholz en Pekin, de la fusión de la BASF con toda la industria química de China.
En el momento actual de la guerra de Ucrania, con el retiro ruso, queda claro que EEUU busca quedarse con los negocios clave que tenía el Maastricht imperialista con Moscú.
Si el pacto de partición de Ucrania de “pax de los cementerios” llega antes que la derrota de las tropas rusas a manos de las masas revolucionarias, Ucrania quedará como una colonia tutelada, devastada y endeudada hasta el cuello, atada con miles de lazos al imperialismo; y Rusia, con sus negocios fundamentales de minerales, hidrocarburos y armamentísticos, quedará asociada como fuerza menor a Wall Street.
Pero esta no es la única alternativa. Nada indica que esto vaya a ser así. Una victoria de la nación ucraniana elevaría el ánimo de lucha de la clase obrera de ese país, y aún más el de las masas rusas contra el asesino Putin, su gobierno y su régimen infame.
Las derrotas militares en el frente ucraniano, basadas esencialmente en la negativa de la juventud explotada rusa a enrolarse en el ejército para matar a sus hermanos de Ucrania y morir por los sinvergüenzas de Putin y sus socios oligarcas, son los primeros síntomas de que ha comenzado un Vietnam, esta vez para Putin y Moscú.
La última palabra no está dicha, con el pueblo y los trabajadores armados en Ucrania y en estado de rebelión en Rusia, y con la clase obrera europea que, como en Francia, Alemania, Inglaterra, el Estado Español y Bélgica, comienza a ganar las calles contra los planes de hambre con los que los capitalistas le tiran su crisis y la disputa de sus negocios sobre sus hombros.
Zelensky y la burguesía ucraniana plantean que la solución de ese pueblo hambriento será su relación con la Europa imperialista de Maastricht. Pero Maastricht no reparte riquezas ni góndolas llenas como prometía hacerlo en el 89. Reparte hambre, miseria, esclavitud para su clase obrera, como también para la del este europeo y los pueblos coloniales que oprime.
No están escritos entonces los últimos capítulos de la guerra de Ucrania. No será la retirada vergonzosa de Rusia de Jerson el final de la historia. Esta será escrita por la clase obrera ucraniana, rusa y de toda Europa.
Carlos Munzer, coautor del libro “Ucrania en Guerra”
15/11/2022
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