Ucrania - 18 de abril de 2023
A más de un año de invasión rusa…
Una nación oprimida, ocupada y masacrada por Putin. Una colonia cada vez más endeudada al imperialismo y al FMI
La clase obrera paga con su sangre los costos de esta guerra de invasión que le ha impuesto Moscú
¡Por una dirección proletaria de la guerra para derrotar al chacal Putin y romper con el FMI!
La nación oprimida y el proletariado ucraniano no pueden quedar solos
La juventud rusa se subleva y se niega a ir morir por Putin y su autocracia
En la Europa de Maastricht y EEUU, la clase obrera ya está enfrentando a los gobiernos imperialistas. ¡Ellos tienen la llave para derrotar a la OTAN e ir en auxilio de la Ucrania masacrada!
¡Los obreros de Francia marcan el camino!
Los padecimientos de las masas de Ucrania siguen profundizándose a más de un año de la invasión rusa. Los combates más agresivos del carnicero Putin se sitúan hoy en la zona del Donbass, centralmente en las ciudades de Bajmut y de Avdíivka. Sin embargo, Rusia azota a Ucrania con bombardeos aéreos, misiles y cohetes también en las provincias de Jarkov, Zaporiya, Odessa, atacando toda la infraestructura, y acrecentando día a día la cantidad de muertos bajo los escombros, como así también, las penurias inauditas de las masas. Es la clase obrera la que pelea en la guerra. Hace rato que la oligarquía y la burguesía ucraniana está “licenciada” y de vacaciones fuera del país.
Miles de trabajadores y sus familias viven aún en las ciudades bombardeadas, escondidos en sótanos, sin agua ni electricidad. Según los datos oficiales, ya son más de 200 mil muertos. El costo económico de la guerra para Ucrania es enorme: su PIB se contrajo un 35% en 2022 y solo en 2022, el déficit presupuestario del estado superó los 25 mil millones de dólares. Los daños se estiman en 138.000 millones de dólares.
La guerra está tomando un carácter crónico: Putin se ha empantanado y no logra controlar la totalidad de los territorios de las provincias de Donetsk y Lugansk, aun cuando una región de estos territorios había quedado bajo su control en los llamados “Acuerdos de Minsk” con los que Rusia y el imperialismo habían partido a la nación ucraniana. Este “fracaso” del Kremlin se debe en gran medida a lo que podemos llamar “el fusil más poderoso” que tiene la clase obrera ucraniana: la negativa de los soldados rusos a morir y matar por los intereses del carnicero del Kremlin. Es decir, Rusia aún tiene las manos atadas por su propio pueblo y por la clase obrera mundial para ir a una guerra de exterminio total por bombardeos aéreos, como hiciera el “Atila” de Moscú junto a Al Assad en Siria.
Es entonces que la política de Rusia pareciera estar concentrándose en una guerra de trincheras, de ocupación de territorio, que son los que tenía antes de la invasión, y en un asedio y destrucción gradual de la infraestructura de Ucrania por aire con drones, y desde el Mar Báltico y el Mar Negro.
Se estima que Rusia ha destruido cerca de la mitad de la infraestructura energética, sumiendo a la población en la oscuridad y el frío en los meses del más crudo invierno boreal. Y esta ofensiva de Putin incluyó invadir Bielorrusia, con el apoyo del gobierno de esa nación, llevando tropas y armas nucleares. Allí mismo, en 2020 el chacal Putin había jugado su rol de sicario y gendarme del imperialismo, sosteniendo al odiado régimen de Lukashenko y sofocando con sus tropas asesinas a los obreros sublevados.
Bielorrusia y Kazajistán, fueron entonces donde Putin masacró levantamientos y sublevaciones obreras y del pueblo pobre en los últimos años. Estas aventuras contrarrevolucionarias fueron la “cabecera de playa” de Putin y su invasión a Ucrania.
Estamos ante una guerra de invasión de la “Gran Rusia” contra una nación oprimida que es Ucrania. Putin, queriendo demostrarse aún necesario como gendarme del imperialismo en la región, busca quedarse con una parte de la nación ucraniana, mientras los yanquis y la OTAN, sin tirar un solo tiro de forma directa, buscan ser los que se queden con la mayor parte del botín de una Ucrania endeudada a grados extremos y ofreciendo un jugoso negocio multimillonario con la reconstrucción, por el que se relame todo el imperialismo.
Por eso, a medida que los meses pasan, queda más claro que la política del imperialismo en Ucrania es que Putin masacre y devaste la nación, pero que no gane la guerra.
Contra la izquierda lacaya de la OTAN, que pide a gritos que esta le envíe más y mejor armamento, el imperialismo no quiere armar a Ucrania a nivel tal que derrote a Moscú. Es más, los yanquis no son una fuerza de liberación nacional. Afirmar lo contrario no es solo una falacia, sino una verdadera infamia.
EEUU la obliga a Rusia a una guerra defensiva de trincheras, donde las zonas ya comienzan a delimitarse con fronteras de guerra, tanto en el Donbass como en Crimea.
En esta guerra de desgaste, los yanquis se cuidan de no debilitar al extremo a Putin y sus fuerzas contrarrevolucionarias, puesto que EEUU aún no puede con su propio ejército frenar a los obreros que en sucesivos levantamientos se sublevaron como vimos en Kazajistán, Kirguistán, ayer en Georgia y en el Cáucaso, contra el peor de los saqueos imperialistas y ataque de los capitalistas contra las masas. EEUU todavía necesita a su sicario, inclusive en Siria, para que siga jugando un rol vital en el sostenimiento de Al Assad, que garantiza la partición de esa nación y un enorme saqueo de todas las potencias imperialistas, tanto de EEUU y Europa como de la misma Turquía.
De allí esta guerra de desgaste que EEUU le provoca a Rusia en Ucrania y el cerco económico que le impone para que surja en Moscú una fracción burguesa agente directa de Washington. Esto es lo que necesita Wall Street, que viene de romper el equilibrio, el comercio y el espacio vital que el imperialismo franco-alemán tenía en toda Europa, basado en gran medida en la extracción de minerales, gas y materias primas de Rusia.
Por su parte, Moscú no puede renunciar al Donbass ni a Crimea, a riesgo de ir a una nueva implosión, crisis e inclusive levantamiento de masas. La sublevación de millares y millares de jóvenes que se niegan a ir a pelear y morir por el chacal de San Petersburgo y sus negocios, anticipa lo que vendría con la caída de Putin.
Por otro lado, como vemos, el retiro masivo de capitales imperialistas de Rusia le está provocando un grave daño a su moneda, puesto que las transnacionales se retiran vendiendo sus acciones y empresas y llevándose los dólares de las mismas. En el transcurso de la guerra, salieron de Rusia 25 mil millones de dólares. La crisis allí ya ha comenzado.
Vaya Putin “antiimperialista” que mientras los yanquis le imponen un embargo de los bienes en el exterior a la oligarquía rusa y sus negocios por más de 300 mil millones de dólares, este se los facilita en Moscú para que se los lleven libremente cuando liquidan sus empresas, bancos, etc.
La devaluación del rublo ya llegó a la gran Rusia y con ella, el aumento del hambre y la miseria de las masas.
Como veremos en este artículo, lejos de lo que afirman que el chacal Putin “está liberando” a Ucrania, y lejos de lo que pregona el “club de amigos de la OTAN” que la quieren presentar como la salvadora de la nación, más y más masacra Putin en Ucrania, y más y más queda la nación y la clase obrera atada y sometida al imperialismo. A decir verdad, la masacre de Putin y el saqueo imperialista son las dos puntas de una misma soga que estrangula a la nación ucraniana y a su clase obrera.
Ucrania: Una nación saqueada por el imperialismo y destruida por las bombas de Putin
Es que Ucrania será soviética e independiente, o será una colonia tutelada
Desde la invasión rusa, Ucrania ha gastado más de 32 mil millones de dólares en defensa nacional, casi 10 veces más que en 2021. A pesar de los niveles récord de desempleo varias regiones ya enfrentan escasez de personal debido al éxodo forzoso de casi 8 millones de personas que abandonaron Ucrania y los 5 millones de desplazados internos. La alta inflación y el aumento de los precios de los alimentos, los bienes esenciales y la electricidad han producido una grave crisis del costo de vida en tiempos de guerra.
Mientras tanto, los bancos y empresas siguen en manos del imperialismo y los oligarcas socios de Zelensky haciendo fabulosos negocios.
Recordemos que, en medio de la guerra, Zelensky aplicó contra los trabajadores una brutal reforma laboral flexibilizadora que ningún presidente antes (ni Yanucovich el socio de Moscú, ni el títere del imperialismo Poroschenko) había logrado imponer. Mediante esta ley se permitió despedir a los trabajadores sin justificación y sin el consentimiento de los sindicatos, se aumentó la semana laboral a 60 horas y se abolió la inviolabilidad del derecho al salario. Además, Zelensky eximió a los empleadores de mantener en reserva el puesto de trabajo y seguir pagando los salarios de los obreros enrolados en el frente de batalla.
Como siempre hace la burguesía, los costos de la guerra y de la crisis los descarga contra los trabajadores. Hasta los soldados ven afectado su pago, sumado a que algunos todavía están esperando sus bonos desde noviembre o diciembre, generando una ola de malestar y hasta desmoralización entre los soldados.
El imperialismo se relame: el negocio de la deuda y la reconstrucción
El negocio por el que se relamen EEUU y las potencias europeas es el de la futura reconstrucción de Ucrania, valuado en 750 mil millones de dólares.
Contra los izquierdistas sirvientes de la OTAN, vale aclarar que los piratas imperialistas no le regalan ni una munición de un fusil a Ucrania, sino que los cobra. Es su negocio. Veamos:
La deuda externa de Ucrania no para de crecer con cada paquete de “ayuda”, cada envío de material bélico que en su enorme mayoría no es más que el saldo y remanente que los estados imperialistas tenían arrumbado, que es a pagar. Desde el 24 de febrero de 2022, cuando comenzó la invasión rusa, Ucrania ha recibido más de 20.000 millones de dólares por parte del Banco Mundial y más de 110.000 millones de dólares de Estados Unidos, incluido el apoyo militar. Un verdadero saqueo de las venas de Ucrania. Solo en 2022 Ucrania debía devolver cerca de 18,500 millones de dólares de deuda externa. A los intereses que se multiplican con cada aplazamiento de esta fraudulenta deuda se suman, además, nuevos préstamos millonarios —sujetos a nuevas reformas políticas y económicas— que seguirán agrandando la hipoteca ucraniana.
Mientras tanto, la Cargill, la Monsanto y las grandes cerealeras siguen haciendo fabulosas ganancias con los granos ucranianos. Así también, siguen funcionando los altos hornos de la acería de Arcelormittal en Kyrvoi Rih, mientras sus minas y yacimientos de carbón, grafito, titanio y manganeso (que representan la tercera reserva mundial), entre otras riquezas, no han dejado de ser saqueadas. Todos hacen grandes negocios sobre la sangre del proletariado y las masas empobrecidas de la ciudad y el campo.
Mientras Putin ahoga en sangre y destruye Ucrania, Rusia queda cada vez más cercada y ahogada económicamente
Como ya vimos y demostramos, el empantanamiento de Rusia en Ucrania ha impactado fuertemente en su economía. Los ingresos energéticos del gobierno cayeron casi a la mitad, mientras la brecha fiscal alcanzó los $34 mil millones en los primeros dos meses de este año, el equivalente a más del 1,5% de la producción económica total del país. La tasa de crecimiento actual de Rusia se sitúa en un 1%, lo cual en un país como este ni siquiera es una tasa de mantenimiento, con una contracción de alrededor del 2% de su PBI.
Los bancos rusos también están golpeados por la crisis económica producto de la guerra con pérdidas millonarias del Banco Central y disminución de las ganancias de los bancos más grandes de Rusia.
Por su parte, las restricciones de las importaciones en Rusia hacen sentir su impacto en la industria. La industria de defensa rusa sigue dependiendo en gran medida de las piezas y componentes importados de Occidente. Y en esta guerra Rusia ha perdido cantidades sustanciales de armas, municiones y equipos. Hasta mediados de diciembre de 2022, Rusia perdió 4500 vehículos blindados, 63 aviones de ala fija, 70 helicópteros, 150 vehículos aéreos no tripulados, 12 buques de guerra y más de 600 sistemas de artillería.
Se estima (porque gran parte del presupuesto es clasificado o no listado) que un tercio de un presupuesto ruso está destinado a la invasión: 31 mil millones de dólares. Pero si bien la industria armamentística es la que se muestra “pujante” en la economía rusa, esto corresponde al consumo propio por encontrarse dirigiendo una invasión, en tanto Rusia como “gran exportadora de armas” está dejando de ocupar ese lugar. La participación de Rusia en las exportaciones mundiales de armas cayó del 22% al 16%. Sin dudas, el mayor beneficiario de esta caída fue EEUU: su cuota de mercado ha crecido hasta 7 puntos porcentuales hasta el 40 %.
Insistimos, en esta guerra, Putin destruye Ucrania, la devasta y masacra y ahoga en sangre a la clase obrera ucraniana, que quedará absolutamente aplastada si Putin gana la guerra-otro de los grandes objetivos de esta invasión-, para imponer la partición de la nación y su colonización definitiva. Y, si el proletariado no lo impide, asistiremos a nuevos enfrentamientos mundiales entre las potencias imperialistas por recolonizar Rusia y China (ver Recuadro).
Pero hoy la política de EEUU es, como hemos dicho, que Rusia no gane la guerra, sino que se desgaste a tal nivel, que quiebre económicamente… sin que la OTAN dispare un solo tiro. De esto se trata la fortaleza de la política de Biden y la OTAN.
Contra los que afirman que esta es una “guerra interimperialista” entre EEUU y la OTAN y Putin, mienten descaradamente. Es que esta es una rara “guerra de la OTAN” en la que esta entrega misiles que no van más allá de los 80 kilómetros, algunos drones y material absolutamente defensivo, tan solo para que Rusia no avance tomando más territorio. La guerra de EE.UU. contra Rusia es comercial; es quebrarla, y presionar militarmente con la OTAN. Recientemente Finlandia entró en la OTAN, sumando 1300 kilómetros más de frontera con Rusia.
La posición marxista frente a la guerra: una política de clase y en defensa de la nación oprimida
Ucrania ya está partida, está ocupada por Rusia en el Donbass y en Crimea, y se está imponiendo “el pacto de paz” que ya se había firmado en los acuerdos de Minsk y que ahora se está manteniendo con las armas.
Sectores de la izquierda mundial plantean que se ha liquidado el carácter de "lucha nacional", y que es una guerra de dos bandos reaccionarios. Borran así toda línea de clase en la guerra, ocultando a la clase obrera ucraniana y a la base de los soldados rusos, obreros forzados a ir a la guerra fratricida, son quienes están en las trincheras y ponen los muertos, mientras los grandes oligarcas y toda la burguesía siguen haciendo fabulosos negocios, bien lejos de los frentes de batalla.
Buscan borrar además la cuestión nacional ucraniana. Pero Ucrania es una nación oprimida, sojuzgada con dobles y triples cadenas por una oligarquía nativa semifascista, agente tanto de Moscú, con el que tuvo y tiene enormes negocios, como del FMI. Hoy las bayonetas de Putin han ocupado la nación ucraniana. La está destrozando, cuidándose muy bien de no atacar las grandes industrias, puertos, minas y tierras que están bajo control imperialista.
Ocultan que la guerra de Ucrania es por la partición, el saqueo, el pillaje, la masacre y destrucción que hoy impone Putin de esa nación, para abrir el camino mañana a una colonización abierta por parte del imperialismo. Estamos ante una nación plagada de riquezas y con una ubicación estratégica para el tránsito de mercancías en todo Europa. Una nación sojuzgada durante siglos, por los zares, por Hitler, por Moscú…
Como planteamos en nuestra obra, Ucrania en guerra: “Toda política ante esta guerra que no parta de pelear por conquistar la liberación nacional de Ucrania, aplastando la invasión rusa y rompiendo para ello con el imperialismo, bajo la dirección de su clase obrera aliada a los trabajadores de Europa, no es una política marxista, sino de lacayos del imperialismo y del pillaje de la oligarquía de Moscú”.
¡Hay que parar ya la masacre contra la clase obrera ucraniana!
¡Por una dirección proletaria de la guerra!
Mientras los bombazos de Putin caen sobre las cabezas de los trabajadores y el pueblo pobre, mientras este desangra la nación y la lleva a la ruina, Zelensky en la retaguardia le arrebata las jubilaciones, no paga los salarios, aumenta la jornada de trabajo, impone una flexibilización laboral brutal, y ni siquiera garantiza que los obreros en el frente de batalla puedan tener botas, binoculares, ni siquiera papel higiénico. Mientras, Ucrania se sigue endeudando y en plena guerra le paga 7.500 millones de dólares al FMI. ¡Así no podemos aplastar al invasor y ganar la guerra!
En esta guerra los explotados no pueden seguir dejando sus vidas por los explotadores y verdugos para seguir viviendo hundidos en el hambre y la miseria. Es necesario un programa de reforma social, de ataque a los negocios de los capitalistas y el imperialismo para ganar la guerra:
¡Todos los recursos, cada dólar ucraniano, cada fábrica, cada grano de trigo deben estar al servicio de que el pueblo y los trabajadores coman y tengan los mejores pertrechos y el mejor armamento para ganar la guerra!
¡Es urgente e indispensable que la clase obrera sea quien tome la dirección de esta guerra para derrotar al invasor!
¡Por comités de obreros y soldados rasos por cada barrio, ciudad, región y a nivel nacional! Los obreros, el pueblo pobre y los soldados rasos deben tomar en sus manos el control del armamento de todos los cuarteles de Ucrania, poniendo bajo control y subordinando a todos los oficiales, siempre prestos a negociar con Moscú y el imperialismo.
¡Fuera el FMI de Ucrania! ¡Ni un solo dólar para pagar la fraudulenta deuda externa! ¡Fuera la Cargill y la Monsanto, y todos los expropiadores del pueblo! ¡Expropiación sin pago y bajo control obrero de los trabajadores de los bancos y las grandes propiedades de los oligarcas millonarios y el imperialismo!
Los trabajadores que están en el Donbass ocupado por Moscú ni siquiera cobran su salario, como lo vimos recientemente en la huelga de Zaporiya. Solo uniendo las fuerzas de los trabajadores de Kiev y del Donbass podremos expropiar y recuperar bajo control obrero todas las minas privatizadas por los gobiernos lacayos del imperialismo en Kiev, y también por Putin, para poner toda la minería, todas las ganancias para que todos los obreros y sus familias, del Donbass a Kiev puedan comer y vivir en paz.
También en Rusia son los explotados los que pagan los costos de la guerra con carestía de la vida, desocupación y trabajadores que no cobran sus salarios. Mientras miles de hijos de la clase obrera son perseguidos, torturados y encarcelados por eludir el reclutamiento forzoso y denunciarlo, y otros miles son arrastrados al frente a morir en una guerra fratricida. Por ello, los soldados rusos, los trabajadores y campesinos pobres bajo armas deben desertar y pasarse a combatir junto a sus hermanos ucranianos. Es que ningún pueblo que oprima a otro puede liberarse a sí mismo.
La unidad de la clase obrera de Petrogrado y Odessa, con la revolución obrera triunfante, consiguió a principios del siglo XX las demandas más sentidas de los explotados, de pan y una vida digna. Por eso hoy más que nunca, ante la ofensiva del imperialismo en la región por recolonizarla, hay que pelear por la restauración de la dictadura del proletariado, la de la clase obrera, bajo formas revolucionarias, sin burócratas vendidos como los que convirtieron la URSS en una cárcel de naciones y entregaron las riquezas del pueblo y sus enormes conquistas al imperialismo.
¡Por una Ucrania unida, soviética e independiente! ¡Qué vuelva la URSS!
Solo un ejército rojo de obreros y campesinos puede derrotar, como lo hizo en 1917 a los ejércitos imperialistas, a las tropas blancas contrarrevolucionarias de Putin y la OTAN. Pero esta es una tarea de la clase obrera mundial.
La cínica izquierda socialimperialista y amiga de Putin le dice al martirizado pueblo ucraniano que, mientras esquiva las bombas que todos los días matan a su familia y destruyen sus ciudades, mientras libera a los obreros del Donbass que están bajo la bota de Putin, y pelea en el frente de batalla por confraternizar y unirse con los soldados rusos, que debe derrotar a Putin, a Zelensky… y también debe al mismo tiempo derrotar a la OTAN en Inglaterra, Alemania, Francia, EEUU. ¡Son unos canallas!
¡A la OTAN se la derrota extendiendo y generalizando la Comuna en toda Francia y Europa, sublevando a los obreros contra el Maastricht imperialista, para poner en pie los Estados Unidos Socialistas de Europa!
¡A la OTAN se la derrota con los obreros y jóvenes volviendo a ganar las calles en EEUU, haciendo temblar a los piratas imperialistas yanquis!
Bajo las botas de Putin o bajo las botas de EEUU y la UE, Ucrania será partida y una colonia tutelada. Solo la revolución socialista podrá frenar este destino despiadado.
¡Por una Ucrania unida, soviética e independiente! ¡Que vuelva la URSS de los obreros y campesinos, sin burócratas ni entregadores!
Eliza Funes y Nadia Briante
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