Estados Unidos - 7 de noviembre de 2024
ELECCIONES en EEUU
Wall Street vuelve a elegir a Trump
Viene a terminar el trabajo de Biden redoblando el ataque
a la clase obrera y el saqueo a los pueblos oprimidos
El día de las elecciones en EEUU, el 5/11, un enorme movimiento pro-palestino de la juventud, los trabajadores negros y de obreros y estudiantes radicalizados llamado Within Our Lifetime (“En nuestra vida”, WOL) salió a las calles denunciando y dejando en claro que es Biden quien comanda el genocidio en Palestina y arma hasta los dientes al Estado de Israel. Expulsaron de sus actos, movilizaciones y asambleas a la llamada “izquierda progresista” de Alexandria Ocasio-Cortez y Sanders (que están en el Partido Demócrata) y los denunciaron como cómplices del genocidio de Biden y Netanyahu en Gaza.
Este movimiento ganó las calles el 5/11 con su grito de guerra de: “¡NINGÚN VOTO PARA EL GENOCIDIO!”. Y reafirmaron: “Tanto Harris como Trump son sionistas genocidas. Exigimos el fin inmediato de todos los vínculos militares, políticos, financieros y diplomáticos con la entidad sionista. Nuestra lucha bajo la administración Biden-Harris es la misma bajo la administración Trump: organizarnos para poner fin al genocidio en Gaza y luchar por una Palestina libre desde el río hasta el mar”.
Así lo afirma este movimiento en sus declaraciones públicas. Ellos marcaron y marcan el camino de cómo enfrentar al gobierno de los partidos imperialistas de Wall Street, que hoy despide a Biden y prepara a Trump, con un látigo en la mano, para profundizar el ataque a la clase obrera norteamericana y mundial.
Hay que decir la verdad: Biden, como presidente de EEUU, no gobierna solo en su país, sino que lo hace comandando la política, la economía y la contrarrevolución mundial de los bandidos yanquis en disputa con otras potencias imperialistas. Es el jefe de la CIA, de los asesinos de la OTAN, del FMI y de todas las bases militares con las que EEUU domina el planeta.
En un sentido contrario, la izquierda reformista chilla en todo el mundo que “EN EEUU HAY UN VOTO A LA DERECHA”... ¿Y Biden y los Demócratas qué son? ¿La “izquierda”? Esto es una falacia.
El reformismo hace pasar como “progresista” al Partido Demócrata, esos verdugos asesinos de los pueblos oprimidos del mundo, y solo al carnicero Trump como “ultraderechista”. Un burdo engaño y una mentira. Trump viene a profundizar la ofensiva contrarrevolucionaria de Biden y del Partido Demócrata y avanzar en los negocios de su pandilla de banqueros y grandes transnacionales de Wall Street.
Hay que hablar claro. Fue Biden quien apoyó golpes y masacres en América Latina y África en estos últimos cuatro años de sublevaciones obreras y populares.
Fue Biden y el Partido Demócrata los que armaron hasta los dientes al sionismo y lo dirigen en su masacre y genocidio al pueblo palestino. 100.000 palestinos fueron asesinados por las bombas y balas de Biden en Gaza.
¡Vaya partido “progresista” el de Biden y los Demócratas! ¡Cínicos!
Esta izquierda se lamenta por que los obreros no votaron mayoritariamente al Partido Demócrata, sino que por el contrario votaron masivamente por otro de sus verdugos, Trump. Pero, ¿por qué votarían al Partido Demócrata?
No podemos olvidar que el Partido Demócrata, en plena crisis y crac de 2008, con Obama a la cabeza, le largó el peor de los ataques a la clase obrera arrojándole toda la quiebra de Wall Street sobre sus espaldas. Obama fue el que le arrancó las conquistas de obras sociales y jubilaciones a los trabajadores; el que impuso 43 millones de desocupados viviendo con bonos de 3 dólares para comprar comida; mientras le entregaba a los parásitos de Wall Street 2 billones de dólares para salvar a su capital financiero en bancarrota.
Es por ello que Trump ganó las elecciones en 2016, logrando así su primera presidencia, engañando a la clase obrera con “volver al viejo sueño americano de la posguerra”. Pero lo único que Trump le dio a los trabajadores fueron palos, garrotes, bandas fascistas de supremacistas blancos en las calles y una policía especialista en martirizar y asesinar a obreros y jóvenes negros.
Fueron las masas las que saldaron cuentas con este canalla imperialista. Pero fue el Partido Demócrata, con engaños y “cantos de sirena”, el que sacó a los explotados sublevados de las calles para largar una nueva ofensiva contrarrevolucionaria en el planeta y redoblar su ataque en EEUU.
Así, en estos últimos cuatro años, Biden y el gobierno del Partido Demócrata le impusieron a los trabajadores una brutal carestía de la vida, recesión junto con inflación y alquileres impagables, lo que significó un duro golpe a sus salarios.
Durante el gobierno de Biden, los inmigrantes fueron brutalmente atacados y encarcelados a una escala superior a la del primer gobierno de Trump. La columna de miles de inmigrantes intentando entrar a EEUU, meses atrás, fue contenida con las fuerzas de represión y las bandas fascistas de todos los estados del sur norteamericano. Ahora, el carnicero Trump, viene a preparar un baño de sangre contra los inmigrantes sin papeles, que será sin ninguna duda un ataque y una amenaza a todos los trabajadores y pueblos oprimidos del mundo.
Es decir, los carniceros imperialistas del Partido Demócrata fueron los encargados de hacerle pagar la crisis de Wall Street a la clase obrera en los últimos años. Es que desde el 2008, una espiral de crac, estallidos de las bolsas y quiebras de bancos, se desarrolla al interior de la bestia imperialista yanqui y este se la arroja a su proletariado y al mundo entero.
Ahora, con los Demócratas nuevamente desprestigiados y odiados por las masas, Trump viene a terminar la obra de Biden en EEUU y en el planeta entero. Trump es el nuevo presidente que nombró Wall Street y sus grandes fondos de inversión como BlackRock, Vanguard y State Street, es decir, la superoligarquía financiera. Es tan solo un nuevo adulto mayor con mejor salud que Biden para lidiar con la vuelta del imperialismo yanqui a retomar el control de la política y economía mundial que viene perdiendo en los últimos años.
Trump cuenta a su favor con que la clase obrera norteamericana tiene sus filas divididas y desgarradas, luego de haber sido mil veces traicionada y sometida a los partidos burgueses imperialistas del establishment yanqui.
Es que la burocracia de los sindicatos y toda la izquierda norteamericana, desde stalinistas y castristas hasta corrientes de renegados del trotskismo, apoyaron abiertamente, como lo vienen haciendo hace años, al “ala izquierda” proimperialista del Partido Demócrata y hasta se disolvieron en ella. Una izquierda fantoche de los auto-titulados “Socialistas Democráticos de América”, aliados al millonario Sanders del Partido Demócrata, el que “hablaba en nombre de la clase obrera”, terminó dando todo su apoyo para que asumiera Biden en 2020, disolviendo y desorganizando así al ala izquierda de la clase obrera y la juventud norteamericana.
Con esta abierta política de colaboración de clases, se sometió a los sectores más combativos del proletariado de EEUU al Partido Demócrata, sacándolos del combate en las calles en 2020, cuando habían rodeado la Casa Blanca y mandado a Trump a esconderse en su búnker 14 pisos bajo tierra. En ese entonces combatía el movimiento negro ante el asesinato de uno de los suyos, George Floyd, y se sublevaba la juventud y chocaba con los supremacistas blancos al grito de guerra de “¡disolución de la policía!” y “¡sin justicia, no habrá paz!”…
El reformismo, que ahora se desgarra las vestiduras porque ganó Trump, dirigido por los impostores “de izquierda” del Partido Demócrata como Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez, los sacó de las calles para que nada cambie y todo siga peor.
Con la política de colaboración de clases de hacer pasar como “progresistas” a los peores verdugos del pueblo, la clase obrera jamás podrá derrotar a Trump. Es que para combatir a todas las pandillas de Wall Street; para combatir al fascismo que está bajo su mando masacrando hoy en Medio Oriente y llenando de bases militares el planeta… hay que combatir al imperialismo.
Como denuncia el Programa de Transición de los trotskistas, la pérfida política de colaboración de clases con las burguesías que los traidores del proletariado llaman “progresistas” o “democráticas” (como lo hicieran ayer la socialdemocracia y el stalinismo bajo el nombre de “Frente Popular”), lleva al proletariado a las más crueles derrotas.
Nuestro programa plantea: “la denuncia implacable a la teoría y la práctica del Frente Popular constituye la primera condición para una lucha revolucionaria contra el fascismo”. Es que el fascismo es un arma en manos del gran capital y sale de la misma cloaca del podrido sistema capitalista y de los mismos directorios de las empresas y bancos que sostuvieron a Biden y hoy eligen a Trump.
El triunfo de Trump en las elecciones no hubiera sido posible sin la traición de la dirección de los sindicatos y de las corrientes obreras de izquierda que pusieron a la clase obrera a los pies del Partido Demócrata.
“¡Ganó la derecha! ¡Ganó la derecha!”, chilla el reformismo. Como ya dijimos, estos miserables dicen que solo Trump es la “derecha”... ¿y qué es entonces el Partido Demócrata si no es el otro puño de Wall Street que estuvo en el gobierno comandando a las transnacionales y los banqueros imperialistas que, asentados en las bases militares yanquis en el planeta y sus gobiernos y regímenes cipayos, saquean a los pueblos oprimidos y matan de hambre a su propia clase obrera?
Contra los sirvientes del régimen cesarista de los esclavistas de Wall Street y sus partidos, la juventud rebelde de EEUU, que desde hace un año está sublevada contra el genocidio en Palestina, ganó las calles el mismo día de las elecciones al grito de: “¡NI BIDEN NI TRUMP! ¡SON TODOS GENOCIDAS!”
¡ELLOS, LOS QUE DESPIDEN A BIDEN Y RECIBEN A TRUMP CON PROTESTAS EN LAS CALLES, SON LOS ALIADOS DE LOS TRABAJADORES DEL MUNDO!
Los aliados de la clase obrera norteamericana no son ni Biden ni Trump, sino los trabajadores del mundo colonial y semicolonial que el imperialismo saquea.
Sus aliados son los obreros inmigrantes a los que Trump atacará abiertamente para escarmentar a toda la clase obrera norteamericana y a sus hermanos de todo Centro y Sudamérica.
Sus aliados son los obreros de Europa en su combate por derrotar a las potencias imperialistas.
Sus aliados son los obreros chinos esclavizados, en cuyo espejo se deben mirar todas las capas de la clase obrera norteamericana…
¿Por qué la izquierda reformista mundial presenta como “progresivo” a su aliado Biden? Ni más ni menos porque ya hace décadas que dejaron de combatir por la revolución socialista y solo proponen “un futuro comunista” no se sabe para qué siglo. Mientras tanto, someten al infierno de sus verdugos a la clase obrera norteamericana y mundial.
De esto se trata el rol de las aristocracias y burocracias obreras, que de forma miserable viven de las monedas que se caen del saqueo del mundo semicolonial.
Los desechos del stalinismo y de renegados de la IV Internacional buscan aquí y allá en todo el mundo, a burgueses “progresistas” y “benévolos” a los cuales apoyar. La tragedia es que la clase obrera es obligada a relegar su programa, sus demandas y necesidades en aras de alianzas con las pandillas “democráticas” o “progresivas” de la burguesía y el imperialismo, cuando son estas las encargadas de desorganizar y desviar las ofensivas revolucionarias de masas con “cantos de sirena”, para que luego el sable de los generales o el terror fascista imponga derrotas estratégicas al proletariado.
En EEUU y a nivel internacional el combate es por conquistar una estrategia proletaria independiente. En la clase obrera norteamericana están las más grandes reservas del proletariado mundial para terminar con este sistema de esclavitud asalariada que amenaza con llevar a la civilización entera a la barbarie.
Enormes conflagraciones de clases, también en los países centrales y en EEUU en particular, definirán el curso de la lucha de clases en el próximo período. Es que la alternativa de victoria de la revolución socialista o guerra se pone cada vez más a la orden del día, como lo vemos hoy en Palestina con el genocidio a manos del sionismo y en la nación ucraniana ocupada por el gendarme Putin. Está en manos del proletariado impedir una nueva catástrofe.
El último capítulo de esta historia no está escrito, sino que se terminará de escribir en los combates de clase a nivel internacional y en especial al interior de la bestia imperialista yanqui. Un Estados Unidos socialista surgirá sobre la derrota de las fuerzas contrarrevolucionarias fundamentales del orden capitalista-imperialista mundial. Sin ninguna duda, un Estados Unidos socialista será la única salida favorable a los explotados de ese país y del mundo entero… Si no, vendrá el fascismo, la guerra y la contrarrevolución.
Colectivo por la Refundación
de la IV Internacional / FLTI |