Venezuela - 18 de febrero de 2018
A propósito del papel de China y Rusia en Venezuela
Putin y Xi Jinping se ven en el espejo de Maduro y se disciplinan a Trump
Algunas corrientes de la izquierda mundial como el PO de Argentina plantean que China y Rusia le disputan Venezuela a Trump.
Esto es mentira. Los Estados de China y Rusia son acreedores menores de Venezuela y sus monopolios estatales tienen inversiones en petróleo. A China, Venezuela le debe aproximadamente US$ 30 mil millones y a Rusia, US$ 10 mil millones.
Venezuela es zona de influencia del imperialismo yanqui. Es el mayor acreedor (5 bancos y fondos de inversión de Wall Street, como Goldman Sachs y Blackrock, tienen en su poder no menos del 62% de los US$ 125 mil millones en títulos y bonos de deuda). Chevron es la transnacional petrolera con más negocios en ese país.
Estados Unidos es, por lejos, el mayor abastecedor y comprador de Venezuela en el comercio mundial, y la potencia imperialista que domina militarmente América Latina. Desde sus 9 bases militares en Colombia y las de Curazao y Aruba, tiene Venezuela a tiro de un ataque directo.
Aunque tengan deuda de Venezuela e inversiones estatales en ese país (la petrolera rusa Rosneft incluso posee el 49% de CITGO, la filial norteamericana de PDVSA), las burguesías de Rusia y China son esencialmente burguesías nativas como la boliburguesía. Al igual que las burguesías de las semicolonias, no tienen capital financiero propio ni zonas de influencia. Sus bases militares en el extranjero se cuentan con los dedos de una mano.
La importantísima diferencia con la boliburguesía es que, frente al imperialismo, Putin y Xi Jinping tienen una independencia política mucho mayor que Maduro, porque China y Rusia no son aún semicolonias sino ex-estados obreros devenidos en países capitalistas semi-independientes no colonizados por el imperialismo… por ahora.
Lejos de los que afirma el Partido Obrero, Rusia y China no son depredadores sino la presa. EE.UU, Francia-Alemania, Inglaterra y Japón se las disputan como el verdadero botín de la guerra comercial.
En Venezuela, Putin y Jinping están disciplinados a Trump. La banca rusa se sumó al bloqueo financiero a PDVSA por temor a las sanciones yanquis y China dijo que sólo espera seguir cobrando su deuda. Son burguesías nativas cobardes que se ven el espejo de Maduro y la boliburguesía.
Efectivamente. Uno de los planes que contempla Trump para quedarse con China y Rusia es el que están aplicando en Venezuela: comprarse a un sector de la casta de oficiales de las FF.AA. para que derroquen a los gobiernos de las burguesías nativas y que le entreguen, ya de forma directa, sin intermediarios, los hidrocarburos y la industria militar de Rusia y el enorme reservorio de mano de obra esclava y el mercado de 400 millones de consumidores de China, que es lo que busca el imperialismo en esos países.
Presentar a China y Rusia como potencias que vienen a disputar el “patio trasero” yanqui es un engaño miserable a los trabajadores, que sólo puede disminuir y relativizar el peso del imperialismo yanqui como el verdadero gran enemigo de la clase obrera y los explotados de América.
Un engaño que no hace más que tirarle tierra a los ojos de la clase obrera explotada y hundida en la miseria de Venezuela, que pretende dejar al imperialismo como la salvación de las penurias la represión y el hambre que sufren los explotados, “con ayuda humanitaria” y un gobierno “democrático” e imponer un régimen bonapartista que termine de aplastar a las masas venezolanas para que el imperialismo se quede con todo, China , Rusia y declararle la guerra a los explotados de América Latina