5/3/2014
Desde hace semanas, las movilizaciones de las clases medias en las grandes ciudades, que fueron reprimidas por la policía y las bandas del gobierno, con un saldo de más de 10 muertos, cientos de heridos y detenidos, vienen convulsionando a Venezuela, donde se ha abierto una verdadera crisis política. El reformismo y la izquierda de renegados del trotskismo pintan una situación en la que proclaman la existencia de un “golpe de estado de la derecha contra Maduro”. Para algunos hay condiciones para ello y para otros todavía estas condiciones no están. Pero para todos, Maduro es “inconsecuente” en “enfrentar a la derecha”. Todos buscan poner a la clase obrera como fuerza de presión para que Maduro contenga a la derecha. Por ello esta izquierda afirma que Maduro le “capitula” a la derecha. Esto es envenenar la conciencia de la clase obrera mundial y atarle las manos al proletariado venezolano para que no pelee por sus demandas. Paralizar las fuerzas del proletariado, impedir que irrumpa con sus demandas actuales y enfrente el ataque de Maduro y los “bolivarianos” es crear las condiciones para que hoy levante cabeza la “derecha”, y para que inclusive se preparen nuevas intentonas golpistas en el futuro.
Como a un “limón exprimido”, Obama y Capriles sostuvieron al gobierno de Maduro y de la boliburguesía millonaria para que ataque duramente a la clase obrera y a las masas empobrecidas La farsa de la “revolución bolivariana” fue para expropiar la verdadera revolución obrera y campesina que estalló al inicio del siglo XXI en todo el continente, y una vez que lo logró ha transformado a Venezuela en una verdadera “colonieta” del FMI. La reciente reunión de la CELAC en La Habana, de los gobiernos del ALBA, el Mercosur y el TLC, comandada por la ONU y el FMI, fue para fortalecer a los gobiernos latinoamericanos para que redoblen el ataque contra las masas a cuenta de las transnacionales, Wall Street y las potencias imperialistas. El “Socialismo del siglo XXI” significa U$S 105 mil millones de deuda externa con el FMI y los buitres imperialistas. En 2014 Maduro debe pagar U$S 15.500 millones. Para ello impusieron 20% de desocupación crónica, 60% de inflación, devaluación para saquear el salario obrero y triplicar las superganancias de los importadores, tarifazos, congelamiento de salarios, desabastecimiento de alimentos e insumos básicos de las masas, derrumbe del 30% de la productividad petrolera, militarización de fábricas, represión y cárcel para los obreros y campesinos pobres que luchan. Los explotados deben hacer colas durante horas para intentar conseguir papel higiénico o jabón, mientras los boliburgueses, devenidos en una “patria importadora”, hacen fabulosos negocios con el dólar asociados a las grandes cadenas alimenticias y a las cerealeras ¡Ellos son la “inflación”! Con el control del gobierno, liquidan dólar a 6.6 bs. y venden mercadería a 75 u 80 bs. Es que en la Venezuela bolivariana, como en todo país semicolonial, la fracción más importante de la burguesía es el imperialismo. Los bancos, las industrias, las importaciones, etc. están bajo su control. La casta de oficiales de las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas (FANB), pilar del Estado burgués, es la junta de gerentes administradores del imperialismo a cambio de una parte de los negocios.
Con el crac económico, el Pacto Maduro-Capriles entra en crisis. La burguesía bolivariana no terminaba de festejar las resoluciones proimperialistas de la cumbre de la CELAC en La Habana, donde todos aplaudieron la restauración capitalista en Cuba -que configura el golpe contrarrevolucionario más duro al proletariado y las masas del continente-, que en Venezuela se abrió una crisis política de enorme magnitud. Desde el 12 de febrero, decenas y decenas de movilizaciones en las principales ciudades –marchas estudiantiles en un comienzo, y con el correr de los días cada vez más masivas- vienen sacudiendo el país, enfrentándose a la policía y a las bandas armadas del gobierno, con muertos, heridos y detenidos. En esta situación Leopoldo López se montó sobre las movilizaciones, que son la expresión de que el pacto Maduro-Capriles entró en crisis y ya no contiene a las clases medias y que a su vez el imperialismo prepara nuevas alternativas políticas, puesto que intuye que a Maduro le queda “poco jugo” y teme que éste no pueda terminar de pasar el ataque liquidando el subsidio al combustible. Si la burguesía no cierra rápidamente estas “divisiones en las alturas”, puede terminar abriendo la puerta a una irrupción de la clase obrera como en el Caracazo. La crisis política está en pleno desarrollo. Maduro le exige a Capriles que cumpla con lo pactado, que se haga responsable de la situación y saque a las clases medias de la movilización callejera. Capriles mostró desde el primer momento su voluntad de mantener el pacto pero no puede controlar las movilizaciones. Ahora Maduro saca la “bandera blanca” y llama a una mesa de diálogo por la “Paz” con la “derecha” que ellos llaman “golpista”, mientras a la clase obrera le ofrece más represión y miseria. No es de extrañar que Maduro proponga un abrazo con los “López” para intentar cerrar la crisis política con un nuevo pacto que pueda contener esta nueva fuerza opositora, si ayer Chávez se abrazaba con Uribe en la Unasur sobre la base de la masacre de la resistencia colombiana. También se abrazó a Obama, al que llamó a votar y se abrazó con los gusanos de Miami junto a Castro para la restauración capitalista en Cuba. Para combatir por el salario y el trabajo digno, contra el desabastecimiento, la carestía de la vida y contra el FMI: Ante la catástrofe que impuso el sometimiento de la nación al imperialismo -que viene a por todo y que hace jugar a todos sus agentes para conquistar sus objetivos- la clase obrera debe dar una respuesta. Lo que está en cuestión en la actual crisis política es qué clase y qué alianza de clases dan una salida a la Venezuela completamente sometida al imperialismo. Es decir, si la salida la da una alianza de la burguesía bolivariana y sus FF.AA. aplastando definitivamente al movimiento obrero y al resto de los explotados, garantizando una transición ordenada electoral a un nuevo gobierno en 2015. Si la dan otras variantes de alianzas reaccionarias, apoyadas en las clases medias arruinadas también bajo la dirección del imperialismo. O si es la clase obrera, como caudillo de las clases medias pauperizadas y los explotados, la que da una salida, expropiando al imperialismo y la burguesía nativa y demoliendo al estado burgués con la revolución proletaria. La tarea del momento es refundar la UNT sin burócratas para romper con la burguesía e imponer la ¡HUELGA GENERAL! La clase obrera es la única que puede dar una salida favorable para las clases medias arruinadas y los campesinos pobres. El proletariado debe irrumpir con sus demandas de trabajo, pan, contra la inflación y la devaluación, por la libertad de sus presos, y en ese combate derrotar el ataque de Maduro, aplastar a la reacción de los “López”, romper con el FMI y Wall Street expropiando a la boliburguesia, a la oligarquía de Capriles y López y a los banqueros imperialistas. Una enorme tensión entre las clases se respira en las calles de Venezuela. Se ha abierto una crisis política; ninguna de las clases y sectores de clases puede convivir en paz. Bajo los golpes del crac, la crisis política ha llegado a las calles y es allí donde se resolverá. Las corrientes de la izquierda mundial se han dividido. Algunas de ellas desde el FSM proclaman lealtad absoluta a Maduro y que la clase obrera debe morirse de hambre, comer cada dos días y perder todas sus conquistas en aras de sostener al gobierno “bolivariano” que la ataca duramente todos los días. Otras corrientes de la izquierda proclaman que la “clase obrera debe intervenir de forma independiente”… ¿Cómo?, preguntamos nosotros… ¿harán un nuevo partido? ¿Se presentarán a elecciones como el FIT en Argentina y prometerán resolver semejante catástrofe con leyes?… la crisis ya esta aquí, el crac ya está aquí. Si el proletariado no irrumpe de forma independiente con sus demandas de lucha, con el método de la Huelga General, nadie le podrá disputar las calles a López y dividir a las clases medias arruinadas. Para ello la clase obrera debe derrotar el ataque de Maduro que es quien encabeza la guerra del FMI y Wall Street contra la clase obrera y la nación oprimida.
El pacto Maduro-Capriles, un régimen bipartidista de la Constitución Bolivariana que en 2013 y principios de 2014 lanzó un brutal ataque al pueblo Contra todo el engaño del FSM, que denunciaba que el gran enemigo de los explotados eran Capriles y la MUD, la crisis económica y social demostró que durante el 2013 hubo un gran acuerdo en toda la burguesía, garantizado por las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas: la clase obrera y los explotados deben pagar la ruina de la nación provocada por el saqueo imperialista. La base de esto fue el pacto Chávez-Capriles quienes bajo el mando de Obama –al que ambos llamaron a votar- reflotaron en base a la Constitución Bolivariana una suerte de régimen bipartidista con una “oposición” fuerte ante las masas. La muerte de Chávez había ocurrido en momentos en que importantes sectores del proletariado comenzaban a romper con él, y la burguesía utilizó su muerte para cerrar esa crisis política. Así fue que el pacto Maduro-Capriles pudo darle continuidad al plan de ataque y así sucedió. Esto fue lo que quedó claro en el 2013. En medio de un terrible crac que hundió a la nación, el gobierno del “Socialismo del Siglo XXI” le hizo vivir un verdadero infierno a los explotados. La inflación alcanzó casi el 60%, mientras se mantienen los salarios congelados desde hace 4 años. Se profundizó el desabastecimiento de alimentos, papel higiénico, arroz, pan, etc. y la especulación de la gran burguesía comercial. En Venezuela, los explotados y las clases medias dedican no menos de 3 ó 4 horas por día recorriendo supermercados y almacenes para conseguir alimento. El bolívar vale cada vez menos. La desocupación real no deja de aumentar. En las fábricas se suceden los chantajes y las suspensiones de obreros por parte de la patronal, como ocurre en las ensambladoras, donde cerca de 100 mil obreros ven amenazados sus puestos trabajo.
Octubre-Noviembre de 2013: pese a las traiciones de sus direcciones, la clase obrera venezolana presentó batalla La oleada de luchas obreras de octubre-noviembre del año pasado, cuyo punto más alto fue la heroica huelga de SIDOR, fue la posibilidad de que el proletariado rompa definitivamente con el chavismo y se ponga de pie como clase independiente, con un programa para que la crisis la paguen el imperialismo y la burguesía venezolana, los que realmente la provocaron. Ése era el camino para partir a las clases medias, ganarse a sus sectores más oprimidos y soldar la alianza obrera y popular. Contra esto, el régimen movió todas sus piezas. La burocracia de los sindicatos estatizados -con la colaboración de todos los renegados del trotskismo como Chirino en la UNT- sometió al proletariado a los “laudos” del Ministerio de Trabajo chavista y los que no se disciplinaron inmediatamente, fueron duramente reprimidos por Maduro y las FANB, con total acuerdo de la oposición burguesa de Capriles, López y Machado. Las direcciones reformistas de la clase obrera impidieron una lucha independiente y centralizada y permitieron que el régimen se fortalezca y descargara la crisis económica sobre las masas. Hoy prima la división y dispersión de las filas obreras, sometidas a una u otra fracción burguesa. Así pudo la burguesía descargar una verdadera catástrofe económica y social sobre las clases explotadas. Con el proletariado bajo la bota de los bolivarianos, los sectores más arruinados de los trabajadores sobreviviendo de dadivas y limosnas del estado y con un blindaje bonapartista del régimen dedicándole un presupuesto millonario a las fuerzas represivas bolivarianas, Maduro tiene por delante tocar la última “caja” para pagar al FMI: el subsidio al combustible, que significaría una nueva ronda de ataques, con más devaluación e inflación insoportables y un redoblado saqueo. Como ya dijimos, claro está que no queda un solo vestigio de los rasgos de nacionalismo burgués que tuvo en su momento el chavismo para expropiar la revolución, donde utilizaba la movilización de la clase obrera para regatear con el imperialismo una parte de los negocios. Maduro es ya un agente directo de las trasnacionales con quienes debe firmar nuevos y jugosos acuerdos petroleros para terminar de entregarles por completo la nación. La decadencia de Venezuela y la situación de barbarie que se les ha impuesto al proletariado y al pueblo son el precio que debe pagar la nación para mantener las fabulosas ganancias de las transnacionales y el FMI, de los boliburgueses millonarios, sus generales y la oligarquía de Capriles y López. ¡400 mil burgueses parásitos, socios minoritarios del gran capital imperialista, hunden en la miseria a 28 millones de obreros, campesinos, pequeños comerciantes y estudiantes! El que quiera saber dónde está la renta petrolera y la Reserva Federal de todos estos años de “boom”, ¡que busque en las cuentas de Wall Street, de los accionistas del Citibank, del HSBC, el Royal Bank of Scotland, de Cargill, de la Mitsubishi, Toyota, Ford, Chevrolet! ¡Que vea a los oficiales bolivarianos y a los cabecillas del “Socialismo del siglo XXI” como Rafael Ramírez, el presidente de PdVSA y superministro de Maduro, uno de los hombres más ricos de Venezuela! ¡Ellos son los verdaderos culpables de la ruina de la nación!
¿A dónde va Venezuela? La situación en Venezuela está signada por la crisis mundial imperialista que estalló en 2008. Los parásitos de Wall Street se devoraron U$S 90 billones que el trabajo humano no había producido, y le tiraron esa crisis al mundo para que éste pague el parasitismo y malos negocios de aquellos. Ante la respuesta revolucionaria de los explotados del mundo, con su vanguardia en el Norte de África y Medio Oriente -que retumbó en todo Europa y en el propio EE.UU. con el movimiento “Occupy Wall Street”-, el imperialismo reagrupó a todas las direcciones reformistas del proletariado mundial para impedir la sincronización de la revolución proletaria y para que cerquen a la clase obrera país por país para así sostener un sistema putrefacto. La consumación de esta tarea se expresó en la reunión del FSM de Túnez en 2013, a la que asistieron todos a homenajear a Chávez, apoyar a Obama y sostener el genocidio de Al Assad a cuenta del imperialismo en Siria. Una nueva ronda de la crisis económica mundial está en curso. La tendencia a la caída de la producción en China y la búsqueda de las potencias imperialistas de nuevas fuentes de mano de obra barata y esclava, empuja a nuevos procesos de relocalización de las trasnacionales. Si EE.UU como el gran usurero del mundo y a la vez deudor, no le da respiro -junto con Alemania-, a las potencias imperialistas menores como España, Grecia, Portugal, Italia, etc., que quedaron en crisis por el crac de 2008, será mil veces más implacable con los países semicoloniales para cobrarles la usura. El plan de Maduro es llegar a las elecciones de 2015 habiendo descargado todo el ataque sobre las masas. Si finalmente a Maduro “no le quedara más jugo” y el pacto con Capriles no pudiera resolver la crisis política, no se puede descartar que las FF.AA. “bolivarianas”, que están llenas de masacradores del Caracazo, de golpistas del 2002, de asesinos de la clase obrera, saquen un “pronunciamiento” e impongan un gobierno de transición de Cabello (Presidente de la Asamblea Nacional y principal hombre de la oficialidad de las FF.AA.) “hasta nuevas elecciones”. Tampoco podemos descartar que la oficialidad, a cuenta del imperialismo, termine por sacar a López de la cárcel si es necesario y ponerlo al frente de la nación. Las FF.AA. son “bolivarianas” en tanto y en cuanto esta estafa les sirva para mantener sus negocios. Insistimos, todas estas variantes están al servicio de Obama, el FMI y Wall Street. Mientras más avance Maduro en su plan de ataque proimperialista, mientras más se profundice la crisis social y el proletariado permanezca sometido a la colaboración de clases con el gobierno, más se fortalece la preparación de nuevas variantes reaccionarias del capital financiero, que el día de mañana puedan ser utilizadas por el imperialismo para dar verdaderos golpes de estado, si lo considera necesario. Es la política de frente popular y colaboración de clases la que le prepara el camino a la contrarrevolución y a nuevos golpes bonapartistas. HAY QUE REFUNDAR LA UNT SIN BURÓCRATAS SINDICALES COLABORACIONISTAS PARA ROMPER CON LA BURGUESÍA BOLIVARIANA La vieja oligarquía de López y Capriles levanta cabeza porque Maduro, bajo las órdenes del FMI, ha sometido y atacado brutalmente a la clase obrera Para restablecer la alianza obrera y popular, la clase obrera debe salir a luchar por sus demandas, que son las de todo el pueblo explotado y de la nación oprimida La clase obrera debe levantar sus propias reivindicaciones que son las de todas las clases explotadas de la nación. Las fuerzas burguesas y el imperialismo vienen a por el “gasolinazo”. Mantienen sus negocios con las cerealeras y las cadenas comerciales. Los banqueros se siguen llevando la renta petrolera y el FMI sigue cobrando. ¡Basta ya! ¡Basta de laudos! ¡Fuera el Ministerio de Trabajo de las organizaciones obreras que mantiene congeladas nuestras convenciones colectivas! ¡Aumento general de salario indexado al costo de vida y la inflación! ¡Escala móvil de salarios y horas de trabajo y un turno más en todas las fábricas para imponer trabajo para todos! ¡HUELGA GENERAL! Hay que terminar de sepultar la mentira chavista. Fue el Caracazo de 1989 quien enfrentó al FMI. Fue esa alianza obrera y campesina, junto a las clases medias arruinadas de la ciudad, la que aterrorizó al imperialismo, y no ese charlatán de Chávez y su oficialidad, que masacraban a miles de explotados. Esa es la alianza que debe volver para enfrentar la catástrofe actual con un nuevo Caracazo. Durante todos estos años de charlatanería, Chávez insultaba a Bush mientras le vendía el petróleo con el que funcionaba el aparato militar yanqui que ocupaba y masacraba Irak y Afganistán, mientras la boliburguesía se llenaba los bolsillos ¡Ésa es la estafa de la “revolución bolivariana”! El camino que deben seguir las masas venezolanas lo marcaron los explotados de Brasil, que en junio de 2013 ganaron las calles contra Dilma y el saqueo imperialista. Y cuando sus direcciones de la CUT y también de la Conlutas y la izquierda reformista quisieron montarse en su lucha, las masas proclamaron “No nos representan” y expulsaron a esos sirvientes de sus movilizaciones. En Venezuela hay que seguir ese mismo camino: ¡la dirección de la UNT y la izquierda reformista “no nos representan”! Es la clase obrera la única que puede darle una salida a los explotados de la nación, porque es la única que puede dirigir la lucha por romper con el imperialismo. El movimiento estudiantil se encuentra manipulado por fracciones burguesas reaccionarias porque el proletariado no le puede demostrar en las calles que puede llevar sus demandas al triunfo, y con ello dividir al movimiento estudiantil y que sus sectores progresivos se unan a una lucha verdaderamente antiimperialista. La clase obrera puede demostrar cómo terminar rápidamente con la falta de alimentos y la carestía de la vida, garantizándole a las clases medias arruinadas, expropiando a los banqueros, imponiendo la apertura de los libros de contabilidad de las cadenas comerciales, controlando el comercio exterior y rompiendo con el FMI, la resolución de todos sus padecimientos. Para romper con el imperialismo la clase obrera debe romper todo sometimiento a la burguesía bolivariana y sus instituciones ¡Basta de que nuestras organizaciones de lucha estén a los pies de nuestros enemigos de clase! Ayer la izquierda reformista llamó a juntarle 10 millones de votos a Chávez, hoy se trata de sublevar a más de 10 millones de obreros para intervenir como clase en la crisis política actual y enfrentar esta catástrofe de hambre y miseria inaudita, para volver a ponernos de pie contra el imperialismo y sus lacayos. La clase obrera debe ponerse de pie: La clase obrera debe ponerse de pie: La clase obrera debe ponerse de pie: Para imponer este camino urgente, la tarea del momento es recuperar la UNT y las organizaciones de lucha para nuestra clase, sobre la base de la más amplia democracia obrera e independencia frente al Estado. Hay que convocar de inmediato UN GRAN CONGRESO DE DELEGADOS DE BASE DE TODO EL MOVIMIENTO OBRERO PARA REFUNDAR LA UNT. El régimen ha descargado la más brutal represión contra nuestras luchas y la persecución de nuestros mejores compañeros. El sicariato actúa impunemente en el campo y la ciudad. Las milicias bolivarianas están para cuidar la propiedad de los capitalistas. Para defendernos organicemos los Comités de Autodefensa obreros y populares. No permitamos que los compañeros de CIVETCHI continúen presos ni un día más. ¡Basta de persecuciones a los luchadores obreros! ¡Libertad inmediata a todos los presos por luchar! ¡Desprocesamiento de todos los luchadores obreros y populares! ¡Abajo las leyes antiterroristas y antihuelgas! La clase obrera es la que puede garantizar los más elementales derechos democráticos como la libertad de reunión y de prensa que el chavismo aplasta.
La clase obrera de Venezuela necesita una dirección revolucionaria: En todos estos años, los renegados del trotskismo de la UIT, la LIT, el SWP norteamericano, etc., demostraron ser sirvientes del chavismo y las burguesías “bolivarianas”. Pintaron al comandante Chávez como “antiimperialista” y “socialista”, y algunos, como Allan Woods (de “The Militant”), se animaron a regalarle el Programa de Transición de la IV Internacional. Ellos han reunido congresos internacionales como el CONCLAT, el ELAC, etc. para votar el apoyo a los gobiernos “bolivarianos” del continente, como en Bolivia, donde fundaron el Partido de los Trabajadores con la burocracia de la COB, que terminó apoyando a Evo Morales para las próximas elecciones. Ellos han festejado el triunfo de Obama contra el Tea Party en Estados Unidos. El único partido que ya probó su programa de combate contra el stalinismo y la conciliación de clases es la IV Internacional de 1938. Ése es el partido que la clase obrera venezolana necesita. Un partido revolucionario e internacionalista que le marque con claridad quiénes son sus aliados y quiénes sus enemigos. Un partido irreconciliable con el chavismo, el castrismo y los agentes de la burguesía. Un partido que enfrente la restauración capitalista en Cuba y que luche por el triunfo de la revolución socialista en todo el continente. Un partido que salde cuentas con la izquierda sirviente del ALBA y los hermanos Castro: ese partido es la IV Internacional refundada bajo su programa revolucionario de 1938. La teoría programa de los renegados del trotskismo conlleva a la colaboración con la burguesía, a someter al proletariado a sus verdugos. Obligan al proletariado venezolano a suspender su lucha contra los patrones y el gobierno que los ataca en aras de “derrotar” a la “derecha golpista” de Capriles y López. El proletariado así debe mantener sus manos atadas y la burguesía dirimir quién es el que más le pega y ataca sus intereses. Pero la última palabra no está dicha. La clase obrera del Caracazo, que fuera la primera chispa que incendio América Latina contra el saqueo del imperialismo y el FMI a fines de los ‘80, puede volver a encenderse nuevamente. Nadie puede asegurar que no vaya a ser así.
Liga Comunista de los Trabajadores de Venezuela,
|