03/03/2014

La crisis mundial imperialista
y la bancarrota de la Venezuela bolivariana bajo la bota del FMI

Hoy Venezuela está pagando el brutal saqueo de la renta petrolera, casi exclusiva fuente de riqueza de la nación, al servicio de los banqueros de Wall Street y las trasnacionales. Así el chavismo y los bolivarianos, encabezaron este ataque junto a las Exxon, Conocco Philips, British Petroleum, Total, etc. y con los grandes bancos imperialistas. La riqueza venezolana terminó en las bóvedas de la banca norteamericana, en los paraísos fiscales de El Caribe y en las mansiones de Miami de los bolivarianos. Rafael Ramírez, presidente de PdVSA y el hombre más rico de Venezuela, es el arquetipo del boliburgués que se enriqueció bajo el chavismo.
La Revolución Bolivariana fue la supervivencia del capitalismo semicolonial venezolano, cada vez más decadente y más sometido al imperialismo. La Venezuela actual presenta un cuadro de miseria, atraso y una profunda descomposición de sus fuerzas productivas a causa del saqueo imperialista luego de 15 años del “Socialismo del Siglo XXI”.

El robo de la renta petrolera y la decadencia de las fuerzas productivas en Venezuela

Durante la presidencia de Chávez las petroleras extranjeras repatriaron impunemente las ganancias a sus casas matrices sin reinvertir en nuevas exploraciones. Mientras, las “nacionalizaciones” fueron hechas con indemnizaciones que superaban ampliamente el valor real de esas empresas. Inclusive hoy Conocco y Exxon amenazan con quedarse con las refinerías que PdVSA tiene en Estados Unidos, como indemnización por la ruptura de sus contratos en 2007-2008.
Otra enorme porción de la renta petrolera terminó en las bóvedas de la banca imperialista de Wall Street mediante el cobro de la deuda externa, que durante el chavismo se triplicó y se pagó religiosamente. Solamente  desde el 2003 la deuda externa bruta total saltó de 40.456 a 105 mil millones de dólares. Hoy Maduro se apresta a pagar U$S 15.500 millones al FMI. Desde 2003, cuando Chávez aplicó el control de cambio de divisas, la burguesía y el imperialismo fugaron capitales por el valor de U$S 150 mil millones.
Los bancos imperialistas en el año 2010 ganaron un 60% más que en el 2009. En el 2011 sus ganancias se incrementaron en un 70% con respecto al año anterior, y en el 2012 este aumento fue del 98%.
El resultado de este saqueo fue la decadencia de toda la infraestructura y la industria ligada al petróleo, que se hizo particularmente aguda a partir del inicio de la crisis económica mundial en 2008. Desde entonces, la renta petrolera de Venezuela -casi exclusiva fuente de riqueza- no ha hecho más que caer abruptamente. El precio del barril de petróleo bajó un 40%, y en el último año Estados Unidos –su principal comprador- redujo sus compras en un 40%. Pero el principal problema es la caída en un 30% de la producción petrolera a causa de la completa decadencia de la infraestructura del parque petrolero venezolano y sus industrias subsidiarias. Debido al saqueo de la renta por parte de las transnacionales y la “boliburguesía”, que se llevaron los dólares que hoy escasean, las inversiones para renovar la maquinaria necesaria para extraer y procesar el arcilloso petróleo venezolano nunca se realizaron.
La crisis actual de PdVSA, con su sideral endeudamiento de U$S 55 mil millones, es todo un símbolo de esta decadencia; al igual que la de la industria petrolera y las ramas afines -cementeras, siderúrgicas  de tubos sin costura, etc.- que ha quedado obsoleta a causa de la enorme desinversión.
Pero donde más se evidencia la decadencia de Venezuela es en la situación de la principal fuerza productiva de la sociedad: la fuerza de trabajo del hombre. Las corrientes chavistas se jactan de que la Revolución Bolivariana les dio dignidad a los 2 millones de obreros desocupados que había a comienzos de la década del 2000. Dicen que hoy la desocupación ronda el 6 ó 7 %. Cuánto cinismo. Más del 40% del proletariado venezolano se encuentra trabajando en negro, e inclusive muchos de ellos sin un trabajo estable o informal. ¡Y la estadística oficial considera empleado a todo trabajador que haya trabajado al menos una hora durante la semana anterior, con o sin pago! Esta catástrofe social ha llevado a una franja de las masas a una pobreza extrema.
¡Ni siquiera durante el boom petrolero la burguesía nativa ha podido darles a sus esclavos el derecho a ser explotados!
Mientras tanto, los trabajadores ocupados ganan la miseria de un salario mínimo de 2.900 Bs. cuando la canasta básica cuesta alrededor de 3.500 Bs., la media es de 4.000 Bs. y la familiar está sobre los 5.000 Bs.

Como en el Pacto de Punto Fijo, las transnacionales y la burguesía nativa hacen millones a costa del hambre y la miseria de los trabajadores y el pueblo

Maduro afirma que enfrenta una “guerra económica de la burguesía y el imperialismo para desestabilizar su gobierno e impedir el tránsito al socialismo”. Un disparate. La única guerra declarada en Venezuela es la que lanzaron Obama, Maduro, Capriles y toda la burguesía contra el pueblo, para que paguen la bancarrota del capitalismo semicolonial venezolano.
Al compás de la caída de la renta petrolera -que provee más del 90 % de las divisas a Venezuela-, Chávez y Maduro vaciaron las arcas del Estado con el pago de la deuda externa a la banca internacional y las indemnizaciones a las transnacionales por las “expropiaciones socialistas”. El pago de la fraudulenta deuda externa que constituye una pesada carga sobre las espaldas de los explotados, y que demuestra la total sumisión de los bolivarianos al imperialismo.
La emisión de enormes cantidades de billetes sin respaldo en riqueza material -para cubrir los déficits generados por el saqueo de la nación- pulverizaron el valor del bolívar y el poder adquisitivo del pueblo.
En esta situación, las pandillas rapaces del gran capital han provocado una brutal inflación del 56 %, que liquida el salario de la clase obrera. Las transnacionales y la burguesía comercial-importadora reciben los dólares que les otorga el gobierno a Bs. 6,30 (valor oficial del dólar). Así importa las mercancías que Venezuela no produce y que las masas consumen, las acapara y remarca los precios a los niveles del dólar del mercado negro, hoy entre Bs. 75 y 80. En un país que importa el 70 % de lo que consume, la escasez y las penurias del pueblo son un negocio formidable para la burguesía.
En enero pasado, Maduro aplicó una nueva devaluación que llevó el dólar a 11 bs. para todos los bienes que no sean alimentos y medicinas. En las últimas semanas, tanto maduro como Rafael Ramírez reconocieron la necesidad de eliminar el subsidio a la gasolina, con lo que buscan ahorrarse U$S 12 mil millones. La reducción y eliminación de subsidios significará un brutal tarifazo contra el pueblo.
Es claro que todas las pandillas burguesas se enriquecen succionando hasta la última gota de una Venezuela que se desangra. La carestía de la vida, la brutal inflación, los paquetazos de medidas antiobreras, la militarización y la represión a los trabajadores atestiguan que las condiciones que hoy padecen las masas en Venezuela son, 25 años después, las mismas o peores que impusieron los gobiernos de Caldera y Pérez bajo el régimen del Pacto de Punto Fijo para aplicar el plan del FMI.