12/05/15
VENEZUELA
El 16 de abril los sicarios de la burguesía asesinaron a otro dirigente obrero venezolano. En el Estado de Barinas, que gobierna Adán Chávez -hermano del difunto Hugo Chávez-, las bandas de la burocracia sindical chavista acribillaron a Ramón Jiménez, presidente del Sindicato Revolucionario de la Construcción Unete, mientras almorzaba con dos compañeros suyos.
Esta muerte se sumó a la de Kluivert Roa, joven estudiante de 14 años en San Cristóbal a manos de la Policía Nacional Bolivariana, y de otros dos jóvenes activistas estudiantiles, uno en Táchira y otro también en La Guajira, que fueron hallados atados con un disparo en la cabeza cada uno, un accionar típico de las bandas paramilitares.
En La Guajira, en la frontera norte con Colombia, los soldados del Ejército asesinaron en febrero al joven liceísta wayúu de 17 años, Joander Escacio Palmar, con un tiro de fusil AK por la espalda. Los campesinos respondieron quemando dos camiones del ejército. Allí el Ejército bolivariano actúa como tropas de ocupación contra los campesinos wayúu, a los que asesinan, persiguen y hostigan. En La Guajira denuncian que con Joander son 16 los wayúu asesinados por el Ejército. Así actúan todas las fuerzas represivas del Estado en todas las zonas militarizadas fronterizas con Colombia, donde los oficiales dirigen el contrabando de gasolina.
En Mérida, se encuentra desaparecido desde el 27 de febrero Alcedo Mora, un dirigente popular chavista crítico a Maduro, que venía denunciando mafias del contrabando de combustible y gas en PDVSA en ese Estado, y el desvío de fondos y del 80% de los materiales destinados a la construcción de viviendas obreras y populares para financiar la campaña presidencial de Chávez en 2012, allí en el Estado Mérida. Horas antes de su desaparición, él mismo advertía en un mensaje de texto que estaba siendo buscado por el SEBIN, el siniestro Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional.
Las organizaciones obreras y los organismos de DD.HH. de Venezuela denuncian centenares de asesinatos y desapariciones de dirigentes y activistas obreros, campesinos y estudiantiles, que se vienen produciendo al menos desde 2003, y que desde los últimos años del gobierno de Chávez hasta hoy no han hecho más que aumentar. Es una campaña criminal de exterminio físico selectivo de dirigentes obreros, campesino y estudiantiles, unánime entre la MUD y FEDECAMARAS, y con la total aprobación de Obama y las transnacionales, llevada a cabo por el Ejército, la Guardia y la Policía Nacional Bolivariana, y las bandas paramilitares de los servicios de inteligencia del SEBIN y la burocracia sindical, y de los ganaderos en el campo.
Estos asesinatos -una verdadera represión estatal ilegal contra la lucha de los explotados- completan la política centralizada desde el gobierno y el Estado Mayor venezolano -bajo la dirección de la embajada yanqui- de militarización de las fábricas en lucha y el encarcelamiento de los luchadores obreros y populares. Hoy hay no menos de 10 obreros encarcelados, entre ellos los compañeros de SIDOR, Ferrominera, CIVETCHI, Alentuy, etc. con cargos falsos inventados por las fiscalías y los tribunales de la República Bolivariana, en total connivencia con el SEBIN.
Y mientras la banda de hombres armados del Estado bolivariano reprime, desaparece y asesina a los luchadores, Maduro llama a Obama a la paz y discute sus asuntos con Shannon -encargado de la diplomacia yanqui para América Latina-, que estuvo en Venezuela invitado oficialmente por el gobierno. El imperialismo y la MUD, que condenan el encarcelamiento de los oligarcas López y Ledezma, aprueban con cínico silencio esta verdadera “guerra sucia” contra la clase obrera y el pueblo.
Eso es el pacto continental de los bolivarianos con la “derecha” del TLC y Wall Street, ese pacto político que Chávez selló con un abrazo con Uribe en 2008, luego del asesinato de la dirección de las FARC, planificado y dirigido desde las bases yanquis en Colombia. Los trotskistas denunciamos que estas bases son las que monitorean la represión a los explotados venezolanos, en contacto permanente con el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas, esa oficialidad contrarrevolucionaria que asesinó a más de dos mil trabajadores hambrientos en el Caracazo.
Ésta es la patria de la Revolución Bolivariana, un verdadero infierno para los explotados. Ante semejante ataque contra la clase obrera, la izquierda venezolana levanta -tal como hizo en el Encuentro de Trabajadores de Valencia- la política de exigirle a Maduro, al mismísimo jefe de la banda de los carceleros y represores, que cese la represión, que detenga a las bandas paramilitares y libere a los presos. Su programa es poner a la clase obrera bajo la protección del gobierno asesino de Maduro, que los trabajadores se encomienden a sus verdugos. ¡Basta! ¡La clase obrera venezolana debe ponerse de pie! ¡Hay que luchar por la inmediata organización de la autodefensa obrera y campesina!
¡Abajo el sicariato y la represión a los trabajadores, campesino y estudiantes!
¡Aparición con vida de Alcedo Mora! ¡Libertad a los dirigentes obreros y populares presos!
¡Disolución de la Guardia y la Policía Nacional Bolivariana y del SEBIN!
¡Desde todas las organizaciones obreras combativas hay que conformar inmediatamente los comités de autodefensa de nuestras luchas y de los compañeros amenazados!
¡Disolución de la casta de oficiales de las FANB! ¡Comités de soldados rasos para negarse a reprimir al pueblo!
¡Tribunales obreros y campesinos para juzgar a los asesinos de nuestros compañeros!
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