El 18/4 los refugiados vienen de realizar una revuelta en uno de los campos de inmigrantes (Vial) en la isla de Chios, Grecia. La revuelta comenzó cuando se supo la muerte de una refugiada iraquí de 47 años que presentaba síntomas de COVID-19 y fue hospitalizada y analizada. Las autoridades dijeron que el test dio negativo, pero aún así quedaron muchas dudas. Es que, aun si diera negativo, el Coronavirus está a la vuelta de la esquina y si llega a entrar al campo de refugiados de Vial, el contagio será masivo y las consecuencias serán fatales. Los refugiados arremetieron contra las instituciones del gobierno en el campo quemando las instalaciones. La respuesta fue una brutal represión por parte de la policía y detenciones de refugiados.
La revuelta fue porque cada refugiado en Chios se vio en el espejo de la refugiada fallecida. Cualquiera puede contagiarse en esa verdadera cárcel a cielo abierto que son los campos de refugiados. Vial fue pensado inicialmente para albergar allí a unos 1000 refugiados y sin embargo hoy viven allí 5000.Las condiciones ya de por sí son infrahumanas, y a esto hay que sumarle que desde hace un tiempo se han reducido los servicios esenciales de atención médica, los elementos básicos para aseo personal como agua corriente y baños.
En total en los campos de refugiados en la parte continental de Grecia han reportado 100 muertes por COVID-19 y ya se encuentran en cuarentena.
El cierre de las fronteras de la Unión Europea ha dejado en estos últimos tres años a decenas de miles de refugiados en esos campos, viviendo en carpas de lona cubiertas con plástico y montaña de basura. Las enfermedades aumentan a diario. La salud se deteriora aceleradamente. Y ahora se suma el peligro de Coronavirus y el gobierno griego, que cuando asumió a principios del año pasado declaró su voluntad de deportar a todos los refugiados y ahora utiliza la pandemia restringiendo los accesos al campo, y con ello, reduciendo la atención médica y ayudas.
Los refugiados son el corazón de la clase obrera europea y como tales deben ser afiliados como miembros de honor de todos los sindicatos. Las centrales sindicales deben encabezar la lucha por sus derechos. Sin vivienda digna, sin trabajo digno con salario igual a la canasta familiar, garantizando la cuarentena recibiendo el 100% de la paga y en condiciones de higiene, peligra la vida de las decenas de miles de refugiados.
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25 de abril de 2020
Los refugiados en el campo de Moria (Grecia)
denuncian las condiciones infrahumanas a las que los somete la UE imperialista
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